10.18601/16577558.n36.14

Historia de la globalización

Paula Ruiz-Camacho*

Reseña de libro

Sachs, J. (2020). The ages of Globalization. Columbia University Press.

* Doctoranda en Estudios Políticos, Universidad Externado de Colombia. Doctoranda en Relaciones Internacionales, Universidad Sao Paulo (Brasil). Directora Escuela de Relaciones Internacionales. Docente-Investigadora (Asociada) del Observatorio de Análisis de los Sistemas internacionales - Oasis, Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, Universidad Externado de Colombia (Colombia). [paula.ruiz@uexternado.edu.co]; [https://orcid.org/0000-0002-6848-9936].

Recibido: 12 de enero de 2022 / Aceptado: 12 de enero de 2022

Para citar esta reseña:

Ruiz-Camacho, P. (2022). Reseña del libro: Sachs, J. (2020). The ages of Globalization. Columbia University Press. Oasis, 36, 245-249. DOI: https://doi.org/10.18601/16577558.n36.14


Jeffrey Sachs es un reconocido y prestigioso economista estadounidense, director del Centro para el Desarrollo Sostenible de Columbia University, ha trabajado como asesor en temas de desarrollo en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y entre sus diversas publicaciones se destacan trabajos académicos en temáticas relacionadas con el desarrollo, la gobernanza y la globalización.

Su más reciente publicación, The ages of Globalization, podría considerarse una continuación del libro The Age of Sustainable Development (2014). En ambos, el autor centra su análisis en explicar cómo la globalización, la interdependencia económica y el acelerado crecimiento poblacional, traen consigo problemas de carácter global. Las desigualdades, el cambio climático o las amenazas a la seguridad mundial, entre otros fenómenos, a su juicio, requieren de una mejor gobernanza y de una mayor coordinación entre actores.

A lo largo de nueve capítulos, en The ages of Globalization Sachs recoge los principales acontecimientos que caracterizan a cada una de las siete edades de la globalización. A partir de este recorrido histórico, el lector se hace una idea sobre cómo la geografía (topografía, clima, fauna, flora, suelos, recursos de todo tipo), la tecnología (desarrollos instrumentales que mejoran la calidad de vida del hombre, adquisición de conocimientos técnicos) y las instituciones (políticas, culturales, religiosas, normativas) han confluido en los procesos de transformación y evolución de la humanidad.

Empezando en la edad paleolítica (70.000 a. C. - 10.000 a. C.) hasta la actualidad, con la denominada edad digital que inició en 2000, el autor describe cuáles han sido los principales factores de cambio. A través de las tres variables mencionadas anteriormente, se entiende cómo las ideas, las prácticas económicas, comerciales y sociales han viajado de un lugar a otro impactando el devenir de las sociedades.

La crisis sanitaria global ocasionada por la covid-19, por ejemplo, es un elemento que no escapa de la atención de Sachs. Para este, la pandemia es sin duda el fenómeno más global de las últimas décadas, su impacto ha motivado diversas reflexiones sobre el futuro y el desarrollo de la humanidad, pues, independientemente de la condición política o socioeconómica de los individuos, irrumpió en la cotidianidad, transformó la forma de comunicarse y de convivir en sociedad. Pero también, con la pandemia se dio paso al avance más inminente en materia científica para el desarrollo de la vacuna, así como tecnológica para mejorar la conectividad y la interconexión entre las personas, dos hechos que permiten entender mejor qué es y cómo impactan los procesos que se derivan de la llamada globalización.

UNA HISTORIA GLOBAL

Sachs parte del a priori, con la idea de que solamente mirando hacia atrás se puede ver lo que hay delante, una idea que va dirigida a extraer de cada una de las edades descritas lecciones que permitan entender mejor el presente para tomar mejores decisiones hacia el futuro. Para hacerlo, el autor analiza cada edad a partir de tres variables que son mutuamente dependientes: geografía, tecnología e instituciones; así, la interacción entre estos factores ha derivado en visibles e importantes cambios como el aumento de la población, la urbanización y el auge de la producción global.

