EDITORIAL*
NEOMERCANTILISMO Y AUTORITARISMO: ¿EL COLAPSO DEL ORDEN LIBERAL?
* DOI: https://doi.org/10.18601/01245996.v27n53.01
El editorial de la Revista de Economía Institucional examina, desde una perspectiva crítica, las formas contemporáneas del neomercantilismo, el papel del Estado en la nueva geoeconomía de poder, la erosión de los marcos normativos democráticos y los dilemas morales del mundo actual. El editorial analiza de forma transversal la conexión entre política comercial, soberanía, autoritarismo y violencia, incluyendo una referencia a Gaza como enclave extremo de una economía de exterminio.
Durante décadas, la democracia liberal y la economía de mercado fueron presentadas como el horizonte inevitable del progreso global. Justo antes de la recesión de 2008, el historiador Tony Judt se preguntaba si verdaderamente podíamos estar seguros de que el remanso de "paz, democracia y libre mercado" iba a permanecer durante mucho tiempo. Ya sabemos la respuesta. Y también la causa: hemos entrado en una era del olvido, convencidos de que el pasado no tiene nada que enseñarnos. El mito ha reemplazado a la comprensión y la negación a la memoria, mientras perdemos el sentido histórico1.
Este "consenso" -reforzado por instituciones multilaterales, tratados comerciales y un imaginario compartido de crecimiento- parecía consolidarse tras la caída del Muro de Berlín. Hoy, sin embargo, ese horizonte se resquebraja. El ascenso del proteccionismo, el debilitamiento de los organismos internacionales, la instrumentalización del Estado y el crecimiento imparable del populismo autoritario cuestionan de raíz los pilares del orden liberal. Timothy Snyder dice que la historia no se repite, pero sí alecciona, y si alguna lección dejó el siglo XX es que no se puede confiar en los mercados para producir justicia y tampoco se puede confiar en los Estados para garantizarla. Y eso parece ser que es lo que está fallando en estos momentos: los mercados y los estados.
EL LEVIATÁN NEOMERCANTILISTA: PODER, IMPUNIDAD Y FRACTURA GLOBAL
En las primeras décadas del siglo XXI, el sistema económico internacional ha entrado en una fase de reconfiguración estructural que desafía los fundamentos del orden liberal global edificado tras la Segunda Guerra Mundial y consolidado tras el fin de la Guerra Fría. Esta transformación adopta una forma que evoca, aunque no reproduce de manera mimética, al viejo mercantilismo: el neomercantilismo. A diferencia del ideario liberal que subordinaba el poder político a las virtudes autorreguladoras del mercado, el nuevo paradigma sitúa al Estado en el centro de la estrategia económica, no ya como árbitro neutral, sino como agente beligerante en la competencia global por recursos, tecnología e influencia política. Este fenómeno no puede comprenderse plenamente sin considerar su íntima conexión con el deterioro de la democracia liberal y el ascenso, casi planetario, del populismo de derecha.
Este resurgir del Leviatán económico se nutre de una crisis de legitimidad del orden global posterior a 1991. La fragmentación de las cadenas de suministro durante la pandemia, la guerra en Ucrania, la rivalidad creciente entre Estados Unidos y China, y el fracaso de las instituciones multilaterales para gestionar estos desafíos han alimentado un clima de desconfianza estructural. La política económica deja de concebirse como una herramienta de bienestar universal para convertirse en un instrumento de poder nacional. El comercio, lejos de ser vehículo de integración, es ahora campo de confrontación.
El resurgir del Leviatán económico se alimenta de una crisis de legitimidad del orden multilateral, de una profunda desconfianza social hacia las promesas incumplidas de la globalización, y de una acelerada erosión de las estructuras democráticas tradicionales. La convergencia de crisis -económicas, sanitarias, climáticas, militares e institucionales- ha abierto paso a una nueva racionalidad política que ya no se articula en torno a los valores de cooperación, derechos y bienestar, sino en función de categorías como seguridad, soberanía, autosuficiencia y control.
¿Estamos presenciando el fin de un ciclo histórico o la gestación de una transformación más profunda? ¿Puede la democracia sobrevivir al embate del Leviatán económico? Las páginas que siguen no ofrecen respuestas definitivas, pero sí herramientas para pensar lo que vendrá.
