10.18601/16577558.n30.12

El trasfondo político de una crisis social en Brasil

Paula Ximena Ruiz-Camacho*

Reseña de libro

Bringet, B. M. y Domingues, J. M. (2018). Brasil cambio de era: crisis, protestas y ciclos políticos. Madrid: Catarata, Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación.

* Doctoranda en estudios políticos. Docente-Investigadora. Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, Universidad Externado de Colombia, Bogotá (Colombia). [paula.ruiz@uexternado.edu.co]; [https://orcid.org/0000-0002-6848-9936].

Para citar esta reseña:

Ruiz-Camacho, P.X. (2019). El trasfondo político de una crisis social en Brasil [Reseña: Bringel, B.M y Domingues, J. M (2018). Brasil cambio de era: crisis, protestas y ciclos políticos. Madrid: Catarata, Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación]. OASIS, 30, pp. 195-201. DOI: https://doi.org/10.18601/16577558.n30.12


INTRODUCCIÓN

Entender la política latinoamericana es un interesante, pero a la vez, complejo ejercicio académico debido a los dinámicos cambios ideológicos y a los drásticos contrastes sociales y económicos que se expanden en todos los países de la región, en los que se destacan las mismas problemáticas alrededor de la pobreza, la desigualdad (de renta, de género, de oportunidades), la corrupción e incluso el atraso tecnológico.

Desde el punto de vista político, a lo largo de los últimos años (2015-2018)1, la mayoría de los países de América Latina han sufrido cambios en su concepción ideológica, reflejo de ello es el caso de una de las grandes economías de la región como lo es la de Brasil, que luego de 13 años en el poder del Partido de los Trabajadores (PT), hoy se mueve hacia la extrema derecha con Jair Bolsonaro del Partido Social Liberal (PSL). Por tanto, el objetivo de esta reseña es analizar, a partir de la publicación de Breno Bringel y José Mauricio Domingues (2018), Brasil cambio de era: crisis, protestas y ciclos políticos, los retos sociales a los que se enfrenta actualmente este país, pero desde la comprensión de su trasfondo político.

EL RUMBO DE BRASIL

En su libro, Bringel y Domingues analizan la historia contemporánea de Brasil desde dos enfoques: el primero es político, en el que se centran los dos primeros capítulos desarrollados por Domingues, en los que se hace un análisis descriptivo del surgimiento del PT en la década de los 80 y su evolución de movimiento social a partido político, posteriormente como partido de gobierno en el que su candidato Luiz Inácio da Silva ganó las elecciones durante dos períodos (2003-2010), seguido de Dilma Rousseff hasta su destitución, y culmina el análisis con el arresto de Lula da Silva, el 7 de abril de 2018. Entre las reflexiones que acompañan estos capítulos, los autores se preguntan acerca del futuro del PT y comparten reflexiones acerca de los enormes retos a los que se enfrentan actualmente los debilitados partidos de izquierda y centroizquierda brasileños.

El segundo enfoque es el social, desde donde se hace una profunda reflexión sobre la forma como los "agentes sociales se moldean mutuamente en el curso de sus interacciones sociales" (Domingues, 2018, p. 54), cuyo objetivo, en los capítulos 3 y 4 de Bringel, es el de analizar el rol que la acción colectiva y la organización de los movimientos sociales han tenido como herramientas políticas en Brasil. Las protestas de junio de 2013, por ejemplo, "tienen diversas raíces" (Bringel, 2018, p. 123) y las motivaciones de las marchas solo pueden entenderse si se combinan "elementos propiamente políticos con otros de naturaleza económica, cultural y social" (Ibid., p. 123).

La importancia que reviste el enfoque social, siguiendo a Cohen y Arato, busca darle una mayor comprensión a lo que acontece en Brasil a partir de las dinámicas desarrolladas al interior de la sociedad civil, a través de la cual se busca comprender "lo que está en juego en esas transiciones a la democracia, así como la auto comprensión de los actores principales" (2000, p. 22) y sus principales demandas y necesidades.

