10.18601/16578651.n22.11

Reseña

Ulloa, A. y Coronado, S. (eds.) (2016). Extractivismos y posconflicto en Colombia: retos para la paz territorial. Bogotá: Cinep, Programa por la Paz y Universidad Nacional (Grupo de investigación de Cultura y Ambiente de la Facultad de Ciencias Humanas).

Cristian Darío Castro Urrego*

* Magíster en Gobierno y Políticas Públicas, Universidad Externado de Colombia en Convenio con el SIPA de Columbia University. Docente de Formulación y Evaluación de Proyectos en las maestrías de Gobierno y Políticas Públicas y de Asuntos Internacionales, y de la Especialización en Gobierno, Gerencia y Asuntos Públicos de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, de la Universidad Externado de Colombia, Bogotá (Colombia). [cristian.castro@uexternado.edu.co].

Para citar esta reseña:

Castro Urrego, C. D. (2018). Ulloa, A. y Coronado, S. (eds.) (2016). Extractivismos y posconflicto en Colombia: retos para la paz territorial. Bogotá: Cinep, Programa por la Paz y Universidad Nacional (Grupo de investigación de Cultura y Ambiente de la Facultad de Ciencias Humanas). OPERA, 22, pp. 191-193. DOI: https://doi.org/10.18601/16578651.n22.11


El libro editado por Astrid Ulloa y Sergio Coronado en 2016, titulado Extractivismos y posconflicto en Colombia: retos para la paz territorial, es un esfuerzo académico muy importante que explora los desafíos a los que se ve abocada Colombia en materia ambiental ante la irrupción de proyectos minero-energéticos e hidroeléctricos a gran escala, en un marco histórico que los autores del libro denominan como: las "varias caras de un incierto posconflicto". La autora de este concepto es Catalina Quiroga, donde en un acápite del libro se pregunta sobre los alcances de la minería como locomotora de desarrollo y explora, desde el punto de vista de la construcción discursiva, la manera como la minería tradicional se posiciona en el posconflicto a partir de la revaluación del concepto de naturaleza.

En términos generales el libro "analiza […] diversos conflictos socioambientales y armados asociados a procesos extractivistas en (Colombia), junto con las consiguientes transformaciones ambientales, territoriales, sociales, políticas y culturales y los retos políticos de gobernabilidad que se generan en posibles escenarios de posconflicto y posacuerdo" (p. 9).

El corpus del texto se estructura bajo la modalidad de estudios de caso, con el uso de denominaciones que ilustran e invitan al lector a interesarse por las tensiones ambientales que generan proyectos mineros, petroleros o hidroeléctricos. En el libro se presentan catorce escritos bajo un hilo conductor centrado en impactos ambientales de macroproyectos extractivos, hidroeléctricas, producción de palma y dilemas en relación con la minería a pequeña escala.

El concepto que engloba el libro lo desarrolla Ricardo Sánchez en su prólogo al referirse a la crisis del modelo actual de desarrollo fundamentado en algo que él llama "neoextractivismo: la caldera del diablo", frase que busca sumergir al lector en el hervidero de efectos negativos que implica depositar demasiada confianza en un modelo económico copiado del exterior, centrado en la primarización de la economía, continuación del viejo esclavismo imperialista, fortalecido por el neoliberalismo más reciente proclive al control de las economías periféricas y basado en "conservar los patrones clásicos de destrucción de ríos, lagos, bosques y la vida, con humanos sometidos a flagelos del desplazamiento, las enfermedades y un enganche laboral con pautas de sobreexplotación" (p. 15).

De manera secuencial, los editores del libro comienzan el debate de argumentos planteando los temas territoriales relacionados con el extractivismo a manera de aportes para el posacuerdo, y se interesan principalmente por la desigualdad socioambiental que produce las diversas formas de explotación extractivista. Asimismo, abordan el conflicto armado, la paz territorial y las diferenciaciones entre posacuerdo y posconflicto bajo la siguiente pregunta articuladora: ¿en qué medida los acuerdos aportan a la resolución de conflictos causados por los extractivismos? (p. 36).

Seguidamente, abordan también el debate de los impactos del extractivismo sobre las minorías y los territorios en un marco amplio de defensa de los derechos humanos, donde se presenta una evidente tensión entre actores sociales y una dicotomía clara entre Estado y sociedad.

