10.18601/16578651.n32.05

El compromiso político de la Revista Semana en Colombia: construyendo y deconstruyendo legitimidad alrededor de los procesos de paz

THE POLITICAL COMMITMENT OF SEMANA MAGAZINE IN COLOMBIA: BUILDING AND DECONSTRUCTING LEGITIMACY AROUND PEACE PROCESSES

Eugénie Richard*
Daniela Flórez**

* Ph. D.© en Estudios Sociales; magíster en Communication Politique et Publique, Université Paris VII; magíster en Análisis de Problemas Políticos, Económicos e Internacionales Contemporáneos, Universidad Externado de Colombia. Docente-investigadora del Observatorio de Políticas, Ejecución y Resultados de la Administración Pública (OPERA), de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, Universidad Externado de Colombia (Colombia). [richard.eugenie@uexternado.edu.co]; [https://orcid.org/0000-0002-494l-0217].

** Magíster en Análisis de Problemas Políticos, Económicos e Internacionales Contemporáneos, Universidad Externado de Colombia. Coordinadora de comunicaciones y líder de la línea de trabajo de narrativas digitales en Linterna Verde (Colombia). [daniela.cflorez@gmail.com]; [https://orcid.org/0000-0002-9696-6293].

Recibido: 1 de julio de 2022 / Modificado: 6 de septiembre de 2022 / Aceptado: 7 de septiembre de 2022

Para citar este artículo: Richard, E. y Flórez, D. (2022). El compromiso político de la Revista Semana en Colombia: construyendo y deconstruyendo legitimidad alrededor de los procesos de paz. Opera, 32, pp. 57-79. DOI: https://doi.org/10.18601/16578651.n32.05


Resumen

A diez años de la apertura de los diálogos de paz en La Habana, este artículo propone analizar el compromiso político de la Revista Semana con el tema de la paz mediante el estudio del cubrimiento que realizó el medio para dos procesos de paz y el framing utilizado para legitimar o deslegitimar cada proceso. El análisis de 428 notas periodísticas muestra que Semana participó en la activación o estimulación de acciones de deslegitimación del proceso de paz del Caguán (1998-2002) y de legitimación del proceso de paz de La Habana (2012-2016). Se evidencian patrones de comunicación en ambas coberturas, marcados por cinco variables; se resalta la centralidad del frame del conflicto y se reflexiona sobre el papel de los medios como copartícipes en la construcción de estructuras de significado que actúan como proponentes de las creencias legitimadoras o deslegitimadoras al promover o justificar ciertas posiciones de autoridad hacia la ciudadanía.

Palabras clave: Colombia; proceso de paz; framing; medios; compromiso político.


Abstract

As Colombia celebrate 10 years since the opening of the peace process in Havana, this article analyzes the political commitment of Semana magazine to the issue of peace through the study of the media coverage of two peace processes, and the framework used to legitimize or delegitimize each process. The analysis of 428 press releases shows that Semana participated in the activation and / or stimulation of actions that delegitimized the Caguán peace process (1998-2002) and legitimized the Havana peace process (2012-2016). The article highlitghts communication patterns in coverage of both processes, marked by the use of the adversary's dialectic, the personalization of peace, the centralization of coverage and a tendency to editorialize information. On the other hand, the centrality of the conflict framework in both processes is underlined, while the role of the media as partners in the construction of meaning structures that act as proponents of legitimizing and / or delegitimizing beliefs is reflected upon by promoting and / or justifying positions of authority towards citizenship.

Key words: Colombia; peace process; framing; mass media; political commitment.


INTRODUCCIÓN

Mientras en Colombia se cumplen 10 años de la apertura de los diálogos de paz en La Habana entre el gobierno y una delegación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC-EP)1 que permitieron en 2016 la firma del Acuerdo Final Para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, y mientras Gustavo Petro, un exguerrillero del M-19, acaba de ganar la presidencia de la República, resulta interesante ver cómo ha sido tratado el tema de la paz en uno de los medios más cercano a las élites del país durante varias décadas. Desde que existe en Colombia el conflicto armado entre el gobierno y la guerrilla de las FARC, la paz, o las vías para llegar a ella, han contribuido a la definición de las aspiraciones políticas de los candidatos y a la configuración de los escenarios de discusión, con lo que se cumple la premisa de Marco Palacios según la cual los procesos de paz "quedan amarrados al ciclo y a las prácticas personalistas de la política colombiana" (2001, p. 36).

