JESÚS ANTONIO BEJARANO COMO ECONOMISTA Y COMO HISTORIADOR
JESÚS ANTONIO BEJARANO AS ECONOMIST AND HISTORIAN
Jaime Jaramillo Uribe
En el campo académico, Jesús Antonio Bejarano, fue ante todo, un economista. Economía fue lo que enseñó y a los estudios y a la investigación económica dedicó su corta y fecunda vida. Pero hay economistas de muy diverso tipo y para situar su personalidad y su obra en este campo de la actividad científica, debemos recordar algunas características de la teoría económica. La más notable, posiblemente, sea su situación vacilante entre ser una ciencia exacta y rigurosa como lo es la física, por ejemplo, caso en el cual su misión consistiría en un cálculo entre magnitudes cuantitativas y su desarrollo en el tiempo y en el espacio, o ser una ciencia social o histórica en cuyo caso tendría que incluir en sus análisis fenómenos que por su naturaleza se resisten a la cuantificación o son de muy difícil reducción o categorías matemáticas. Tales son, por ejemplo, los fenómenos políticos, jurídicos o culturales como las formas de mentalidad, etc. Según esta última concepción, la calidad y la eficacia del economista se mediría por su capacidad para sopesar y calibrar estos factores en su actividad científica. En esta tarea, entre las numerosas ciencias sociales la historia le es particularmente útil.
Jesús Antonio Bejarano fue entre nosotros un buen ejemplo, un ejemplo paradigmático, de este segundo tipo de economistas. Cuando se revisa su extensa producción bibliográfica se pone de relieve este hecho. Fue tal vez el economista nuestro que incorporó en forma más eficaz, los datos de la historia y los fenómenos culturales y políticos en el análisis de los problemas de la economía nacional. Sus trabajos sobre el desarrollo industrial, sobre el problema de la propiedad de la tierra, sobre la tecnología agraria y ganadera constituyen un modelo de investigaciones en que se combinan con rigor y sagacidad los factores históricos, culturales y sociales con los estrictamente económicos. Fue, pues, tan buen economista como historiador. Empleó con excepcional sagacidad las dos vertientes que parecen indispensables en el estudio de la difícil disciplina a la que dedicó su corta pero fecunda vida.
Sus contribuciones a la economía en sentido estricto y a la historia económica de nuestro país, son valiosas cuantitativamente y cualitativamente. La capacidad de trabajo de “Chucho”, como familiarmente lo llamábamos sus amigos y admiradores, era sorprendente. Tanto como su sagacidad, su erudición, su inabarcable información bibliográfica y la limpieza y claridad de sus estilo como escritor.
Cuando se escriba su biografía y se analice la totalidad de su producción como economista y como historiador, se verá la magnitud y calidad de su obra y se tendrá conciencia de la pérdida que ha tenido la cultura colombiana con su trágica y prematura muerte.