DOI: http://dx.doi.org/10.18601/01245996.v18n34.03

Reivindicación de Rousseau

Claiming Rousseau

José Francisco Bellod Redondo*

* Doctor en Economía, profesor del Departamento de Fundamentos del Análisis Económico, Universidad de Murcia, España, [bellodredondo@yahoo.com].

Fecha de recepción: 3 de septiembre de 2014, fecha de modificación: 7 de abril de 2016, fecha de aceptación: 12 de mayo de 2016.

Sugerencia de citación: Bellod R., J. "Reivindicación de Rousseau", Revista de Economía Institucional 18, 34, 2016, pp. 29-37. DOI: http://dx.doi.org/10.18601/01245996.v18n34.03


Resumen

A Jean Jacques Rousseau, eminente filósofo y literato, padre intelectual del romanticismo, se le ha negado en los textos de historia del pensamiento económico el protagonismo que merece. En el presente artículo repasamos sus principales aportaciones y discutimos las posibles causas de su exclusión. Nuestra conclusión es que la centralidad de la desigualdad y la crítica a la propiedad privada en el discurso económico de Rousseau han provocado su inmerecida exclusión.

Palabras clave: fisiocracia, Rousseau, currículum académico; JEL: A23, B11.


Abstract

Jean Jacques Rousseau, an eminent philosopher and writer, intellectual father of romanticism, hasn't received in the texts of history of economic thought the relevance he deserves. In this article we reviewhis most important contributions and discuss the possible causes of his exclusion. Our conclusion is that the centrality of inequality and the critique of private property in the economic discourse of Rousseauhave caused his undeserved exclusion.

Keywords: Physiocracy, Rousseau, academic curriculum; JEL: A23,B11.


Los textos que hoy se usan habitualmente en la enseñanza de las doctrinas económicas suelen omitir o mencionar de prisa al filósofo y enciclopedista Jean-Jacques Rousseau (1712-1778). Prueba de ello es el libro de Schumpeter (1954), decano de los historiadores del pensamiento económico actual, que despacha a Rousseau en unascuantas líneas, que no solo reflejan un evidente anacronismo sino también un tono desdeñoso y despectivo:

J.-J. Rousseau (1712-1778) no se puede considerar socialista, pese a su glorificación del estado natural de la sociedad; fue típicamente lo que queremossignificar con el término "semisocialista". Pero tampoco es posible considerarlecomo un economista. Su artículo de economía política en la Enciclopedye no contiene casi economía. Su ensayo sobre el origen de la desigualdad (1775) noes un esfuerzo serio por explicar el fenómeno. En particular, y pese a algunasanalogías superficiales en la dicción, no fue un fisiócrata ni un precursor dela fisiocracia (Schumpeter, 1982, 179-180).

En la mayoría de los manuales destinados a la formación de los economistas ni siquiera encontramos referencias a Rousseau, exclusión que, como mínimo, debería extrañarnos pues fue un pensador de una talla intelectual y una trascendencia histórica muy superior a la de suscontemporáneos, que sí han encontrado un cálido nicho en esos manuales, como Turgot, Quesnay o Du Pont de Nemours. Sin embargo,numerosas investigaciones atestiguan la relevancia de Rousseau en la historia del pensamiento económico1.

El objetivo de este ensayo es analizar la pertinencia de esa exclusión. Empleamos la expresión "pertinencia de" para denotar que su contribución no es "sobrante", y no el término "corrección", sinónimo de estar libre de errores y defectos. En la primera sección reseñamos los aportes más relevantes de Rousseau al pensamiento económico y argumentamos que perteneció a la escuela fisiocrática. En la segunda exploramos las posibles causas de su marginación en la historia del pensamiento económico. Al final presentamos unas conclusiones.

EL PENSAMIENTO FISIÓCRATA EN LA OBRA DE ROUSSEAU

Para clasificar el pensamiento económico de Rousseau partimos de laadvertencia de Cassirer (1984) y Todorov (2008) en sus trabajos sobrela Ilustración: a diferencia de lo que se suele creer, los pensadores de la Ilustración no formaron una escuela homogénea y había grandes discrepancias entre ellos. Puesto que no tenían plena identidad en el pensamiento económico ni en otros campos, tampoco la tenían en sus análisis ni en sus propuestas, aunque compartieran elementos comunes del pensamiento ilustrado.

En contra de lo que sostiene Schumpeter, en los escritos económicos de Rousseau se encuentran muchas ideas y conceptos de la escuelafisiócrata, que era hegemónica en la época y en el país de economía agraria en que vivió. La fisiocracia fue un movimiento intelectual típicamente francés que surgió y se difundió en el siglo XVIII, cuya relevancia ha sido injustamente ensombrecida por el predominiodel pensamiento económico británico y de su figura más destacada,Adam Smith.

