Redes tecnológicas globales: la diplomacia tecnológica surcoreana en América Latina

Global technological networks: South Korean technological diplomacy in Latin America

Bárbara Bavoleo*
Matías Benítez**
Desirée Chaure***

* Doctora en Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires (UBA). Profesora-Investigadora Conicet/IRI-UNLP; coordinadora del Centro de Estudios Coreanos, IRI-UNLP. [barbarabavoleo@gmail.com]. [https://orcid.org/0000-0003-3726-0239].

** Doctor (c) en Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires (UBA). Profesor de Historia de la Cultura Coreana (USal); secretario del Centro de Estudios Coreanos, Conicet/IRI-UNLP. [matiasbenitez1992@gmail.com]. [https://orcid.org/0009-0003-8528-7759].

*** Magíster (c) Economía y Negocios con Asia-Pacífico e India (UNTREF). Investigadora del Centro de Estudios Coreanos, IRI-UNLP. [desiree.chaure@gmail.com]. [https://orcid.org/0000-0002-6486-1040].

Para citar este artículo: Bavoleo, B. et al. (2024). Redes tecnológicas globales: la diplomacia tecnológica surcoreana en América Latina. Oasis, 41, 183-204. DOI: https://doi.org/10.18601/16577558.n41.09

Recibido: 18 de junio de 2024 / Modificado: 13 de agosto de 2024 / Aceptado: 21 de agosto de 2024


RESUMEN

En un mundo cada vez más interconectado, la diplomacia tecnológica emerge como una herramienta crucial para impulsar el desarrollo económico y fortalecer las relaciones internacionales. Este artículo propone examinar la estrategia de diplomacia tecnológica de Corea del Sur, específicamente con relación a América Latina, explorando cómo esta nación asiática ha tejido una red global de colaboración e innovación, cultivando lazos bilaterales y multilaterales. La metodología seleccionada es cualitativa, con un enfoque descriptivo y, a través de ella, se examinan las políticas, los programas y las alianzas estratégicas implementadas por Corea del Sur, y se revelan los vínculos tecnológicos con países latinoamericanos y el impacto en la imagen surcoreana. El artículo se propone, además, identificar los desafíos y las oportunidades que enfrenta esta relación en constante evolución, tales como las barreras culturales y la necesidad de adaptación a las demandas regionales. Se sostiene que a medida que se profundiza la cooperación tecnológica se vislumbran perspectivas prometedoras para una colaboración más estrecha y se discute si el desenvolvimiento de estas instancias de cooperación reproduce esquemas de dependencia tecnológica o, por el contrario, es una herramienta para el desarrollo autónomo de los países latinoamericanos. Como conclusión, este estudio ofrece una visión panorámica de cómo la diplomacia tecnológica puede ser un motor clave para el desarrollo global, fomentando la innovación y el progreso, y destaca la importancia de fortalecer los lazos entre Corea del Sur y América Latina en búsqueda de un futuro más próspero y tecnológicamente avanzado.

Palabras clave: diplomacia tecnológica; Corea del Sur; América Latina; cooperación; TIC.


ABSTRACT

In an increasingly interconnected world, technological diplomacy has become essential for driving economic development and enhancing international relations. This article examines South Korea's technological diplomacy strategy, particularly in Latin America, analysing how this Asian nation has built a global network of collaboration and innovation, fostering bilateral and multilateral relationships. Adopting a qualitative, descriptive methodology, the study investigates South Korea's policies, programmes, and strategic alliances, uncovering the technological ties with Latin American countries and their influence on South Korea's international image. Additionally, this article identifies the challenges and opportunities shaping this dynamic relationship, such as cultural barriers and the need to adapt to regional demands. The analysis argues that as technological co-operation intensifies, promising prospects emerge for closer collaboration; it further explores whether this co-operation perpetuates technological dependence or serves as a catalyst for the autonomous development of Latin American countries. In conclusion, the study provides a comprehensive view of how technological diplomacy can act as a key driver for global development by promoting innovation and progress, emphasising the importance of strengthening South Korea-Latin America ties in the pursuit of a more prosperous and technologically advanced future.

Keywords: Technological diplomacy; South Korea; Latin America; cooperation; ICT.


INTRODUCCIÓN

El rápido avance de la tecnología en las últimas décadas transformó por completo los escenarios sociales, políticos, económicos y culturales del mundo y, del mismo modo, afectó profundamente las dinámicas de las relaciones internacionales. El informacionalismo, como lo define Castells (2006), ese modo de producción que se orienta hacia el desarrollo tecnológico y plantea un nuevo paradigma basado en la tecnología de la información (p. 43), se complementa con una economía global interconectada en la que las fronteras se desdibujan ante la preeminencia de redes globales de producción y comercio. Las empresas operan en un mercado mundial, donde la competencia y la colaboración se articulan a través de vastas redes de información, y donde se torna indispensable la capacidad de innovar y adaptarse con celeridad a los cambios tecnológicos para mantener la competitividad en un mercado globalizado y en constante evolución.