En los dos últimos capítulos, que los autores denominan "un punto de inflexión", analizan, a partir del asesinato de la concejala Marielle Franco en marzo de 2018, el rumbo actual por el que se encamina el sistema político brasileño. El asesinato de Franco no es un hecho aislado a la "crisis de la nueva República"2, en opinión de los autores, "se trata de un cruel crimen político contra una de las principales figuras de la nueva izquierda brasileña en un momento en el que Río de Janeiro vive un auténtico desgobierno y Brasil pasa por un preocupante retroceso democrático" (2018, p. 161), que debería encender las alarmas entre académicos, medios de comunicación, agentes privados y públicos, sobre la presencia de la violencia política en Brasil.

En definitiva, para entender a Brasil no se puede "pensar [su] política de forma lineal y partidaria" (Bringel y Domingues, 2018, p. 10), se debe ver desde sus marcados matices partidarios y profundas diferencias que, en lugar de ser su mayor fortaleza para avanzar así el fortalecimiento de una sociedad pluricultural, multiétnica y diversa, parecieran ser el sello de sus mayores divisiones como sociedad, donde el regreso de algunos comportamientos homofóbicos, xenófobos y raciales son un reflejo de la transformación que en la última década sufre la vida social en el país3, poniendo en evidencia la "enorme fragmentación, tanto de la sociedad como de las expresiones activistas" (Bringel y Domingues, 2018, p. 13).

Como si se tratara de la obra del premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada, distintos hechos y acontecimientos en el plano político y social ya venían fraguándose desde antes de la llegada de Luiz Inácio da Silva al poder, e incluso las movilizaciones ciudadanas de 2013 parecieran ser un reflejo, pero a mayor escala, de lo ocurrido con Fernando Collor de Mello con el impeachment de 1992.

BRASIL COMO UN MODELO DE EXPORTACIÓN

En el caso de Brasil, es cada vez más común encontrar investigaciones que desde distintas orillas buscan explicar su rol en Suramérica (Gratius, 2007; Malamud, 2011; Desiderá, 2015; Ramanzani y Passini, Ribeiro, 2015; Ruiz-Camacho, 2018; da Silva, 2018) y su lugar en el mundo como una potencia regional emergente (Soares y Hirst, 2006; Gomes, 2007; Ayllón, 2010). No obstante, los mayores intereses académicos han girado principalmente alrededor de los asuntos económicos para comprender "la consolidación de un modelo de desarrollo económico con inclusión social" (Ibarra, 2015, p. 31) que, según el mismo autor, logró sacar de la pobreza a 28 millones de personas.

Analizar a Brasil como una economía en crecimiento4 que lideraba los debates alrededor de la equidad comercial al seno de las Organización Mundial del Comercio (OMC), definiendo su lugar como vocero de los países del Sur global, junto con otros países emergentes como la India o Sudáfrica (The Economist, 2009; Cabral y Weinstock, 2010; Schirm, 2012; Engel y Keijzer, 2013), necesariamente deriva en amplios análisis sobre la estrategia de política exterior emprendida por Lula da Silva, quien ejerció un "liderazgo, que tuvo gran repercusión internacional, inspiró a varios países del Sur global, proyectando, a su vez, el rol de Brasil en América Latina y en el mundo en este nuevo siglo" (Bringel y Domingues, 2018, p. 7).

Un Brasil con una activa presencia internacional, el cual, a través de una dinámica agenda internacional buscó consolidar y fortalecer las alianzas Sur-Sur para privilegiar procesos de integración, cooperación y comercio bajo una visión neodesarrollista, exportando por ejemplo, "iniciativas gubernamentales específicas como los programas de transferencias condicionadas (PTC)5" (Santander, 2016, p. 2010) enfocados a la lucha contra la pobreza hacia países de la región suramericana y, principalmente, hacia los países africanos de lengua oficial portuguesa (Angola, Cabo Verde, Guinea-Bisaú, Mozambique, Santo Tomé y Príncipe, Guinea Ecuatorial), conocidos como los Palop, junto con otros proyectos productivos bajo la modalidad de CSS (Ipea, 2016).