Cabe mencionar algunas ideas fisiocráticas que se encuentran en esos escritos: la invocación de la ley natural como principio explicativo,la condena del lujo, la preocupación por el descenso de la población enel campo en favor de la ciudad, la distinción entre trabajo productivo (en la agricultura) e improductivo (en el comercio y la manufactura),la defensa de un impuesto único y de un sistema fiscal más progresivo2 y, por último, un ataque frontal a los principios del mercantilismo.

Igual que los demás fisiócratas, Rousseau considera la agricultura como única fuente de riqueza (excedente), de modo que juzga conveniente remover las trabas a su libre desarrollo. El lujo de los rentistas y los altos funcionarios públicos, así como las cargas tributarias impuestas a la agricultura para desarrollar y sostener a las ciudades y a sus habitantes, son lastres para la prosperidad:

A medida que la industria y las artes se extienden y florecen, el agricultor esdespreciado, cargado de impuestos, necesarios para el sostenimiento del lujo,y condenado a pasar su vida entre el trabajo y el hambre, abandona al finsus campos para ir a las ciudades en busca del pan que debería traer a ellas.Mientras más admiración causen las capitales a los ojos estúpidos del pueblo,más tendremos que sufrir viendo las campiñas abandonadas, las tierras sincultivo y los caminos inundados de desgraciados ciudadanos convertidos enmendigos o en ladrones (Rousseau, 2012, 201-202).

Con respecto al sistema tributario, una de las herramientas fundamentales de la política económica fisiocrática, Rousseau consideró que penalizaba a la actividad agrícola:

La tasa sobre tierras o sobre el trigo, y más si es excesiva, da lugar a dos inconvenientes tan nefastos que a la larga acaban despoblando y arruinando el paísen el que se instaura [...]

El primero proviene de la falta de circulación en especie, pues el comercio yla industria acopian en la capital todo el dinero del campo. Al desbaratarse laproporción del impuesto que aún podía darse entre las necesidades del labradory el precio del trigo, el dinero sale continuamente y no regresa jamás: cuantomás rica es la ciudad tanto más miserable es el campo. El producto de lastallas3 pasa de manos del príncipe o del financiero a manos de artesanos y comerciantes, y el cultivador, que solo percibe la menor parte, se desgasta altener que pagar lo mismo para recibir siempre menos (Rousseau, 2011, 72).

Y argumentó que, como la agricultura era la única fuente de riqueza,la despoblación rural –inducida por el injusto sistema tributario– era sumamente peligrosa y se requería una reforma fiscal4:

En primer lugar, hay que considerar la relación de cantidades por la cual,siendo todas las cosas iguales, quien posea diez veces más deberá pagar diezveces más. En segundo lugar, la relación de usos, es decir, la distinción entrelo necesario y lo superfluo. Quien simplemente posee lo necesario no deberápagar nada; la tasa del que tiene algo superfluo puede igualarse a la suma totalde lo que exceda de sus bienes necesarios. Ante esto podría replicarse que,dado su rango, lo que es superfluo para un hombre inferior resulta necesariopara él; pero esto es mentira, porque un "grande" tiene dos piernas como tieneun vaquerizo, y como él, tan solo tiene un vientre (ibíd., 68).

Esa propuesta muestra que Rousseau defendía una idea que aún hoy esaceptada –la existencia de un mínimo vital no gravable– y un impuestoa la renta de la tierra cuya base gravable podría llegar a ser igual al excedente sobre ese mínimo vital. Así, la estructura tributaria proporcional que habría de sustituir a la "talla real" francesa daría lugar a un impuesto progresivo, una vez descontado el mínimo exento. Aunque en la cita anterior puede haber cierta ambigüedad acerca del carácter real o personal de este impuesto5, Rousseau aclara así su propuesta:

Si combinamos con cuidado todos estos elementos, encontramos que pararepartir las tasas de manera equitativa y verdaderamente proporcional, laimposición no debe hacerse solo en razón de los bienes de los contribuyentes, sino tomando en cuenta la razón compuesta de la diferencia entre suscondiciones y el superfluo de sus bienes (ibíd., 71).

Su condena del gusto por el lujo es inequívoca. Si para los mercantilistas el lujo era preferible a la limosna, porque promovía el empleo y prevenía la vagancia, para Rousseau era un gasto superfluo de las rentasextraídas a los agricultores, bien fuese por los rentistas o mediante el sistema tributario injusto, que perjudicaba la prosperidad de la nación.

