La influencia de las primeras damas en las relaciones internacionales
The Influence of First Lady in Foreign Relations
Carolina Guerrero Valencia*
* Ph. D. en Ciencia Política, Universidad de Hamburgo (Alemania). Investigadora asociada en el GIGA Institute for Latin American Studies (Alemania); coordinadora del Grupo de Estudios del Ejecutivo de ALACIP y miembro de la Red de Politólogas. [carolinaguerrerov@gmail.com]; [https://orcid.org/0000-0002-4216-9213].
Recibido: 17 de enero de 2025 / Modificado: 7 de abril de 2025 / Aceptado: 10 de abril de 2025.
Para citar este artículo: Guerrero Valencia, C. (2025). La influencia de las primeras damas en las relaciones internacionales. Oasis, 42, 145-164. DOI: https://doi.org/10.18601/16577558.n42.07
RESUMEN
En los últimos años, el papel de la primera dama ha adquirido una importancia creciente en muchos países latinoamericanos. Han asumido nuevas responsabilidades que van más allá de los tradicionales deberes ceremoniales, desempeñando un rol crucial tanto en la política nacional como internacional. A nivel nacional, algunas promueven activamente políticas públicas que se alinean con la agenda del gobierno. En el ámbito internacional, sus funciones también están evolucionando. Históricamente, las primeras damas han acompañado al presidente en sus viajes oficiales y han recibido a los líderes extranjeros durante sus visitas. Sin embargo, están empezando a participar de manera independiente en iniciativas que se reflejan en sus visitas oficiales a otros países, la organización de esfuerzos de coordinación regional para explorar nuevas iniciativas de colaboración, su participación en foros internacionales y sus intervenciones ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Este artículo analizará la transformación de las funciones políticas de las primeras damas, explorará las implicaciones para la política regional y el sistema internacional, y debatirá las posibles consecuencias a largo plazo. Para ello, se revisarán las tipologías que categorizan el poder político y los roles que las primeras damas desempeñan, y se revisarán los principales temas que abordan a nivel regional e internacional examinando el impacto de este nuevo actor político de los asuntos internacionales en América Latina.
Palabras clave: América Latina; primeras damas; poder ejecutivo; sistema internacional.
ABSTRACT
In recent years, the First Lady has become increasingly significant in many Latin American countries. They have taken on new responsibilities that extend beyond traditional ceremonial duties and are now playing a crucial role in both domestic and international politics. At the national level, some First Ladies actively promote public policies that align with the government's agenda. On the international front, their roles are also evolving. Historically, First Ladies have accompanied the president on official trips and welcomed foreign leaders during their visits. However, they are starting to engage independent in initiatives that are reflected in their official visits to other countries, the organization of regional coordination efforts to explore new collaborative initiatives, and their participation in international forums, such as addressing the United Nations General Assembly. This article will analyze the transformation of the First Ladies' political roles, explore the implications for regional politics and the international system, and discuss potential long-term consequences. To achieve this, we will develop a typology categorizing the roles and political influence of First Ladies, as well as review the key issues they address at both the regional and international levels, highlighting the impact of these new political actors on international affairs.
Keywords: Executive Branch; first ladies; international system; Latin America.
INTRODUCCIÓN
En junio de 2024, la primera dama de El Salvador, Gabriela Rodríguez, pronunció un discurso ante Naciones Unidas por el día internacional del juego. En septiembre de ese mismo año, la primera dama de Colombia, Verónica Alcocer, viajó sola a China para fortalecer la cooperación académica, científica y cultural entre ambos países. Ese mismo mes, la primera dama de Panamá, Maricel Cohen, asumió la presidencia de la Alianza de Cónyuges de jefes de Estado y Representantes (ALMA), instancia que reúne a las primeras damas de América Latina. Aunque las actividades parecen llamativas, simplemente reflejan una tendencia creciente de mayor participación a nivel internacional de la primera dama sin la compañía del presidente.
Las primeras damas han irrumpido con fuerza en la política latinoamericana, tanto a nivel nacional como regional e internacional. Algunas desempeñan funciones más allá de las tradicionales actividades protocolares, jugando un papel importante en la política. A nivel nacional, algunas primeras damas participan activamente en las campañas electorales de sus parejas recorriendo el país, pronunciando discursos y con una fuerte presencia en los medios de comunicación. Cuando ya están en el gobierno, algunas de ellas tienen sus propias oficinas, realizan actos oficiales, promueven activamente temas en la agenda pública y desarrollan programas y políticas públicas.
En el ámbito internacional, las primeras damas tienen un rol emergente. Históricamente han acompañado al presidente en viajes oficiales y en la recepción de mandatarios extranjeros cuando visitan el país. Sin embargo, de manera incipiente, están asumiendo una agenda independiente que se manifiesta en que realizan visitas oficiales a otros países, organizan instancias de coordinación regionales para conocer nuevas iniciativas que fomenten el trabajo conjunto y pronuncian discursos en organismos internacionales como, por ejemplo, en Asamblea de las Naciones Unidas. Además, hasta la fecha se han realizado más de veinticinco conferencias que reúnen exclusivamente a las primeras damas latinoamericanas con el fin de aunar esfuerzos y compartir experiencias.