La administración de Donald Trump ha sido el principal catalizador de este nuevo giro. Desde su primer mandato -y con mayor intensidad en el segundo-, ha desplegado una política comercial basada en la imposición unilateral de aranceles, la disrupción de tratados multilaterales, la manipulación del tipo de cambio y el uso instrumental del dólar como herramienta de poder. La guerra arancelaria con China -que incluyó gravámenes de hasta un 145% y una retórica de confrontación sin precedentes- no solo marcó un punto de inflexión en las relaciones económicas internacionales, sino que redefinió el papel del comercio como expresión de poder político más que de eficiencia productiva.
Pero el neomercantilismo de Trump trasciende lo económico. Se inscribe en una visión autoritaria del mundo, donde el Estado actúa como brazo ideológico de una narrativa nacionalista, proteccionista y excluyente. Esta visión encuentra eco en otros líderes que comparten su rechazo a las instituciones liberales, su desprecio por los límites constitucionales y su apego a una concepción organicista del Estado como proyección de la voluntad de un pueblo homogéneo y mítico. Javier Milei en Argentina, Viktor Orbán en Hungría, Recep Tayyip Erdoğan en Turquía, Vladimir Putin en Rusia, Giorgia Meloni en Italia, Santiago Abascal en España: todos ellos encarnan la consolidación de una nueva derecha radical que combina autoritarismo cultural, proteccionismo económico y revisionismo institucional.
El comercio se reconfigura como guerra en tiempos de paz, un síntoma del ascenso del neomercantilismo y el populismo reaccionario. Ambos fenómenos comparten una lógica estructural: surgen de la crisis del modelo liberal y aspiran a reemplazarlo por un orden basado en la fuerza, la exclusión y el repliegue soberanista. En este contexto, Europa enfrenta desafíos existenciales. Su identidad política -forjada en torno al multilateralismo, la economía social de mercado y los derechos humanos- se ve amenazada por las dinámicas del nuevo desorden mundial.
Las fragilidades del proyecto europeo, aún carente de soberanía política real, han quedado expuestas mediante: la presión estadounidense para aumentar el gasto en defensa, la dependencia crítica de insumos estratégicos, la falta de una política industrial común y las persistentes presiones migratorias.La vulnerabilidad estratégica del continente fue brutalmente develada por acciones como la ofensiva arancelaria de Trump, su menosprecio hacia los aliados europeos y su insólita propuesta de comprar Groenlandia -símbolo extremo de una lógica neocolonial contemporánea-.
Este paradigma transforma radicalmente el rol de la economía: ya no es una herramienta de bienestar colectivo, sino un campo de combate geopolítico. El Estado, lejos de limitarse a regular el mercado, lo coloniza, lo dirige y lo instrumentaliza como mecanismo de disciplinamiento social. Así, el comercio deviene en arma, la interdependencia en vulnerabilidad, y la cooperación en un relicto del viejo orden.
La guerra en Ucrania ha intensificado la crisis geopolítica. La ambivalencia de Trump frente al conflicto -desde relativizar la invasión rusa hasta condicionar el apoyo militar a Kiev- ha erosionado la cohesión de la OTAN, reavivando el temor europeo al abandono estratégico. Esta postura se integra en un proteccionismo que trasciende lo comercial: busca redefinir soberanía, hegemonía e identidad nacional. Su política exterior oscila entre agresividad simbólica y ambigüedad estratégica, ejemplificada en su actitud hacia Ucrania: minimizar la responsabilidad rusa, cuestionar compromisos de defensa colectiva e instrumentalizar el apoyo según su agenda interna. Mientras Occidente enfrenta estas fracturas, China consolida su influencia mediante rutas comerciales alternativas, acuerdos bilaterales con el Sur Global y el control hegemónico de tierras raras, insumos críticos para la transición energética y tecnológica del siglo XXI.
LA RAZÓN CERCADA
En el plano interno, la guerra cultural es inseparable de la ofensiva económica y el neomercantilismo trumpista. Esta dinámica se manifiesta en una cruzada contra las universidades del Ivy League -acusadas de propagar una ideología progresista, antinacional y elitista- que trasciende lo episódico para convertirse en una estrategia integral. Su objetivo es triple: erosionar los espacios de pensamiento crítico, deslegitimar las fuentes tradicionales de producción de conocimiento y sustituirlos por una ortodoxia ideológica afín al poder, promoviendo así una homogeneización del discurso público y consolidando una visión autoritaria del patriotismo.
Esta ofensiva cultural, intrínsecamente vinculada al proteccionismo autoritario y al populismo de derecha, comparte una matriz común: el rechazo a los límites institucionales del poder, el desprecio por la deliberación pluralista y la instrumentalización del Estado como vehículo de imposición ideológica. Así, el comercio, la cultura, la ciencia e incluso la historia se convierten en campos de batalla para la disputa por la hegemonía cultural. Ejemplos emblemáticos incluyen, además de la campaña trumpista contra las élites académicas (tildadas de traidoras a los valores patrios), las medidas de Erdoğan para silenciar a la prensa crítica y los intentos de Meloni por redefinir los contenidos escolares en clave nacionalista.