Una de las exposiciones más elegantes de la actitud mercantilista hacia el lujo se debe al sabio Samuel Johnson (1709-1784):

Muchas cosas que son falsas se transmiten de libro en libro y ganan créditoen el mundo. Una de ellas es la denuncia del lujo como algo malo. Ahorabien, lo cierto es que el lujo produce mucho bien [...] habrá oído decir conmucha seriedad: "¿Por qué no se les dio a los pobres esa media guinea gastada en lujo? ¿A cuántos podría haber procurado una buena comida? ¡Ay!¿Por qué no ha ido a parar al pobre trabajador, a quien es mejor apoyar queal pobre holgazán?". Esté usted bien seguro de que hace mayor bien cuandopaga dinero a los que trabajan como recompensa de su trabajo, que cuandolo da meramente por caridad. Suponga que el antiguo lujo de un plato desesos de pavo real volviera a ponerse de moda, ¡cuántos cuerpos de pavo realquedarían para los pobres a bajo precio! (Boswell, 2007, 671).

Rousseau replica:

El lujo imposible de evitar entre los hombres ávidos de comodidades yansiosos de alcanzar la consideración de los demás, perfecciona en breveel mal comenzado por las sociedades; y so pretexto de aliviar las necesidades de los pobres, que no deberían existir, arruina a todos despoblandotarde o temprano el Estado [...]

El lujo es un remedio mucho peor que el mal que pretende curar; o másbien, es el peor de todos los males que puedan sobrevenir a cualquiernación, grande o pequeña, pues para sostener o alimentar turbas de servidores y de miserables por él creadas, abruma y arruina al labrador y alciudadano (Rousseau, 2012, 201).

En todo caso, el lujo es una carga sobre la fuente productora de riqueza,que se puede corregir reformando el sistema fiscal:

Establézcanse fuertes tasas por libreas, la servidumbre, espejos, arañas y muebles, sobre los tejidos y dorados, patios y jardines de palacetes, espectáculos detoda especie, profesiones ociosas, como faranduleros, cantores, histriones; enuna palabra, sobre toda esa caterva de objetos de lujo, diversión y ociosidad que a todos maravillan y que no pueden ocultarse so pena de volverse sinsentido, siendo su único uso el mostrarse y ser vistos (Rousseau, 2011, 76-77).

EL OPTIMISMO CAPITALISTA Y LA EXCLUSIÓN DE ROUSSEAU

La gran dificultad para incluir a Rousseau en los manuales y textos de pensamiento económico es que, a diferencia de algunos de sus contemporáneos ilustres (p. ej., David Hume o Adam Smith), no es fácil interpretar y usar su obra de manera espuria.

Por ejemplo, David Hume fue un gran filósofo cuyos escritossobre economía tienen una entidad mucho menor que el resto de su obra, igual que los de Rousseau. Y la parte fundamental de su obra filosófica (la teoría del conocimiento) no guarda relación visible y evidente con sus escritos económicos. De modo que es fácil aislar sus escritos sobre moneda o libre comercio, interpretarlos al margen del resto de su obra y usarlos para aprestigiar el discurso de una escuela de pensamiento económico (como han hecho los monetaristas). La obra de Adam Smith también se ha interpretado y utilizado en formaespuria: los economistas de orientación neoliberal citan sin cesar sus párrafos sobre la división del trabajo, la mano invisible y las bondades del interés privado, pero silencian su teoría del valor trabajo y muchísimos pasajes incómodos. Jamás citan, por ejemplo, las siguientes líneas del libro I, capítulo VI, de La riqueza de las naciones:

Si en una nación de cazadores, por ejemplo, cuesta habitualmente el doblede trabajo cazar un castor que un ciervo, un castor debería naturalmente intercambiarse por, o valer, dos ciervos. Es natural que el producto habitualde dos días o dos horas de trabajo valga el doble de lo que normalmente esel producto de un día o una hora de trabajo (Smith, 2015, 86).

