DOI: https://doi.org/10.18601/16577558.n29.13

Seguridad y defensa en Brasil

Rafael Piñeros*

Reseña de libro
Lima, L. (2015). Worlding Brazil. Intellectuals, Identity and security. New York: Routledge.

* Maestría en análisis de problemas políticos, económicos e internacionales contemporáneos, docente de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, Universidad Externado de Colombia, Bogotá (Colombia). [rafael.pineros@uexternado.edu.co], [https://orcid.org/0000-0001-5539-9395]

Para citar esta reseña:
Piñeros, R. (2019). Seguridad y defensa en Brasil. [Reseña: Lima, L. (2015). Worlding Brazil. Intellectuals, identity and security. New York: Routledge]. OASIS, 29, pp. 259-262


La obra nos invita a reflexionar la manera cómo se construyó, modificó, reprodujo y pensó la seguridad y defensa en Brasil, en un amplio período de tiempo (1930-2010). En ese sentido, este valioso trabajo parte de situar la seguridad y defensa como un tema que aún hoy es estudiado con recelo por parte de la comunidad académica brasileña, en la medida que se reproducen prejuicios (represión, autoritarismo, exclusión, etc.) marcados por la historia y las relaciones sociales que se construyeron durante la dictadura brasileña.

El trabajo de Worlding Brazil, se encuentra dividido en tres partes y tiene como fundamento teórico la aplicación de los estudios críticos de seguridad, es decir, aquellos en los que se pone en perspectiva el contexto y el momento en que se escribe y se analiza el fenómeno de estudio, alejándose de enfoques tradicionales que sitúan al Estado como objeto central e inamovible y, más bien, converge su argumentación en la formulación de preguntas generales acerca de qué se estudia, para qué y por qué. La seguridad y defensa, adquiere una manera específica de análisis y a partir de allí, politizar, debatir y discutir aquellas definiciones que se consideraban fijas o inamovibles.

Sobre esa base, se controvierten los discursos y las prácticas imperantes por diferentes actores de la sociedad (militares, intelectuales, políticos y el pueblo en general) en momentos particulares de la historia brasileña, señalando cómo la influencia de aquellos reproduce necesidades, temores e intereses sobre lo que se debe entender por seguridad o defensa y la manera en que se instrumentaliza políticamente para alcanzar objetivos internos y externos.

La primera parte, compuesta por los capítulos 1 y 2, sitúa la base teórica que se utiliza en la segunda sección. Precisamente, el primer capítulo, hace un recuento de dos elementos centrales: la manera en que se estudian las relaciones internacionales (en la periferia) y, el concepto de revolución horizontal de Antonio Gramsci.

Por un lado, Lima señala que las relaciones internacionales como disciplina científica, durante la segunda mitad del siglo XX, en las regiones periféricas o no anglosajonas, estuvieron encaminadas a comprender patrones generales que guiaban el comportamiento del Estado y otros actores, pues se veían en aquellos un viento de modernidad y progreso que debería ser aprovechado por países como Brasil. Por lo cual, se favoreció una reproducción de prácticas y dinámicas propias de países desarrollados, sin que hubiese algún tipo de adaptación local (Lima, 2015, p. 23). Esa situación llevó a que a inicios del siglo XXI, se cuestionaran esos enfoques, por concentrarse más en la solución de problemas que en la creación de una agenda propia de investigación, dejando de lado la apropiación local del conocimiento por parte de la comunidad académica.

La propuesta de Tickner y Waever (2009), adoptada por Lima, propone que las relaciones internacionales han servido para legitimar y simbolizar la acción del Estado y sus prácticas, tanto en América Latina como en Brasil, y con ello se han alcanzado objetivos internos y externos, a partir de la reproducción de una imagen (identidad), de la proyeccción de la misma y de una forma particular de llevarlo a cabo. En otras palabras, el primer capítulo define, a partir del trabajo de Tickner y Waever, tres variables principales del estudio de las relaciones internacionales, la seguridad y la defensa: Beign (qué somos), Becoming (qué quisiéramos ser o cómo podríamos proyectarnos) y Method (cómo lo vamos a hacer).