Por su parte, Sergio Coronado y Víctor Barrera se preguntan si la paz y la minería son parte de una contradicción insalvable, dando por sentado una cierta ingobernabilidad del sector extractivo en Colombia que implica dificultades en el logro de las metas de paz de los gobiernos venideros, y mostrando un manejo del extractivismo que deja la puerta abierta a una posible reactivación del conflicto armado en varias zonas del país. Muestran cómo se pueden presentar obstáculos que afectan la estabilidad del posconflicto tales como: "deterioro institucional, desestímulo económico, disputa por los recursos naturales, captura oportunista de las rentas y fragmentación organizacional" (pp. 63-65). Los autores en mención hacen unas recomendaciones de política pública para contrarrestar los escenarios de posible fragilidad de los acuerdos de paz en territorios donde existe extractivismo, y sus sugerencias se basan, a groso modo, en el incremento de la participación y decisión ciudadanas, y en el fomento de una mayor deliberación democrática.

El libro se preocupa por abordar variados temas referentes al extractivismo que generan conflictos socioambientales en el marco del posacuerdo. Por ejemplo, Ingrid Díaz explora el caso de la palma en los Llanos Orientales y muestra cómo el Estado crea un tipo de control social y estabilidad de proyectos extractivos a partir de otros actores empresariales que están en la región, y que "permite vislumbrar cómo las dinámicas extractivistas son procesos de larga duración y requieren un minucioso y detallado análisis de las desigualdades y conflictividades que se presentan" (p. 39).

A su vez, el caso de la minería de oro en Buenaventura y Simití, escrito por Angélica López, nos sitúa en un escenario de lo que ella denomina el "surgimiento de nuevas territorialidades en conflicto" (p. 356) para referirse al proceso acelerado o exacerbado de explotación aurífera en el país, donde el Estado tiene una débil presencia con políticas y acciones para regularizar o controlar el desmadre ambiental y el conflicto territorial con ocasión de esta actividad.

Al tenor de lo anterior, Fernando López, en su análisis de caso de la minería en el Guainía, nos relata que con ocasión de las disposiciones gubernamentales se reorganizó la actividad extractiva para dar paso a nuevos actores externos de producción minera, reemplazando de manera aguda la minería interétnica del departamento, lo cual no dejó de ser motivo de protesta social.

Asimismo, podemos señalar los argumentos esgrimidos por César Cardona, Marcela Pinilla y Aida Gálvez en relación con el proyecto de Hidroituango, donde los conflictos de este caso de análisis se manifiestan en los efectos de las acciones del Gobierno nacional para favorecer el megaproyecto, que han desfavorecido y criminalizado a los pobladores que se han dedicado tradicionalmente a la práctica del barequeo para la obtención de oro, y que han sido estigmatizados como mineros ilegales, dando paso a un "duelo colectivo desde las voces de los pobladores que ponen en cuestión los términos de convivencia y paz social que presupone el discurso del posconflicto" (p. 304).

Se destaca el capítulo sobre las "Limitaciones y delimitaciones de los páramos en una Colombia posacuerdo", de Emerson Buitrago, el cual evidencia la necesidad de superar la dicotomía agua-minería que históricamente ha dominado los discursos sobre los recursos hídricos surgidos en páramos y las complejidades territoriales de la actividad minera. Unos de los aportes centrales de Buitrago es que la delimitación de páramos es crucial en el posacuerdo, pero desde una óptica que comprenda la complejidad social y las relaciones de poder que subyacen a la protección de los páramos, así como la necesidad de la coherencia en las políticas del Estado en la materia.

El libro aborda de manera crítica otros casos de los dilemas del extractivismo en un contexto de posconflicto, verbigracia: De la Colosa a La Habana, de Patricia Sánchez; Minería y territorio en el sur de Córdoba, de Catalina Serano; Posextractivismo: futuro posible para las poblaciones negras del Pacífico, de Mauricio Pardo; Transformaciones socioterritoriales en Casanare por la actividad petrolera, de Juliana Duarte, y Mapa petrolero de la Amazonia y resistencia en el Caquetá, de Estefanía Ciro, Julián Barbosa y Alejandra Ciro.

Finalmente, todo lo anterior se expresa en un marco de análisis donde entran en juego la estabilidad de los acuerdos de paz, los conflictos sociales y ambientales en zonas estratégicas del país, y las reconfiguraciones territoriales a causa de la pugna por los recursos naturales por parte de varios actores armados y no armados, al amparo de un Estado frágil en materia de regulación y acción en el control de los abusos contra la madre naturaleza. En síntesis, en los escenarios planteados por este interesante libro sobre extractivismo en el posconflicto, se evidencian hondas preocupaciones y preguntas sobre el rol que debe jugar el Estado en el futuro ambiental del país.