Doi: https://doi.org/10.18601/16577558.n26.10

Sylvie Nail (ed.) (2016). Cambio climático: lecciones de y para ciudades de América Latina. Bogotá: Universidad Externado de Colombia

Martha Isabel Gómez Lee*

* Doctora en Estudios políticos. Docente-Investigadora, Centro de Investigaciones y Proyectos Especiales (CIPE), Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, Universidad Externado de Colombia, Bogotá (Colombia). [martha.gomez@uexternado.edu.co]

Para citar esta reseña: Gómez Lee, M. I. (2017). Sylvie Nail (ed.) (2016). Cambio climático: lecciones de y para ciudades de América Latina. Bogotá: Universidad Externado de Colombia. OASIS, 26, 153-157.


Esta obra colectiva, coordinada por Sylvie Nail, es un trabajo multidisciplinario que ofrece perspectivas innovadoras para repensar la manera de abordar intelectual y políticamente el desafío del cambio climático en las ciudades de América Latina. Su objetivo es mirar diferentes ciudades a múltiples escalas en este subcontinente.

Los 25 capítulos que conforman el libro ofrecen una herramienta de reflexión sobre los retos, las buenas prácticas y los obstáculos que se deben superar a fin de desarrollar políticas eficaces para mitigar y adaptarse al cambio climático. La obra, en lo científico, cuenta con las excelentes contribuciones de 59 investigadores de alto nivel, especialistas en cuestión urbana en 13 países, y en lo artístico, aporta fotos de estudiantes de la Facultad de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Externado de Colombia. Constituye un transcendental llamado a otros estudiosos para que sigan enriqueciendo la investigación en estos campos.

El título le da un rumbo especial a las ciudades intermedias al considerar que, en las próximas décadas, la mayor parte del crecimiento urbano estará previsto en ciudades pequeñas y medianas de países en desarrollo. Entre otras se analizan Barranquilla, Ibagué y Medellín en Colombia; Mendoza y Rosario en Argentina; Cuzco en Perú; Belo Horizonte en Brasil y Chimalhuacán en México. Sin embargo, también se examinan ciudades capitales como Bogotá, Buenos Aires, Lima y Santiago de Chile.

La pertinencia de la obra es innegable ante la urgencia de enfrentar el desafío del cambio climático con un giro en el comportamiento por parte de la humanidad. Sirve para dar respuesta a las preguntas más cruciales sobre la mejor forma de manejar las ciudades del futuro en estas circunstancias. De esta manera, contribuye a sistematizar las buenas prácticas, las medidas esenciales que hay que tomar a corto, mediano y largo plazo, y los elementos claves que es necesario tener en cuenta en la formulación o gestión de las problemáticas vinculadas con el cambio climático en las ciudades. Esta labor no había sido asumida antes con tal magnitud ni rigurosidad en América Latina.

Es importante destacar el aporte de cada uno de los especialistas a lo largo de las tres partes en las que se divide el libro. La primera parte se refiere al conocimiento, los marcos intelectuales y políticos dentro de los cuales se desarrollan las políticas de cambio climático, así: R. Piacentini, G. Salum y M. Dubbeling presentan la evolución, las causas y los impactos del cambio climático, y precisan las implicaciones y las amenazas de este para las ciudades de América Latina. La humanidad debe dejar de comportarse como en el presente, sin gran esfuerzo para mitigar el cambio climático ( "bussines as usual" o "todo sigue igual que siempre"):

G. Vargas muestra la zona Caribe de Colombia como ejemplo del reto que tienen 60 de las 77 ciudades más grandes de América Latina, por ser costeras. Demuestra que, por efectos del cambio climático, se ha presentado una pérdida de costas y playas que puede tener consecuencias graves para la vida de los habitantes y repercutir en los ingresos que deja el turismo.

A. Lampis exhorta a pensar "fuera de la caja" en materia de políticas públicas, en el sentido de optar por un razonamiento acondicionado a la cultura y emancipado frente a cierta hegemonía del pensamiento perfilada en los países desarrollados. Incluso propone construir un contradiscurso adaptado al contexto local.

D. Cortez bosqueja uno de esos contradiscursos, el de sumak kawsay (buen vivir) ecuatoriano y boliviano. Son pensamientos alternativos al del "Desarrollo sostenible" en el que, por lo general, el crecimiento económico predomina sobre la sostenibilidad ambiental. Sin embargo, critica que estos discursos están siendo incorporados en una gobernanza global que no combate los efectos negativos del cambio climático.

M. Schlaifer, I. Montero y E. Aliste plantean repensar las relaciones complejas entre las ciudades y sus entornos rurales para constituir conectividades y "definir estrategias de acción que fomenten y permitan dar consistencia al concepto de 'resilencia territorial global'". Los tomadores de decisiones deben desarrollar una planificación estratégica basada en los territorios y la resilencia.