En este escenario, el rol del Estado es central para fomentar, impulsar e implementar políticas de innovación y desarrollo, invertir en educación y formación especializada, construir una infraestructura tecnológica robusta y establecer regulaciones que protejan la propiedad intelectual y garanticen un entorno seguro y competitivo. Pero más allá de este papel de garante, los Estados vinculan sus intereses políticos con el destino de la competencia económica de empresas o compañías que, si bien son multinacionales, los representan y articulan su competición en el plano internacional. En otras palabras, "política y productividad quedan entrelazadas por ser elementos clave para la competitividad" (Castells, 2006, p. 116), y los Estados buscan la facilitación de la competencia y la prosperidad de "sus" empresas en el mercado mundial interconectado. En consecuencia, la economía global informacional se caracteriza por estar altamente politizada; la creciente competencia en los mercados globales se desarrolla bajo condiciones de comercio gestionado; el acelerado cambio tecnológico une la innovación empresarial con las estrategias deliberadas de los gobiernos para respaldar la investigación y fomentar el desarrollo tecnológico (pp. 119-120), y la diplomacia pública cumple un rol relevante para la apertura, las negociaciones y el posicionamiento en el mercado mundial.

La tecnología se ha integrado de manera esencial a las prioridades nacionales y a las ecuaciones internacionales, y ha llegado a ser un componente inseparable de las relaciones internacionales y la diplomacia (Malik, 2016, p. x). Esta profunda interconexión se refleja en múltiples dimensiones de la política global, donde la influencia tecnológica no solo moldea las capacidades económicas y militares de los Estados, sino que también redefine las estructuras de poder y las dinámicas de cooperación y competencia entre las naciones. La relevancia de la tecnología en la diplomacia moderna se manifiesta en la necesidad de los Estados de gestionar eficientemente sus recursos tecnológicos y de desarrollar políticas que promuevan la innovación y la investigación. En este sentido, la diplomacia tecnológica, ese campo emergente que fomenta el diálogo entre los Estados y la industria tecnológica, y que fue impulsado por el surgimiento de las empresas especializadas y su influencia en áreas más allá de las fronteras nacionales (Ittelson y Rauchbaur, 2023), toma una posición central, donde la capacidad para negociar acuerdos internacionales en materia de tecnología e información se convierte en un elemento crítico para el éxito geopolítico y económico de las naciones.

Corea del Sur se destaca como pionera en este ámbito, y empleó su capacidad tecnológica para impulsar su influencia y colaboración internacional. Desde la implementación de políticas de transferencia de tecnología hasta la creación de programas de cooperación en investigación y desarrollo, el país tejió una compleja red de alianzas estratégicas que abarcan varios continentes, incluyendo América Latina. Su enfoque en la transferencia de tecnología fue fundamental para su ascenso como potencia tecnológica. Mediante acuerdos bilaterales y multilaterales, Corea facilitó la adquisición y adaptación de tecnologías adecuándolas a sus necesidades y contextos específicos, lo que aceleró su desarrollo tecnológico interno y fortaleció su capacidad para exportar tecnología y servicios relacionados avanzados (Yeo, 2023).

La diplomacia tecnológica de Corea del Sur también se manifiesta en su participación en foros internacionales y organizaciones multilaterales. A través de su compromiso con organismos como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el país influye en la formulación de políticas globales sobre tecnología e innovación. Asimismo, muchas de las políticas de la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (KOICA - Korea International Cooperation Agency) tienen un componente de ciencia, tecnología e innovación, y con la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) pueden realizarse, por ejemplo, exportando infraestructuras de conectividad y otras máquinas al Sur global, donde también ofrece sus servicios como asesor en gobernanza electrónica (Melissen y de Keulenaar, 2017, p. 3).

Corea del Sur, con una estrategia bien planificada de diplomacia tecnológica, se convirtió en un líder global en innovación y cooperación en esta área. Su capacidad para crear redes de alianzas estratégicas y su enfoque en la transferencia de tecnología y la colaboración en investigación y desarrollo (I+D) fueron claves para su éxito. Este modelo le permitió fortalecer su influencia internacional y contribuir a las regiones con las que coopera. Entre estas regiones se encuentra América Latina, hacia donde Corea destina una porción de su apoyo y con la que ha establecido múltiples acuerdos, abarcando diversos sectores como las telecomunicaciones, la electrónica, la infraestructura digital y la capacitación y asesoría en innovación y tecnología.

En este marco, el artículo explora y expone la estrategia de diplomacia tecnológica de Corea del Sur hacia América Latina a través del examen de sus alianzas, acuerdos, programas y cooperación con la región. Buscamos comprender, también, cuáles son los desafíos y las oportunidades que enfrenta esta relación en constante evolución, tales como barreras culturales y la necesidad de adaptación a las demandas regionales, y evaluar si estas instancias reproducen esquemas de dependencia tecnológica o incentivan el desarrollo autónomo de los países latinoamericanos.