En esta pugna de las élites políticas por instaurar en la opinión pública su propia versión de paz, los medios de comunicación han sido protagonistas. Las empresas informativas sirvieron de piedra angular para la movilización ideológica de una clase política multicolor que se nutrió del péndulo guerra-paz, del que emergieron y se amplificaron discursos antagónicos en función de intereses electorales aún vigentes. En cuanto a la Revista Semana, su compromiso con la paz se ha caracterizado por ser cambiante. Vinculada históricamente con la élite política y tradicional, la revista utilizó su ubicación privilegiada en el discurso público para promover una lectura orientada de los acontecimientos que tuvieron lugar en el marco de las distintas negociaciones de paz. De este modo, el compromiso político de la publicación con la paz se ha hecho manifiesto a través de la cobertura que realizó de los procesos de paz, pero también a través de su tratamiento informativo. Estos no solo respondieron a los estados de ánimo de las mesas de negociación, sino que también ayudaron a crearlos, lo que, en últimas, contribuyó a la configuración de los escenarios de legitimación y deslegitimación de las iniciativas de paz para toda la sociedad colombiana.

Mientras la Comisión de la Verdad entrega su Informe final sobre el conflicto en Colombia, el cual presenta una radiografía de lo ocurrido durante décadas, y aborda la responsabilidad de las guerrillas y el Estado en temas de vulneración de los derechos humanos y búsqueda de la paz, resulta relevante estudiar los marcos de representación que los medios han utilizado en la cobertura de la paz y su tratamiento informativo, debido a su importante contribución a la producción social de significado a partir de la formación de las percepciones y actitudes que perduran en el imaginario colectivo colombiano.

EL COMPROMISO POLÍTICO DE LOS MEDIOS CON EL TEMA DE LA PAZ

Desde sus orígenes -a finales del siglo XVIII-, las agendas mediáticas en Colombia han estado asociadas al ejercicio político. Más de una veintena de presidentes de la República ha ostentado cargos en medios de comunicación, bien sea como propietarios, directores o editores (Herrán, 1991), lo que sin duda los ha convertido en frentes de batalla esenciales para la reproducción y legitimación de los intereses de la política nacional. Siguiendo a Hallin y Papathanassopoulos (2002), los sistemas mediáticos de países como Colombia se han caracterizado por una fuerte tradición partidaria acompañada de bajos niveles de circulación, una tendencia a la instrumentalización de los medios privados y a la politización de los canales de transmisión públicos y un limitado desarrollo del periodismo como profesión autónoma (pp. 176-177).

Estas características, junto a una larga historia de conflicto armado, han contribuido a la configuración de la identidad discursiva de los medios colombianos y a la reproducción de relaciones de poder en torno al conflicto y a la paz. Para autores como Hänggli (2012) y Hänggli y Kriesi (2010), la relación entre el actor político -fuente originaria de la información- y los medios de comunicación -poseedores de las audiencias- es de dependencia mutua, en la que la fuerza política tiende a ser la fuerza impulsora al ejercer influencia en los encuadres mediáticos -algo que no sucede en sentido inverso-. De acuerdo con dichos autores, la disputa por la atención de los ciudadanos es, al mismo tiempo, una disputa por el control de la agenda mediática y de los encuadres noticiosos, pues es aquí en donde se "deciden las relaciones de poder entre los actores políticos y sociales rivales" (p. 262). En este contexto, el discurso mediático no solo ha transformado las percepciones y actitudes sociales sobre la guerra y la paz, sino que también se ha transformado a sí mismo al estar enmarcado dentro de las lógicas discursivas de otros actores de poder.

