10.18601/16577558.n38.10

Las contradicciones de la independencia groenlandesa

The contradictions of Greenlandic independence

Alejandro Bohórquez-Keeney*

* Magíster en Inteligencia Estratégica, Escuela de Inteligencia y Contrainteligencia, BG Ricardo Charry Solano (Colombia). Docente Universidad Externado de Colombia (Colombia). [alejandro.bohorquez@uexternado.edu.co]; [https://orcid.org/0000-0003-1876-673].

Recibido: 20 de noviembre de 2022 / Modificado: 5 de marzo de 2023 / Aceptado: 6 de marzo de 2023

Para citar este artículo:

Bohórquez-Keeney, A. (2023). Las contradicciones de la independencia groenlandesa. Oasis, 38, 181-193. DOI: https://doi.org/10.18601/16577558.n38.10


RESUMEN

En el presente artículo se analizan las relaciones de Groenlandia, en especial su capital Nuuk, con los diversos actores que intervienen en su posible independencia, desde comunidades indígenas, pasando por empresas transnacionales, los Estados y las potencias involucrados, hasta organizaciones internacionales. Dichas relaciones se analizan desde la teoría de la complejidad propuesta por Rosenau, tomando las distintas declaraciones de la variedad de actores mencionados, para así demostrar que el camino hacia la independencia groenlandesa es bastante incierto. Esta demostración se hará a partir de dos variables, una socioeconómica y otra política, para dar cuenta de la complejidad y las contradicciones de la independencia promovida desde Nuuk.

Palabras clave: Groenlandia; Nuuk; independencia; complejidad; paradiplomacia.


ABSTRACT

This article analyzes Greenland's relations, and specially its capital city Nuuk, with the diverse actors that intervene in its possible independence: indigenous communities, transnational companies, the states and world powers involved, and international organizations. To achieve this, the article uses a perspective from complexity theory according to Rosenau, taking the different statements from the variety of mentioned actors, to demonstrate that the road to Greenlandic independence is a very uncertain one. This demonstration will be achieved using a socioeconomic variable and a political one to give proper account of the complexity and contradictions of the independence promoted by Nuuk.

Key words: Greenland; Nuuk, independence, complexity, paradiplomacy.


INTRODUCCIÓN

Groenlandia en sí misma es una gran contradicción: es a la vez la isla más grande del planeta, con una extensión de 2'166'086 km2, y también uno de los lugares menos poblados, con tan solo 56.466 habitantes. Una isla remota en el extremo norte del continente americano, que es país constitutivo del Reino de Dinamarca, el cual ha obtenido paulatinamente autonomía de su metrópoli, pero dependiendo de ella para su defensa y relaciones internacionales, además de un subsidio económico anual. En su interior no hay carreteras que comuniquen a Nuuk, su capital, con las demás ciudades, razón por la cual el transporte entre ellas es por vía naval. Sin embargo, Groenlandia tiene una importancia geoestratégica considerable, al ser un punto de acceso clave a los recursos no explotados del círculo glacial ártico, que tan en vilo tienen a las potencias del norte.

A causa del deshielo ocasionado por el cambio climático, Groenlandia ha tenido un mayor acceso a sus recursos naturales, lo cual puede significar cortar la dependencia con Dinamarca, y constituirse como un Estado independiente. Esto resuena con un sentimiento extendido en la población groenlandesa, que en años recientes ha manifestado, por medio de encuestas, su deseo de independizarse del Estado europeo, con 67,7% de los encuestados apoyando que esta se dé dentro de los próximos 10-15 años, y 43,5% de los proindependencia ven de manera muy positiva la salida de la isla ártica del reino danés (Breum, 2019). Sin embargo, este acceso a recursos sin explotar, que podría garantizar su sostenibilidad económica, viene también con un alto costo ambiental, al provenir en buena medida de la extracción de uranio y otros elementos raros, que además es foco de atracción de empresas transnacionales y los Estados detrás de ellas (Gravgaard, 2013).

