10.18601/16577558.n30.11

Desde América Latina: lecturas y perspectivas

Luis Fernando García Núñez*

Reseña de libro

AA.VV. (2018). Teorías sobre relaciones internacionales: perspectivas y lecturas desde América Latina, 1ª. ed., Bogotá: Universidad Externado de Colombia

* Lingüista. Profesor y editor de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, Bogotá, (Colombia). [luis.garcia@uexternado.edu.co], [https://orcid.org/0000-0001-9990-4015].

Para citar esta reseña:

García Núñez, L. F. (2019). Desde América Latina: lecturas y perspectivas. [Reseña: AA.VV. (2018). Teorías sobre relaciones internacionales: perspectivas y lecturas desde América Latina, 1ª. ed., Bogotá: Universidad Externado de Colombia]. OASIS, 30, pp. 189-193. DOI: https://doi.org/10.18601/16577558.n30.11


Interesante el debate que propone este libro del Grupo Oasis de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales. Oportuno, aunque no sea la primera vez que se presenta. Aquí vale la pena citar a Patricia D'Allemand que en Hacia una crítica cultural latinoamericana dice que

Un viejo cliché con el que todos estamos familiarizados, lo constituye aquella afirmación sobre el supuesto vacío de una reflexión crítica en América Latina; aquella idea de que Latinoamérica "no posee un pensamiento crítico propio" capaz de "fundar" o "configurar" la literatura de la región y de articularla a procesos históricos y culturales más amplios.

Y he dicho oportuno, con toda la fuerza que este adjetivo tiene en este caso porque, aunque es un viejo debate, necesita con frecuencia que se dé y que promueva las reflexiones que trae el libro que ahora reseñamos. Muchos creen todavía que en este "nuevo" mundo hay "vacíos", frente no solo a la reflexión crítica, sino a la producción de pensamiento "en las distintas disciplinas que componen las ciencias sociales". No negamos esos vacíos, que también los hay en el viejo mundo, lo importante es que los hay y que ellos son lecturas y perspectivas con las que se ha construido el andamiaje de esas ciencias sociales. Muchas miradas se han hecho desde los horizontes latinoamericanos, como se puede entender en el ensayo del profesor Javier Garay que "propone un método de revisión aleatoria de artículos publicados en revistas de relaciones internacionales desde la década del 60 del siglo pasado, y de esta revisión identifica algunos criterios que demostrarían la existencia de modelos mentales caracterizados por la teoría de la dependencia".

Hay que comprender que el mundo no es tan pequeño como algunos creen, ni tan grande como otros suponen, menos ahora que los avances de las ciencias han acercado todas las fronteras y revelado las numerosas fuentes de interpretación existentes. Ese mundo desconocido hace unas décadas está ahora al alcance de todos con un simple clic. Por eso, es todavía más útil que la comunidad científica de las relaciones internacionales esté "dividida en función de límites epistemológicos". Y es muy útil que esta división haya "tenido un impacto sobre la capacidad de los miembros del grupo [Oasis] a trabajar juntos", como lo podemos ver en los ocho capítulos que componen la obra. "Entre tendencias más positivistas hasta algunas más reflexivistas, el grupo ha dividido su trabajo y sus reflexiones en función de las mismas líneas. Para los positivistas el reto de la investigación está en las particularidades latinoamericanas. En el libro, los primeros centran su atención en describir situaciones locales específicas, mientras que los segundos enfatizan la necesidad de considerar la diferencia en las maneras de pensar el objeto de estudio o en las maneras de concebir el objeto del estudio mismo".

En el primer capítulo, "Doxa y heterodoxias metodológicas en Relaciones Internacionales. Un acercamiento sociohistórico al pensamiento científico", Florent Frasson-Quenoz parte de una pregunta que tiene una especial validez para las ciencias sociales en general: ¿cuál es la manera idónea para construir conocimiento en relaciones internacionales?, que se responde tratando de "hacer una interpretación sociohistórica de una de las facetas de este debate a través de la consideración de su corolario: la dilución semántica de los conceptos que en nuestra disciplina utilizamos (lenguaje formal)", y también con interrogantes que se hacen a los científicos de las relaciones internacionales. "El eje articulador de la reflexión se sitúa entre las propuestas teóricas de Relaciones Internacionales y las interpretaciones sociológicas de las relaciones internacionales", que permitan "mostrar las ventajas de asentar nuestra producción de conocimientos en una reflexión histórica más amplia y profunda", que haga menos complicada la comunicación entre los académicos y, a su vez, sea más útil para los investigadores que, con seguridad, sabrán evaluar el conocimiento y podrán reconocer el especial valor que tiene la multiplicación de los conocimientos.