Entre los principales PTC se destacaron principalmente dos acciones gubernamentales: por un lado, el Programa Bolsa Familia (2004), cuya inversión fue del 0,5% del total del PIB nacional, que permitió beneficiar a 14 millones de familias (Tassa, Ibarra y Vargas, 2015) y que tenía un estrecho "entrelazamiento entre los sectores público y privado" (Bringel y Domingues, 2018, p. 63) y, por el otro, el Programa Brasil Sin Miseria (2011)6.

El proceso de internacionalización emprendido durante las presidencias del PT, se desarrolló, gracias a lo que el autor Lazzarini (2011), citado por Bringel y Domingues, denomina un "capitalismo de lazos", en el cual "el Estado y las empresas se encuentran profundamente imbricados" (p. 27), entre algunos de los casos señalados por los autores, se hace alusión a como las empresas de los sectores de la construcción civil, la ingeniería, la agroindustria y la minería7, fueron los que más se vieron favorecidos por la inserción internacional de Brasil durante los gobiernos del PT, en especial los de Luiz Inácio da Silva, "estas empresas ampliaron considerablemente sus áreas de actuación" (Domingues, 2018, p. 28).

Pero al mismo tiempo seguía siendo un país en desarrollo con enormes retos internos en materia de seguridad, de lucha contra la pobreza y la corrupción, tal como lo analizan los autores a lo largo de los diferentes capítulos, un discurso en el cual las aspiraciones del PT parecían encajar frente a las necesidades de la sociedad, pero que hoy siguen estando vigentes en la política y sociedad brasileña.

EL CAMINO ABONADO Y ABANDONADO DEL (PT)

El camino recorrido por el PT para llegar a la presidencia de Brasil en 2010 fue el resultado de varios ciclos de construcción social que datan de la época de la dictadura y cuyo ciclo llega a su fin con el impeachment a Dilma Rousseff en 2016. Los autores describen y analizan en detalle el seguimiento y posterior evolución del PT hasta su actual descenso.

En términos generales, lo que los autores buscan a lo largo de sus reflexiones, es demostrar la incidencia de los movimientos sociales en la gestión política del país, de los cuales ya existía un importante antecedente en la década de los 90, con las elecciones directas en las que gana Fernando Collor de Mello. Su corto mandato, estuvo marcado de políticas represivas y escándalos de corrupción que llevaron a que el movimiento estudiantil conocido como os caras-pintadas, salieran a las calles a exigir su renuncia, para 1992 Collor de Mello se enfrenta al primer impeachment que tiene Brasil en su período democrático.

Luego de unas décadas de aparente estabilidad política, de crecimiento económico y de auge internacional, en el que Brasil parecía imparable y su rol como potencia regional solo era cuestionable por sus vecinos más próximos (Malamud, 2011), en 2013 las manifestaciones se toman de nuevo las calles, pero esta vez con intereses disímiles, por un lado, están los que exigen la renuncia de Dilma Rousseff por lo que parecían ser malos manejos de las finanzas públicas a los que se les sumaron casos de corrupción que se venían gestando desde la presidencia de Lula da Silva y lo derivado con la investigación conocida como Lava Jato 8 y, por el otro, grupos defensores de la institucionalidad, los logros y el gobierno del PT.

Parte de las reflexiones que se derivan de esta publicación, hacen referencia a la importancia que la clase política tiene en el devenir social de un país, definida por Gaetano Mosca como un grupo de personas que "se constituyen en una minoría influyente que dirigen la cosa pública" (2014 [1886], p. 23), y que tras cada crisis en las que se modifica el statu quo de un grupo social o político, las soluciones parecen venir de una nueva "minoría organizada" (Ibid.) que recibe nuevamente el apoyo de las mayorías.

