La batalla femenina en la política estadounidense

Susan J. Carroll y Richard L. Fox,
Gender and Elections: Shaping the Future of American Politics, 3 ed.
Cambridge: Cambridge University Press, 2012.

Catalina Melendro Blanco*

* Profesional en Finanzas y Relaciones Internacionales, joven Investigadora de Colciencias en la Facultad de Gobierno, Finanzas y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, Bogotá (Colombia).


En los últimos años, el estatus de la mujer como actor político ha crecido en gran medida. Así, su rol en la arena política ya no está circunscrito a ser únicamente primeras damas. Hoy en día, las mujeres presidentas, primeras ministras y senadoras ilustran las nuevas formas de liderazgo que se pueden tener. Sin embargo, por más que el número esté en aumento, las mujeres a nivel global continúan estando subrepresentadas frente a sus pares masculinos en los cargos de elección popular1. Dicha situación es aún más paradójica, al saber que un 50% de los electores son mujeres. Resulta, por consiguiente, esencial dentro del estudio de la actualidad y el devenir político, adentrarse en el análisis de cada variable histórica y presente que influya en la representación y participación política femenina.

Dentro de este contexto, nace la concepción intelectual de este volumen, el cual se origina como una necesidad debido a los vacíos investigativos y literarios en la problemática que relaciona el tema electoral en Estados Unidos con la transversalidad del análisis de género. Académicos y expertos en política y género, liderados por Susan Carroll y Richard L. Fox, se proponen como objetivo realizar un proyecto de investigación científica después de cada elección presidencial en Estados Unidos, analizando diferentes aspectos de confluencia entre estos dos tópicos.

De esta forma, un grupo de diez investigadores2 se pone como meta, desde el año 2002, producir un volumen para suplir estas lagunas analíticas mediante paneles de mesas redondas y encuentros profesionales para definir los lineamientos de investigación que respondan a la problemática central: "¿cómo interactúa el género en el proceso electoral estadounidense?". La tarea abarca entonces, desde su origen, todo el espectro de temáticas que surgen entre procesos electorales y género, circunscritas al carácter nacional de Estados Unidos.

El argumento central de este libro se basa en la concepción político-social según la cual "el género moldea tanto la forma como los candidatos se presentan ante los electores así como la forma como los electores responden a los candidatos". Para defender e ilustrar esta tesis se realiza un análisis general de nueve temas de confluencia.

Los nueve capítulos se dividen en función de los diversos grupos influyentes en la caracterización de la participación política femenina. Así, Medios de comunicación latinos, afroamericanos, partidos políticos, donantes y organizaciones femeninas son analizados en su influencia frente a los resultados electorales y el género. De igual forma, la actual psicología electoral del género, la concepción de masculinidad política y las diferencias históricas en los resultados electorales son temas ampliamente analizados por los autores para explicar cómo el género se constituye en una variable moldeadora de los resultados políticos.

A lo largo de cada capítulo se aporta sustento estadístico relativo a los resultados electorales estatales y nacionales analizados siempre bajo el lente del género. Estas tablas, listas y gráficos ilustran cada una de las ideas expuestas forjando una sólida metodología analítica de cada elemento debatido. Para ilustrar cómo la política de Estados Unidos se caracteriza por la preponderancia de la variable del género, los autores analizan los resultados desde la perspectiva del electorado así como desde la perspectiva del discurso político de los candidatos. El método investigativo que implementaron los autores se puede condensar en el análisis de los mismos en dos aspectos principales. El primero es el estudio y peso de los votos de acuerdo con el género de los electores. Aquí, los autores abordan el análisis de la atención mediática que recibió el voto femenino, el apoyo financiero a las campañas, las diferencias étnicas en el voto femenino y el resultado histórico estadístico de la brecha de género en el voto estadounidense. Esta variable numérica se constituye en el hilo ilustrativo de la tesis de los autores pues desde 1980 se ha mantenido una evidente brecha de género en los votos para cada elección presidencial3.

De esta forma, demuestran cómo las prioridades políticas de los votantes son altamente influenciadas por el género al existir diferencias significativas y mantenidas en el tiempo en el voto popular de acuerdo con el género del elector. En particular, para las elecciones presidenciales de 2012, la brecha de género en los votos del electorado presentó la segunda mayor diferencia registrada en la historia estadounidense, con once puntos porcentuales, alejando los votos de cada candidato. De esta forma, el voto femenino favoreció en un 55 % a Barack Obama frente a un 44 % para Mitt Romney. Sin embargo, dicha diferencia no fue un hecho sorprendente o inesperado, sino un resultado buscado y conseguido por el partido Demócrata, el cual, desde su campaña, hizo énfasis en la "batalla por la mujer".

El segundo aspecto es el estudio del apoyo político que reciben las candidatas mujeres en la contienda presidencial y en la legislativa. Aquí se estudian los problemas políticos y sociales a los cuales se enfrentan las mujeres, y se concluye con las principales razones por las cuales no hay más mujeres candidatas.