Lo que está en juego no es solo la orientación de las políticas públicas, sino la naturaleza misma de la esfera pública democrática como espacio de deliberación plural y racionalidad compartida. El desprecio por el conocimiento, particularmente el descrédito de la ciencia y las humanidades, es la piedra angular del camino que conduce al infierno. Al socavar los fundamentos de esta esfera, la ofensiva de la derecha populista busca transformar el ecosistema institucional de Estados Unidos y otros países, convirtiendo el saber -al igual que el comercio o la política- en un territorio de conquista ideológica.
GAZA
En 1936, el escritor británico Aldous Huxley escribió Ciego en Gaza2-Eyeless in Gaza-. Huxley tomó el título de un poema dramático de John Milton, "Eyeless in Gaza at the mill with slaves" (1671). El escritor pinta la Europa de los años treinta, al borde del abismo, cegada por ideologías totalitarias, una civilización que, como Sansón, ha perdido la vista y muele grano para sus verdugos. Para Huxley, Gaza no es sólo un lugar físico sino el símbolo de una derrota espiritual, de un fracaso moral.
En 1936, mientras Hitler remilitarizaba Alemania y España entraba en guerra, Gaza era un símbolo de la Madrid bombardeada, del Berlín con esvásticas, de Austria sin república y de Londres negociando con dictadores. La caída de un perro desde un avión -imagen central del relato- sintetiza el horror bélico, anticipa Guernica y despierta en el protagonista la conciencia de que Gaza no está afuera, sino en su interior.
La deriva autoritaria de Estados Unidos alcanza su expresión más brutal en Oriente Medio mediante su complicidad con el genocidio en Gaza. Según cifras oficiales actualizadas a junio de 2025, el conflicto ha causado más de 57.000 muertos (55.104 palestinos y 1.706 israelíes), siendo Gaza el epicentro de la catástrofe: el 80% de las víctimas palestinas son civiles, incluyendo al menos 17.400 niños y 10.000 mujeres (72% del total). La destrucción sistemática ha arrasado infraestructuras esenciales y segmentos vitales de la sociedad: 1.600 sanitarios, 310 trabajadores de la UNRWA (mayor cifra de muertes en la historia de la ONU), 120 académicos y 220 periodistas asesinados. A esto se suman 14.400 desaparecidos bajo escombros y 127.394 heridos - con más de 1.000 amputaciones pediátricas, el mayor registro histórico. Mientras Cisjordania (sin presencia de Hamás) reporta 905 muertos por ataques israelíes, la respuesta de la administración Trump ha consistido tanto en respaldo político incondicional como en obstrucción activa a iniciativas de alto el fuego e investigaciones internacionales.
Gaza se ha convertido en el laboratorio extremo del neomercantilismo autoritario: un espacio donde la aniquilación sistemática de civiles -legitimada como "seguridad"- opera con la complicidad de una potencia global que deslegitima el derecho internacional. La administración estadounidense sostiene una narrativa posfactual que presenta el exterminio como defensa propia, mientras el silencio cómplice de otros actores, la parálisis multilateral y la normalización mediática del horror sintetizan una degradación ética transversal a la cultura contemporánea. En este contexto, la advertencia de Timothy Snyder resuena con fuerza profética: "La posverdad es el prefascismo"3.
EE.UU., bajo Trump, no solo brinda respaldo político-militar y vetos en la ONU, sino que bloquea iniciativas de alto el fuego e investigaciones internacionales, instrumentalizando Gaza como enclave geoestratégico donde la devastación se justifica como "seguridad". La narrativa oficial deshumaniza a las víctimas, descontextualiza la violencia y estigmatiza la crítica como antisemitismo, mientras la pasividad mediática y diplomática normaliza el crimen.
Gaza opera como espejo oscuro del colapso ético global, revelando la complicidad internacional en la naturalización del genocidio. Frente a esta encrucijada civilizatoria, repensar el Estado, el comercio y la democracia deviene urgencia existencial. La alternativa exige: una economía política de los cuidados, instituciones democráticas no extractivas, una globalización basada en reciprocidad y una memoria colectiva que rechace el olvido.