MARCO CONCEPTUAL

Corea del Sur tiene más de seis décadas de presencia diplomática oficial en América Latina. Hasta la década de los noventa, la cooperación con países de la región tenía un eje preponderantemente político, orientado a la búsqueda de reconocimiento oficial vis à vis con Corea del Norte, y a los acuerdos migratorios (Kim, 2022, p. 73). Con el fin de la Guerra Fría, y los procesos de liberalización económica en la región, el comercio bilateral creció sostenidamente. Desde 1990 hasta 2021 el comercio creció de 3.800 millones a 57 mil millones, representando un crecimiento anual del 11,5% (Mesquita Moreira et al., 2022, p. 16). En esta tendencia se observa un superávit creciente de Corea del Sur hasta la crisis financiera de 2009, debido a la desaceleración del crecimiento económico latinoamericano que hizo menguar las importaciones sin que las exportaciones descendieran. Más allá de la importancia de la industria manufacturera, el centro de las exportaciones de la región a Corea "se han concentrado mucho en unas pocas commodities de agricultura y minería, mientras que las importaciones desde Corea consisten en un conjunto diversificado de bienes industriales, liderados por automóviles, barcos y bienes de TIC" (p. 17).

Además de la presencia económica es clave destacar el alcance de la diplomacia pública surcoreana que ha posicionado su imagen internacional en la región. La diplomacia pública se refiere "a las relaciones entre los Estados y las sociedades extranjeras, para informar e influenciar las audiencias de acuerdo con los objetivos de la política estatal. Se la puede entender como la extensión de la práctica diplomática tradicional interestatal, y como una herramienta esencial para que los gobiernos incrementen su poder blando" (Chaure, 2020, p. 149). Las iniciativas de diplomacia pública surcoreana involucran a múltiples actores, no solo gobiernos nacionales, sino también locales, universidades, centros culturales y a las organizaciones civiles de la diáspora coreana entre otras. Precisar cada una de ellas excede los objetivos del artículo. Sin embargo, planteamos que tanto el desarrollo de las relaciones comerciales precedente como el de la diplomacia pública han contribuido a que se pase a un siguiente nivel donde están involucradas la diplomacia digital, la científica y la tecnológica1.

La diplomacia digital se refiere al empleo en la práctica diplomática (en tanto mediación entre dos actores sociales distanciados) "de tecnologías digitales, incluidas las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), la ingeniería de software, el big data, y la inteligencia artificial" (Robertson, 2018, p. 673). Al centrarse en el uso tecnológico sus objetivos pueden orientarse a cuestiones tales como "la digitalización del servicio consular, o el uso de redes sociales y otros canales en el ejercicio de la diplomacia pública, o en la comunicación del ministerio de asuntos exteriores" (Muñiz, 2023, p. 101). La diplomacia científica alude a la cooperación científica "entre naciones para abordar los problemas comunes que enfrenta la humanidad y para desarrollar relaciones internacionales constructivas, incluso entre países que no mantiene relaciones diplomáticas formales" (Feijóo y Atienza, 2023, p. 35) contribuyendo a la innovación. Por su parte, la diplomacia tecnológica efectúa un salto conceptual con respecto a la científica, ya que remite a la aplicación de la ciencia para la resolución de problemas concretos. La tecnología deja de ser vista como un elemento neutral con alcances acotados, y se vuelve "un campo transversal, que afecta a elementos de alta política; afecta a la seguridad, a la prosperidad y a los derechos y libertades fundamentales" (Muñiz, 2023, p. 99). Las relaciones entre Corea del Sur y América Latina no están exentas de poseer esta dimensión política, donde se evidencian las relaciones de poder entre naciones y de estas con el sistema internacional (con sus jerarquías y contrapesos). En este sentido, "El corazón del ejercicio de diplomacia tecnológica es, sin embargo, otro: la regulación y gobernanza de las tecnologías emergentes; abordar su fondo y sus implicaciones para las sociedades actuales (p. 101).

El último Libro Blanco de la diplomacia surcoreana, publicado en enero de 2024, destaca las tareas que se han llevado a cabo a partir de la asunción de Yoon Suk-yeol para consolidar al país como un Estado pivote global. Una de ellas es ejercer una fuerte diplomacia de seguridad económica como respuesta a la fragmentación de las cadenas de suministros globales debido a factores políticos y de seguridad, así como a conflictos geopolíticos y la guerra de Ucrania (MOFA, 2024, p. 178). De forma paralela se han producido avances en la diplomacia científica y tecnológica por medio de la introducción en 2022 de un sistema de especialistas en estas áreas que comenzaron a trabajar en embajadas y consulados seleccionados. Esto contribuyó a impulsar la eficiencia del trabajo de las misiones diplomáticas en el seguimiento/monitoreo de las tendencias locales de la diplomacia de CyT y a fortalecer las redes constituidas en este campo. En este contexto, en mayo de 2022 se firmó un acuerdo con Estados Unidos para fortalecer la cooperación público-privada en tecnologías críticas y emergentes tales como inteligencia artificial, tecnología cuántica y biotecnología (p. 179).