El cubrimiento de los procesos de paz da indicaciones acerca de cómo los medios narran y otorgan un sentido a estos procesos políticos. En el contexto colombiano, la narrativa de paz tomó prestado los marcos del conflicto para reproducir las estrategias comunicativas de los actores implicados en la negociación -tanto el gobierno como los grupos beligerantes-. Sin embargo, es importante reconocer que el sentido que se da a la paz no solo pasa por la producción de los encuadres noticiosos, sino que también depende de la presencia de marcos preexistentes en la ciudadanía a partir de los cuales esta construye su propia perspectiva de los hechos.

Asimismo, a la dimensión política de los procesos de paz le atañe una dimensión comunicativa, porque requieren del compromiso político por parte del gobierno que los encabeza y de la legitimidad que le otorgan, entre otros actores, los medios de comunicación. En las negociaciones de paz, los medios se posicionan como actores centrales cuya función va más allá de la mediación informativa (Cárdenas, 2015), pues se les reconoce como actores discursivos (Pardo, 2005), con capacidad para crear, transferir o mantener marcos de significación en la opinión pública a partir de los cuales se legitima o deslegitima un relato. Así, la relevancia otorgada a los medios en la construcción de significado descansa en su facultad para definir los términos del debate público, dirigir la atención de la ciudadanía, acreditar las fuentes del debate y orientar las reacciones públicas hacia una determinada información con base en la forma en que esta es presentada -enmarcada- en un contexto específico (Scheufele e Iyengar, 2012).

Dicho esto, dos categorías analíticas resultan útiles para el estudio de la dimensión comunicativa de los procesos de paz, entendida como la transferencia de determinados marcos de interpretación de los medios hacia la ciudadanía. La primera, asociada a los estudios de legitimidad, permite identificar las estrategias discursivas presentes en el texto comunicativo que operan como dispositivos ideológicos conscientes o no conscientes. Esto significa que "no necesariamente resultan de una planificación clara y racional por parte del sujeto que comunica" (Charaudeau, 2002, p. 314). Al respecto, van Leeuwen (2007) identifica cuatro tipos de legitimación que pueden ocurrir de manera separada o conjunta y servir también para la deslegitimación: i) autorización -la tradición, las costumbres y la ley-, ii) evaluación moral -el sistema de valores-, iii) racionalización -el orden social y el conocimiento adquirido y validado por la sociedad, iv) mitopoiesis -las narrativas que compensan las acciones legítimas y castigan las acciones no legítimas-. La segunda categoría de análisis está relacionada con el concepto del framing, muy presente en los estudios de comunicación.

LOS APORTES DESDE LA COMUNICACIÓN POLÍTICA Y LOS ESTUDIOS DE OPINIÓN PÚBLICA

La teoría del framing ofrece una interesante perspectiva desde el campo de la comunicación política y los estudios de opinión pública para el análisis de los procesos de selección, énfasis y valoración presentes en la elaboración del texto periodístico, y su importancia en la definición de los términos del debate público. Estudios previos asociados al framing resaltan la influencia de individuos y organizaciones políticas en la promoción de encuadres mediáticos dado su acceso privilegiado a los medios (Entman, 2007; Hänggli, 2012). De acuerdo con van Gorp (2007), estos actores -ubicados de manera jerárquica en una estructura de poder- dedican considerables esfuerzos para influenciar el qué y el cómo se informa sobre determinados asuntos, lo que, en últimas, les otorga "una ventaja significativa en el debate público" (Yoon, 2005, p. 769).

La investigación sobre los encuadres noticiosos plantea, por otro lado, un camino para el análisis de dos aspectos del texto comunicativo: la selección (que implica simultáneamente un proceso de exclusión) y la prominencia (que promueve determinados efectos en la audiencia). Ambos, en el contexto de la noticia política, juegan un rol de poder, pues al estar presentes en el encuadre "registra(n) la identidad de los actores o intereses que compiten por dominar el texto" (Entman, 1993, p. 55).

Por fin, conviene señalar que los frames no están per se en los hechos, sino en la forma en que los periodistas los ordenan y representan (van Gorp, 2007). Siguiendo a Entman (1993; 2007), los frames ofrecen argumentos que estimulan a la audiencia a pensar, evaluar y actuar de una determinada manera y pueden encontrarse en el texto (por la presencia o ausencia de ciertos elementos del lenguaje); en el comunicador (que de manera consciente o inconsciente elige qué decir); en el receptor (que hace una determinada interpretación), y en la cultura (que almacena marcos de interpretación comunes).