A. Fry concluye que el cambio climático obliga a mirar y pensar las ciudades de manera diferente, en la que se tenga en cuenta tanto la dimensión del tiempo como la dimensión socioespacial de crecimiento actual. Enfatiza la necesidad impostergable de corregir la desigualdad socioespacial, que deja a los más vulnerables más expuestos al cambio climático.

La segunda parte de la obra contempla las herramientas para enfrentar el cambio climático desde las políticas públicas. Comprende dos secciones: la primera es optimizar los servicios ecosistémicos y proteger los recursos naturales. La segunda es desarrollar herramientas e incentivar cambios en el urbanismo. En la primera, N. Rojas, R. Jiménez y L. C. Belalcázar toman el caso de Bogotá para ilustrar la gravedad de la contaminación del aire. Sugieren estrategias para reducir el material particulado y mitigar el cambio climático en las ciudades.

R. Pacheco-Muñoz, T. Fernández, K. Levy y L. Zambrano estudian los efectos de la manipulación del ciclo hidrológico con base en el caso de la Ciudad de México frente al cambio climático. Presentan perspectivas en el manejo del agua, entre las que se destacan la necesidad de entender las dinámicas de las cuencas para reducir la vulnerabilidad de los citadinos al disponer del agua y evitar inundaciones.

A. Faggi y F. Breuste presentan el caso de Mendoza metropolitana y sus estrategias de adaptación al cambio climático, los autores demuestran que las decisiones tomadas en las últimas décadas han puesto en peligro el bienestar futuro de los mendocinos ante las evidencias climáticas. Recomiendan abordar la problemática de manera más holística y urgen sobre la necesidad de lograr un cambio cultural y "avanzar en un plan maestro de arbolado que incluya indicadores ambientales".

E. Viarenghi muestra el aspecto técnico de la "Agenda Verde" de 2008 para recuperar Buenos Aires. Observa que la planeación, el urbanismo y la arquitectura se pueden anticipar a los cambios para ofrecer cada vez mayores servicios ecosistémicos. Se destaca que demuestran que la política refleja una ética de quienes administran las ciudades y se hace a partir de valores.

A. Piacentini, S. Feldman, A. Coronel, N. Feldman, M. Vega, V. Moskat, L. Bracalenti, E. Zimmermann, A. Lattuca, N. Biasatti y M. Dubbeling presentan un estudio de caso en la ciudad de Rosario (Argentina) sobre los beneficios de la agricultura urbana y periurbana y la forestación para la mitigación y adaptación al cambio climático. Muestran la importancia de los efectos acumulados de la infraestructura verde urbana en lo ambiental, económico y social.

S. Reyes-Paecke y C. Pavez exponen, en el contexto del cambio climático, las lecciones del área metropolitana de Santiago de Chile en lo que se refiere al riego de la vegetación urbana para asegurar que los parques públicos sigan ofreciendo servicios ecosistémicos.

La segunda sección de la segunda parte de la obra contempla los métodos para desarrollar herramientas de acción de las políticas públicas a fin de incentivar los cambios en el urbanismo latinoamericano. L. Inostroza analiza los retos de Santiago de Chile y Lima en materia de adaptación al cambio climático. Destaca tres aspectos que se deben tener en cuenta en las políticas: integrar la incertidumbre, incluir la participación ciudadana y los saberes locales, y dar uso facilitado y práctico a las herramientas científicas por parte de los políticos.

L. Katzchner, con ejemplos en Alemania y Brasil, expone el mapa climático urbano (Urban Climatic Map) como un instrumento para guiar decisiones y mejorar el confort técnico a diferentes escalas. Con esta novedosa herramienta se logra una cooperación interdisciplinaria entre el diseño urbano y los aportes de la climatología.

K. Villadiego, con base en el estudio del desarrollo de las políticas locales de Barranqui-lla, presenta los elementos metodológicos para el aprendizaje sobre el microclima y los retos del cambio climático en urbanismo y arquitectura. Propone que el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) incluya una clasificación de la ciudad según zonas climáticas para evitar la discriminación socioclimática.

Á. M. Alzate toma el estudio de políticas de ordenamiento territorial en Medellín para analizar las implicaciones de la evolución de estas políticas en las de cambio climático. De esta forma, dentro de una estrategia multiescalar de políticas pormenoriza, área por área, cómo el POTcertifica directa o indirectamente las estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático a nivel local.

G. Penagos, con el ejemplo de Medellín, presenta la formulación de una política de construcción sostenible como herramienta de mitigación y adaptación frente al cambio climático. Recomienda tomar un estudio de diagnóstico o línea de base para cada ciudad. Destaca que el sector de la construcción es estratégico pues representa no menos del 40 % de las emisiones de gases de efecto invernadero y presenta las mayores oportunidades para su reducción costo-efectiva.