Sin duda alguna, el epicentro de una posible independencia groenlandesa se encuentra en su capital Nuuk, que desde antes del estatus de autonomía ha mantenido contacto con diversos actores internacionales para lograr su cometido, a pesar de las restricciones danesas. De este modo, las relaciones internacionales del gobierno en Nuuk van desde lo cultural, haciendo uso de su mayoría inuit, al establecer alianzas con miembros de esa misma etnia en la vecina Canadá, principalmente con el territorio aledaño de Nunavut, como también con otras comunidades indígenas en territorios escandinavos por medio de las oficinas de las Naciones Unidas y el Consejo Ártico; a la vez que ensalza el modelo de bienestar Norden de los escandinavos, en claro contraste a los intereses estadounidenses, mientras establece un difícil cortejo con Beijing (Jacobsen y Gad, 2017). Los intereses tras estas relaciones claramente trascienden más allá de lo económico, pero no se quedan en simples juegos de poder.

A simple vista, es posible evidenciar la complejidad de las relaciones de Nuuk en el sistema internacional, al avanzar en su impulso independentista en los próximos años, lo cual sería un cambio geopolítico importante. Teniendo en cuenta lo anterior, se hace pertinente preguntar: ¿cómo Nuuk establece relaciones con actores internacionales a la luz de una independencia groenlandesa? Para dar respuesta a este interrogante, este artículo mostrará que las relaciones de Nuuk con otros actores internacionales se dan en el ámbito de la paradiplomacia, desde dos aspectos: socioeconómico y geoestratégico. Así, entonces, la variable dependiente de la hipótesis anterior son las relaciones paradiplomáticas, mientras que la primera variable independiente sería la socioeconómica, y la segunda sería la geoestratégica.

Para analizar estas variables, se toma la perspectiva teórica de la turbulencia propuesta por Rosenau (1990), basada en las teorías de la complejidad, al comprender esta las diversas interacciones entre actores variados. Aunque Groenlandia es considerada un país1, sigue tratándose de un actor subestatal dada su subordinación a Dinamarca, y se toma a Nuuk como actor central al ser la sede de su gobierno, y, por ende, de sus decisiones; además de que sus interacciones se dan con actores variados entre Estados, entes supraestatales y subestatales, la turbulencia da buena cuenta de esa variedad. De igual manera, se toma aquí la evolución del concepto de paradiplomacia, que estudia las relaciones internacionales que se dan entre entes subestatales y los demás actores internacionales, más allá de los Estados reconocidos (Liu y Song, 2020). En específico, se mostrará que la paradiplomacia utilizada por Nuuk es la que Schiavon (2010) define como paradiplomacia federativa, en la cual gobiernos subestatales aumentan sus relaciones con otros actores internacionales.

Por otra parte, la forma de reunir y analizar la información en este artículo se hará a través de una recolección archivística, contrastando las diferentes declaraciones dentro y fuera de Nuuk, para así poder tener una imagen más completa (Webb et al., 1966). Siguiendo esta línea, se utiliza esta metodología no intrusiva para llevar a cabo un análisis temático desde las variables propuestas, utilizando la recolección propia del Open Source Intelligence (OSINT) o inteligencia de fuentes abiertas, al poder así hacer uso de las diversas fuentes disponibles, sin tener una exposición directa a los sesgos de quienes emiten la información (Prunckun, 2010). De esta manera, se tomarán las distintas perspectivas de una posible independencia groenlandesa, el papel que desempeña Nuuk a nivel internacional, y las contradicciones que de ahí emergen.

UNA ECONOMÍA QUE SE DESCONGELA

En años recientes, el gobierno en Nuuk ha considerado aprovechar el deshielo ártico a fin de utilizarlo para la venta de agua embotellada, aprovechando las abundantes fuentes hídricas de la isla, y así poder pagar los costos de su independencia (Birkhold, 2019). No obstante, el tema económico central alrededor de la independencia groenlandesa es la extracción de tierras raras, tanto así, que es una cuestión medular en todas sus elecciones internas, logrando un veto a la minería de uranio por estrecho margen en las pasadas elecciones de abril 2021 (AFP, 2021). Pero esta disyuntiva por la minería no es algo que se limite a la política interna de Groenlandia, por el contrario, esto es lo que ha llevado a que Nuuk tenga un alto dinamismo en sus relaciones con multiplicidad de actores, lo que claramente encaja con la definición de turbulencia internacional (Rosenau, 1990).