EL PAPEL DE LOS MEDIOS EN LOS PROCESOS DE PAZ

Otra serie de aportes teóricos críticos proviene de la comunicación política y la economía política de los medios (Page, 1996; McNair, 2014 citado en Cárdenas, 2015). McNair destaca como una de las funciones centrales de los medios, de la mano de la informativa, la de interpretar la realidad y servir de atajo mental para sus audiencias. En este sentido, los medios de comunicación son actores muy importantes dentro de la evolución de la opinión pública en torno a los asuntos de carácter público/político. En este caso, frente al desarrollo del proceso de paz, son instituciones y agentes que, en gran parte, determinan, bien sea a partir de su cubrimiento informativo, sus recursos retóricos o la utilización de elementos simbólicos, la realidad en torno al entendimiento no solo del proceso en sí, sino de la legitimidad de sus participantes y las narrativas en confrontación (Cárdenas, 2015, p. 48).

Al respecto, Wolfsfeld (2001) explica cómo los medios pueden contribuir a complejizar los procesos al hacer mayor énfasis en los riesgos y peligros asociados a los compromisos asumidos por los actores implicados en la negociación, versus las oportunidades y los beneficios de estos compromisos. El autor reconoce que el rol de los medios de comunicación en la cobertura de paz puede variar en función de cuatro factores presentes en el entorno político y mediático. El primero tiene que ver con el nivel de consenso de las élites políticas en su apoyo a la paz; a mayor desacuerdo entre las élites, mayor probabilidad de que los medios aporten a la generación de un entorno de conflictividad. El segundo hace referencia a la cantidad e intensidad de las crisis por las que atraviesa el proceso; el ambiente político afecta la manera en que los medios perciben estos hechos, intensificando la cobertura basada en el drama. El tercero está relacionado con la naturaleza del entorno mediático, entre más capacidad tengan los medios de llegar a distintas audiencias, más plural será el relato. El cuarto se refiere al nivel de sensacionalismo en el discurso público, un relato centrado en el melodrama, el entretenimiento y las personalidades dará lugar a una cobertura menos comprometida y responsable de la paz.

Entender la influencia de estos factores en la cobertura que los medios hacen de los procesos de paz pasa por examinar los dispositivos de encuadre presentes en el texto periodístico. Como lo plantea Entman (2007), tales dispositivos pueden identificarse por la presencia o ausencia de palabras clave, frases o imágenes estereotipadas, así como por el uso de determinadas fuentes de información y la conformación de oraciones que refuerzan una serie de hechos o juicios. Autores como Vreese (2005) y Semetko y Valkenburg (2000) destacan dos tipos de abordaje para la identificación de estos encuadres noticiosos. Un enfoque inductivo, a través del cual se realiza un análisis en profundidad de los elementos del texto a fin de revelar el conjunto de marcos disponibles, sin que estos hayan sido determinados con antelación; o mediante un enfoque deductivo, que le permite al investigador definir previamente los encuadres y variables de análisis que deberán ser verificados en el texto a partir de su frecuencia de aparición.

VARIOS CAMINOS METODOLÓGICOS POSIBLES

En lo que se refiere a su análisis y medición, se ofrecen varios caminos metodológicos. De un lado, el enfoque cuantitativo o asistido por computador, con una fuerte orientación científica, se centra en la medición de aspectos como la frecuencia, prevalencia y coincidencia de palabras y dispositivos semánticos en el texto para determinar los frames de la manera más objetiva posible (David et al., 2011; Kuypers, 2010); del otro, el enfoque cualitativo, de orientación hermenéutica, que incorpora la subjetividad del investigador en la interpretación del contenido latente del texto, dado que lo más repetido no necesariamente es lo más importante (Connolly-Ahern y Broadway, 2008; Reese, 2001); y, más recientemente, hay quienes abogan por un enfoque mixto, que integre las ventajas de los métodos cuantitativo y cualitativo (D'Angelo, 2019; van Gorp, 2007).