El rol de la primera dama es un cargo no oficial que suele ocupar la esposa del presidente. Tradicionalmente, el cargo ha sido ocupado por mujeres, y en caso de no tener pareja, el presidente ha nombrado a una hija o una hermana. Se trata de personas que no fueron elegidas popularmente ni tienen que rendir cuentas, pero tienen un puesto privilegiado en el poder ejecutivo, donde gozan de una alta visibilidad mediática, pueden influir sobre la agenda del presidente y acumular capital político en beneficio propio (Guerrero Valencia y Arana Araya, 2019). Numerosos autores concuerdan en que el rol de la primera dama se ha vuelto cada vez más político (Burns, 2004; Eksterowicz y Paynter, 2000; Mayo, 2000; Page et al., 2008; Watson, 1997).
La primera dama puede jugar un papel clave en el gobierno; en este sentido, su activismo está determinado por el tipo de régimen gubernamental: el presidencialismo. Eso explica que la figura de la primera dama sea crucial en países presidencialistas como Estados Unidos y en los países latinoamericanos, no así en Europa, cuyos países no tienen un régimen presidencial, con la excepción de Chipre. No obstante, la primera dama de un sistema semipresidencialista también puede desempeñar un papel activo, como en Francia. En América Latina, la investigación reciente y comparada sobre el papel que juegan las primeras damas evidencia que en los últimos 20 años se han convertido en figuras con influencia y son crecientemente identificadas como parte de la élite política (Guerrero Valencia y Arana Araya, 2019).
El cargo no está exento de críticas, ya que presenta una ambigüedad en su definición, funciones y regulación, lo que permite que sea interpretado y utilizado de distintas formas. En algunos países se han producido importantes debates sobre lo que realizan, la regulación de sus actos o la posible eliminación, como ocurrió en Chile, en el año 2023, cuando se suprimió la oficina de la primera dama. Pero, a pesar de los avances en el debate, aún persiste una zona gris sobre las limitaciones del papel de las primeras damas, su desempeño y cómo su implicación en política afecta al gobierno y a la democracia. Este mismo vacío regulatorio es el que permite que el cargo de primera dama se resignifique constantemente.
Los contextos sociopolíticos e institucionales en los que operan las primeras damas influyen en su nivel de participación en política, sumado a las características personales de cada una. Gran parte del trabajo de apoyo al presidente se realiza a puertas cerradas, lo que hace difícil medir el grado real de influencia que tienen las primeras damas en la toma de decisiones, sin embargo, existe una institución formal que permite ver el alcance del rol en el país. La oficina de la primera dama es una agencia dentro de lo que se conoce como centro de gobierno (Fernández Ramil y Rivera Urrutia, 2012) o presidencia institucional (Inácio y Llanos, 2016), que entrega apoyo técnico y político para realizar sus actividades y que cuenta con funcionarios asignados, presupuesto, estructura organizacional y funciones propias.
El estudio de la actividad política de las primeras damas ha variado según su procedencia geográfica. La primera dama de Estados Unidos ha sido la más estudiada. Los investigadores han analizado los siguientes temas: a) los roles de la primera dama (Burns, 2004; Eksterowicz y Paynter, 2000; Mayo, 2000; Muir y Benítez, 1996; Watson, 1997; Wekkin, 2000), b) su impacto en la campaña presidencial (Burns, 2005; Burrell et al., 2011; MacManus y Quecan, 2008), c) los tipos de representación que ejercen (Borrelli, 2011), d) la ausencia de accountability (Borrelli y Martin, 1997; Broyde y Schapiro, 1998; Eksterowicz y Roberts, 2004; Patel, 1998; Wasserman, 1995), e) sus biografías (Burrell et al., 2011; Caroli, 2010; Eksterowicz y Paynter, 2000; Watson, 1997), f) el tratamiento de la prensa (Burns, 2004; Kalyango y Winfield, 2009; Winfield, 1997, 2007), y g) su influencia en política (Borrelli, 2002b; Mayo, 2000; O'Connor et al., 1996; Watson, 1997, 2001).
Las investigaciones centradas en Latinoamérica han ido creciendo en los últimos años. Se han focalizado principalmente en la trayectoria individual de las primeras damas (Caula y Silva, 2011; Gordinho, 2009; Wornat, 2005a, 2005b), estudios de casos (Fernández, 2011; Rosenheck, 2011; Santamaría, 2011; Sefchovich, 2011), su participación en gobiernos de derecha (Gasparini, 2002; Giordano, 2023) y revisiones históricas de países específicos, como Argentina (Sierra, 2002), Chile (Moran, 2022), República Dominicana (Balcácer, 2010), México (Sefchovich, 2003) y Uruguay (Vierci, 2014). Asimismo, los investigadores Guerrero Valencia y Arana Araya han estudiado de manera comparada la trayectoria política de las exprimeras damas, su participación en el poder ejecutivo y su experiencia política previa (Arana Araya y Guerrero Valencia, 2022; Guerrero Valencia y Arana Araya, 2018, 2019). Por su parte, Giordano (2023) muestra patrones comunes de comportamiento de las primeras damas de derecha en la región.
La escasa investigación comparada realizada sobre las primeras damas en América Latina es particularmente sorprendente debido al importante papel que juegan en la política nacional, regional e internacional. Existen importantes razones teóricas y empíricas para estudiar a las primeras damas en esta región, ya que como miembros de la élite algunas acumulan capital político y desarrollan una carrera propia después de dejar el gobierno, lo que crea debates sobre la generación de dinastías en democracia, la personalización de la política y las nominaciones a las candidaturas. Además, su actuar durante el periodo presidencial tiene implicancias en la rendición de cuentas del gobierno, popularidad presidencial y limitación de sus funciones.