El profesor Aldo Olano Alor, en "Estudios internacionales latinoamericanos. Aportes a un conocimiento situado", destaca la importancia que tienen los estudios internacionales latinoamericanos y subraya dos momentos significativos de la segunda mitad del siglo XX. El primero de ellos parte de "la fundación de las instituciones que contribuyeron en la formación de los profesionales necesarios, para encargarse de aquellos trabajos desde una perspectiva claramente disciplinar", y el segundo "busca posicionar a la teoría de la colonialidad del poder como una de las más destacadas para estudiar el sistema-mundo moderno y colonial. Una teoría que podemos considerar fundadora en una nueva forma de comprender tal sistema. En tal sentido, se considera que con los estudios sobre el colonialismo y la colonialidad, se contribuyó a la formación de los estudios internacionales latinoamericanos, en tanto contribución al siempre recreado y también cuestionado pensamiento latinoamericano". Es muy singular que la divulgación de los estudios latinoamericanos no haya tenido la fuerza y el atractivo que deberían tener, pues son miradas construidas con el rigor impuesto por la academia y con la responsabilidad que se requiere para ello. Este artículo "ayuda a comprender por qué desde distintos lugares de enunciación, con sus particulares condiciones académicas, institucionales y epistemológicas, se sigue negando la posibilidad de producir teorías y estudios internacionales a quienes no están insertos en una academia que se reclama cosmopolita, siempre abierta a un debate basado en la tolerancia y el respeto por la pluralidad".

Erli Margarita Marín-Aranguren y Francisco Daniel Trejos-Mateus, en "La precariedad en la ontología sobre las sociedades civiles latinoamericanas en los estudios internacionales", auscultan "la forma en la que se enseña en Latinoamérica sobre un agente de la sociedad internacional que para finales de la segunda década del siglo XXI cobra mayor protagonismo y poder: las organizaciones de la sociedad civil (OSC)". Es atrayente la importancia que han tomado los estudios sobre las relaciones internacionales, y su todavía pequeña influencia en la academia, como lo podemos ver en este texto, sobre todo porque la comunidad internacional participa cada vez más en las decisiones de los organismos internacionales e interactúa con fuerza frente a muchas de las actividades que desarrollan las cumbres y reuniones de estas poderosas instituciones, en las cuales la democracia no es el indicativo más frecuente. Este es un elemento para estudiar muy detenidamente, sobre todo, saber qué alcances tienen las organizaciones de la sociedad civil y apuntar a esa tarea de "auto-reconocimiento, luego, de la identificación de esos otros saberes, seguido por la difusión misma con trabajo empírico que 'valide' una realidad invisibilizada".

El "Pensamiento de Enrique Leff. ¿Algo nuevo que contar en América Latina?", de Martha Isabel Gómez Lee, es un capítulo que presenta "los principales conceptos del pensamiento ambiental latinoamericano de Enrique Leff, quien ha creado un conocimiento situado que aporta a las relaciones internacionales, y del que se han empoderado distintos movimientos socioambientales". En otra perspectiva se puede considerar que los citados movimientos han contribuido ampliamente en "la exploración de conceptos que respondan a las necesidades de investigación en este campo". Por eso mismo, "Es relevante considerar conceptos tales como racionalidad ecológica productiva, que ha introducido Leff al plantear una postura desde América Latina frente al cambio climático y la crisis ambiental internacional", es otro espacio en el que los estudios y los debates y reflexiones latinoamericanas tienen resonancia y han establecido perspectivas y lecturas valiosas. Fue, entonces, "una significativa discusión para establecer una posición ambiental compartida". Así se puede decir "que el pensamiento ambiental latinoamericano, en las actuales condiciones de incertidumbre por el cambio climático, ofrece una cosmovisión, ontología y núcleo duro que puede nutrir explicaciones sobre el origen de las instituciones internacionales, los intereses estatales y el comportamiento de los Estados en la medida que los teóricos de la disciplina de Relaciones Internacionales utilicen sus conceptos analíticos. La propagación internacional de estas ideas latinoamericanas depende de comunidades epistémicas que juegan un papel evolutivo como fuente de innovaciones para las políticas y como canal por medio del cual se extienden a escala internacional".

Gisela Da Silva Guevara y Martha Ardila en "Un conocimiento situado en perspectiva comparada. El concepto de autonomía en México y Brasil", contribuyen con una mirada bastante particular por el significado que tienen para América Latina estas dos naciones que, de alguna forma, han contribuido a "la conformación del concepto de autonomía", aunque sus complejos problemas políticos y económicos no les hayan permitido establecer una verdadera independencia frente a los Estados Unidos o Europa. Los dos países tienen, sin duda, "capacidades potenciales y de trasmisión de ideas. Son dos potencias regionales que ocupan una posición superior en la jerarquía de poder en América Latina, que han destinado mayores recursos a la ciencia y tecnología, que poseen revistas y artículos científicos bien ubicados en los estándares internacionales". Los estudios realizados y cierta autonomía en sus servicios diplomáticos permiten establecer, desde hace buen tiempo, que hay un "poder para interactuar, cooperar e influir en y con otros actores y en los regímenes internacionales". Así, Brasil y México han alcanzado espacios académicos muy significativos no solo para América, sino para el mundo, y tras ellos, mayores estudios y análisis que se suman a las nuevas lecturas que se hacen desde América Latina, aunque se observa "una regionalización para la difusión de las ideas y fracturas conceptuales".