Desde esta perspectiva, esta investigación privilegia el uso de una metodología mixta para el análisis comparativo de los frames presentes en los textos periodísticos, a fin de determinar tanto la intensidad de la cobertura y la frecuencia de los encuadres noticiosos como los elementos que subyacen en el relato y el contexto en el que se insertan. Para ello, la metodología de análisis de contenido proporciona una técnica de investigación complementaria desde la cual es posible extraer tanto los datos expresos (contenido manifiesto), como los latentes (contenido indirecto u oculto que se sirve del texto manifiesto para la construcción de sentido) (Andréu, 2004). Según Krippendorff (1990), el análisis de contenido permite "formular, a partir de ciertos datos, inferencias reproducibles y válidas que puedan aplicarse a su contexto" (p. 28). Estas inferencias aplicadas al texto periodístico sirven para la extracción de patrones de comunicación y para develar las relaciones existentes entre los elementos constitutivos del texto.

Dado lo anterior, en el presente estudio se ha adoptado una aproximación deductiva en la definición de los encuadres que sirvieron como variables analíticas para el estudio de la evolución del framing de la revista a lo largo de dos procesos de paz, y una aproximación inductiva para la identificación de los elementos constitutivos de cadafame desde el análisis de contenido.

Así, el presente estudio se centra en dos procesos de paz entre el gobierno y las FARC-EP, el del Caguán (1998-2002), por ser el que inaugura la mediatización de las negociaciones de paz en el país al dar interlocución a las guerrillas, representadas hasta entonces por los medios como un "todo homogéneo" (García y Romero, 2000), así como por los efectos que tuvo su ruptura en la profundización de la narrativa de guerra y en la definición de las acciones político-militares de los años posteriores; y el de La Habana, Cuba (2012-2016), por ser el proceso que pone fin al conflicto de medio siglo con la guerrilla más antigua del continente.

Atendiendo a ello, esta investigación tiene como principal objetivo realizar un análisis comparativo del tratamiento informativo de la Revista Semana a ambos procesos, para identificar los encuadres y las estrategias discursivas presentes en el texto periodístico y su contribución a los procesos de legitimación o deslegitimación de las negociaciones. Estas lecturas diferenciadas de los procesos de paz constituyen la base, a nuestro criterio, del compromiso político de la revista con el tema de paz. La elección de este medio se basó en su condición de fuente cualificada de los líderes de opinión (Cifras y Conceptos, 2019). Cabe resaltar que Semana es una de las revistas más antiguas del país y la única especializada en análisis de coyuntura política; su modelo de semanario marca una clara diferencia frente a las rutinas periodísticas de los diarios nacionales al estar menos determinado por el factor tiempo. Por último, la revista ha estado históricamente vinculada con las élites en una relación dicotómica entre el mantenimiento del establishment2 y el cuestionamiento al poder.

En Colombia, al igual que el periodismo, la investigación académica en comunicación no ha escapado al "péndulo guerra-paz" (Bonilla y Tamayo, 2013) en el que se ha debatido el país durante las últimas décadas. Así, a la proliferación de estudios sobre los modos de la cobertura del conflicto armado en Colombia después del Caguán, le siguió un periodo de desaceleración de la producción académica en el que, en cambio, aumentaron los foros, conversatorios y escenarios de debate informales además de la elaboración de manuales para cubrir el posconflicto, patrocinados por los mismos medios y agremiaciones del sector (Bonilla y Tamayo, 2007; 2013). Lo anterior reafirma la importancia de mantener una agenda investigativa sobre el rol de los medios en la producción de sentido y sus complejas relaciones de "desigualdad, consenso, censura, control, oposición, autonomía, independencia o subordinación" (Bonilla, 2002, p. 54) con otros actores discursivos; así como la pertinencia de este trabajo para el campo de estudios sobre el framing en la comunicación en el marco de los procesos de paz negociada.

MÉTODO

Universo de análisis

El universo de análisis del presente estudio está conformado por todos los artículos publicados en la sección Nación3 relacionados con el tema "paz", en dos periodos: el primero, del 27 de julio de 1998 al 25 de febrero de 2002; y el segundo, del 3 de septiembre de 2012 al 27 de septiembre de 2016. Estos periodos enmarcan los procesos de paz del Caguán y La Habana respectivamente, y constituyen un universo total de 428 artículos. En cuanto a la muestra, las particularidades del método inductivo requirieron la selección de una muestra representativa que posibilitara el análisis interpretativo de los textos4. Para ello se seleccionaron aleatoriamente 1 de cada 3 artículos, obteniendo un total de 146 unidades de análisis, correspondiente a un 34% del universo.