Para comprender la participación de las primeras damas en la política latinoamericana, en este artículo se analizará la transformación del rol a lo largo de la historia, destacando fuertemente su participación a nivel regional e internacional con ejemplos empíricos del periodo comprendido entre los años 1990 y 2024. Los casos fueron seleccionados por su relevancia y variedad, y no pretenden ser exhaustivos debido a las limitaciones de espacio. La metodología consiste en un análisis descriptivo de las principales actividades conjuntas realizadas a nivel regional, y, posteriormente, un análisis empírico en donde se aplicarán las categorías de roles diplomáticos propuestas por Erickson y Thomson (2012) para la participación en el sistema internacional de las primeras damas latinoamericanas, con la finalidad de evidenciar la alta influencia en la política nacional e internacional de esta figura.
En la siguiente sección se presentará una revisión de las diversas tipologías que se han propuesto en la literatura anglosajona para categorizar los roles que la primera dama ha desempeñado a través del tiempo. Posteriormente, en la tercera sección, se describe la participación de las primeras damas en la política latinoamericana a través de las principales conferencias y actividades organizadas de manera cooperativa, y se muestran ejemplos individuales de las actuaciones a nivel diplomático aplicando los roles descritos previamente. Finalmente, en la conclusión se evidencia el impacto del rol que desempeñan, especialmente en los asuntos internacionales, y se examinan las futuras agendas de investigación que permiten el estudio sistemático de este fenómeno.
LOS ROLES DE LAS PRIMERAS DAMAS: UNA REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
El rol de la primera dama es una construcción sociocultural que se ha resignificado a través de los años. Comenzó siendo una tradición y con el tiempo se fue institucionalizando dentro del gobierno (Borrelli, 2001, p. 398) en los regímenes presidenciales. Además, la figura de la primera dama es un imaginario colectivo que ha sido reforzado por los medios de comunicación (Winfield, 1997).
El papel de la primera dama se relaciona con la posición de la mujer en la sociedad. Para Hoffman (2012, p. 270), la primera dama está firmemente establecida en la cultura estadounidense como la pareja del presidente, un cargo importante, pero estrictamente un personaje femenino de apoyo, de cuyo talento y logros se espera que complementen, no que dupliquen o hagan sombra, a los del presidente. La primera dama desempeña un papel vital en la confirmación de la identidad masculina del presidente, que se refleja en las normas que rigen el cargo (p. 272). En este sentido, las primeras damas comparten algunas características con las mujeres en política de quienes se espera que sean compasivas, prácticas, honestas y trabajadoras (Norris, 1997, p. 9).
El propio nombre del cargo de primera dama evoca que sea una mujer quien ocupe el rol, siendo un "derecho" de la esposa del presidente o quien él designe, siempre bajo la premisa de que es un hombre quien ocupa la presidencia. Sin embargo, esto ha ido cambiando con el tiempo ya que las mujeres empezaron a ocupar altos cargos en política y se comenzó a cuestionar cuál sería el sería el rol que jugaría un hombre en este cargo si una mujer alcanza la presidencia. En Estados Unidos, durante la candidatura de Hillary Clinton en Estados Unidos en 2016, la prensa utilizó el término primer caballero (First Gentlemann) para referirse al rol que tendría Bill Clinton en el caso de que su esposa fuese electa presidenta, y el mismo término se usó para el esposo de la candidata presidencial Kamala Harris en 2024. Sin embargo, ninguna de las dos resultó ganadora por lo que no se ha podido comprobar empíricamente el papel que tendrían ni el nombre que utilizarían oficialmente en Estados Unidos.
En América Latina, dos de las siete mujeres presidentas hasta la fecha ocuparon el cargo de primera dama antes de ser elegidas para el máximo cargo del poder ejecutivo: Cristina Fernández en Argentina (primera dama 2003-2007, presidenta 2007-2011 y 2011-2015) y Xiomara Castro en Honduras (primera dama 2006-2009, presidenta 2022 a la fecha). En ambos casos, los expresidentes no ocuparon oficialmente el cargo de primer caballero, pero sí tuvieron participación en política.
En el primer caso, Cristina Fernández en Argentina, la separación de los roles entre ambos fue bastante difusa, actuando más bien como una pareja donde ambos tuvieron roles protagónicos hasta el repentino fallecimiento de Néstor Kirchner en el año 2010. Tanto la prensa como académicos han utilizado diversas formas para denominar este fenómeno, entre ellos destacan: "matrimonio presidencial", "dinastía Kirchner" (Gallo, 2008), "reelección conyugal" (Zovatto, 2014), "sucesión marital" (Serrafero, 2015), entre otros. Algo similar ocurrió con Xiomara Castro y Manuel Zelaya en Honduras, quienes ejercen un liderazgo dual con enfoque populista como performance pública (Brown Araúz y Guerrero Valencia, 2025).