Así, dentro de los problemas enumerados frente al género y la política, los estudios realizados concluyen que la masculinidad es un elemento inherente a la concepción general del presidenciable más adecuado en Estados Unidos. De esta manera, el electorado asocia a "un buen candidato" con una necesidad imperante de fuerza, de dominancia y de experiencia técnica. Características y rasgos asociados, de acuerdo con los roles de género, al hombre y a la masculinidad. El ethos de las elecciones enfrenta entonces a las mujeres a un reto de género en su carrera hacia la presidencia.

En cuanto a las elecciones legislativas, se refuerza la teoría del ethos masculino en política subrayando los factores que explican esta tipología. La preponderancia de factores —la familiaridad con los poderes, la experiencia política, la solvencia e independencia económica, el apoyo desde los partidos políticos— son los que forjan la cultura política y sirven como determinantes de la factibilidad del ascenso de las mujeres a puestos de elección popular.

No obstante, finalizan este análisis afirmando que de acuerdo con la evidencia estadística obtenida por medio del índice de elegibilidad4, no existen pruebas de votos subjetivos por el sexo del candidato (como sí es el caso para la elección presidencial). De hecho, en las últimas elecciones legislativas, por ejemplo, las mujeres demócratas obtuvieron mejores coeficientes de elección que los hombres demócratas. De esta forma, terminan por afirmar que no existe evidencia de diferencias de género en cuanto al éxito electoral.

Se concluye así que "para lograr la paridad representativa total en las elecciones políticas, las mujeres deben estar representadas en ambos partidos". La clave para que haya más representación femenina legislativa es que haya más mujeres compitiendo para ser electas. Las mujeres no podrán emerger en mayor medida hasta que los partidos políticos adopten la equidad de género para postular candidatos.

Asimismo, se enfatiza el punto de clivaje en el que se encuentra la política estadounidense, la cual se enfrenta a enormes oportunidades así como desafíos para poder asegurar la equidad de género en la arena política. Para ello, de acuerdo con los autores, se requiere una doble voluntad política y social. Por un lado, se debe realizar un esfuerzo de educación social para generar y propiciar un ambiente en que las mujeres y los hombres estén igualmente interesados por conseguir un escaño en elecciones populares. Por el otro, se necesita una voluntad de equidad desde los partidos para que desde su fuerza de reclutamiento se realice un énfasis en la paridad de género.

En las conclusiones finales, los autores destacan la actual imposibilidad de realizar interpretaciones electorales sin la aceptación del creciente rol político de las mujeres, así como de las múltiples formas en las cuales el género produce efectos en la política contemporánea. El género y la política no son más temas aislados, sino, por el contrario, temas íntimamente relacionados.

La tercera edición de Gender and Elections es un libro de lectura obligatoria para quien desea entender la actualidad política estadounidense. De una forma detallada y argumentada, los autores combinan las últimas teorías de la ciencia política y de los estudios de género con un análisis minucioso de la actualidad. Los datos aportados ilustran cada aspecto de la confluencia de estos dos tópicos al detallar cada singularidad existente en el devenir de la participación política de las mujeres desde sus inicios. No obstante, todos los ejemplos y detalles están circunscritos a casos muy precisos del entorno estadounidense, lo cual en algunas ocasiones puede limitar la comprensión de las ideas y teorías expuestas para quien no conoce al detalle estas particularidades locales.

En este contexto, la investigación realizada aporta enormes luces acerca de la situación presente, pasada y futura para la participación política de las mujeres a nivel global. Sin embargo, cabe dentro de ello anotar la relevancia de profundizar en mayor medida el aspecto propositivo del estudio. En el caso específico de los problemas partidarios a los cuales se enfrentan las mujeres —por ejemplo, dentro del partido republicano—, los autores enuncian los problemas de representación pero no adentran en tipos de políticas correctivas de dicha disparidad. Este punto resulta primordial pues son estos mismos académicos quienes mayor conocimiento tienen respecto a estos temas. Por ello, pasar de un análisis descriptivo tal cual está reflejado en este libro, a un análisis más propositivo, es muy importante para seguir profundizando en la agenda investigativa del tema.


Notas

1 Las mujeres a nivel mundial se mantienen aún al margen de las estructuras electorales, con una representatividad del 19% de los escaños legislativos. Unión Interparlamentaria, Women in Parliaments: World and regional Averages ("Mujeres en el parlamento: Promedios mundiales y regionales"). Disponible en http:www.iup.org/wmn-e/world-arc.htm. 2011

2 Anna Sampaio, Barbara Burrell, Diane Bystrom, Georgia Duerst-Lahti, Kelly Dittmar, Kira Sanbonmatsu, Richard L. Fox, Susan A. MacManus, Susan J. Caroll, Wendy G. Smooth.

3 Tabla: A gender gap in voting has been evident in every presidential election since 1980, p. 129.

4 El índice de elegibilidad se calcula contrastando el número total de candidaturas de hombres o mujeres en las listas con el número de hombres o mujeres electos.