Como se mencionó, la base de la identidad groenlandesa está en su identificación con la etnia indígena inuit, la cual a su vez tiene su representación en el Consejo Circumpolar Inuit (CCI) que, además de Groenlandia, tiene presencia en Canadá, Alaska y el distrito autónomo de Chukotka en Rusia. Acorde con su discurso de manutención y protección de las tradiciones inuit, el CCI ha manifestado en repetidas ocasiones su apoyo a modelos económicos sostenibles y equitativos frente al cambio climático que amenaza su estilo de vida, sumado a estar abierto a cooperar con las empresas que cumplan con este objetivo, manteniéndose como un frente unido (Inuit Circumpolar Council, 2013, 2016, 2017). Así pues, a pesar de ser la opción más viable para su independencia, Groenlandia sigue la línea marcada por sus pares en el CCI, más aún, si se tiene en cuenta que dicho organismo prohíbe en su política ártica la explotación de recursos que puedan tener un uso bélico, entre ellos el uranio (Inuit Circumpolar Council, 2010).

Aun así, esta renuencia a la minería de uranio no se le puede atribuir exclusivamente a la identidad inuit que promueve Nuuk, también se debe a su ambigua relación con Dinamarca2. Si bien los acuerdos de 2009 permiten a Groenlandia total control en sus decisiones sobre los asuntos que no le competan al parlamento danés, la Sección 13 del Acta de Autogobierno de Groenlandia del mismo año establece que el gobierno de la metrópoli europea tiene injerencia en la exportación de uranio y otros minerales con usos similares desde la isla, debido a la historia del país escandinavo en evitar la proliferación nuclear (Gunter, 2015). Esta aceptación de la ley danesa puede dar de qué pensar, en especial como una forma de mantener a Groenlandia dentro de la jurisdicción del reino al negarle esa posibilidad económica, aunque en la misma Acta de Autogobierno se establece la posibilidad de una independencia negociada (Kingdom of Denmark, 2009), y esta postura resuena con la del CCI.

En consecuencia, se puede empezar a apreciar uno de los puntos clave de la turbulencia global propuesta por Rosenau (1990), al tratarse de un reajuste en las relaciones entre los distintos niveles de autoridad que tienen el potencial de hacer un reajuste en el sistema internacional. En específico, a pesar del consenso existente entre el CCI y el gobierno danés frente a la negativa a la minería de uranio, aquí se puede notar esa situación de "tablas" o "punto muerto" a la que se hizo alusión en la turbulencia (Rosenau 1990), por cuanto la resolución de Nuuk obedece más a la autoridad subestatal inuit que a la imposición danesa, a sus relaciones paradiplomáticas, al no descartar del todo la utilización de este tipo de economía extractiva como medio para lograr su independencia.

De todos modos, este aparente consenso frente a la minería de uranio no es del todo certero y presenta desafíos para la paradiplomacia groenlandesa, debido al manifiesto descontento de las compañías privadas que proyectaban la explotación de estos materiales, en particular aquellas que ya tenían acuerdos firmados con Nuuk. Por un lado, la compañía de origen australiano Greenland Minerals Ltd., en su libro blanco del 26 de julio de 2022, habla de su intención de poner bajo arbitraje la decisión del nuevo gobierno groenlandés, al incumplir un acuerdo previo al otorgar la licencia del Proyecto Kvanefjeld para la minería de uranio al sur de la isla (Greenland Minerals Ltd., 2022). Por otro lado, a la compañía francesa Orano le fueron concedidos dos permisos para explorar uranio a inicios de 2021, que ya le fueron revocados, y la compañía ha decidido aceptar tal cambio (Orano, 2021), lo que deja entrever que más allá de un consenso con las posturas inuit y danesa, Nuuk tiene cuando menos una ambivalencia frente al controversial material, y su apoyo a la independencia.