Las mujeres que han sido elegidas son: Dilma Rousseff en Brasil (2011-2015 y 2015-2016), Michelle Bachelet en Chile (2006-2010 y 2014-2018), Laura Chinchilla en Costa Rica (2010-2014), Violeta Chamorro en Nicaragua (1990-1997) y Mireya Moscoso en Panamá (1999-2004). De ellas, solo Laura Chinchilla tenía pareja al momento de asumir la presidencia, pero no tuvo un rol relevante en la política costarricense. Tanto Violeta Chamorro como Mireya Moscoso eran viudas al momento de asumir la presidencia. En ambos casos, la primera dama siguió siendo una mujer, en el primero fue la hija y en el segundo la hermana. En los casos de Dilma Rousseff y Michelle Bachelet ambas no tenían pareja al momento de asumir la presidencia. En Brasil, la hija de Rousseff ocupó discretamente el cargo, mientras que en Chile, durante el primer mandato de Bachelet ocuparon el cargo dos mujeres sin relación sexo-afectiva o de parentesco con la presidenta, y durante su segundo mandato ocupó el cargo su hijo, quien renunció por un escándalo de tráfico de influencias y la presidenta nombró en reemplazo a una mujer sin relación alguna. En resumen, en los diez periodos presidenciales presididos por una mujer en Latinoamérica, solo en cuatro ocasiones el cargo ha sido ocupado por un hombre y en ninguno de ellos ha tenido mayor relevancia (Guerrero Valencia, 2015).
Algunos autores han categorizado el comportamiento de las primeras damas de acuerdo con las tareas que han realizado en el tiempo en Estados Unidos en diferentes roles (Borrelli, 2002a; Burns, 2004; Eksterowicz y Paynter, 2000; Erickson y Thomson, 2012; Muir y Benítez, 1996; Wasserman, 1995; Watson, 2000; Wekkin, 2000; Winfield, 1997). Su papel consiste no solo en las actividades de sus diversas ocupantes y los precedentes que han establecido, sino también en las percepciones de las diversas audiencias a las que se han dirigido las primeras damas y las expectativas populares y de las élites que se han acumulado con el tiempo (Wekkin, 2000, p. 601). Los investigadores coinciden en que existen tareas tradicionales y protocolares, pero también evidencian un fuerte rol político en los últimos años. Los roles son complementarios y en ningún caso significa que todas las primeras damas los usen todos simultáneamente.
La primera clasificación de roles de primeras damas fue realizada por O'Connor et al. (1996), en donde reconocen tres tipos: el ceremonial, el representativo y el político, todos ellos centrados principalmente en acompañar al presidente. Luego, los autores fueron agregando roles con el pasar del tiempo, con base en la performance empírica que iban observando. Por ejemplo, Winfield (1997) realizó un análisis de cómo la prensa ha retratado a las primeras damas en Estados Unidos e identificó cuatro categorías: 1) el papel de acompañante (escort), cuando se menciona a la esposa por el hecho de acompañar a su cónyuge, no por ninguna función independiente; 2) el papel de protocolo (protocol), cuando la pareja del presidente es quien lidera a la sociedad de moda en actos sociales, ceremoniales y diplomáticos; 3) el papel de "nobleza obliga" (noblesse obligue), se centra en la labor que se desarrolla en obras caritativas y de bien relacionadas con orfanatos, personas sin hogar o pobres, que representa una extensión natural del trabajo voluntario de la mujer en la comunidad; 4) el papel de política (policy), donde la primera dama busca formular, desarrollar e influir en cuestiones de política pública.
En esta misma línea, Burns (2004) también identificó cuatro tipos: mujer pública, celebridad, activista política e interlocutora. En este caso se destaca el rol público en ceremonias y eventos, pero también en lo político como mediadora entre la relación del presidente y los ciudadanos. Para Borrelli (2002b) los cuatro roles son: defensoras políticas (policy advocates), portavoces (spokespersons), sustitutas de campaña (campaign surrogates) y socias presidenciales (presidential partners). La autora se focaliza en el rol político de la primera dama y cómo puede complementar el trabajo presidencial como vocera, participando activamente en la campaña presidencial y ser una aliada visible durante el gobierno.
Por su parte, Wekkin (2000) caracteriza seis roles del trabajo de una primera dama: 1) una recluta (conscript) es una mujer reticente, inadecuada para la vida política, que se ve arrastrada a la política por el matrimonio; 2) Un escudo (shield), es una compañera matrimonial clásica que refleja la construcción prefeminista de la feminidad: esposa, madre, cuidadora y alma gemela, dedicada a las necesidades de su cónyuge político; 3) una esposa cortesana (courtesan wife), que no busca un papel político; 4) una primera dama consejera (consigliere first lady) es la "Minerva" del presidente, su confidente y consejera en todos o casi todos los aspectos de la política. Ella, más que el jefe de gabinete o cualquier otro asesor, puede ser el alter ego del presidente; 5) la regencia (regent) se produce cuando el presidente se ve temporalmente impedido de desempeñar todas sus funciones al recuperarse de una enfermedad. En este caso, la primera dama puede asumir un papel activo en la programación diaria, actuando como presidenta en la sombra; y finalmente 6) una primera dama copresidenta (co-president first lady), reconocida como socia política del presidente.