Si nos circunscribimos al vínculo con América Latina, un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) del año 2022 sintetiza las relaciones comerciales bajo el subtítulo "Materias primas a cambio de máquinas" (Mesquita et al., 2022, p. 16). Esto no quiere decir que las industrias manufactureras latinoamericanas no sean importantes para los intereses coreanos. En un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) sobre la inversión extranjera directa de Corea del Sur en Latinoamérica se indica que este ítem correspondió al 38% de la inversión total para el periodo 2010-2018. Un 42% de la misma estuvo orientada a la industria de automotores, centrada en Brasil y México. Se afirma, entonces, que "las empresas manufactureras coreanas impulsaron el crecimiento de industrias de alto valor añadido en la región, como la del automóvil y autopartes, la electrónica y los equipos para comunicaciones, y otras maquinarias y equipos, junto con el procesamiento de recursos naturales, gracias al establecimiento de plantas siderúrgicas" (Plottier y Park, 2020, p. 33).

Lo anterior nos permite definir dos posibles ejes para la estrategia de diplomacia tecnológica surcoreana hacia América Latina. Uno, centrado en el desarrollo y la promoción de tecnologías disruptivas: inteligencia artificial, internet de las cosas (IoT - Internet of Things), cloud computing, blockchain, y otro orientado a la obtención de recursos naturales estratégicos (centralmente cobre, litio, níquel y tierras raras) para sus industrias de punta como la de semiconductores o vehículos eléctricos. Ante la escasez de recursos naturales,

… forjar fuertes lazos con los países latinoamericanos no es sólo una cuestión de diversificación económica, sino un imperativo estratégico para garantizar el acceso a estas materias esenciales. Esta asociación es crucial para Seúl a medida que navega por la compleja red de la geopolítica mundial, con el objetivo de asegurar su futuro económico al tiempo que minimiza su vulnerabilidad a las interrupciones de la cadena de suministro. (Draudt-Véjares, 2024)

Estas estrategias se observan en el diseño de la política económico-tecnológica y en las tácticas de cooperación que lleva adelante el país asiático.

ESTRATEGIA DE DIPLOMACIA TECNOLÓGICA DE COREA DEL SUR

En el año 2022, el Gobierno coreano presentó el Plan Estratégico Nacional de Fortalecimiento Tecnológico (MSIT, 2022), cuyo objetivo es el de impulsar las tecnologías que contribuyan a la conformación de la sociedad futura y a la seguridad nacional. Esta estrategia busca alcanzar la soberanía tecnológica y promover la cooperación internacional, posicionando a Corea del Sur como líder en la competencia tecnológica global.

La elaboración del plan fue llevada a cabo por el Consejo Asesor Nacional de Ciencia y Tecnología, el máximo organismo responsable en materia de políticas de ciencia, tecnología e inversiones en I+D, cuya autoridad máxima es el presidente de la República, Yoon, y la vicepresidencia la ejerce Lee Woo-il, presidente de la Federación Coreana de Sociedades de Ciencia y Tecnología. En la primera reunión participaron diversos asesores del sector privado junto con representantes del sector público pertenecientes a los ministerios de Economía y Finanzas; Ciencia y Tecnología; Comercio, Industria y Energía; Pymes y Startups, y Educación, entre otros. Se decidió conformar dos comités asesores público-privado: uno de expertos en tecnología y otro de expertos en diplomacia y seguridad nacional, con el propósito de evaluar y seleccionar las tecnologías estratégicas. Como resultado, se seleccionaron doce tecnologías estratégicas nacionales: semiconductores y display (pantallas); celdas secundarias (baterías recargables); tecnología del transporte; energía nuclear; biotecnología; tecnología aeroespacial y marina; hidrógeno; ciberseguridad; inteligencia artificial; comunicaciones de próxima generación, robótica y manufactura, y tecnología cuántica. Estas son consideradas cruciales para el desarrollo nacional y el aumento de las inversiones, al tiempo que refuerzan las medidas de promoción tecnológica a través de diferentes instrumentos como la promulgación de leyes y el establecimiento de organizaciones. A su vez, se identificaron las estrategias y los objetivos de cada ministerio para cada tecnología, para luego determinar las medidas definitivas de inversión en I+D y cooperación internacional. Se analizaron, también, los principales países para iniciar procesos de cooperación en relación con cada tecnología, con el fin de fortalecer la asociación estratégica a través de investigaciones conjuntas, intercambios de talentos y hubs tecnológicos (MSIT, 2022).

Esta hoja de ruta estratégica establece puntos relevantes para la diplomacia tecnológica con el fin de fortalecer su liderazgo internacional. Propone que el país participe a nivel multilateral en proyectos de cooperación en I+D y se vincule bilateralmente con aliados en ciencia y tecnología, y con potencias tecnológicas como Estados Unidos y la Unión Europea; en áreas como la IA y 6G, el objetivo es centrarse en la cooperación con otros países desarrollados mediante su participación en organismos internacionales como la Organización Internacional de Normalización (ISO-International Standard Organization). Esto no solo asegura que sus tecnologías sean reconocidas internacionalmente, sino que también posiciona al país como un líder en la formulación de políticas tecnológicas globales, capaz de influir en la economía, la seguridad y la diplomacia futuras, pues de manera deliberada el Plan Estratégico Nacional de Fortalecimiento Tecnológico de 2022 establece la meta de consolidar al país como uno de los cinco líderes en ciencia y tecnología, junto a Estados Unidos, China, Japón y Alemania.