Por esa misma línea, esa ambivalencia se puede encontrar a nivel supraestatal que, en este caso específico, es el Consejo Ártico, la organización internacional con mayor incidencia directa en la minería groenlandesa, y la eventual independencia de este país. De hecho, en su informe sobre minería toma el caso puntual de Groenlandia y el uso de la minería para lograr un mayor ingreso, en vez de su producto principal, la pesca, además de resaltar que la actividad extractiva es una fuente fundamental de empleos para los grupos indígenas en el ártico, y solo como un inciso final menciona la manutención de las tradiciones inuit y la sostenibilidad ambiental (Arctic Council, 2011). Esta postura se ha mantenido en los últimos años, aunque cada vez se le da más énfasis a la sostenibilidad ambiental, teniendo presente la fragilidad del equilibrio ártico (Conservation of Arctic Flora and Fauna, 2021), aunque queda el deseo por los beneficios económicos de la minería.

Continuando con las posturas grises y el descontento ante las medidas de Nuuk, es importante tener en cuenta el papel de China, quien ha mostrado un enorme interés por extraer minerales raros de Groenlandia, además de lograr presencia geoestratégica en el ártico (Andersson et al., 2018). Al momento de escribir estas líneas, aún no hay un comunicado oficial de la postura china, o de General Nice, principal empresa china de extracción de tierras raras; llama la atención que en agosto de 2022, Nuuk le concedió derechos de extracción a la empresa canadiense Neo Performance Materials (Kang, 2022), bajo el argumento de que el uranio resultante de dicha extracción está acorde con las medidas danesas y europeas (Neo Materials, 2022). Adicionalmente, desde el gobierno Trump, Estados Unidos ha promovido el China and Transformational Exports Program para contrarrestar el avance minero chino, lo que incluye a Groenlandia (EXIM, 2022); más aún, por la escasez de materiales como el zinc, generada por la reciente entrada rusa en Ucrania, la compañía estadounidense Citronen Zinc-Lead Project abrió su primera mina en Groenlandia con apoyo del gobierno estadounidense (Bennet, 2022). Por consiguiente, también se puede entrever en esta ambivalencia frente a la extracción groenlandesa una manera de hacerle frente a las pulsiones geopolíticas, lo que será el tema del siguiente apartado.

Una vez más, se empiezan a dilucidar los efectos de la turbulencia global en este caso, al evidenciarse las interacciones, influencias y presiones de actores micro como son las compañías mineras, y actores macro como los Estados o las organizaciones internacionales (Rosenau, 1990). Dicho en otras palabras, la forma que tienen los actores macro para intervenir en la independencia groenlandesa es a través del apoyo a empresas mineras, dando lugar a un fenómeno de agregación micro-macro donde la interacción de diversos actores es causante de reajustes (Rosenau 1990), que además se ve matizada por la intervención del Consejo Ártico.

Con todo esto, es claro que la minería le daría a Groenlandia el ingreso suficiente para poder negociar su anhelada independencia frente a Dinamarca, pero no es un camino sencillo de seguir. Se trata de una posibilidad curiosa, por cuanto es el deshielo el que le permite a Nuuk un mayor acceso a los recursos de la isla, pero la minería tiene un tremendo potencial de afectar aún más el frágil equilibrio ambiental ártico, máxime cuando se trata de material nuclear para uso bélico, sumado al hecho de afectar las tradiciones por las cuales ha luchado la etnia inuit. Como se observó en el párrafo anterior, este es un tema que no se limita exclusivamente a lo social y lo económico, hay fuerzas políticas internacionales detrás de la independencia groenlandesa, como se verá a continuación.

UN TAPÓN QUE SE TORNA EN PIVOTE

En la introducción se hizo un breve esbozo de la geografía groenlandesa, la cual no ha pasado desapercibida en el sistema internacional, no solo por su acceso al océano Ártico y el Polo Norte, sino como primera línea de frente para la protección de Norteamérica. Históricamente, Groenlandia fue apartada de manera deliberada del acontecer internacional hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando Dinamarca accedió a operaciones militares estadounidenses en la isla, y luego, en la Guerra Fría, con la instalación de base aérea Thule en 1951, evento que le sumo al país europeo en su escasa contribución a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pero que cayó mal entre los groenlandeses al no ser consultados acerca de esa decisión (Jacobsen y Gad, 2017). Ya se ha anotado cómo el interés de China va más allá de lo económico, buscando proyectarse en el Ártico (The State Council Information Office of the People's Republic of China, 2018); esto, añadido al liderazgo que los mismos groenlandeses quieren proyectar de la etnia inuit, dan muestras de la agregación micro-macro de este caso (Rosenau, 1990).