Algunos trabajos mencionan el rol internacional de la primera dama (Eksterowicz y Hastedt, 2006; Erickson y Thomson, 2012; Patel, 1998; Van Wyk, 2017). Estos estudios argumentan que las primeras damas tienen habilidades personales, políticas y estructurales para participar activamente en política doméstica, regional e internacional. Erickson y Thomson (2012, p. 243) formularon una tipología de los roles diplomáticos de las primeras damas. Ellos identificaron seis funciones: escolta (escort), esteta (aesthete), sustituta (surrogate), emisario cultural (cultural emissary), embajador de buena voluntad (goodwill ambassador) y defensor social (social advocate). Además, clasificaron estas funciones en tres tareas retóricas: la gestión de la credibilidad presidencial, las relaciones internacionales y las cuestiones sociales. Van Wyk (2017) analizó la actuación diplomática de las primeras damas del sur de África utilizando esas categorías.
En esta misma línea, Eksterowicz y Hastedt (2006) estudiaron el activismo político de Hillary Clinton específicamente en la política exterior. Ellos encontraron que existen ciertos factores que afectaron la alta participación en política: su experiencia política previa, su conocimiento y compromiso con ciertos temas, su relación profesional con el presidente y sus aliados.
En resumen, todos los autores concuerdan en que el rol se ha vuelto más político con el tiempo y que existe una tendencia creciente a que participen activamente en la política nacional e internacional. Esta tendencia se presenta de manera simultánea en varios lugares del mundo.
LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LAS PRIMERAS DAMAS EN AMÉRICA LATINA
Tal como se describió en la sección anterior, las primeras damas pueden desempeñar diferentes papeles durante el mandato presidencial. Su principal lugar de acción es en la arena nacional, por ello ha sido el nivel más estudiado y mencionado en los roles del cargo observados en la revisión bibliográfica. Es en el gobierno central donde desarrollan la mayor cantidad de actividades y adquieren una mayor visibilidad para los ciudadanos, medios de comunicación y otros políticos. Como señaló Mayo (2000, p. 588), el papel de la primera dama como compañera social y ceremonial del presidente ha tenido una importante repercusión política y se ha convertido en parte integrante de la administración presidencial.
En algunos países federales, las esposas de los gobernadores también reciben el nombre de primeras damas, como en Estados Unidos, México y Brasil. Ellas desempeñan un papel importante a nivel subnacional. Este fenómeno también se da en Colombia, un Estado unitario. En este país existe la Asociación de Primeras Damas de Colombia1 (Asodamas), fundada en 2008 en el encuentro nacional de todas las esposas de gobernadores de las regiones colombianas y, desde entonces, la asociación celebra reuniones y eventos con regularidad.
En América Latina, algunas primeras damas influyen en la agenda nacional, promoviendo políticas y programas públicos; esto corresponde al rol de política (policy) en la literatura anteriormente revisada. Asimismo, la mayoría de las primeras damas desarrollan programas y políticas durante el gobierno. Algunos ejemplos significativos han ocurrido en República Dominicana, donde la primera dama, Margarita Cedeño (2004-2012), impulsó cuatro grandes políticas públicas: 1) Progresando, 2) Centros Tecnológicos Comunitarios, 3) Solidaridad Social y 4) Leyendo Aprendo. Para la implementación de estas políticas se crearon diversos programas, varios de los cuales estuvieron dirigidos específicamente a mujeres. Así, la política Progresando tuvo dos programas: "Bebé piénsalo bien" y "Tu bebé merece lo mejor", destinados a prevenir el embarazo juvenil y fomentar la lactancia materna. También en Chile, Cecilia Morel, en su primer periodo como primera dama (2010-2014), implementó la política pública Elige Vivir Sano, destinada a promover el deporte y la alimentación sana. Algo parecido ocurrió en Colombia, cuando la primera dama María Clemencia Rodríguez (2010-2018) implementó "De cero a siempre", que tenía varios programas de ayuda a la primera infancia.
Una primera dama puede acumular capital político a través de una actuación activa dentro del gobierno apoyada por su cargo. En este sentido, algunas primeras damas han intentado capitalizar la experiencia política adquirida durante el mandato presidencial postulando posteriormente a un cargo de elección popular. El trabajo de Arana Araya y Guerrero Valencia (2022) demostró que veinte primeras damas fueron candidatas veintiséis veces a la presidencia, vicepresidencia o al congreso entre 1990 y 2016. Ellos afirman que las primeras damas con experiencia política previa deberían ser consideradas como políticas que utilizan el papel ceremonial como plataforma para mejorar sus carreras y tienen más probabilidades de presentarse como candidatas en cuanto abandonan el poder ejecutivo.
La participación coordinada a nivel regional
La participación política a nivel regional se relaciona específicamente con actividades conjuntas y coordinadas que realizan las primeras damas de varios países. Los eventos tratan un tema en específico con el objetivo de apoyarse mutuamente, compartir buenas prácticas, promover temáticas de alcance regional y, eventualmente, generar acuerdos y planes de acción colectivo.
Además de estas cumbres, también se realizan reuniones en el marco de cumbres presidenciales de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), el Sistema de Integración Centroamericano (SICA) y la Cumbre de las América de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
En 1987, la primera dama de Guatemala, Raquel Blandón (1986-1991), organizó el primer "Encuentro de las primeras damas centroamericanas" con el fin de apoyar el proceso de paz de la región. La tabla 1 muestra las reuniones realizadas y los temas abordados.
Estos encuentros son significativos porque representaron el primer esfuerzo de un actuar conjunto y coordinado de las primeras damas. El éxito y el impacto de estos encuentros hicieron que otros países quisieran replicar la idea. Por ello, los encuentros centroamericanos solo tuvieron cinco ediciones, ya que luego se dio paso a un encuentro de mayor alcance que involucraba a más países.