A lo largo del libro, Sachs plantea la constante dualidad a la que se enfrenta la humanidad dentro del proceso de globalización, entendido como el movimiento de personas, bienes y servicios que está en constante transformación. Por un lado, se evidencia cómo, tras cada edad, mejora la calidad de vida de los individuos por los avances tecnológicos, los cuales perfeccionan técnicas agrícolas, industriales, comerciales, científicas, entre otras, pero, por el otro, también se pone de manifiesto cómo surgen nuevas amenazas, en las que las pandemias, las guerras y la contaminación han sido su máxima expresión.

Alrededor de la descripción de las siete edades de la globalización, el autor plantea cinco preguntas que dan cuenta de cómo se ha llevado a cabo el proceso de transformación en cada una de ellas. Incluso, se entiende cómo los cambios derivados de dinámicas de poder, bien sean económicas o políticas, han detonado en crisis que llevan a la edad siguiente.

En ese orden de ideas, para Sachs, la globalización es la interrelación a través de áreas geográficas entre individuos que, gracias al avance tecnológico, se interconectan y han creado y consolidado instituciones. Dichas interrelaciones han generado ciertos grados de interdependencias que determinan el tipo de comportamiento de los individuos, bien sea competencia, conflicto o cooperación.

Las primeras tres edades descritas: paleolítica, neolítica y ecuestre -esta última comúnmente conocida como la edad de cobre y de bronce- se caracterizan por el movimiento de pequeños grupos hacia diversas áreas geográficas. Estas primeras migraciones crean nuevas herramientas que mejoran las técnicas de cultivo, lo que favorece la conformación de aldeas entre cuyos viajes se dan los primeros intercambios comerciales. La interacción entre grupos humanos y el desarrollo de nuevos instrumentos de trabajo, e incluso de defensa, se acompaña de la domesticación de animales que trae nuevos beneficios para la humanidad porque, por un lado, facilita el arado y, por el otro, acorta distancias, de ahí que la tercera edad reciba el nombre de ecuestre.

En cuanto a la edad paleolítica, es interesante observar cómo a pesar de las escasas investigaciones con las que se cuenta, los hallazgos existentes describen este periodo como uno formativo. La expansión desde África de pequeños grupos hacia Europa y Asia llevó a la formación de las primeras organizaciones sociales denominadas clanes. Este tipo de organización facilitó la invención de instrumentos para mejorar las técnicas de recolección y de caza, al tiempo que se desarrollan técnicas que le permiten al hombre adaptarse a distintos climas para sobrevivir. Un análisis descriptivo al que Sachs le incorpora una reflexión que da cuenta de que en lo que hoy es Oceanía y América, estas primeras sociedades fueron las causantes de la extinción de grandes especies, e incluso de la especie más cercana al homo sapiens, los neandertales.

Las siguientes tres edades: clásica, oceánica e industrial, las cuales son desarrolladas de manera más extensa por el autor, evidencian los acelerados cambios geográficos, tecnológicos e institucionales, entendiendo dentro de esta última variable las diversas formas de organización, por ejemplo, en materia social (cultura, religión), económica (división de trabajo, división de clases), política (alrededor de imperios, ciudades-estado y Estados-nación).

La edad clásica, por ejemplo, comprendida entre el 1000 a. C. - 1500 d. C., la era de globalización de la política, caracterizada por el auge del Imperio Romano y el Imperio Han de China, así como de cuatro grandes civilizaciones: grecorromana, persa, islámica y china. Cada una de estas culturas le dio cabida a la religión, perfeccionó el lenguaje y la escritura e incrementó el intercambio comercial, ampliando de esta forma su presencia y poder. Un periodo caracterizado por la rivalidad entre imperios, que conlleva la innovación tecnológica para competir por los recursos y el poder.

Esto último impulsa el desarrollo de la siguiente edad denominada oceánica, la cual conectó al mundo en términos geográficos y culturales. Un periodo de grandes descubrimientos, conquistas e intercambios de cultivos, animales y patógenos que cambian las dinámicas poblaciones y comerciales de manera exponencial. Los intercambios producidos en la edad oceánica impactaron notablemente la edad siguiente, la industrial, que tuvo lugar durante casi dos siglos, siendo esta la de cambios más profundos que se manifestaron en términos de crecimiento poblacional, urbanístico y económico.