La estrategia integral de Corea del Sur contempla, además, la cooperación científica y tecnológica hacia regiones como América Latina, promoviendo políticas de I+D e innovación para el desarrollo, por ejemplo, a través de proyectos de transferencia tecnológica e implementación de procesos de digitalización de información, focalizados en la gestión gubernamental y los servicios digitales para la ciudadanía. En la visión surcoreana, ello ayuda a construir capacidades locales y a fortalecer los lazos bilaterales a través de la colaboración tecnológica.

Corea reconoce la importancia de superar barreras culturales y adaptar soluciones tecnológicas a las necesidades específicas de la región, promoviendo así un crecimiento equitativo y sostenible.

En conjunto, estas propuestas subrayan el compromiso de Corea del Sur con la diplomacia tecnológica como un motor clave para su desarrollo económico, la seguridad nacional y su influencia global.

IMPACTO EN AMÉRICA LATINA. COLABORACIÓN EN SECTORES CLAVE Y TRANSFERENCIA DE TECNOLOGÍA

América Latina es una región heterogénea, que se compone de diferentes realidades sociopolíticas, que van desde graves situaciones económicas y una fuerte polarización política, hasta economías relativamente estables con sistemas políticos que se han mantenido a lo largo de la historia.

Desde la llegada del covid-19, la región experimentó una transformación digital acelerada, como consecuencia de las restricciones impuestas sobre movilidad durante la pandemia mundial. El uso de la tecnología para la vida cotidiana, como las compras virtuales o el trabajo remoto, permitió enfrentar las consecuencias de los repentinos cambios provocados por la pandemia. A pesar de ello, los gobiernos no contaron con el tiempo suficiente para adaptarse a la aplicación de tic, la era digital ha puesto a los países de la región en una repentina carrera, donde la cooperación tecnológica es una de las plausibles soluciones para evitar el crecimiento de la desigualdad nacional y la pérdida del poder relativo a nivel geopolítico. Además, en una región caracterizada por un lento crecimiento económico, una inflación creciente y una marcada inequidad de los ingresos, la tecnología resulta una herramienta generadora de oportunidades y políticas públicas.

Nuestra región aún presenta claros desafíos en relación con la brecha digital; de acuerdo con el Índice de Desarrollo del Ecosistema Digital (infraestructura, utilización de tecnologías y políticas públicas) del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), en 2021 América Latina obtuvo 44.38 puntos (en la escala de 0 a 100), con notorias diferencias entre países. Algunos de los que podemos mencionar son: Argentina (47,20), Brasil (49,18), Chile (55,95), Colombia (47,65), Ecuador (39,63), México (49,09), Perú (42,59) y Paraguay (35,34). Mientras que Corea del Sur se ubica en un prominente lugar con 70,84, considerando que el país que encabeza el ranking es Suiza con 79,08 (IDED, 2023). Los resultados de la región latinoamericana se explican en parte por algunas limitaciones estructurales clave como el acceso discriminado según ingresos, las fluctuaciones de conectividad y velocidad de internet, las brechas en habilidades digitales y una baja digitalización de procesos productivos. Al tiempo que denotan los diferentes niveles de ciber-madurez, que pueden clasificarse en tres grupos. Por un lado, Chile, México y Brasil muestran cierto nivel de desarrollo cibernético, en temáticas como habilidades digitales, legislación, estructura organizacional y cooperación; por otro lado, Paraguay y Perú aún se encuentran en las primeras etapas, comenzando a mejorar sus estándares técnicos; en un rango intermedio, Colombia y Argentina, han mostrado avances en políticas para el fortalecimiento del sector público, tales como el gobierno abierto y la ciberseguridad (Ricart y Rosales, 2022).

La cooperación tecnológica puede darse a través de acuerdos, proyectos y programas conjuntos, tanto bilaterales como multilaterales, con países que compartan los mismos valores o principios en términos de relaciones exteriores y de implementación de las tecnologías. En el caso de América Latina, al no detentar hegemonía tecnológica, le es posible posicionarse por fuera de la competencia mundial por el liderazgo, vinculándose con otras naciones desde una perspectiva más amplia. En este escenario, Corea del Sur adquiere un papel relevante, pues posee una fuerte estrategia de diplomacia tecnológica, un gran desarrollo digital y tecnológico y una vasta experiencia en gobernanza electrónica. Su ubicación de supremacía en la cuarta revolución industrial, con empresas como Samsung, LG y SK, sirve de ejemplo a los países que aspiran a modernizar sus economías (Kim, 2022).

