DOI: http://dx.doi.org/10.18601/01245996.v17n33.01

EDITORIAL

Esta edición de la Revista de Economía Institucional comienza con tres artículos polémicos. Dos de ellos en forma expresa y el otro con la cautela y la ambivalencia de las organizaciones internacionales. Marion Fourcade, Étienne Ollion y Yann Algan estudian la economía académica en Estados Unidos, que ocupa un lugar de predominio frente a las demás ciencias sociales y tiene estrechos lazos con las altas esferas del Estado, la empresa privada y la tecnocracia internacional. Los autores examinan algunas características sociológicas que diferencian la economía de otras disciplinas y que llevan a creer que los economistas son superiores a sus pares académicos y tienen dones excepcionales. Esa visión de sí mismos y de la economía como ciencia que resuelve todos los problemas sociales no solo los expone a conflictos de interés, como demostró su participación en la crisis financiera reciente, sino también al ridículo cuando fracasan.

El artículo de Shimshon Bichler y Jonathan Nitzan evoca la Controversia de Cambridge, que hoy pocos recuerdan, sobre el capital y su medición. Desde un punto de vista actual y más amplio, pues cuestiona a la vez las concepciones neoclásica y marxista del capital y esboza las líneas básicas de una teoría que lo concibe como expresión del poder en la sociedad capitalista, en la cual no hay lugar para la dicotomía convencional entre capital real y capital financiero ni, por tanto, para la tesis del desajuste entre ellos. El artículo critica esa tesis, muestra que el capital real no se puede medir y que las medidas indirectas que usan neoclásicos y marxistas llevan a circularidades lógicas y a imposibilidades empíricas que impiden explicar la acumulación de capital.

Se suele pensar que la profundización del sistema financiero promueve el crecimiento, y es siempre y universalmente benéfica, pues canaliza los recursos hacia las inversiones más productivas. El trabajo elaborado por un equipo del Fondo Monetario Internacional, teniendo en mente la crisis financiera reciente, una de cuyas causas es lo que se ha dado en llamar "demasiadas finanzas", matiza ese punto de vista. Analiza los efectos de la profundización financiera en mercados emergentes y economías avanzadas, usando indicadores menos comunes que la relación entre depósitos bancarios y producto interno bruto, la cual deja de lado otros componentes del sistema financiero cuya importancia aumenta a medida que la economía es más desarrollada. Los autores muestran que más allá de cierto nivel de desarrollo financiero, el impulso al crecimiento disminuye y la volatilidad económica y financiera aumenta. Entre las conclusiones contrarias al saber convencional cabe mencionar, en primer lugar, que no hay una fórmula universal para el desarrollo de los sistemas financieros. En segundo lugar, una lección que dejó la crisis, en vez de desregulación se requiere un fuerte entorno regulatorio y una estricta supervisión del negocio financiero. Por último, que para reducir los riesgos, la volatilidad financiera y la probabilidad de crisis no conviene que el sistema financiero crezca en forma demasiado rápida.

Entre economistas hay una clara división. Los que defienden teorías objetivas del valor y de los precios, basadas en los costos de producción, y los que defienden teorías subjetivas sustentadas en la utilidad de los bienes consumidos. El artículo de Juan José García y Celeste Jiménez revisa ese debate y muestra que en la antropología hay una división semejante e igualmente estéril, entre sustantivistas y formalistas. Su revisión de la literatura constata el distanciamiento de la economía y la antropología debido a que la primera se centra en el comportamiento individual y suele omitir la cultura y el contexto institucional, mientras que la segunda se centra en el comportamiento social. Los autores argumentan que el pensamiento institucionalista ha acercado las dos disciplinas en la medida en que intenta superar la visión formalista, toma elementos de otras ciencias sociales y busca interpretar mejor el comportamiento económico.

Como suele ocurrir con las recomendaciones de política, la descentralización se anunció como panacea para resolver los males de las democracias latinoamericanas, sanear las finanzas públicas, mejorar los servicios públicos, promover la equidad regional y la participación ciudadana. Ese remedio no ha tenido los efectos anunciados. Después de varias décadas de dicha terapia, algunos de esos males se han agravado. Diego E. Pinilla, Juan de Dios Jiménez y Roberto Montero hacen un balance de la descentralización en América Latina, examinan los orígenes, la aplicación y las deficiencias de las reformas de primera y de segunda generación, desde el punto de vista fiscal. Y sugieren algunas propuestas para enmendar sus deficiencias.