Esa llamada clase dirigente, aparece durante los momentos de crisis y es inevitable que se instauré de nuevo "el predominio de una minoría organizada, que obedece a un único impulso, sobre la mayoría desorganizada", en cuya respuesta surge un "polifacético sistema político que se reviste así de un cuadro multipartido, con treinta y cinco partidos reconocidos formalmente" (Domingues, 2018, p. 45), que en el caso brasileño, se nutren de discursos que enfrentan tanto corrientes políticas como creencias, entre una ola conservadora, de mayoría evangélica, y una corriente pluralista, en la que convergen movimientos feministas y defensores de la comunidad LGTBI (Bringel, 2018).

Los ciclos políticos en Brasil, o los períodos de transición han ido de la mano con manifestaciones sociales que han surgido de momentos de incertidumbre y que son la evidencia de la inestabilidad social del pueblo brasileño, y aunque el "establecimiento de una oligarquía liberal avanzada, es por cierto, una tendencia global, y en eso Brasil es totalmente contemporáneo al resto del planeta" (p. 14), no se debe perder de vista que cada momento político, y cada situación social, difiere entre un caso y el otro, y lo que los autores denominan una crisis, solo puede ser entendida desde un análisis más profundo de sus orígenes.

Las preguntas que plantea el actual escenario social son múltiples, pero en lo que respecta a lo político, Bringel y Domingues, se preguntan si el PT será capaz de recomponerse, y en especial si se (re)construirá una izquierda renovada en Brasil. Solo se puede concluir señalando que tal como lo afirman sus autores "Brasil vive hoy un cambio de era marcado por una crisis de la República", atravesada por una crisis de legitimidad frente a una sociedad cansada de la corrupción que pide verdaderos y profundos cambios.


NOTAS

1 Se hace referencia principalmente a este período de tiempo, por cuanto responde a los períodos presidenciales en los que se empiezan a dar giros políticos hacia la derecha y centroderecha, tales son los casos de Argentina con Mauricio Macri en 2015; en Perú con Pedro Pablo Kuczunsky en 2016 y luego de su dimisión con Martín Vizcarra en 2018; en Chile con Sebastián Piñera en 2018; en Brasil con Jair Bolsonaro en 2018.
2 Haciendo en este caso alusión al título del capítulo 2 que hace un balance general sobre la situación por la que atraviesa Brasil, la cual es descrita por Domingues como "una de las más graves crisis de su historia contemporánea" (Domingues, 2018, p. 19).
3 Que se vio reflejado en los discursos de campaña electoral de 2018.
4 Según el FMI (2018), en el 2017 Brasil ocupó el octavo puesto de las economías más grandes del mundo con un PIB, en miles de millones de dólares, de 2.055,1. No obstante, para 2018 esa cifra cayó y Brasil ocupa el noveno lugar, según las proyecciones hechas por la misma institución, las mantendrá hasta 2023.
5 "La estructura básica común de los programas de transferencias condicionadas consiste en la entrega de recursos monetarios y no monetarios a familias en situación de pobreza o pobreza extrema" (Cecchini y Madariaga, 2011, p. 14).
6 Para profundizar en el impacto económico y social de ambos programas véase Tassara, Ibarra y Vargas, 2015.
7 En el 2010 la revista The Economist analizó los alcances de la ayuda brasileña en África, demostrando que detrás de toda la cooperación al desarrollo que el país suramericano daba, estaban las empresas brasileñas abriéndose camino y ampliando sus vínculos comerciales hacia nuevas regiones.
8 Investigación dirigida por la Policía Federal desde el 2014 conocida por ser el escándalo de corrupción más grande que involucró al expresidente Luiz Inácio da Silva, así como a varios dirigentes políticos y empresarios brasileños.


REFERENCIAS

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