Por otro lado, en la medida que las élites políticas económicas o militares -en el caso brasileño- desconocen elementos culturales endógenos, la autora trae a colación uno de los conceptos claves del trabajo, la revolución horizontal plasmada por Gramsci a mediados del siglo XX. Justamente, el filósofo italiano señala que, para cualquier tiempo y lugar, las alianzas o coaliciones realizadas por la élite, al interior de un Estado, afectarán el desempeño futuro de la nación y, con ello, el tipo de modernidad que se alcanza. La revolución horizontal hace referencia, entonces, a "la intención de las élites por proveer una innegable modernización, sin que haya una profunda transformación de las estructuras de poder político, económico o social" (Lima, 2015, p. 28). Este concepto es útil para comprender cómo, en diversos momentos de la historia brasileña, la asociación de intereses entre terratenientes, burguesía industrial, militares e intelectuales, fue útil para mantener un papel central en la sociedad política y en la toma de decisiones, al tiempo que se proveía al pueblo o la masa un tipo particular de libertad, modernidad o desarrollo.

El capítulo dos se concentra en entender la relación de dos conceptos medulares: por un lado, cómo la evolución de la política doméstica brasileña ha estado marcada por la influencia de la teoría de la acción emocional (TAE) del sociólogo brasileño Jessé Souza, quien en los años treinta identificó una serie de rasgos sociales y comportamentales brasileños, que se han imitado en la construcción intelectual de las ciencias sociales desde ese momento, en especial en los discursos de seguridad y defensa.

En primer lugar, señala Souza que la historia política brasileña desde el siglo XIX, ha reaccionado a situaciones externas que alteraron el orden político a nivel interno. La autora del libro refleja cómo la invasión napoleónica de la península Ibérica en 1808, condujo a que la corte del rey Joao tuviera que trasladarse a la entonces colonia en el nuevo mundo. Ese hecho facilitó la integración entre portugueses y tribus locales, estimulando el mestizaje de la población, que lo vio durante gran parte del siglo XIX como un problema que no permitía la consolidación de una idea nacional, de una nación fuerte y desarrollada. Brasil era entonces, un sistema político y económico de élite, que se había corrompido (mestizaje), pero que esperaba retener el poder a partir de abrir la puerta a la modernidad (Lima, 2015, p. 45).

En segundo lugar, la TAE expuesta por Souza en 1932, abre paso a los conceptos de personalismo y patrimonialismo, que reproducen una estructura social elitista, excluyente y racista (Lima, 2015, p. 33). Tomando como referencia el trabajo de Gilberto Freire (Casa grande y Senzala, 1933) y Sergio Buarque de Holanda (Raíces de Brasil, 1936), Souza explica que la TAE refleja comportamientos pre modernos -homen cordial- en la sociedad, que no permiten su cohesión interna y su proyección internacional (Lima, 2015, p. 48). Así mismo, dicha teoría es utilizada, en diferentes momentos, para definir qué es Brasil (Being), qué quisiera ser Brasil (becoming) y cómo puede alcanzarlo (method), preguntas principales desde el enfoque adoptado por la autora.

A partir de allí, en la segunda parte de la obra, compuesta por los capítulos 3 al 5, Lima explica cómo los militares fueron considerados como la institución capaz de liderar el progreso, el desarrollismo y la modernización nacional, forjando igualmente el significado de identidad, seguridad y defensa en distintos momentos, con asociación de otros actores, tales como la élite política o económica o la comunidad académica (Lima, 2015, p. 59).

En el capítulo tres, por ejemplo, con la llegada de los militares en 1930 al poder en cabeza de Getulio Vargas, se facilitó la implementación de las ideas de la TAE. A partir de una racionalización y militarización de la sociedad, las Fuerzas Armadas, bajo el recién fundado Estado Novo, generaron una conciencia colectiva sobre la superioridad de los militares, la necesidad de controlar a la población y la búsqueda de modernización. Con proyectos de infraestructura nacional, con la promulgación de leyes que establecían qué era seguridad nacional y cómo alcanzarla, la dictadura militar, en el período 1930-1945, aplicó una serie de prácticas autoritarias y represivas, que reflejaban "el control de la sociedad por los militares y la necesidad de aquellos de erigir soldados para la causa nacional de la patria" (Lima, 2015, p. 70).