Los vínculos históricos entre la mayoría de los Estados latinoamericanos y Corea del Sur se han basado principalmente en el modelo de complementariedad económica. Desde mediados del siglo XX la política exterior coreana se focalizó principalmente en la búsqueda de reconocimiento como Estado parte del sistema internacional. A partir de la década de los ochenta, cuando el desarrollo económico alcanzó una etapa avanzada y el reconocimiento no era una cuestión tan apremiante, los aspectos económicos pasaron a ser los objetivos diplomáticos. Esto se refleja en los términos de intercambio, en los que la mayoría de las economías latinoamericanas exportan sus materias primas e importan bienes manufacturados y productos de alta tecnología coreanos. En este esquema de vinculación, Corea también canaliza sus lazos con la región latinoamericana a través de AOD y el Programa de Intercambio de Conocimientos (KSP-Knowledge Sharing Program)2. En 2022, tras cumplirse 60 años del inicio de relaciones entre Corea del Sur y varios países latinoamericanos3, el gobierno surcoreano, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, propuso como objetivo del aniversario la mejora del entendimiento entre ambas partes y el impulso de intercambios de alto nivel. Este hito marca un momento crucial para intensificar la cooperación política entre ambas partes.

METODOLOGÍA

Para el abordaje se seleccionó una estrategia metodológica cualitativa con un enfoque descriptivo, ya que los objetivos propuestos se orientan a "conocer cómo se comporta el fenómeno de estudio, cuál es el contexto espacial y temporal en que ocurre, cuáles son sus características, quiénes lo integran, qué roles o lugares ocupan, qué factores externos se relacionan con su comportamiento, etcétera" (Cohen y Gómez, 2019, pp. 241-242). La caracterización de las aristas centrales del objeto de investigación hecha por la descripción "cumple un papel preponderante en los procesos comprensivos" (Aguirre y Jaramillo, 2015, p. 179).

Con este propósito, se llevó a cabo una revisión bibliográfica sistemática sobre la evolución y las perspectivas de la diplomacia tecnológica durante la última década entre Corea del Sur y América Latina, considerando tanto sus logros concretos como sus desafíos y oportunidades a corto, mediano y largo plazo. A partir de una serie de términos clave se exploraron bases de datos académicas y motores de búsqueda en línea. En este sentido, se consultaron documentos oficiales, informes de organismos multilaterales, organizaciones no gubernamentales, artículos académicos y periodísticos, entre otras fuentes. Esto nos permitió jerarquizar los casos más relevantes, así como también no descuidar el empleo preciso de la noción de diplomacia tecnológica que estructura este estudio y que, si bien da cuenta de procesos vinculados, presenta su especificidad por sobre otras variantes de diplomacia como la digital o la científica.

EVALUACIÓN DE LOS VÍNCULOS TECNOLÓGICOS Y LA PERCEPCIÓN DE COREA DEL SUR4

Si bien América Latina ha mantenido relaciones estables con Corea del Sur, en términos políticos, económicos y culturales, ellas se vieron incrementadas como consecuencia de la fuerte diplomacia pública coreana, conocida como Hallyu u ola coreana. Una estrategia que comenzó en la década de los noventa para consolidar su papel como potencia media y que incluyó la primera visita oficial de un jefe de Estado coreano a Latinoamérica, cuando el presidente Roh Tae-woo viajó a México. Ya en los años 2000 se inició el proceso de promoción de productos culturales, como k dramas, k pop y cine, que encontró correlación con el crecimiento de las relaciones comerciales y de los estudios coreanos en la región. Sin embargo, uno de los elementos que aportaron notoriamente a la construcción de una imagen positiva en Latinoamérica, fue el avance tecnológico y la innovación coreana, presentes en los productos culturales y en las exportaciones de productos electrónicos, como computadoras y teléfonos móviles, que hoy en día configuran parte de la estrategia de diplomacia tecnológica. Esta estrategia posee un núcleo común, pero, a la vez, es posible delimitarla separando dos grupos de países en función del acceso a la tecnología y la equidad digital. En el primer grupo ubicamos a Chile (90,19%), Brasil (80,69%) y Argentina (87,15%); en el segundo grupo encontramos a México (75,63%), Colombia (73,03%) y Perú (71,11°%), teniendo en cuenta los datos del Banco Mundial sobre el porcentaje de la población que posee acceso a internet en el año 2021 (Banco Mundial, 2024). Esta agrupación se refuerza con el índice de gobierno electrónico de la Cepal para el año 2022, que ubica a Chile en el 2° puesto, Argentina en el 3°, Brasil en el 4°, Perú en el 6°, México en el 7° y Colombia en el 10° (Cepal, 2022).

A fin de delimitar el rango de observación se seleccionarán algunos países de la región latinoamericana, con relación a la relevancia económica y tecnológica, las relaciones diplomáticas estables y activas con Corea del Sur, y la representatividad regional.

En cuanto a la relevancia económica y tecnológica, entre las tres economías más grandes de la región que han sostenido su liderazgo desde 1980 (Statista Search Department, 2023), encontramos a Brasil, México y Argentina, seguidas por las economías emergentes Colombia, Chile y Perú. Esta característica los convierte en actores clave para el desarrollo del sector tecnológico y la modernización a través de la cooperación. Estas seis naciones han mantenido relaciones diplomáticas estables y activas con Corea del Sur, habiendo iniciado vínculos formales desde su conformación como República. Brasil en 1959, México, Argentina, Colombia y Chile en 1962, y Perú en 1963.

Por último, debemos considerar que los seis países brindan representatividad regional para el análisis, ubicando en el Cono Sur a Argentina y Chile, en la región Andina a Chile y Colombia, en América del Norte y Centroamérica a México, y a Brasil como potencia regional.

