LA RAZÓN LIBERAL. ECONOMÍA, POLÍTICA Y ÉTICA EN LA OBRA DE JOHN STUART MILL


THE LIBERAL REASON. ECONOMICS, POLITICS AND ETHICS IN JOHN STUART MILL’S WORKS

de Mauricio Pérez Salazar, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2003.



Homero Cuevas*

* Decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia. Fecha de recepción: 16 de septiembre de 2003, fecha de aceptación: 22 de septiembre de 2003.


El ejemplo seguido por dieciséis o más alcaldes de las principales ciudades para prohibir a los adolescentes la salida a la calle después de determinadas horas del día podría escandalizar a los jóvenes que en mayo de 1968 escribían esta consigna en los muros de París: prohibido prohibir. Y no sólo a ellos; también a humanistas, políticos y a ciudadanos normales de algunas civilizaciones más avanzadas. Pero, cuando casi tres cuartas partes de las víctimas de la medida opinan que así la vida es mejor, según una encuesta publicada, la morbilidad puede ser aun más grave porque ha invadido hasta el alma. Y resulta inevitable acudir a esa dura admonición de John Stuart Mill: las cadenas tangibles de las tiranías son insoportables e ilegitimables... y sin embargo, pueden ser todavía peores las cadenas invisibles que esclavizan a los espíritus. Claro está, siempre y cuando la obra del gran filósofo de la libertad no sea una solemne desconocida.

En una sociedad donde la simple iluminación de un cargo público puede imponer horarios sobre la vida cotidiana de las personas; donde el santuario de la libertad individual y de la intimidad arriesga una amenaza del ojo permanente del Gran Hermano; donde la gente ajena a ciertos protocolos comunitarios o renuente a ciertas examinaciones empieza a correr peligro; donde las garantías para la libertad de los individuos inocentes (hasta cuando la civilización demuestre lo contrario) se ponen en cuestión; y donde los funcionarios con esa clase de vocaciones encarnan las predilecciones de las mayorías; en tal sociedad sería casi imposible encontrar algo más actual o más pertinente que la revalorización, la discusión y la difusión de la obra de John Stuart Mill.

Los especialistas estiman en 20 millones de palabras la obra escrita de Jeremy Bentham, uno de los maestros e inspiradores de Stuart Mill. Y aunque la de Mill no llega a tal extensión, constituye también una masa enorme, densa y poliforme, una aventura oceánica, se podría decir. Desde sus tratados de lógica y de economía, pasando por sus ensayos de filosofía y de política, hasta los que dedica al matrimonio, al divorcio, a la intimidad y a la igualación de los derechos de la mujer. No obstante, nada de esto constituye un cabo suelto; desde el análisis de la organización empresarial y del Estado hasta el del divorcio, todo se ensambla en una filosofía social centrada en el tenso pero indispensable equilibrio entre eficiencia, justicia y libertad.

Y para aumentar el desafío, esta complejidad de las ideas no surge independiente de la complejidad vital de su autor. Por el contrario, para desentrañar la profundidad de Mill muchas veces parece necesario entender sus vivencias y, más allá de eso, sentirlas. No por azar, en el ejemplar de su autobiografía de la biblioteca del Externado, el cual perteneció al admirable pensador colombiano Luis Eduardo Nieto Arteta, se encuentra esta anotación de su puño y letra: el mismo principio de la vida que yo he adoptado para la mía. Y ese mismo ejemplar nos ha inspirado, no se a cuántos más, al experimento de la libertad para comprender sus argumentos, porque sin esto, los demás métodos de investigación, aunque necesarios, parecerían insuficientes.

En la presentación de otro libro de esta misma colección editorial del Externado, de autoría de Santiago Pérez, uno de los padres del radicalismo liberal colombiano, recordábamos cómo la Universidad Nacional fue fundada por este grupo de radicales, como un santuario para la libertad. Y cómo, cuando fueron expulsados de allí, ellos mismos y con el mismo objetivo pasaron a fundar el Externado. En presencia de Mauricio Pérez me atreví a concluir, entonces, que para ser comprendida la libertad debe ser respirada, como en estos oasis forjados por los radicales. Fernando Hinestrosa, rector del Externado, agregó que, más allá de eso, para comprender la libertad debemos luchar por ella.