Tipología del framing

El primer paso metodológico consistió en la definición teórica de los encuadres que actúan como variables analíticas y posibilitan el ejercicio comparativo, al unificar las categorías de análisis para los dos procesos de paz objeto de estudio. Los frames planteados de manera deductiva y luego verificados en términos de la frecuencia de aparición en los textos fueron: conflicto, resolución/salida del conflicto, atribución de responsabilidad y dificultades/obstáculos del proceso (tabla 1).

Para contrarrestar las limitaciones del modelo deductivo señaladas por Semetko y Valkenburg (2000) acerca de la posibilidad de que encuadres no definidos a priori pasen desapercibidos, y a fin de profundizar en el contenido latente del texto, se recurrió a técnicas cualitativas de análisis de contenido. Para este fin, se realizó un análisis exhaustivo de contenido por medio del cual se extrajeron palabras y expresiones clave que sirvieron para la formulación de inferencias (Krippendorff, 1990), entendidas como los enunciados que emergen de los mensajes y las comunicaciones simbólicas relacionadas con "fenómenos distintos de aquellos que son directamente observados" (p. 31). A partir de estas inferencias se elaboró una lista de 51 ítems, siguiendo la propuesta de Igartua et al. (2005) de establecer una escala de "variables o ítems agrupados", relacionados con el "acontecimiento principal de la noticia". Esto a fin de identificar los elementos que se encuentran en directa correspondencia con el frame predominante. Asimismo, se establecieron variables para el análisis de marcos de representación simbólica a partir de la identificación del tipo de fuentes legitimadas en el relato, así como de los valores asociados a los encuadres presentes en el contenido. Finalmente, se eligieron los dos ítems más frecuentes para cada frame, a fin de ser analizados (tabla 2).

RESULTADOS

El cubrimiento de la Revista Semana como termómetro de la paz

En un primer análisis cuantitativo sobre la totalidad del universo se observó que la intensidad de la cobertura estuvo determinada por los avances de la mesa. De 428 artículos analizados, 68% corresponden al proceso de paz de La Habana. Mientras en el Caguán la revista publicó en promedio 0,79 artículos por edición (3,2 artículos al mes); en La Habana esta cifra llegó a 1,5 artículos por edición (6 artículos al mes). Esta tendencia se observa también en el porcentaje de portadas de la revista dedicadas al tema "paz", el cual pasó de un 14% en el Caguán a un 26% en La Habana. La variación en la intensidad no solo está relacionada con la duración de los procesos -43 meses duraron las negociaciones del Caguán y 48 las de La Habana-, también tiene que ver con los distintos desenlaces y con el nivel de compromiso de la revista en cada momento.

Cabe resaltar que los primeros dos años de cada proceso se caracterizaron por tener un tamaño de cobertura muy similar, con una diferencia del 13% en el primer año (23 artículos para el Caguán y 20 para La Habana) y 4,4% en el segundo (46 artículos para el Caguán y 44 artículos para La Habana). De manera que es el tercer año el que define un cambio en el interés del medio hacia las negociaciones. Mientras que en 2000 el proceso del Caguán atravesaba numerosas dificultades que hicieron que el medio perdiera interés en cubrir y analizar lo que sucedía, para 2014, el proceso de La Habana contaba con avances significativos en 4 de los 6 puntos de la agenda y la revista hacía un cubrimiento detallado del mismo, llegando incluso a calificarlo como irreversible en 2015, pese a la consigna del gobierno de "Nada está acordado hasta que todo esté acordado". Todo ello evidencia una "cobertura termómetro" de los avances en las mesas de negociación, según la cual, a menor progreso, menor presencia en la agenda del medio.

