* DOI: https://doi.org/10.18601/16577558.n30.01

PRESENTACIÓN

Martha Ardila y Aldo Olano
Editores

América Latina atraviesa una transición motivada por una serie de cambios ocurridos en los ámbitos internacional, regional y local. Así observamos el debilitamiento de Estados Unidos y Europa occidental, mientras se fortalece la presencia de Asia en el sistema internacional por medio de la cada vez mayor presencia de China e India. Aquella como área geográfica presenta hoy en día un peso muy importante en la geopolítica mundial.

Las transformaciones que atraviesa el sistema internacional se hacen notar en los cambios que el Estado wesfaliano ha tenido, sobre todo cuando debió incorporar nuevos temas, actores y problemáticas que antes habían cuestionado su poder, incluidos el tipo de relacionamiento que se organiza en los distintos niveles del sistema. Es lo que sucede con la internacionalización de los gobiernos subnacionales, la paradiplomacia y la relevancia de actores como los empresarios, las ONG y la sociedad civil. Es, además, la presencia de nuevos temas vinculados con el cambio climático o las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, como viene sucediendo con la ciberseguridad.

Las elecciones presidenciales realizadas en el continente, al lado de un renovado cuestionamiento a la democracia en América Latina, junto al derrumbe de las expectativas que generó la reprimarización de sus economías, han conducido a cambios en la inserción internacional. La izquierda del siglo XXI se desvanece ante la dictadura que se implantó en Venezuela, al tiempo que viene perdiendo las elecciones en los países donde fue gobierno durante varios períodos. Hoy se observa una transición hacia el predominio de una nueva derecha latinoamericana, y países como Brasil, Argentina, Ecuador, que hicieron parte de la corriente progresista, actualmente tienen gobiernos neoliberales y han optado por acercarse a Estados Unidos. Otros, en cambio, tienden a construir nuevas alianzas y buscan nuevos socios comerciales, lo cual significa profundizar en la diversificación como es el caso de Perú y Chile

América Latina también ha sufrido retrocesos en la jerarquía de poder regional e internacional en por lo menos dos países. Son los casos de Brasil y México que ascendieron y mostraron un mejor posicionamiento y liderazgo, pero que en la coyuntura actual atraviesan retrocesos. En el primero, la corrupción y la inestabilidad política llevaron al ascenso de fuerzas abiertamente antidemocráticas con la llegada a la presidencia de Jair Bolsonaro, mientras el segundo, debido a problemas internos vinculados con el narcotráfico y la corrupción, lo hacen retroceder en la jerarquía de poder regional desde antes de llegar a la presidencia Manuel López Obrador. Los países latinoamericanos ven a México muy cercano a Estados Unidos y eso hace que poco confíen en él para que represente sus intereses. Por su parte, la relación México-Estados Unidos se muestra tensa en torno a la migración, lo cual conduce a que un gobierno de centro-izquierda como el actual busque diversificar sus relaciones hacia otros países, no solo de América Latina sino también del Asia. Incluso se le puede generar una oportunidad de tener mayor presencia en la resolución del conflicto venezolano.

En este contexto, se observan "políticas exteriores mixtas y combinadas", así como un "acomodamiento pragmático", teniendo en cuenta indicadores como la relación con Estados Unidos, la diversificación geográfica y también temática. Al mismo tiempo se constata el retorno de una excesiva ideologización en la política exterior, mientras observamos el afianzamiento de un tipo de pragmatismo que puede leerse como subordinación. Ya sabemos que estas variables se relacionan con los apoyos o rechazos a los procesos o proyectos de integración, como también a parte de los principios del multilateralismo liberal.

América Latina es heterogénea y una vez más se encuentra fracturada lo que dificulta la asociación, bien sea en materia de integración política, en cooperación o en concertación. La transición latinoamericana viene conduciendo a estrategias individualistas y fomenta una perniciosa atomización entre los Estados integrantes del sistema, lo cual limita la posibilidad de negociación frente a las grandes potencias. Esta fragmentación se percibe en las divisiones ideológicas sobre cómo afrontar los acontecimientos locales o regionales por igual; a la ausencia de políticas comunes que puedan estar articuladas en intereses y principios, más la primacía del Estado en las relaciones internacionales desconociendo a los nuevos actores, temas y agentes, junto a las aún irresueltas problemáticas regionales. Por mencionar solo dos, la seguridad regional y la desigualdad.

Teniendo en cuenta las anteriores consideraciones, en el No. 30 de la revista OASIS, presentamos un dossier titulado América Latina, elecciones y cambios políticos: nuevos actores y nuevas estrategias en política exterior, en el que incluimos cinco artículos relacionados en el estudio de las políticas exteriores de Brasil, Perú y Canadá, y con la Unasur y el Consejo de Defensa Suramericano.

El primero de los artículos ha sido escrito por Manuel Alejandro Rayran y Juan Andrés Aristizábal, quienes analizan las transiciones de poder que se han producido a escala global desde la finalización de la guerra fría, y cómo parte de ellas han influenciado la orientación internacional de los Estados latinoamericanos. Tomando como ejemplo a Brasil, los autores detallan la estrategia utilizada para llegar a ser el líder de Suramérica y cómo se convirtió en una potencia que trascendía más allá de lo regional.

En el artículo de la profesora Angélica Guerra se examina la política exterior del Perú con base en el análisis del discurso de sucesivos presidentes y estudiando el perfil de la élite política vinculada a su manejo. Así, logra entender los mecanismos de la considerada exitosa inserción internacional de aquel país y el sostenido crecimiento económico basado en el sector externo. La respuesta hay que buscarla en la decidida actuación de la Cancillería puesto que, y a pesar de los cambios de gobierno, no ha variado mucho la orientación de sus actividades.