En el cuarto capítulo se abordan las características del período 1945-1965 y 1965-1985, el primero bajo el control de regímenes civiles, conservadores y autoritarios y, en el segundo, con el retorno de la dictadura militar hasta 1985. Justamente, una característica de esta etapa fue la apertura parcial hecha por los militares en la administración pública, a través de la cual, por ejemplo, los militares cedieron ciertas áreas burocráticas (salud, educación, etc.) al control civil, mientras que, para el campo de la seguridad y la defensa, seguían reteniendo el control ideológico y práctico. Fue a través de la Escuela Superior de Guerra (ESG), establecida en 1949 como un Think Tank con la función de preparar civiles y militares, que los militares continuaron ejerciendo un control preciso sobre la manera en que se definía, se sustentaba y se hablaba de seguridad y defensa. Es decir, la seguridad pasaba a ser una estrategia de desarrollo que debía ser perseguida por la élite política, formada en la ESG para desempeñar el papel que Brasil se merece. En ese sentido, la Estrategia de Seguridad Nacional, promulgada a partir de 1946 en un conjunto de textos poco claros y desorganizados, planteó los principios generales de lo que significa Brasil, de la necesidad de convertirse en el futuro en potencia mundial (Worlding Brazil) y de cómo la identidad de homen cordial podía ser utilizada para acercarse a la modernidad, el desarrollo y el primer mundo (Lima, 2015, p. 76).

El capítulo quinto plantea una profunda reflexión sobre el papel de la educación y la utilización de la política exterior como un instrumento que refleja prácticas sociales heredades de la TAE, de la democracia elitista, blanca y excluyente que se pretendió cultivar durante diversos momentos de la historia brasileña. En primer lugar, se señala a los intelectuales y la comunidad académica, en los períodos del Estado Novo (1930-1945), el régimen autoritario-dictatorial (1965-1985) y en el retorno a la democracia, en decir, 1985-2010, han terminado por apoyar, legitimar o, como en la última etapa, evaluar de manera crítica el desempeño del Estado. Así mismo, se señala cómo la educación, con el retorno democrático, buscó ser el faro liberal que guiaba la conducción de Brasil en el sistema internacional.

Para ello, se criticó la implementación de políticas neoliberales en los años noventa y el abandono de políticas que, como el desarrollismo, crearon una particular influencia de Brasil en los asuntos internacionales. Precisamente, se señala cómo la política exterior se convirtió en un instrumento para mostrar una identidad hacia afuera, basada en la excelencia, profesionalismo y reputación de quienes construyen y ejecutan dicha política pública (Lima, 2015, p. 120). Es decir, que la política exterior, es un medio a través del cual Brasil refleja su lugar como una potencia consolidada, madura y proyectada a ejercer influencia en su región y en el mundo.

Finalmente, el capítulo 6, a manera de conclusión, invita a una reflexión sobre la forma y el fondo que han adquirido los estudios sociales (y en relaciones internacionales) en Brasil, y con ello criticar los enfoques tradicionales que reproducen prácticas ajenas a los contextos locales, no analizan o polemizan de manera crítica los hechos y, por último, eluden la generación de agendas de investigación autónomas que permitan el florecimiento disciplinar. Lima refleja, de manera adecuada, cómo la academia, en el período de análisis, ha adoptado un enfoque basado en la continuidad y similitud, reflejando ciertos rasgos culturales e identitarios brasileños (Lima, 2015, p. 144), sin que aquellos hayan sido visualizados desde una perspectiva crítica. Es decir, sin una discusión sobre los significados colectivos, o al menos sobre su utilidad, pertinencia o representatividad de lo que significa la sociedad brasilera hoy en día, es difícil esperar resultados diferentes a los que se han reproducido en el largo período de estudio y que hoy en día refuerzan el estudio de la seguridad y defensa a partir del Estado, y no de otros actores o enfoques de estudio.