M. Raftopoulos, a partir del caso de Perú, trabaja la vulnerabilidad económica del sector turístico a eventos meteorológicos como inundaciones o tormentas. Recalca que se requiere trabajar en planear estrategias de adaptación adecuadas al nivel local, lo cual todavía no se ha hecho. Permite ver la relación complementaria que existe entre cambio climático y turismo.

La tercera parte del libro propone cambiar la gobernanza de cambio climático y para esto sugiere algunas herramientas desde las poblaciones (bottom-up), así: L. G. Duquino hace una reflexión sobre los derroteros de una política ambiental urbana desde un marco teórico que se fundamenta en las contribuciones de Leff, Yori y Quijano que constituyen un contradiscurso latinoamericano de sustentabilidad ambiental contrapuesto al de desarrollo sostenible. Desde esta perspectiva se rescatan y fortalecen los saberes ancestrales y las identidades locales y campesinas en la formulación de las políticas públicas.

C. Carrizo, Y. Ferreyra y S. Soldá destacan las falencias de los poderes públicos para reducir los riesgos y garantizar a los ciudadanos medidas de prevención y protección con base en el estudio de caso de dos ciudades intermedias afectadas por inundaciones en Córdoba, Argentina. De esta forma, prescriben unas guías para el manejo de los riesgos, en las que es esencial contar con la responsabilidad de todos los actores y la participación de la población en las políticas de cambio climático y gestión del riesgo.

J. A. Castro y N. Rubiano se refieren a la importancia de la incorporación de las dinámicas de población en los procesos de planea-ción territorial para alcanzar un cambio hacia la sustentabilidad. De esta forma, exponen el modelo BIT-PASE como una propuesta técnica, conceptual y metodológica de planeación, e ilustran su aplicación en municipios del departamento del Meta, en los cuales la población actúa como sujeto y objeto de las decisiones de política pública.

A. Zazo, A. Álvarez, I. Pérez y C. Varela presentan el Plan Estratégico Municipal Integral para la incorporación de medidas de adaptación al cambio climático, y el Proyecto ARA (Agricultura urbana integral, gestión integral de Residuos y gestión integral del Agua) en Chimahuacán (México), con el objetivo de transformar este municipio en más eficiente, más resiliente y mejor preparado para mitigar los efectos del cambio climático durante las próximas décadas. Iniciativas que mejoran la gobernanza local por medio de la participación ciudadana.

C. Launay y E. O'Riordan analizan los resultados de 32 experiencias en 11 ciudades de Colombia, desde una perspectiva de go-bernanza que les permite demostrar que la adaptación al cambio climático "depende tanto de un conocimiento profundo y científico del contexto local como de una acción colectiva, es decir de un diálogo y una colaboración entre los actores estatales y no estales". Resaltan que las prácticas urbanas de adaptación al cambio climático deben apuntar a una corresponsabilidad entre actores por medio de alianzas.

F. Balaën, P Lachappelle, H. Coquériaux, D. Soto, C. Cadel y F. Cartillier presentan el trabajo de exploración de una investigación multidisciplinaria y participativa sobre cambio climático en el área metropolitana de Lyon (Francia). Analizan la convergencia de intereses entre los diferentes actores, el trabajo de consulta a los ciudadanos y las perspectivas de la investigación en relación con ciudades de América Latina. Este proceso multiacto-res (investigadores, agentes públicos locales, asociaciones) toma tiempo para "construir una cultura común basada en la comprensión mutua del ámbito de acción y esfera de responsabilidad de cada uno".

D. Wiesner, H. Garay, F. Remolina y L. M. Hoyos examinan el papel de la sociedad civil en la gobernanza en los Cerros Orientales de Bogotá, mayor reserva forestal de orden nacional que colinda con una ciudad capital, e indagan cuál ha sido el diálogo que han tenido las entidades gubernamentales y distritales con la ciudadanía en general y con la población que habita en el borde oriental de la ciudad. Destacan que la Fundación de los Cerros Orientales busca generar conciencia ecológica sobre los servicios ecosistémicos que esta reserva presta a la región.

Para terminar, vale la pena destacar lo que señala S. Nail sobre su experiencia como docente, en la que "muchas veces la respuesta de los estudiantes frente a los desafíos del cambio climático es la impotencia, la desesperación y, por tanto, la incapacidad para tomar medidas e involucrarse en acciones y actuar a nivel individual". Este libro presenta un número relevante de proyectos locales que sirven para neutralizar este sentimiento de impotencia al que se refiere la editora, entre otras cosas, porque todos los casos estudiados muestran la necesidad de anticiparse a la crisis, y la importancia de la contribución esencial de la ciudadanía. En este contexto, es muy importante conocer los aportes del equipo multidisciplinar de investigadores que hizo posible esta obra colectiva, para alcanzar un cambio individual por medio de la adquisición de nuevo conocimiento. De esta forma, podemos ser actores de nuestro propio futuro al educarnos en materia de cambio climático y conocer las lecciones de y para las ciudades de América Latina.