Retomando el tema del liderazgo inuit, este resulta ser problemático al considerar que dentro de Groenlandia existen minorías étnicas y, por ello, los líderes independentistas se basan más en una identidad "groenlandesa", además de que el CCI no es muy partidario del modelo occidental del Estado-nación, al reducir este a las poblaciones con reclamos especiales en ciudadanos ordinarios (Steinberg et al., 2015). Esta postura del CCI se puede apreciar más de cerca en la Declaración Circumpolar Inuit sobre la Soberanía Ártica, en la cual se enfatiza en el autogobierno de las comunidades indígenas inuit, pero más como socios directos en cooperación internacional, no necesariamente usando la figura del Estado, del cual dicen: "the conduct of international relations in the Arctic and the resolution of international disputes in the Arctic are not the sole preserve of Arctic states or other states; they are also within the purview of the Arctic's indigenous peoples" (Inuit Circumpolar Council, 2022). Por esto, no hay indicación de que se vea positivo entre los líderes inuit la eventual existencia de un Estado donde sean mayoría.

Por supuesto, Dinamarca mantiene su postura de respeto por el derecho a la libre autodeterminación de los pueblos con lo que ellos denominan colonialismo benevolente (Kingdom of Denmark, 2009; Olesen, 2017), en donde se le da instrucción a Groenlandia hasta que pueda salir sola al sistema internacional. Debido a esto, Dinamarca ha aprovechado la zona gris constitucional entre ambos países, sosteniendo que solo se encarga de los asuntos de defensa y política exterior, a la vez que le permite más vuelo a Nuuk en temas diplomáticos, al considerar que interferir solo empujaría más a Groenlandia hacia la independencia, lo que ha resultado en una saturación en la burocracia groenlandesa, al tener poco personal y muy poca experiencia en estos temas (Gad, 2022). Así las cosas, esto se puede interpretar más como una forma sutil por parte de Dinamarca de dilatar la independencia groenlandesa, haciendo que Nuuk caiga en una suerte de terapia de choque de los costos políticos internacionales de la independencia.

Por su parte, la relación con Estados Unidos de América es de las más tensas en Nuuk. La instalación de la base Thule, y un accidente en ella en 1968, que destapó la presencia de armas nucleares en Groenlandia, ha generado una gran desconfianza hacia la potencia norteamericana. En la presidencia pasada, esta tensión se acrecentó por la declaración de la presidencia Trump de querer comprar Groenlandia3 (Conley, 2019), sobre todo teniendo en cuenta que no es la primera vez que Estados Unidos pone esta propuesta sobre la mesa, desde la compra de Alaska en 1867, luego en 1910, y, finalmente en 1946, aduciendo en todos los casos la defensa y seguridad militar estadounidenses (Berry, 2016). Este nerviosismo manifestado por Estados Unidos recuerda la política de defensa canadiense, quienes mantienen la suficiente fuerza para que su vecino del sur no perciba que pueden ser ocupados por una potencia enemiga, pero no tanta que teman una invasión (Charron y Fergusson, 2020), situación que Groenlandia debe considerar en caso de lograr su independencia.

Lo anterior no es tarea sencilla para Groenlandia con su reducida población, además de compartir frontera ártica con Rusia, quien al poner una bandera en el lecho ártico en 2007 ha prendido alarmas en la región, sumado al nerviosismo causado recientemente con su entrada militar en Ucrania (US Department of State, 2022). En una declaración oficial, argumentando el creciente interés en el Ártico, se ha establecido un acuerdo de cooperación entre el Comando Ártico de Dinamarca, con sede en Nuuk y encargado de la protección de Groenlandia y las Islas Feroe, y el Comando Marítimo de la OTAN (NATO, 2020), que también puede interpretarse como un frente común ante Rusia, único Estado con costas en el océano Ártico que no pertenece a esta organización. Nuuk ha respondido a este estrechamiento de cooperación entre miembros árticos de la OTAN, proponiendo para 2023 el establecimiento de un enviado diplomático groenlandés ante este organismo (McGwin, 2022), en línea con su política de autogobierno.