En cuanto a los resultados obtenidos a partir del análisis de contenido, fueron sacados de un total de 146 artículos sobre el tema "paz", publicados en la sección Nación de la revista entre los periodos 1998-2002 y 2012-2016. El objetivo fue determinar la presencia de los encuadres de conflicto, resolución, atribución de responsabilidad y obstáculos en el tratamiento informativo del medio a los dos procesos de paz objeto de estudio, y los elementos latentes presentes en la configuración de esos encuadres.

Los frames para contar la paz

En primer lugar, cabe resaltar que las 428 notas realizadas sobre el tema en el medio seleccionado representan un amplio registro de informaciones relacionadas con los procesos de paz e indican la importancia que le dio la Revista Semana a este tema como parte central del debate público. La visibilidad de estas negociaciones en la agenda mediática constituye un factor de legitimidad, en la medida en que las convierte en un tema público de importancia mayor, que el medio pone en la base de la acción social (Aerts y Cormier, 2009).

En segundo lugar, la identificación de la frecuencia de aparición de los frames en la muestra escogida permite hacer un análisis contrastado de la forma en que la revista encuadró su narrativa sobre ambos procesos, motivando una lectura orientada de los acontecimientos que tuvieron lugar en el marco de las negociaciones. La figura 1 ilustra este contraste.

Si bien es posible realizar un análisis comparativo entre los dos procesos gracias al uso los mismos encuadres, observamos que el frame de la salida del conflicto predomina para cubrir las negociaciones de La Habana, mientras que el del conflicto domina la cobertura mediática del Caguán. Esta preferencia resulta lógica, dado que los diálogos de paz de La Habana fueron exitosos y condujeron al cubrimiento de la resolución y salida del conflicto, mientras que los del Caguán fracasaron y en el cubrimiento mediático se puso el acento sobre el antagonismo entre los actores que imposibilitaron la resolución del conflicto y sobre la responsabilidad de estos en la derrota. Esta tendencia explica también la frecuencia del frame de atribución de responsabilidad. Sin embargo, los frames de los obstáculos, muy presentes para el cubrimiento del Caguán y de La Habana, revelan que ambos procesos fueron difíciles, con muchos obstáculos y dificultades por superar, y con enfrentamientos entre los actores en las mesas de negociación, pero también en los territorios.

La evolución de la cobertura a lo largo de los procesos

Para contrastar los rasgos de la cobertura de ambos procesos según su evolución en el tiempo se establecieron tres periodos de análisis -de seis meses cada uno-. Un periodo inicial (anuncio oficial y primeros meses del proceso de paz); un periodo intermedio (luego de año y medio transcurrido desde el inicio de las negociaciones), y un periodo final (últimos meses de cada proceso, independientemente de su desenlace) (figura 2).

Los resultados revelan que, a diferencia de la intensidad de la cobertura, la narrativa del medio no depende tanto de los avances en las mesas de negociación (si bien esto pudo influir), como de las rutinas mediáticas que determinan la línea editorial de la revista. Los valores asociados (ver figura 4) de "esperanza" y "desesperanza" primaron aun cuando el resultado de cada proceso era imprevisible.

En el tratamiento mediático del Caguán, el frame de las dificultades/obstáculos predomina al principio y fin, con el del conflicto y atribución de responsabilidad. En el periodo medio, el frame del conflicto se hace latente. Este frame también está presente en el proceso de La Habana en el periodo medio, lo que demuestra que ambos procesos sufrieron reversos, pero en el segundo proceso de paz se hace uso más que todo del frame de resolución del conflicto en todos los momentos. Este frame es la base de una narrativa mucho más optimista por parte de la Revista Semana en cuanto al proceso de paz de La Habana. En efecto, este frame se refiere a enunciados que sirven como variables para el análisis de los marcos de significado presentes en el texto y construidos a partir de la asociación de palabras y elementos clave. Como se ve en la figura 2, estos ítems no ocuparon un lugar relevante en el tratamiento informativo que el medio le dio al proceso de paz del Caguán, ni siquiera durante el periodo inicial, momento en el que el presidente Pastrana gozaba de suficiente legitimidad para buscar una salida negociada al conflicto al haber sido elegido para tal fin. Por el contrario, aunque la fase inicial del proceso de paz de La Habana contó con un ambiente político adverso debido a la oposición del carismático expresidente Álvaro Uribe5, la cobertura del medio siempre estuvo comprometida con la paz, privilegiando el frame de la resolución del conflicto. Se observa, por ende, mediante la frecuencia de cada frame, un compromiso político más favorable de la Revista Semana hacia el proceso de paz de La Habana que hacia el del Caguán.