Entre los desarrollos tecnológicos destacados por Sachs en esta edad, son de resaltar, por sectores, los siguientes: energético (uso de combustibles fósiles y energía hidroeléctrica); informativo (desarrollo del telégrafo, el teléfono y la radiodifusión); agrícolas (uso de fertilizantes químicos); industriales (máquina de vapor, textiles, acero); transporte (barco de vapor, ferrocarriles); militares (desarrollo de armas de destrucción masiva, armas ligeras, tanques de guerra). Cada uno de estos avances significó la diversificaron de fuentes de comercio, así como de prácticas y profesionalización laboral, que luego de dos siglos da un salto hacia la denominada inteligencia artificial, característica de la edad digital.

Sin duda, esta última edad, la digital, ha llevado a mejoras inigualables en la calidad de vida de los individuos, pero también ha traído consigo nuevas desigualdades como la del acceso a la información, a la tecnología y a la educación de calidad. No obstante, también ofrece mayores oportunidades y conocimientos en materia científica; este puede ser el momento para definir una agenda de investigación global, la cual, según Sachs, debe construirse bajo el concepto de cambio técnico dirigido, es decir, decidir invertir en innovación y desarrollo, pero priorizando el uso de energías de bajo costo y neutras en carbono, un reto enorme si se tienen en cuenta los incumplimientos a nivel global frente a los acuerdos de Berlín, Kioto y París sobre cambio climático.

Lo que presenta Sachs tras el recorrido de estas siete edades es que, en cada una, las sociedades han inventado nuevas formas de gobernanza, pero en ninguna otra como en la actual, se habían visto inmiscuidos tantos actores. En esta, la era digital, la gobernanza debe ser entendida de manera distinta porque debe permitir el desarrollo de formas más eficaces para lograr diversos acuerdos, tanto formales como informales, bajo los cuales se adopten políticas y medidas más decididas por parte de diversos actores, con el propósito de mejorar la calidad de vida no solo de los individuos, sino también de un planeta compartido, haciendo alusión a la expresión de la ONU.

LAS LECCIONES APRENDIDAS Y EL CAMINO DE LA GLOBALIZACIÓN

Este recorrido por la historia de la globalización describe de manera clara y concisa los impactos, positivos y negativos, que este proceso de interrelación ha tenido en la humanidad en materia económica, social y ambiental. En cuanto a estos tres ejes, considerados los pilares bajo los que se estructura la agenda 2030 que recoge los 17 objetivos de desarrollo sostenible, se interconectan las descripciones que acompañan las edades industrial y digital, porque casi de manera intencional son los campos en los que se han intensificado las acciones dentro del proceso de globalización.

Es característico de las obras de Sachs el vínculo que hace con el desarrollo y la importancia de contar con agendas globales en este campo que se circunscriban a una mejor gobernanza, tanto en el ámbito local como global. Una lectura fundamental para internacionalistas, si se quiere tener una visión más práctica alrededor de la noción de gobernanza global, del rol del poder y de la autoridad en el siglo XXI.

En palabras de Sachs, el desarrollo sostenible, el fortalecimiento de la gobernanza multilateral y el rescate de valores universales son los retos más urgentes a los que se enfrenta la actual sociedad internacional. Si bien el autor se muestra bastante optimista sobre el camino de la globalización del siglo XXI, no desconoce que de no actuar de forma más cooperativa y a escala global, la humanidad podría estar transitando hacia una nueva edad más incierta y tal vez conflictiva.

La edad digital puede ser tanto una oportunidad como una amenaza, todo depende de cómo se actúe y de qué tan dispuestos estén los Estados a modificar los mecanismos actuales de toma de decisión, por ejemplo, al interior de las Naciones Unidas, organización que Sachs conoce bastante bien y que es blanco de sus reflexiones finales. Si algo es evidente tras esta lectura, es que la falta de gobernanza entorpece y dilata las decisiones sobre temas importantes de la actual agenda internacional contemporánea.

Finalmente, este libro puede entenderse como una invitación a retomar el camino de la cooperación internacional a escala global. Fortalecer la gobernanza global para controlar, e incluso mitigar, los males públicos globales que tras el proceso de globalización se han acrecentado en cada edad: enfermedades, guerras, crisis económicas, cambio climático. En el capítulo final, "Guiding Globalization in the Twenty-First Century", Sachs concluye recordando que la historia de la humanidad siempre ha sido global, la única vía que queda por delante es la de forjar una era de cooperación.