Javier Garay en "La teoría de la dependencia en el pensamiento internacional latinoamericano. Una revisión empírica", "cuestiona dos ideas: primero, si puede considerarse que existe un pensamiento latinoamericano en estudios internacionales; segundo, si, en caso de existir, este está caracterizado por la tradición de la denominada teoría de la dependencia". El autor, además, asegura que "la decisión explícita de construir teoría es solo una forma de evidenciar la existencia -o ausencia- de una forma de pensar a partir de líneas regionales. Las teorías, como conjuntos de ideas y principios que permiten la comprensión/explicación de fenómenos específicos, no son sino resultado de las formas como se entiende la realidad y que son compartidas socialmente (esto es, que tienen sentido social)". De todos modos el análisis que presenta el profesor Garay tiene eco precisamente en el método utilizado y en las numerosas publicaciones periódicas académicas consultadas, que ameritan las reflexiones que propone este libro y refuerza la importancia del debate que se insinúa. En las conclusiones dice que "tal vez el principal hallazgo de esta investigación, sin importar la originalidad del pensamiento latinoamericano y su caracterización puntual, reside en la identificación de dos elementos que son comunes y persistentes en el tiempo en las publicaciones latinoamericanas sobres temas internacionales (acá, incluyendo Chile). De un lado, la aproximación normativa, Del otro, la visión estatista de las relaciones internacionales".

El profesor Pío García en "Valoraciones asiáticas del sistema internacional", sostiene que los milenarios sistemas interpretativos del ser humano que poseen las sociedades asiáticas, han permitido reconstruir, desde tiempos pasados esa "tradición intelectual de las civilizaciones asiáticas -en buena medida subyacente en la destreza científica moderna a través del acopio y reelaboración que hicieron en su momento las escuelas árabes e islámicas-, hoy, en las circunstancias de las relaciones sociales y políticas globalizadas, incita reformulaciones diversas y sugestivas respecto al entramado mundial". De este modo, los estudios de las relaciones internacionales se constituyen en un entramado de teorías que "El actual anhelo intelectual asiático por brindar explicaciones y balances del sistema internacional no es ni mucho menos una novedad". Se concluye, por tanto, que "La forma como los países europeos se catapultaron y les tomaron gran distancia a los demás pueblos en el orden económico y técnico afectó de manera recóndita la autova-loración de las sociedades asiáticas, las que, en ciertos casos, dudaron de su pasado, sus tradiciones y sus propios marcos conceptuales y, en otros, procuraron conformar una síntesis conveniente entre lo importado y lo autóctono". Este es un buen ejemplo de las percepciones y lecturas que se hacen desde otros epicentros de la actividad humana, pues la multilateralidad es evidente y, en estos tiempos, se hace más apreciable. Es, al fin, otra forma de ver las relaciones internacionales.

"Chinese contributions to IR: Almost the same but not quite", de David Castrillón, hace dos preguntas fundamentales: ¿cómo se estudia la disciplina relaciones internacionales en China?, ¿se tiene algo novedoso en la forma como se estudia la disciplina relaciones internacionales en, y desde, China? Y ha podido encontrar "un pensamiento mundial original en el período dinástico, una transición tras el contacto con la modernidad occidental hacia un pensamiento internacional convencional que se reproduce hoy en los intentos político-académicos de innovación y una serie de emergencias inspiradas por el taoísmo que se ubican en la zona gris entre la innovación y la repetición". Se podría asegurar que existe en la China una cosmovisión moderna y una ontología dialéctica conflictiva que ha servido de base para el surgimiento de las relaciones internacionales como la disciplina académica que es en occidente. Se debe destacar que las relaciones internacionales han mostrado en China cierta distinción en paradigmas, teorías e hipótesis, pero con una cosmovisión muy parecida a la de occidente y con disposiciones ontológicas que dificultan "elaborar una forma distinta de teorizar sobre lo internacional".

En las "Reflexiones finales", con las cuales termina esta obra, se dice que estas deben ser leídas "como un final abierto, pues no puede cerrarse un debate necesario de intensificarse, sobre todo en aspectos más de fondo como los propuestos en el libro". Quizás concluir esta reseña diciendo que, como lo señalan las citadas reflexiones, "queda mucho por hacer…", pero lo importante es que se ha dado inicio a una polémica que, eso esperamos, devele muchos elementos significativos, sobre todo de los estudios que se realizan en América Latina y en otras latitudes, para entender que la centralización de la historia ya no es el único camino que se puede seguir.