La banalidad del mal, señalada por Arendt, y la advertencia de Levi sobre su repetición, siguen vigentes. El genocidio adopta múltiples formas y siempre se apoya en la deshumanización y la pasividad. A la luz de la Convención sobre el Genocidio, los hechos en Gaza - bloqueo, ataques sistemáticos y colapso humanitario- configuran un patrón que permite hablar de exterminio deliberado.4 El siglo XXI juzgará nuestra dignidad por lo que hagamos -o omitamos- ante este desafío.
El siglo XXI será juzgado por su capacidad -o incapacidad- para revertir la deriva autoritaria. Gaza, la guerra comercial, el desprecio al saber y la instrumentalización del Estado no son fenómenos aislados, sino síntomas de una mutación profunda en las estructuras del poder global. Como señala Snyder, la posverdad es el prefascismo. Como advirtió Judt, sin memoria y sin justicia no hay futuro posible. Y como enseñó Huxley, solo desde la epifanía ética podemos romper los muros que nos ciegan. La tarea es urgente: o reconstruimos la democracia desde la compasión, o seguiremos moliendo odio en molinos ajenos.
CONTENIDO
Los artículos reunidos en esta edición de la Revista de Economía Institucional comparten una preocupación común por las tensiones estructurales que atraviesan el Estado, el mercado y la sociedad. Desde distintos enfoques -histórico, jurídico, económico y comparado- los autores abordan cuestiones fundamentales sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas, el papel del derecho en la economía contemporánea, la persistente fragilidad del Estado social y las nuevas formas de exclusión y desigualdad. Temas como la deuda pública, el proteccionismo, la regulación de los criptoactivos, la función del capital social en la construcción de civismo o el papel de la lectura en la equidad educativa permiten tejer una lectura transversal: la necesidad de repensar las instituciones bajo la luz de un presente convulso, marcado por desafíos fiscales, tecnológicos y sociales. Esta edición invita, pues, a un diálogo riguroso y plural sobre los límites del Estado y las posibilidades de lo común.
Este número 53 de la Revista de Economía Institucional ofrece una panorámica plural y actual de los debates contemporáneos sobre políticas públicas, instituciones, derecho económico y desarrollo. A través de enfoques teóricos y empíricos diversos, los artículos que conforman este volumen comparten una preocupación común por comprender los límites del modelo económico dominante, los desafíos de la sostenibilidad fiscal y las posibilidades de acción institucional. Se abordan temas como el diseño de incentivos en la función pública, la historia y sostenibilidad de la deuda, la crisis del Estado de bienestar, la regulación de nuevas formas de economía digital, el capital social como motor de ciudadanía, el papel de la cultura en la economía, y el impacto de la lectura en el desempeño educativo. Todos ellos invitan a reflexionar sobre los fundamentos normativos, históricos y sociales que configuran nuestras economías.
El artículo "Medidas cautelares en la política de competencia: un análisis de riesgos e incentivos en la función pública colombiana", de Juan Pablo Herrera Saavedra y Laura María Zapata Burgos, examina el uso de medidas cautelares en el marco de la política de competencia en Colombia. A partir de una revisión de casos y de un enfoque basado en el análisis económico del derecho, los autores identifican los riesgos e incentivos que enfrentan los funcionarios públicos en la aplicación de estas medidas, y proponen lineamientos para mejorar su diseño institucional.
En "La deuda pública: aspectos de historia económica y política", Mauricio Avella Gómez realiza un recorrido histórico por las diferentes concepciones y usos de la deuda pública en Occidente. El autor muestra cómo el endeudamiento ha sido un instrumento clave en la construcción del Estado moderno, al tiempo que plantea interrogantes sobre los límites de su sostenibilidad y su instrumentalización política en contextos de crisis.
El artículo "Derecho y macroeconomía: la propuesta de Listokin analizada desde John Commons", de Agustín R. Vázquez García y Rafael A. Barrera Gutiérrez, propone un diálogo fecundo entre la teoría institucionalista de Commons y el enfoque macroeconómico de Yair Listokin. A través de esta articulación conceptual, los autores exploran la posibilidad de integrar el derecho como instrumento de política macroeconómica, enfatizando la importancia de diseñar normas jurídicas capaces de responder a situaciones de crisis económica, más allá del tradicional anclaje en la eficiencia microeconómica.
En "Fundamentos neoclásicos de las políticas proteccionistas'", Martín Esteban Seoane Salazar revisita la tradición neoclásica desde un enfoque crítico para comprender las motivaciones y límites de las políticas de protección comercial. El artículo desmitifica la oposición automática entre proteccionismo e ideas neoclásicas, mostrando que bajo ciertas condiciones-como externalidades o fallos de mercado-la teoría puede admitir medidas de protección sin contradecir sus propios postulados.