Por otra parte, China ha demostrado un creciente interés en los asuntos árticos, puntualmente en temas científicos, extractivos, apertura de rutas comerciales, y de gobernanza global, manteniendo los principios de respeto, cooperación, estrategias gana-gana y sostenibilidad, de acuerdo con su libro blanco de Política Ártica (The State Council Information Office of the People's Republic of China, 2018). Dicha política ártica, en su relación con Groenlandia, presenta ciertas contradicciones, ya que Nuuk ve a China como un principal colaborador en su independencia, al poder diversificar su economía, a pesar de los desplantes mencionados anteriormente; sin embargo, se mantienen ciertos discursos que presentan al gigante asiático como un poder colonial, ratificado en los encuentros futbolísticos entre las selecciones de Groenlandia y Tíbet, cosa que incomoda a China (Gad et al., 2021). Qué tanto deje entrar Nuuk a China en su territorio será clave para poder consolidar la independencia de la isla, aunque ya empieza a ser evidente la incomodidad de la ayuda sínica (Gad et al, 2021).

Para una mejor comprensión de este caso, se puede revisar todo este tema geopolítico nuevamente desde la teoría de la turbulencia, pero ya no desde una óptica de reajustes, sino desde los intentos por la manutención del statu quo. En efecto, Rosenau (1990) advierte que los Estados desvían su atención a las acciones de otros actores internacionales mientras estas se alineen con sus intereses, pero harán uso de su soberanía al declarar cualquier cambio que les incomode como un dilema de seguridad; así como China puede ser un colaborador en la independencia groenlandesa, Estados Unidos lo ve como una amenaza a su integridad territorial, y el cambio al que está dispuesto es pasar a Groenlandia del dominio danés al suyo, mientras que Dinamarca hace lo posible porque no haya cambio alguno. De igual manera, ya se anotó la renuencia por parte del CCI a la conversión de Groenlandia en lo que Rosenau (1990) llama un actor atado a soberanía.

En suma, la independencia groenlandesa no es un tema exclusivamente económico, y aunque no esté en la agenda mediática de manera prominente, evidentemente los ojos del sistema internacional están puestos en ella. El hecho de poder consolidarse como el primer Estado de mayoría indígena no resuena del todo bien en la comunidad inuit a la que pertenece, mientras que Dinamarca logra, a través de su posesión de Groenlandia, mayor protagonismo con sus aliados, aprovechando la preocupación estadounidense por su propia integridad frente a su rival ruso, a la vez que China intenta mostrarse cooperativa, así esto cause nerviosismo en la región. De este modo, la independencia groenlandesa no depende exclusivamente de un simple anhelo de autodeterminación, Nuuk debe ser muy hábil en mantener tranquilos a todos estos actores: subestatales, estatales y supraestatales, para que esta sea viable.

CONCLUSIONES

A lo largo de este artículo se ha podido comprobar que la independencia groenlandesa, aunque puede ser deseable desde la libre autodeterminación de los pueblos, presenta varios retos y posiciones ambiguas que pueden dilatar su realización en el corto plazo. Aunque el sentimiento proindependencia es mayoritario en la isla, Nuuk como su capital se ha visto en aprietos al momento de implementarla, no solo por la ausencia de recursos para cubrir el subsidio danés, sino que las posibles fuentes de recursos son problemáticas y atraen el interés de potencias que pueden poner en entredicho tal independencia; agregado a esto, la posición estratégica de Groenlandia hace que, de lograrse, sea difícil mantener esta independencia debido a los intereses geoestratégicos de las potencias. Todas estas presiones pueden hacer que a la larga la independencia groenlandesa no sea la mejor alternativa.

A todas luces, más que sentar una postura tajante a favor o en contra de la independencia groenlandesa, lo que se puede apreciar en este instante es la tremenda complejidad alrededor de este evento. En este orden de ideas, basándose en la teoría de la complejidad, se pueden notar que si Nuuk logra la anhelada independencia, esto podría tener un efecto de cascada donde pequeños cambios a nivel estatal tienen el potencial de llevar a grandes cambios en el sistema internacional (Rosenau, 1990), en la medida en que significaría un reajuste de las relaciones inuit con las potencias árticas, la posibilidad de extracción de tierras raras, y nuevos retos en la seguridad y el balance de poder en el Ártico. De ahí que la diversidad de actores y la dinámica entre estos tienen en una suerte de jaque al impulso independentista.