Son difíciles, pues, los obstáculos para quien se atreve al desafío de escribir un libro iluminante sobre la obra de John Stuart Mill. También es difícil encontrar a alguien mejor preparado que Mauricio Pérez para el desarrollo de esta tarea. En primer lugar, es uno de los más avezados navegantes por los océanos bibliográficos. Y aquí me refiero no sólo a la extensión de las obras de Bentham y de Mill, cuyo contraste es objeto de uno de los capítulos del libro reseñado. También a poetas como Coleridge, a filósofos como Nietzche y a la bibliografía acumulada de la filosofía política, en la cual Pérez es un experto, por disciplina y por satisfacción.

Como sabemos, Mill fue el economista más famoso de su tiempo, con su texto de economía convertido en una biblia académica. Por eso resulta complicado penetrar en su obra sin esta formación disciplinar. Pero son muy escasos los economistas profesionales, idóneos además, como Pérez, en las extensas aguas de esta interdisciplinariedad. En una de sus últimas entrevistas en nuestro país, Jorge Luis Borges declaró no sentirse orgulloso de los libros que había escrito... sino de los que había leído. Con poca modestia, creo enriquecer la frase cuando sólo puedo sentirme orgulloso de los libros leídos por mis amigos. Mauricio Pérez es uno de ellos y, gracias a sus desvelos como investigador y como lector, mis horizontes sobre la riqueza del pensamiento político se han ampliado en forma considerable. Ahora, los lectores de este libro pueden contar con este mismo beneficio.

También ha sido excepcional el recorrido de Mauricio Pérez con respecto a los requisitos vitales. Aparte de su formación en un entorno liberal, llegó hace mas de diez años como Decano de Economía al Externado para respirar en jardines de libertad; para promover el desarrollo académico mediante el respeto y los estímulos para la diversidad; y para preservar, dentro de la calidad profesional, la semilla de la crítica y de la pluralidad ante las pretensiones esterilizantes de algunas modas totalitarias de la disciplina. Nuestros debates académicos sobrepasaban la meta escueta de aclarar o mejorar un argumento porque, alcanzado esto, la existencia toda se ajustaba a ello. Y a pesar de este enriquecimiento conjunto, ningún resultado podía ser mejor que la mayor nitidez de las diferencias, cuando permanecían, y muchas debían permanecer y multiplicarse, pues en eso parece basarse la elevación individual y su condición de libertad. Es decir, la elaboración de la vida misma como un homenaje a lo mejor del pensamiento de Mill.

Los ensayos de Pérez sobre los temas paradigmáticos en la obra de Mill, como la libertad, la justicia distributiva, el crecimiento, la competencia, el utilitarismo y el bienestar, se caracterizan por su recurso a bibliografía actualizada, encuadrando los argumentos dentro del debate de autores contemporáneos, y por su equilibrio crítico. Es decir, guardan el respeto al disentimiento de las posiciones analizadas, mientras por otro lado se busca avanzar en la formulación de deficiencias, incoherencias y tareas por desarrollar.

Pero, aparte de lo anterior, este libro porta tres acentos especiales. Primero: llena un sentido vacío sobre el papel del pensamiento europeo liberal en general, y de Mill en particular, en la formación de nuestra nacionalidad, nuestros partidos políticos, algunos de nuestros líderes de la modernidad, nuestros radicales, las transformaciones de nuestra política económica, nuestras constituciones políticas y nuestra actual institucionalidad. Segundo: subraya y actualiza la problemática sobre las funciones del gobierno representativo y las burocracias administradoras, rescatando el hecho de que Mill fue un visionario sobre algunos de estos cruciales aspectos. Tercero: transmite un mensaje sobre la humildad y la culpa enfrentadas por cualquier académico y cualquier pensador con conciencia. Como Liberalismo colonialista titula Pérez una de sus secciones finales, basada sobre el paradigma de las contradiciones íntimas entre un gran pensamiento y un ser humano, quizá demasiado humano. Pero aquí doy paso al lector, para que lea, sienta y juzgue.