En 1991, se organizó el primer "Encuentro latinoamericano y del Caribe de primeras damas" en Venezuela. Esta instancia reunió por primera vez a las primeras damas de todos los países de la región latinoamericana. En 1994, se cambió el nombre del encuentro por "Conferencia de primeras damas, esposas y representantes de jefe de Estado y de Gobierno de las Américas", para incluir la participación de Estados Unidos y Canadá, y tener una definición más amplia de quiénes podían asistir. Según la Organización Panamericana de Salud (OPS) (Pan American Journal of Public Health, 1998), las reuniones se realizaron para acordar un programa de trabajo que permitiera a las primeras damas apoyar las políticas sociales impulsadas por sus gobiernos.
Cada reunión tuvo su temática particular centrándose en tópicos relacionados con las mujeres, la niñez, los adultos mayores y la familia. Cada conferencia terminó con una declaración oficial que resumía los principales puntos tratados y futuro plan de acción. La última conferencia se realizó en 2007 en El Salvador. En 2009 la conferencia la debía organizar la primera dama de Honduras, Xiomara Castro (2006-2009), pero el golpe de Estado y exilio del presidente lo impidió. La conferencia se suspendió y nunca más se realizó. El listado de todas conferencias realizadas se presenta en la tabla 2.
La importancia de esta conferencia radica en su alcance, ya que reunió a la mayor cantidad de primeras damas e involucró a países de América del Norte, Central y América del Sur. Además, fue la conferencia que más ha durado en el tiempo, con el mayor número de encuentros realizados.
En el año 2000 se retomaron las reuniones en América Central con la creación de la "Reunión de primeras damas de Centroamérica, Belice, Panamá y República Dominicana" con el auspicio del Instituto Interamericano del Niño (IIN) de la OEA, gracias a la iniciativa de la primera dama de la República de El Salvador, Lourdes Rodríguez de Flores (1999-2004), con el fin de compartir experiencias exitosas en materia de herramientas tecnológicas modernas para conocer la situación real de la niñez y la adolescencia en los países de la región, que sirvieran de base para orientar las políticas y los planes nacionales en torno a la protección y el desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes, en especial, aquellos y aquellas que viven en situación de riesgo y exclusión social (Dominicana, 2000). Por ello, la mayoría de los temas tratados en la conferencia se refieren a infancias y adolescencias. Las reuniones realizadas se presentan en la tabla 3.
Estas conferencias fueron el segundo intento por reunir a las primeras damas centroamericanas. Esta vez las reuniones tuvieron una mayor duración, ya que se realizaron más encuentros que los descritos en la tabla 1. Sin embargo, se suspendieron en 2010.
En 2006, por iniciativa de Xiomara Castro (2006-2009), primera dama de Honduras, se creó la "Coalición de primeras damas y mujeres líderes de América Latina sobre la mujer y el sida". La misión de este encuentro fue contribuir a los esfuerzos regionales para la disminución de los efectos de la epidemia, facilitando el acceso universal a la atención de salud, fomentando los derechos de las mujeres basados en derechos humanos, y propiciar un entorno social y cultural para disminuir el estigma y la discriminación relacionadas con dicha enfermedad (OEA, 2008).
En 2019 se creó el grupo "Alianza de cónyuges de jefes de Estado y representantes" (ALMA) cuya misión es facilitar la colaboración y el intercambio de buenas prácticas entre las primeras damas de la región, con el propósito de apoyar los esfuerzos de las autoridades. Desde 2024, la alianza es liderada por Maricel Cohen, primera dama de Panamá, y actualmente está integrada por las primeras damas de Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Panamá, Paraguay y República Dominicana. En años anteriores también han participado las primeras damas de Argentina y Chile. Esta asociación trabaja de manera conjunta con la Red de Acción de las Esposas de los Líderes del Caribe Caricom.
Todas las conferencias realizadas demuestran la activa participación política de las primeras damas a nivel regional ya que en estos encuentros se compartían buenas prácticas de políticas públicas, se generaban alianzas y se elaboraba un plan de acción conjunto. Estas actividades también sirven para observar cuáles son los temas que priorizaron las primeras damas, ya que cada año se definió un lema específico. En este sentido, también es posible observar a través de los debates la ideología de cada una. Giordano (2023) indica que una cantera donde tallar la "agenda de género" de las mujeres de derecha son los debates de las reuniones de la Cumbre de primeras damas de las Américas, en las que las visiones acerca del rol de las mujeres abonan ideas vinculadas al imaginario maternalista tradicional.
Las conferencias fueron espacios de conversación sobre temáticas específicas y la promoción de acciones conjuntas, que coincidieron con los momentos de fomento de la integración regional a nivel presidencial con iniciativas como el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Algunas asociaciones todavía existen y siguen desarrollando actividades permanentemente como conferencias y reuniones de coordinación, e incluso algunas impulsan iniciativas conjuntas.