Por su parte, el profesor Grenier examina los diversos aspectos que inciden en la política exterior canadiense, de manera particular la que han implementado hacia Venezuela. Enfatiza en la importancia de la diplomacia multilateral para la resolución de la crisis política en el país vecino, la cual definitivamente pasa por el restablecimiento de la democracia. Por su lado, en el artículo de Diego J. Cardona se examina la presencia de China en América Latina, sus vínculos comerciales y militares buscando dar respuesta a si es posible hablar de una pérdida de la hegemonía norteamericana en la región. Partiendo de un enfoque neorrealista, el autor señala que los vínculos militares establecidos con distintos Estados y regiones han ayudado a Beijing a fortalecer su posición global en términos de distribución de poder, pero en el período analizado se muestra que no ha logrado debilitar la hegemonía estadounidense.

El dossier termina con el artículo de los investigadores brasileros Artur Cruz Bertolucci, João Victor da Motta Baptista y Leonardo Dias de Paula que examinan la incipiente relación que se construyó entre Unasur y el Consejo de Defensa Suramericano recurriendo a la teoría de los Complejos Regionales de Seguridad. En el artículo se nos recuerda que Unasur fue un grupo de concertación que gozó de una alta popularidad mientras los gobiernos progresistas predominaron en el continente, pero que en los dos últimos años ha venido perdiendo representatividad, más ahora que se produjo el retiro de 7 de sus miembros y le crearon un competidor llamado Prosur.

En la segunda parte de la revista tenemos cuatro artículos sobre temas y asuntos internacionales. El primero es de la profesora Mariela Andrea Mesa Suárez, quien analiza el panorama de desigualdad que caracteriza América Latina a pesar de las buenas tasas de crecimiento que la región ha tenido en lo corrido del siglo XXI. En su trabajo recurre a una serie de indicadores de desarrollo económico y social bastante actualizados, con lo cual hace notar las limitaciones que pueden tener las políticas de reducción de pobreza y desigualdad. De manera inmediata encontramos el artículo del profesor Rafael Barrera, quien examina el tipo de relaciones Sur-Sur que los Brics han venido construyendo pero, sobre todo, muestra la importancia de la India en este proyecto, en particular gracias a su reciente crecimiento económico, el cual le permitiría incrementar sus opciones y posibilidades de influir en la política internacional, para así llegar realmente a ser un contrapeso a los Estados con mayores recursos de poder. Señala que las relaciones con América Latina en general son incipientes, pero prometedoras.

Esta segunda parte se cierra con dos artículos teóricos cuyos temas han venido adquiriendo importancia en los estudios sobre las relaciones internacionales en el mundo actual. El primero es sobre la paradiplomacia y ha sido elaborado por Leonardo Mejía, quien plantea que la diversidad de actores ha llevado a los entes subnacionales y organizaciones no gubernamentales, a lograr espacios más amplios en la solución de problemáticas que hasta hace poco tiempo solo concernían a los Estados. El segundo, de Germán Alejandro Patiño Orozco, sobre el sistema internacional cibernético, aporta algunas consideraciones sobre el debate cibernético y sus efectos sobre el entendimiento de nuevas temáticas de seguridad internacional. Haciendo un análisis de distintas perspectivas teóricas, no podía faltar el realismo, y concluye con algunos lineamientos para profundizar acerca del análisis de temas cibernéticos con una perspectiva internacional.

La última parte de la revista son tres reseñas. La primera de ellas elaborada por Luis Fernando García Núñez, es sobre un libro que el Grupo Oasis trabajó en el último año, y que titulamos Teorías sobre relaciones internacionales. Una perspectiva latinoamericana, que editó la Universidad Externado de Colombia. Constituye un esfuerzo colectivo e interdisciplinario del grupo de investigación sobre el análisis del sistema internacional de la misma universidad. La segunda reseña es de nuestra colega Paula Ruiz sobre el libro de Breno M. Bringel y José Mauricio Domingues (2018). Brasil cambio de era: crisis, protestas y ciclos políticos, que podría considerarse de historia política del Brasil en las cuatro últimas décadas. En este libro se destaca el rol jugado por los movimientos sociales y el Partido de los Trabajadores desde los momentos previos a la salida de la última dictadura militar, hasta la destitución de la presidenta Dilma Rousseff y el arresto de Lula da Silva, ambos militantes de este último partido. Queda abierta la pregunta sobre el futuro de la izquierda en Brasil que, al final de cuentas, tiene que ver con el futuro de la democracia en este país.

Y la tercera, la reseña de Lizeth Quiroga que gira sobre el libro editado por Silvie Nail, Alimentar las ciudades. Territorios, actores, relaciones. En esta reseña se destaca la rigurosidad de los artículos compilados por la profesora Nail, los mismos que igualmente se inscriben en la tradición interdisciplinaria que la Facultad fomenta desde su fundación.

Finalmente, queremos agradecer de manera especial a todas aquellas personas que hicieron posible la publicación de este número de OASIS: a las directivas de la Facultad y de la Universidad, a la asistente de edición, al corrector de estilo, a los autores, a los árbitros anónimos, al Comité Editorial y al Departamento de Publicaciones de la Universidad Externado de Colombia. También a nuestros colegas del Cipe y del grupo Oasis -Observatorio de Análisis del Sistema Internacional-. Esperamos que este número brinde luces para comprender una realidad tan compleja como la latinoamericana.