Visto desde una variable socioeconómica, Nuuk se encuentra en una disyuntiva entre extraer los recursos que pueden solventar su independencia, además de aumentar su tasa de empleos, o mantener las tradiciones inuit y la sostenibilidad de su ecosistema, ya de por sí bastante frágil. No obstante, las medidas tomadas para detener la extracción de minerales raros, en especial aquellos controversiales por su uso bélico como el uranio, ya están causando incomodidades en las compañías a las que se les habían otorgado licencias, algunas incluso ya están hablando de llevar el caso a arbitrio; también es de considerar el desplante hecho a las compañías chinas para favorecer a los intereses occidentales. Ciertamente, Nuuk debe hacer un juego de equilibrio bastante complejo de modo que consiga el ingreso económico que requiere, sin que esto lleve a represalias por parte de las compañías, la comunidad inuit y el medio ambiente.

Por otra parte, desde una variable política, la independencia de Groenlandia representa cierto nerviosismo para los Estados Unidos, quienes temerosos por su integridad, pueden empezar a demandar una mayor presencia militar en territorio groenlandés, más allá de la base de Thule. De todos modos, Dinamarca mantiene una política flexible y de área gris, permitiéndole a Nuuk ciertas libertades en su relacionamiento exterior, lo que ha causado en la capital groenlandesa cierto aglutinamiento burocrático y escasez de personal, ralentizando así las negociaciones de independencia. Igualmente, el CCI no ve con tan buenos ojos el que haya un Estado con mayoría inuit, al poder perder el estatus especial de población indígena, viendo en esto una restricción y no un liderazgo. Además, sin hacer mayor mención a los ojos de China y su intención de una mayor participación en el Ártico, y cuál sería su postura frente a un nuevo Estado en esta región.

Por lo tanto, es igualmente complejo establecer los escenarios futuros de las relaciones internacionales y la paradiplomacia de Nuuk, la cual no parece tener a la vista un hilo que jale de toda la madeja. Un primer escenario es que Nuuk mantenga la zona gris que tiene con Dinamarca, participando cada vez más en organizaciones y foros internacionales como voz de los inuit, a la vez manteniendo así el subsidio danés, y teniendo tranquilo a Estados Unidos y el resto de la OTAN. Un segundo escenario es que logre la independencia, teniendo que espabilarse en temas diplomáticos para mantener en equilibrio el nerviosismo estadounidense, los intereses comerciales chinos y la proyección rusa, lo cual hará que eventualmente reciba el apoyo de facto por parte de alguna potencia. Un tercer escenario, menos probable, es que Groenlandia alcance un liderazgo claro en temas árticos, logrando así una independencia de facto que se obtiene gradualmente.

En conclusión, a Groenlandia le espera un largo camino para lograr su independencia, la cual no depende de buenas voluntades, al ser un juego paradiplomático de alta complejidad. En efecto, lo que suceda en Nuuk no es el único factor clave en los temas árticos, pero tiene el potencial de desencadenar un reajuste en las relaciones de los Estados árticos, entre los cuales están todavía algunas de las grandes potencias, y donde ahora hay que incluir dentro de las mismas a China y la proyección que hace sobre este. Pueda que la isla más grande y más despoblada del planeta pase desapercibida en la agenda de los grandes medios, pero bajo su caparazón congelado aguarda una de las grandes disyuntivas geopolíticas de la actualidad.


NOTAS

1 De acuerdo con las leyes danesas, Groenlandia es un país autónomo constitutivo del Reino de Dinamarca, al igual que las islas Faroe.
2 Se le considera ambigua por cuanto Dinamarca oficialmente abre la puerta a una independencia groenlandesa, pero en su accionar limita bastante esta posibilidad, como podrá apreciarse en el resto de este artículo.
3 Esto fue considerado en el presupuesto presentado ante el Congreso por el presidente Trump en 2021. https://www.state.gov/wp-content/uploads/2020/02/FY-2021-CBJ-Final.pdf


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