A continuación, se presentan los vínculos y proyectos surgidos de la diplomacia tecnológica de Corea del Sur con los países mencionados.

Chile

Corea del Sur y Chile firmaron un tratado de libre comercio (TLC) que entró en vigor en 2004 y desde donde se realizan todas las negociaciones y se impulsan otros tipos de cooperación bilateral. A partir de 2017, avanzaron en la cooperación sobre aplicación de TIC a la administración pública en sectores como aduana, registro nacional, sistema de tránsito inteligente, red de seguridad en situaciones de catástrofe y manejo de big data. En los últimos tiempos, las áreas de trabajo se incrementaron incluyendo tecnologías de la cuarta revolución industrial como inteligencia artificial (IA) y 5G, y sus aplicaciones a temáticas relacionadas con el gobierno digital, la ciberseguridad, el cambio climático y la cooperación antártica. El TLC ha sido definido desde Corea como una "nueva plataforma de cooperación en materia de redes de suministro, energía y recursos, y comercio digital" (Lee, 2023) que permite al país asiático tener un mayor alcance y adaptarse al entorno comercial local.

Brasil

Brasil es uno de los países de la región con mayor inversión en tecnología. Los inicios de esta datan de la firma del Acuerdo de Cooperación en Materia de Ciencia y Tecnología entre el Gobierno de la República Federativa del Brasil y el Gobierno de la República de Corea en 1991 (efectivizado en 1993). En 2016 se firmó el acuerdo entre el Instituto Nacional de Telecomunicaciones (Inatel) y la Agencia Nacional para la Sociedad de la Información de Corea. Como consecuencia, el Inatel recibió una estación meteorológica, un dron de última generación, kits de desarrollo para soluciones en IoT, IA y reconocimiento de voz, e incorporó un robot con IA (Inatel, 2019).

Asimismo, en los planes de trabajo para el bienio 2023-2024 del Grupo Parlamentario Corea-Brasil se ha incorporado la colaboración en IA al temario para incentivar la cooperación técnica, política y cultural entre ambas naciones (Senado Noticias, 2023).

A nivel subnacional se puede mencionar el acuerdo entre la empresa surcoreana Riiid, de tecnología educativa en IA, y Celepar, la empresa estatal de tecnología de la información de Paraná, Brasil, que tiene como objetivo contribuir al desarrollo de herramientas educativas. El acuerdo surgió a raíz de la visita del gobernador Carlos Massa Ratinho Junior a Corea del Sur en marzo de 2023. La misión principal de este viaje fue estudiar el sistema educativo coreano, reconocido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como uno de los más avanzados del mundo, con el fin de implementarlo en las escuelas de Paraná (Paraná Governo do Estado, 2023).

Argentina

En 2016, se firmó un memorándum de entendimiento en el área de gobierno electrónico entre el ministro de Interior de Corea y el ministro de Modernización de Argentina. El 4 de julio de 2016, el Ministerio de Interior y Seguridad de Corea (MOIS) señaló que esta transferencia del modelo de desarrollo de gobierno electrónico de Corea a Argentina permitiría facilitar la entrada de empresas coreanas al mercado argentino. No obstante, el progreso fue limitado debido a problemas coyunturales en Argentina, principalmente por el rechazo del Poder Legislativo argentino a la reforma electoral que involucra la cooperación TIC coreana (Bavoleo, 2020, pp. 136-137).

A pesar de este primer intento infructuoso, desde la creación de la Agenda Argentina Digital en 2018, se han implementado políticas para mejorar los servicios administrativos públicos, la ciberseguridad y las industrias de tecnología digital. En este marco, Argentina adoptó el sistema de gobierno digital de Corea, también conocido como gobierno electrónico, y construyó su propio centro de datos para ser utilizado con fines gubernamentales.

En 2019, los ministerios de Ciencia y Tecnología de Corea y Argentina firmaron un Memorándum de Entendimiento de promoción del intercambio de investigadores e investigación conjunta, y la promoción de nuevas industrias como la biomedicina y la biotecnología. El pacto se renovó en 2022, donde se incorporaron tecnologías de la cuarta revolución industrial, como IoT, AI y 5G (Argentina.gob.ar, 2023).

México

Uno de los primeros instrumentos conjuntos sobre tecnología entre Corea y un país latinoamericano fue el tratado de cooperación económica, científica y técnica entre México y Corea, que se llevó a cabo en 1989, y tres años más tarde se firmó su acuerdo complementario de cooperación científica que continúa vigente.

A lo largo de los años se han firmado varios acuerdos bilaterales a nivel nacional y subnacional en las áreas de innovación tecnológica. En julio de 2022, una delegación encabezada por la canciller Alicia Bárcena, que incluyó funcionarios gubernamentales, líderes de instituciones educativas y empresarios, visitó la República de Corea para conmemorar el 60 aniversario de las relaciones bilaterales. Durante la visita, se sostuvieron reuniones de alto nivel con dignatarios y empresas coreanas. Asimismo, la delegación participó en el Foro para la Cooperación Futura Corea-América Latina y el Caribe 2022. Como resultado, la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexcid) promovió acuerdos y colaboración en áreas como la industria farmacéutica, la tecnología, las infraestructuras y el medio ambiente (Castillo y Aguilera, 2024, p. 78). En ese contexto, también en julio de 2022, el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y el Instituto de Investigación Aeroespacial de Corea (KARI) firmaron un memorándum de entendimiento con el propósito de fortalecer la cooperación aeroespacial entre los dos países (González, 2024, p. 201). Esta cooperación bilateral sigue desarrollándose, poniendo bajo análisis iniciativas que incorporen a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Amexcid y la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE) (Gobierno de México, 2024).