El texto "El Estado social sin bienestar. Judicialización de los derechos sociales en ausencia de un régimen redistributivo en Colombia", de María Luisa Rodríguez Peñaranda y Alberto Castrillón Mora, plantea una crítica al modelo colombiano de Estado social de derecho en ausencia de un auténtico sistema de bienestar. A partir de una revisión conceptual y empírica, los autores muestran cómo la carga del sostenimiento social recae cada vez más sobre el aparato judicial, lo que revela una precarización de las políticas sociales y una judicialización creciente de los derechos.
"La regulación de los criptoactivos: más allá de un problema de eficiencia", escrito por Constanza Blanco Barón, examina los desafíos jurídicos y económicos que plantea la irrupción de los criptoactivos. Partiendo de una crítica a los enfoques centrados exclusivamente en la eficiencia de mercado, la autora argumenta que la regulación debe también atender cuestiones de legitimidad, inclusión y estabilidad sistémica, proponiendo una mirada holística para el diseño normativo en este nuevo ámbito financiero.
El artículo " Capital social y construcción de civismo: estudio comparativo entre Bogotá y Medellín", de Manuel Fernando Cabrera Jiménez, Edgar Lombana Díaz y Yessica Adriana Peña Ríos, analiza empíricamente cómo diferentes dimensiones del capital social inciden en la construcción de civismo en dos grandes ciudades colombianas. A través de métodos cuantitativos, los autores demuestran que variables como la participación política, el republicanismo cívico o las redes sociales tienen un impacto significativo sobre el comportamiento ciudadano y la identidad colectiva urbana.
En "Financiamiento del sistema de salud en Colombia: análisis de fuentes y usos", los autores Clark Granger, Ligia Alba Melo Becerra, Jorge Enrique Ramos Forero y Giselle Tatiana Silva Samudio examinan el complejo entramado de ingresos y egresos del sistema de salud colombiano. El artículo ofrece un análisis detallado de las fuentes de financiación, su evolución reciente y su impacto sobre la sostenibilidad fiscal y la cobertura efectiva en salud, en un contexto de presiones crecientes sobre el gasto público.
El artículo en inglés "The story with an end: The role of reading for leisure in the reduction of asymmetries in academic performance", de José Manuel Sánchez Martínez, Ángela Patricia Rodríguez-Rivera y Andrés Camacho Murillo, presenta los resultados de una investigación que vincula el hábito de la lectura recreativa con la disminución de brechas de rendimiento académico. A través de un análisis empírico riguroso, se sostiene que la lectura voluntaria ejerce una función democratizadora en el ámbito educativo, al fortalecer competencias clave en contextos de desigualdad estructural.
El artículo "Estimando la sostenibilidad de la deuda pública: aplicando la función de reacción fiscal. Caso Perú 1999-2030", de Juan Carlos Pérez Ticse, Lizardo Caicedo Dávila, Isidro Teodolfo Enciso Gutiérrez y Juan Tarazona Tucto, propone un modelo de función de reacción fiscal aplicado al caso peruano. A través de un análisis VAR y SVAR, se estiman los determinantes del resultado primario y se proyecta su evolución hasta 2030, mostrando los riesgos fiscales asociados y las condiciones de sostenibilidad de la deuda pública.
Finalmente, "Comparative Analysis of the Impact of Cultural and Creative Industries on GDP and Employment: A Case Study of Germany and Spain", de Flor Marleny Gómez Reyes, Daniel Catalá Pérez, María De Miguel Molina y Johanna Manrique Hernández, analiza empíricamente el impacto de las industrias culturales y creativas sobre el PIB y el empleo en dos economías europeas. El estudio pone de relieve el papel estratégico de estas industrias como motor de crecimiento económico y generación de empleo de calidad, así como su potencial para diversificar las matrices productivas.
NOTAS
1 Judt, T. (2008). Sobre el olvidado siglo XX. Taurus.
2 Huxley, A. (1945). Ciego en Gaza. Selecciones Airon
3 Cfr. Snyder, T. D. (2017). Sobre la tiranía: Veinte lecciones que aprender del siglo XX. Galaxia Gutenberg.
4 Juristas por Palestina. (2025, 4 de junio). Gaza: mientras el Derecho y la Ética no se aplican, el genocidio avanza. elDiario.es. https://www.eldiario.es/opinion/tribuna-abierta/gazagaza-derecho-etica-no-aplican-genocidio-avanza-129-12356515.html