EL ÁMBITO INTERNACIONAL Y LA DIPLOMACIA DE LA PRIMERA DAMA
A nivel internacional, la primera dama puede contribuir a la política exterior de un Estado, promover la imagen país y la agenda del presidente en el exterior, así como fomentar las relaciones bilaterales y multilaterales de su país (Van Wyk, 2017, p. 165). En sus actividades se incluyen visitas de Estado; declaraciones públicas en organizaciones internacionales y otros países; reuniones con otras primeras damas, presidentes y líderes políticos, y participación en actos protocolares y ceremoniales internacionales que pueden ser realizados en conjunto con el presidente o de manera independiente.
Las primeras damas también empezaron a unir sus fuerzas en asociaciones internacionales. A nivel mundial, la Alianza Global de Primeras Damas2 (Global First Ladies Alliance) trabaja con las primeras damas de todo el mundo y sus oficinas para ayudarlas a establecer prioridades, identificar socios estratégicos, generar un impacto positivo y desarrollar legados duraderos. Desde 2008, la asociación ha asesorado directamente a numerosas primeras damas (y a sus oficinas) en iniciativas programáticas y políticas.
En esta sección se aplicarán las categorías de Erickson y Thomson (2012), quienes definieron la diplomacia de la primera dama como el desempeño en el extranjero de una función de relaciones internacionales frente a los ciudadanos o líderes de otros países como, por ejemplo, discursos, entrevistas y oportunidades fotográficas. Estas autoras crearon una taxonomía de los papeles de la diplomacia de la primera dama: acompañante, esteta, sustituta, emisaria cultural, embajadora de buena voluntad y defensora social. Estos papeles tienen tres funciones retóricas: la gestión de la credibilidad presidencial, las relaciones internacionales y las cuestiones sociales.
En el primer rol, acompañante, la diplomacia de la primera dama parece limitada en las funciones de escolta, porque las actuaciones carecen de empoderamiento (Erickson y Thomson, 2012, p. 244). Por ejemplo, cuando las primeras damas suelen viajar al extranjero acompañando al presidente en visitas de Estado o actos internacionales, solo participan en actividades protocolarias como pareja presidencial. Tradicionalmente, los viajes al extranjero de las primeras damas se han categorizado como la representación simbólica de Estados Unidos (Eksterowicz y Hastedt, 2006, p. 61). Este fenómeno no solo es válido para las primeras damas estadounidenses, sino también para las de otros países.
El papel de esteta se produce cuando las primeras damas refuerzan la imagen política de un presidente realizando gestos de cortejo que encantan a los funcionarios extranjeros y al público (Erickson y Thomson, 2012, p. 245). Las revistas de moda refuerzan este papel, por ejemplo, es común ver comentarios sobre los vestidos que utiliza la primera dama en la recepción de mandatarios extranjeros.
Las primeras damas adoptan el papel de sustitutas cuando viajan al extranjero en reemplazo del presidente en actos no políticos, ocasiones ritualizadas y procedimientos ceremoniales (Erickson y Thomson, 2012, p. 246). En este caso, la primera dama también desempeña las otras funciones de la diplomacia: la representación legal y política. Por ejemplo, Cristina Fernández, primera dama de Argentina (2003-2007), viajó sola en 2007 a Madrid para reunirse con el rey de España, visitar un museo y participar en un acto en memoria de las víctimas del terrorismo (EFE, 2007).
Las actuaciones culturales de las primeras damas suelen consistir en guiños obligatorios a las costumbres sociales del país anfitrión y a su influencia en el desarrollo de la civilización. Además, las primeras damas participan obedientemente en rituales culturales de los que a menudo informan casualmente los medios de comunicación (Erickson y Thomson, 2012, p. 251). Así, una primera dama puede visitar un museo importante, la casa de un personaje conocido del país o un mercado de artesanía.
Por ejemplo, Eliane Karp, primera dama de Perú (2001-2006), inauguró una exposición sobre los incas en el Museo Nacional de China, explicando la importancia de la cultura prehispánica para Perú (La República, 2006). Otro ejemplo es Luisa Durán, primera dama de Chile (2000-2006), que en 2005 fue nombrada embajadora mundial del año de la Fundación Hans Christian Andersen, escritor y poeta danés. La primera dama promovió en Chile la importancia de Andersen como ícono cultural internacional (EFE, 2004).
El papel de embajadora de buena voluntad permite a las primeras damas mostrar su preocupación por una nación y su pueblo. Los viajes de buena voluntad de las primeras damas facilitan el establecimiento de relaciones con países extranjeros al ofrecerles una garantía simbólica de esperanza, amistad y apoyo (Erickson y Thomson, 2012, p. 249). Este papel está relacionado con el carácter de "nobleza obliga" señalado por Winfield (1997). La primera dama puede visitar organizaciones benéficas y de buenas obras, como orfanatos, instituciones de mujeres, víctimas de una catástrofe natural y escuelas. Por ejemplo, Vivian Fernández, primera dama de Panamá (2004-2009), visitó Qatar para pedir apoyo para su programa de promoción de los derechos de los niños con discapacidad (La Estrella de Panamá, 2009). Además, fue nombrada embajadora de buena voluntad por el derecho y la dignidad de los niños con discapacidad del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) (Panamá América, 2008).