Los artículos siguientes se refieren a temas que reflejan el quehacer diario de los economistas de países en desarrollo. Su esfuerzo por resolver problemas urgentes los aleja cada vez más de una visión integral, del análisis conceptual y de la reflexión teórica. El apremio de la consultoría, el afán de mejorar el diseño de políticas y el deseo de sugerir medidas más eficaces los confina a cuestiones técnicas y los induce a estimar modelos poco originales con datos del país o la región. Una tendencia acentuada por la presión para publicar a toda prisa, sin tiempo para meditar y examinar lo que se escribe.

El artículo de Irvin Soto y Willy Cortez constata que la corrupciónen México, medida por la frecuencia del pago de sobornos por trámites o servicios en cada uno de los 32 estados federales, no ha disminuido con la democratización del país iniciada en los años ochenta, pese a la mayor competencia electoral. Los autores encuentran que el nivel de ingresos tiene una relación positiva con esta forma de corrupción y la alternación entre partidos, una relación negativa. Muestran que no hay evidencias de que la mayor competencia política haya reducido la corrupción, y que la abstención electoral tiende a contenerla.

El trabajo del grupo de investigación de la Universidad EAFIT también estudia ese mismo tema, esta vez en zonas mineras de los departamentos de Antioquia, Bolívar y Córdoba. Sus autores combinan métodos cualitativos, cuantitativos, experimentales y entrevistas para estudiar la corrupción y sus nexos con la confianza en 17 municipios. Encuentran que la ineficacia, la ineficiencia y la acción indebida del Estado son las principales fuentes de desconfianza y de su falta de legitimidad en esos municipios, y proponen que la política minera incluya la construcción de capital social en cuanto mejora la confianza y la cooperación e impulsa la denuncia de los actos de corrupción.

Luis Armando Galvis analiza el crecimiento económico y demográfico del país desde el punto de vista regional. Los resultados del método empleado, las matrices de transición de Markov, indican que la distribución de la población entre municipios no se ha modificado visiblemente desde los años ochenta, y que las principales ciudades siguen manteniendo los primeros lugares en términos de población y concentración del ingreso, es decir, que se mantiene la polarización regional. El autor recomienda prestar más atención a los problemas suscitados por la concentración de la población en las urbes, como el aumento de los delitos y la congestión de las vías de transporte.

Diana Niño estudia la calidad de vida y de las instituciones en los municipios petroleros del país, Construyó dos índices para el periodo 2000-2010 -uno de calidad institucional y otro social y económico local- para establecer si el deterioro de la calidad de las instituciones municipales y el de la calidad de vida se presenta en forma independiente. La autora encuentra que en todos los municipios donde se redujo la calidad de vida, el índice de calidad institucional era mayor que la mediana nacional en el año 2000, y luego se deterioró. Concluye que después de cierto umbral, las regalías perjudican la calidad institucional, y que este resultado se debe tener en cuenta en las políticas municipales y en la nueva reglamentación de las regalías.

Julio César Alonso, Juan David Martin y Beatriz Gallo evalúan los resultados de los programas para fortalecer la enseñanza y el dominio del inglés en el sistema de educación superior colombiano. Examinan los cambios en la distribución de los resultados de las pruebas que hacen los estudiantes antes de ingresar y después de terminar la educación superior. Los autores encuentran que hay una mejora, más visible en los que ingresan a universidades privadas que en los que estudian en universidades oficiales y establecimientos de educación tecnológica. Y sugieren que esos programas den prioridad a este último grupo por su mayor potencial para mejorar.

Por último, Mauricio Rubio hace una mordaz crítica del número estimado de abortos clandestinos en Colombia. Indaga los orígenes de esa cifra y muestra que es varias veces mayor que la de un estudio que realizó la Universidad Externado de Colombia en 1992. Describe las grandes dificultades para estimar las actividades no permitidas por la ley y critica uno de los métodos que se usan en las estimaciones. Además, calcula el rango anual de abortos con base en las encuestas nacionales de demografía y salud.

II

Cuando se medita en el perturbado desarrollo histórico de nuestros pueblos, adviértese que el fanatismo de los nombres es una de las formas de extravío de criterio que mayores males ha causado en las democracias hispanoamericanas; el poder de las palabras, que tanto inquietaba a Bacon, ha sido en ocasiones más terrible que la potencia de las tinieblas con que nos aterra Tolstoi, el grande. A abstracciones que no corresponden a la concreción de una realidad categórica, a intangibles fantasmas de la plaza pública, se han ofrendado más lágrimas y sangre que a las divinidades crueles del politeísmo oriental. La sugestión de una palabra sonora, el prestigio de una fórmula incomprendida, la brillantez de los colores de una bandera, la idolatría de una tradición ciegamente aceptada, todas las formas primitivas de esa gran ley de imitación que estudia admirablemente Tarde, han llevado a hombres y partidos, plenos de entusiasmo generoso, pero desatentado, a la inmolación estéril, al sacrificio colectivo y al aniquilamiento nacional en el sangriento histerismo de nuestras revoluciones