En la actualidad, se encuentran vigentes las negociaciones para la conformación de un TLC México-Corea, que pueda establecer un marco institucional para promover el comercio de bienes y servicios, inversión y el intercambio tecnológico. Además, existen diálogos entre el Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Corea (KAIST) y la Amexcid para el posible establecimiento de un campus del KAIST en México (Castillo Pérez y Aguilera Romo, 2024, p. 72).

Colombia

Los acuerdos tecnológicos entre Corea del Sur y Colombia han evolucionado significativamente a lo largo de los años. En noviembre de 2014, se firmó un memorándum de entendimiento para facilitar el intercambio de prácticas en ciberseguridad y gobierno electrónico. Esta cooperación se fortaleció con la implementación de una tarjeta integrada para el sistema de transporte en Bogotá, basada en el sistema coreano y desarrollada por LG CNS, multinacional coreana (El País, 2015).

La entrada en vigor del TLC en 2016 y el rol de Colombia como el principal receptor de AOD proveniente de Corea en América Latina han sido factores clave en la expansión de estos intercambios. En febrero de 2017, Colombia fue seleccionada como socio para participar en el Programa de Cooperación para el Desarrollo de las TIC del Ministerio de Ciencia, TIC y Planificación Futura de Corea. Durante el periodo 2018-2020, ambos países colaboraron en la implementación de tres proyectos de cooperación, incluyendo asesoría en desarrollo de TIC y programas de aprendizaje (Mintic, 2019). En 2019, se firmó un memorándum de entendimiento en temas de IA, comunicaciones móviles, 5G, ciberseguridad, tecnologías emergentes y emprendimientos digitales, entre otros. También se realizó un acuerdo sobre transformación digital del sector público, en relación con la implementación del big data en salud y compras públicas, como parte del Programa KSP y financiado por el Korean Eximbank.

En 2021, en el contexto de la visita del presidente Iván Duque a Corea, se firmó otro memorando para la promoción de las TIC y la inversión en I+D, teniendo como áreas de intercambio la biotecnología y la tecnología médica, nuevas tecnologías, medioambiente e IA (Contreras, 2021).

Perú

Perú y Corea del Sur también poseen un TLC firmado en agosto de 2011, sin embargo, la cooperación en tecnología comenzó a concretarse 4 años después. En 2015, se firmó un memorándum de entendimiento para promover el intercambio en gobierno electrónico. Este acuerdo facilitó la adaptación del Sistema de Información de Servicios de Justicia Criminal de Corea y la informatización del patrimonio cultural peruano. En 2017, se firmaron nuevos convenios y se contrató a la consultora coreana IGB & Cia. para implementar el Centro de Cooperación en E-gobierno Corea y Perú, financiado por KOICA y, al siguiente año, una comitiva coreana visitó Perú y se reunió con funcionarios de la Oficina Nacional de Gobierno Electrónico e Informática, en línea con la Estrategia Alianza País, para desarrollar el gobierno electrónico en Perú bajo las prioridades de la AOD (ODA Korea, 2023).

En 2021, la Presidencia del Consejo de Ministros de Perú y el Ministerio del Interior y Seguridad de Corea firmaron el memorándum para el establecimiento de un Centro Nacional de Innovación Digital e IA, a partir del cual se creó el Comité de Cooperación para proyectos relativos al gobierno digital, innovación en educación, inclusión, ciudades inteligentes, ciberseguridad, IA en los sectores productivos y para la lucha contra la corrupción (Gobierno de Perú, 2021).

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

A partir de los casos presentados podemos afirmar que la diplomacia tecnológica de Corea del Sur en Latinoamérica se basa en tres grandes objetivos:


NOTAS

1 En los documentos oficiales surcoreanos no hay una distinción marcada entre actividades de diplomacia científica o tecnológica, sin embargo, en este artículo recuperamos la discusión en donde se vuelve necesario su tratamiento por separado.
2 El KSP solo ha organizado dos programas sobre temática digital y 10 proyectos sobre tecnología y ciencia, que tienen una duración y financiación específica como, por ejemplo, el fortalecimiento institucional de regulaciones técnicas en Ecuador.
3 México, Nicaragua, Argentina, Colombia, Honduras, Chile, República Dominicana, Paraguay, Costa Rica, El Salvador, Haití, Panamá, Ecuador, Jamaica y Guatemala.
4 En el Apéndice se puede encontrar el listado de documentación que es mencionada en este apartado. No es, por lo tanto, una compilación exhaustiva sino una selección hecha con base en los objetivos de este trabajo.


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