Por último, las funciones de defensa social permiten a las primeras damas atraer a audiencias extranjeras de una manera que un presidente no podría. En concreto, las esposas de los presidentes pueden animar a otras voces fomentando la participación en el proceso político y la formación de esferas públicas en las que puedan abordarse las necesidades, los recursos y la justicia (Erickson y Thomson, 2012, p. 252). Por ejemplo, Margarita Cedeño, primera dama de República Dominicana (2004-2012), promovió una agenda de activismo social que desafiaba a las naciones a adoptar reformas para mejorar la vida de los más desfavorecidos, especialmente en cuestiones relacionadas con la salud. Fue nombrada embajadora de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y embajadora continental para la eliminación de la rubéola en el continente americano por la OPS (Balcácer, 2010).
Estos ejemplos demuestran que el actuar de las primeras damas a nivel internacional tiene un alto impacto en las relaciones entre los países de diferentes regiones. Su desempeño afecta no solo al presidente, sino también la imagen que se tiene del país en el extranjero. Además, su participación y colaboración con organismos internacionales hace que el país tenga representación en diferentes instancias importantes.
CONCLUSIONES
Este artículo analizó la participación política de las primeras damas latinoamericanas, especialmente de manera coordinada a nivel regional y actuando en solitario en el ámbito internacional, lo cual demuestra que han tenido una alta actividad política mientras están en el poder ejecutivo no solo a nivel doméstico. Por ello se argumenta que el rol que han adquirido las primeras damas afecta el sistema internacional ya que son actores que han estado subvalorados e ignorados en cuanto a representación en política. Para evidenciar la importancia y el alcance de su participación se revisaron cronológicamente todas las cumbres realizadas a nivel regional, ya sea agrupando a América Central o a todo el continente. Posteriormente, se aplicaron las categorías de análisis propuestas por Erickson y Thomson (2012) relacionadas con el rol diplomático, así como ejemplos del papel desempeñado por primeras damas latinoamericanas para demostrar su importancia.
El cargo de primera dama es político, tiene mucho simbolismo a nivel nacional e internacional y se ha ido resignificando en el tiempo. La conceptualización de las primeras damas como actores políticos del sistema internacional es el primer paso para comprender el impacto de este nuevo actor en los asuntos internacionales. Valorar y reconocer su participación en este ámbito es crucial para resignificar la influencia y el poder político que poseen, ya que ello permite entender mejor el rol que juegan dentro del poder ejecutivo y las consecuencias de ello.
La contribución de este artículo no se limita solo a la novedad del tema, sino que los hallazgos también tienen implicancias para la teoría y la práctica política. En la teoría se evidenció que el cargo tiene una connotación femenina, ya que a pesar de que sea mujer quien ocupe el máximo cargo del poder ejecutivo, en seis de los diez periodos presidenciales siguen siendo mujeres las nombradas como primeras damas, y en solo cuatro casos se designaron primeros caballeros. En la práctica, se confirmó que la experiencia política previa es un factor clave para entender el activo comportamiento de las primeras damas en política durante el gobierno de su pareja, como lo demostraron el estudio sobre el rol de la primera dama en la diplomacia (Eksterowicz y Hastedt, 2006) y el trabajo sobre carreras políticas de exprimeras damas que presentan sus candidaturas posteriores a cargos de elección popular (Arana Araya y Guerrero Valencia, 2022).
Los resultados de este artículo presentan algunas limitaciones en cuanto a su alcance. En primer lugar, la participación activa de las primeras damas en política solo tiene grandes incentivos en los sistemas presidenciales. El papel predominante del presidente en el gobierno presidencial facilita el acceso de la primera dama a los recursos de poder; esta figura es una parte complementaria del protagonismo presidencial. En este sentido, el activismo de la primera dama está limitado por el tipo de régimen: el presidencialismo. En segundo lugar, no se estudian casos en profundidad lo que podría ilustrar con mayor detalle el rol internacional de alguna primera dama en particular.
Considerar la participación de la primera dama en la arena internacional abre nuevas líneas de investigación, ya que es un tema que está en constante desarrollo. Aún quedan varios temas por investigar relacionados con la incursión de las primeras damas en instancias regionales e internacionales. Por ejemplo, sería interesante valorar si la participación de las primeras damas en este ámbito tiende a tener un efecto positivo sobre el gobierno, es decir, si ayuda a fortalecer la popularidad y la agenda presidencial o si más bien tiende a ser criticado e interfiere con los actores profesionales dedicados a la diplomacia.
Un tema de trabajo futuro sería la comparación con los sistemas parlamentarios y con el rol de las mujeres en las distintas monarquías aún vigentes, dado que las categorías de los roles de la primera dama que los autores han creado para describir la realidad estadounidense son perfectamente aplicables a Latinoamérica por ser sistemas presidencialistas; sería interesante ver si es posible su aplicación a otros regímenes.
Otro aspecto relevante sería analizar el rol de la primera en la promoción en temas de igualdad de género en instancias internacionales y cómo su participación afecta la inclusión de temas en la agenda, ya que ellas permiten dar voz a demandas que no necesariamente se podrían impulsar desde el lugar del mandatario. A nivel nacional, también resulta importante ver su participación e influencia en la implementación de una política exterior feminista. Finalmente, sería útil investigar en profundidad las conferencias e instancias de coordinación de las primeras damas a nivel regional; por ejemplo, describir cuáles son los mecanismos de nominación de presidencias, cuál es el nivel de institucionalización de la organización, con qué recursos disponen para llevar a cabo sus tareas, y cuáles son las dinámicas internas que poseen.
NOTAS
1 Más información en: https://asodamasdecolombia.org/
2 Más información en: http://www.gfla.org/
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