Carlos Arturo Torres, Idola Fori, 1910

Existen tantos autores y escritos clásicos como tradiciones culturales o literarias, y tantos como lectores, pues cada cual elige los suyos, por azar o por predilección; y también tantos como sentidos puedan darse a la palabra "clásico". Un autor clásico puede ser aquel que todos citan sin haberlo leído o, al menos, sin haberlo leído con atención. En nuestra sección de Clásicos publicamos dos escritos que encajan con una de las acepciones que Italo Calvino da a esta palabra: "lo que tiende a relegar la actualidad a la categoría de ruido de fondo, pero al mismo tiempo no puede prescindir de ese ruido de fondo": la célebre Carta de Jamaica, que Simón Bolívar escribió en Kingston el 6 de septiembre de 1815, cuyo bicentenario se ha celebrado en toda América Latina, salvo en Colombia. Incluimos, además, tres artículos periodísticos de Carlos Arturo Torres -autor de Idola Fori, uno de los clásicos de la literatura política latinoamericana- que fue vicerrector del Externado de Colombia, publicados a finales de abril de 1898 con motivo de la Guerra de Independencia de Cuba. Estos textos iluminan el pasado y el presente de América Latina, nos muestran cuál era la materia de los sueños de libertad e independencia, la aspiración de fundar grandes repúblicas guiadas por los principios de la Ilustración, a nuestra manera, criolla y mestiza y heredera de la tradición occidental. También nos indican cuán lejos estamos de cumplir esas aspiraciones, en un mundo que ha cambiado mucho desde entonces y después de numerosas tragedias.

III

El dinero, como el oro de Shakespeare, es misterioso, torna bello lo horrible, justo lo perverso y noble lo infame. Les da títulos y alabanzas a los ladrones y escaños entre los senadores. Y, como, sabía Quevedo, rompe recatos y ablanda al juez más severo. Ese misterio es menos claro en la ciencia económica convencional, en la que el dinero es apenas un velo que cubre la economía real.

En la sección de Notas y discusiones incluimos dos artículos complementarios de miembros del Directorio de Análisis Monetario del Banco de Inglaterra sobre el papel dinero y su creación en la economía contemporánea. Constituyen un aporte a la teoría y a la comprensión de la política monetaria actual. Los incluimos en esta sección por su valor pedagógico y porque aclaran otras visiones teóricas y sus propuestas de política monetaria. El primero, de carácter introductorio, muestra en qué consiste hoy el dinero-un simple pagaré en el que todos confían, un invento de los joyeros londinenses-, qué funciones cumple, qué tipos de dinero existen en la actualidad y las muchas maneras de medirlo. El segundo muestra que la mayor parte del dinero de un país, más del 95% en el Reino Unido, es creado a través de los préstamos de los bancos comerciales. Aclara que estos no son simples intermediarios que reciben depósitos y prestan el dinero depositado, lo que pone en duda la noción de multiplicador bancario. La cantidad de dinero que se crea es controlada por la política monetaria del banco central, a través de la tasa de interés sobre las reservas que allí mantiene la banca comercial. Y, cuando es necesario, mediante la compra de activos.

Eduardo Lindarte comenta el libro Por qué fracasan los países, de Daron Acemoglu y James Robinson, al cual pone en perspectiva utilizando el marco analítico de su libro anterior, Orígenes económicos de la dictadura y la democracia. El autor argumenta que la obra de estos dos profesores pone de nuevo el tema de la distribución de la riqueza y del ingreso en el centro del debate -como también lo ha hecho Thomas Piketty-, y que es un avance en la comprensión del papel de las instituciones, de su origen y su funcionamiento. Señala, sin embargo, que su visión es limitada, pues se restringe al ámbito nacional, en un mundo integrado que requiere instituciones globales para enfrentar los problemas y las externalidades negativas generadas por el actual tipo crecimiento económico.

La revista termina con una reseña de Pedro Ignacio Bernal del libro L'empire de la valeur. Refonder l'économie, de André Orléan, director de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Libro que propone replantear la teoría económica partiendo de una nueva teoría del valor que tenga en cuenta los aportes de otras disciplinas sociales y del pensamiento institucionalista para que la economía recupere el carácter de ciencia social.