En la obra de Rousseau es muy difícil separar sus reflexiones económicas de su obra filosófica y en particular de su teoría del Estado.Su liberalismo es una defensa de la ley natural como principio para liberar a la humanidad de todo tipo de coacción, no es una defensa del capitalismo y, por ello, es un autor "incómodo" como defensor del nuevo régimen económico en tanto que avance inobjetable o causa deprogreso en todos los campos del orden social. En general, el pensamiento económico del siglo XVIII atacó las instituciones económicas del Antiguo Régimen, y aunque se podría decir que promovía elcapitalismo naciente, Rousseau escribió antes del inicio de la Revolución Industrial. Los pensadores de la época consideraban que la servidumbre, el mayorazgo y la heredad de la tierra, la organización gremial y el proteccionismo comercial impedían la libre circulación debienes y factores productivos y, en consecuencia, frenaban el progresoeconómico. En el pensamiento económico ilustrado, incluido el de los fisiócratas, se elogiaba la propiedad privada. No obstante, Rousseau argumentó en favor de una regresión, absolutamente imposible,al estado del "buen salvaje": en la época en que redactó sus escritos económicos aún no existía el capitalismo, aunque se opusiera al ordendel Antiguo Régimen, y no se pueden utilizar para hacer proselitismode lo que llegaría a ser el nuevo régimen, de orden capitalista.

Además, la dificultad para incluir a Rousseau en los textos dehistoria del pensamiento económico se agrava cuando se considera su teoría del Estado. Según los manuales universitarios, una de las consecuencias políticas de la Revolución Industrial fue el surgimiento del Estado liberal: los derechos humanos naturales se volvieron positivos y se consagraron en textos constitucionales, se desarrolló la democracia bajo el liderazgo de la burguesía y surgieron los partidos políticos modernos, etc. Como advirtió Bertrand Russell (1945), una lectura sesgada de su teoría del Estado puede utilizarse como justificación del totalitarismo, lo que es por completo incompatible con el liberalismo idílico de los antagonistas del Antiguo Régimen. En El contrato social, por ejemplo, Rousseau afirma que a partir de la vida en sociedad surge una entidad (los estudiosos señalan que se refiere al Estado) con intereses propios (la "voluntad general") que no coincidenecesariamente con la "voluntad de todos" o de la "mayoría" de los miembros de la sociedad.Y esa "voluntad general", que en su opinión es la expresión auténtica del bien común, no se puede manifestar salvo que se superen los intereses particulares, para lo que se requiere bloquear cualquier pacto entre grupos que imponga el interés de esos grupos a los demás ciudadanos. Basta dar un paso audaz y atrevido para interpretar esta idea de Rousseau como una prohibición de las asociaciones y partidos políticos.

En el pensamiento económico de Rousseau hay otro aspecto,también muy incómodo: el análisis de la desigualdad y la crítica de la propiedad privada, que es elemento central en sus escritos económicos. De hecho, uno de los principales se titula "Discurso sobre el origen de la desigualdad".

Su primera consideración sobre la propiedad privada es una negación de su legitimidad:

El primero a quien, después de cercar un terreno, se le ocurrió decir "Esto esmío", y halló personas bastante simples para creerle, fue el verdadero fundadorde la sociedad civil. Cuántos crímenes, guerras, muertes; cuántas miserias yhorrores habría ahorrado al género humano el que, arrancando las estacas oarrasando el foso, hubiese gritado a sus semejantes: "¡Guardaos de escuchara ese impostor; estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y latierra de nadie!" (Rousseau, 2012, 164).

En cambio, el fundamento del pensamiento económico ilustrado es la libertad entendida como libre cambio, libre comercio de tierras y mercancías, libre contratación de trabajadores, libertad para abrir negocios. La libertad, entendida como superación de las institucionesdel Antiguo Régimen, permitiría el pleno desarrollo de las potencialidades del individuo, y habría de conducir necesariamente a la prosperidad y la felicidad del género humano. Ese es el optimismo que refleja la célebre frase de Adam Smith que los manuales repiten como un mantra, glorificando la propiedad y el interés privado:

No es la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero la que nosprocura nuestra cena, sino el cuidado que ponen ellos en su propio beneficio. No nos dirigimos a su humanidad sino a su propio interés, y jamás leshablamos de nuestras necesidades sino de sus ventajas (Smith, 2015, 46).

Frente a los efectos benéficos que –según Smith– el interés privado tendría sobre la prosperidad pública, Rousseau ya había expuestoalgunas reflexiones dignas de tenerse en cuenta:

Si se me responde que la sociedad está de tal suerte constituida que cadahombre se beneficia sirviendo a los demás, replicaré que ello sería muy aceptable si no ganase, mucho más aún, perjudicándolos. No hay ningún beneficiolegítimo que no sea excedido por el que puede hacerse ilegítimamente, así comoel mal ocasionado al prójimo es siempre más lucrativo que los servicios quepuedan proporcionársele. No se trata pues más que de encontrar los mediosde asegurar la impunidad, en persecución de lo cual, los poderosos empleantodas sus fuerzas y los débiles todas sus astucias (Rousseau, 2012, 198).

El análisis de la desigualdad enfría el entusiasmo liberal y pone en cuestión las promesas optimistas de la época del capitalismo naciente.Y quizá peor, la creciente desigualdad generada por el capitalismo moderno parece mostrar que eran solo otra utopía, la utopía liberal,siempre relegada al futuro, como las demás. En ese sentido, Rousseau es un pensador incómodo, una antítesis de Adam Smith: sus escritos no se limitan a constatar la decadencia del Antiguo Régimen, tambiénadvierten los males que provoca la propiedad privada, la principal institución del capitalismo naciente e incluso la institución sagrada de la futura Revolución Francesa.Para Rousseau la propiedad privadaes fuente de desigualdad y de explotación, y solo es admisible, como un mal menor, en la medida en que el temor a perderla hace que los individuos cumplan las leyes. Así, en su "Discurso sobre la economía política" manifiesta:

Es sabido que el derecho de propiedad es el más sagrado de todos los derechos de los ciudadanos y, en ciertos aspectos, más importante que la propialibertad. Su respeto debe primar por encima de todo: tanto porque vela por laconservación de la vida, como por su indefensión desigual frente a las personas o su facilidad para ser violado. A fin de cuentas, la propiedad es el verdaderofundamento de la sociedad civil, garante a su vez de los compromisos con los ciudadanos: si los bienes no respondiesen de las personas, nada sería tan fácilcomo eludir los deberes y burlarse de las leyes (Rousseau, 2011, 55 y 56).

Rousseau muestra así las bases contradictorias en las que se asienta la sociedad (de su época y de la nuestra): la propiedad privada es necesaria para que los ciudadanos se obliguen a sí mismos a cumplir la ley, pero su única fuente de legitimidad es el trabajo, la cual se agota con el curso del tiempo y el aumento de la productividad:

Del cultivo de las tierras sobrevino ineluctablemente su partición; y de la propiedad, una vez conocida, se derivaron las primeras reglas de justicia, porque,para dar a cada uno lo suyo, preciso es que cada uno pueda tener algo [...]El trabajo es lo único que, dando derecho al cultivador sobre el productode la tierra que ha labrado, se le da, por consecuencia, sobre el suelo, por lomenos hasta la recolección; así, de año en año, al ejercer posesión continua,se transforma fácilmente en propiedad (Rousseau, 2012, 172).

Además, antes de la interpretación optimista de Adam Smith acerca de la división del trabajo y el aumento de la productividad, Rousseau señaló que eran condiciones necesarias para la explotación y la desigualdad y, con ellas, de la miseria. Así lo expresa en su "Discurso sobre el origen de la desigualdad":

Desde el momento en que un hombre tuvo necesidad del auxilio de otro,desde que se advirtió que era útil a uno solo tener provisiones para dos, laigualdad desapareció, introdújose la propiedad, fue indispensable el trabajo ylas extensas selvas se trocaron en sonrientes campiñas, que hubieron de regarsecon el sudor del hombre, y en las cuales viéronse muy pronto germinar y crecer,juntamente con las semillas, la esclavitud y la miseria (Rousseau, 2012, 170).

CONCLUSIONES

Como pensador económico, Rousseau era afín a la fisiocracia yno era liberal; al menos no en el sentido smithiano del término.Su consideración en la enseñanza de la historia del pensamientoeconómico proporcionaría una visión más amplia e inquisitiva de latransición del Antiguo Régimen al capitalismo liberal. Pero, a diferencia de la de Smith, su obra no sirve para justificar y dar prestigio,recurriendo a parábolas ingeniosas, a una interpretación simplistade las bondades de la Revolución Industrial ni de las instituciones del nuevo modo de producción que habría de alumbrar. El hechode que no sea un autor exegético es quizá la principal razón de quesea omitido en los textos de economía contemporáneos y de que sele haya negado el justo lugar que le correspondería entre los fisiócratas más eminentes.


Notas

1 Ver, p. ej. Héna (1989), Markovits (1991), Fridén (1998), Spector (2003), Cervellati et al. (2005), Larrère (2007), Pignol (2010, 2011) o Cabrales et al. (2012).
2 Para su teoría monetaria, ver Pignol (2010).
3 La "talla real" era un impuesto directo y personal, establecido en 1439 durantela Guerra de los Cien Años, muy regresivo pues estaban exentos la nobleza, elclero y algunas ciudades.
4 Para una formalización de la propuesta tributaria de Rousseau, ver Faiña etal. (2011).
5 Son impuestos de naturaleza "real" los que gravan los hechos imponibles independientemente de las características subjetivas de la persona que los realiza.Y son impuestos "personales" los que en su configuración atienden a las características personales o subjetivas del contribuyente.


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