El contenido latente de la cobertura

Si bien varios ítems fueron identificados y clasificados de acuerdo con su correspondencia con el frame dominante en el texto, en este apartado anunciaremos solamente el ítem más relevante para cada uno, teniendo en cuenta su frecuencia de aparición y el momento en el cual se hace más relevante (tabla 3).

Wolfsfeld (2001) señala la falta de consenso entre las élites políticas alrededor de la paz como el principal factor de influencia para que los medios mantengan la narrativa del conflicto. En los procesos de paz del Caguán y La Habana esta falta de consenso, tanto de la opinión pública como del establecimiento, sobre la paz o la forma de llegar a ella, dio lugar a una cobertura centrada en la polarización y la búsqueda de opuestos ideológicos en 1 de cada 3 noticias que se enfocaba en el conflicto. Si bien en el Caguán la tensión giró en torno a las diferencias entre militares-gobierno y gobierno-guerrilla, en La Habana se concentra en el enfrentamiento entre Santos y Uribe, quienes se convierten en los principales actores en conflicto por encima de los actores históricos de la negociación (tabla 4).

Aunque el frame de resolución/salida del conflicto es el menos utilizado en la narrativa del proceso de paz del Caguán -en parte por el desgaste de las negociaciones y la ruptura final que dio lugar a una intensificación del conflicto, pero también por la posición escéptica, tendente a la atribución de responsabilidades y a la profundización de la narrativa del adversario que asumió el medio desde sus inicios-, este no estuvo totalmente ausente. El ítem con mayor presencia en este frame señala el ambiente favorable que había en el país para la búsqueda de la paz, algo que puede contrastarse con la situación política de ese entonces, en la que múltiples actores -políticos, empresarios, académicos- buscaron figurar en el proceso.

Por el contrario, aunque alrededor del proceso de paz de La Habana se mantuvo un ambiente político dividido, el frame de la resolución es el que más aparece en la cobertura de Semana, ya que constantemente se utilizaron formas retóricas de legitimación de los diálogos y de los actores de la negociación, enfocándose así en los logros y avances de la mesa por encima de las dificultades del proceso (tabla 5).

En la cobertura del proceso de paz del Caguán, el frame de la atribución de responsabilidad presenta mayor intensidad frente a los demás. Sin embargo, la responsabilidad no recayó en igual medida en las FARC-EP como en el gobierno, al cual se le responsabilizó de las fallas del proceso al permitir que la guerrilla controlara el ritmo y la agenda de la negociación. Por su parte, en el proceso de paz de La Habana, este frame se resignificó para representar la búsqueda de la paz como un acto casi heroico por parte de Santos quien, de acuerdo con el medio, sacrificó su capital político por el bien de Colombia, con lo cual se da lugar a la personalización de la paz: "Se podría decir que ante un fracaso el único perjudicado sería el presidente Santos. Él se jugó su prestigio, su puesto en la historia y probablemente su reelección apostándole a la paz" (Semana, 10 de septiembre de 2012) (tabla 6).

En ambos procesos, el ítem predominante del frame de los obstáculos/dificultades enfatiza en los problemas y las fallas del proceso, la diferencia es que, en el Caguán, la revista privilegió este frame de manera temprana. La noticia de las negociaciones fue abordada desde el punto de vista de los obstáculos que conllevaba y de las relaciones de fuerza entre gobierno y guerrilla. El énfasis en la debilidad de Pastrana frente a unas FARC-EP unidas y sin voluntad de paz contribuyó a alimentar el escepticismo en el proceso. En cuanto a La Habana, uno de los ítems más recurrentes de este frame es el que reclama mayores avances en la negociación, un enunciado que tuvo origen en el discurso oficial y se instauró en la narrativa del medio. De acuerdo con el gobierno, el proceso duraría "meses y no años" (Semana, 16 de noviembre de 2012); pese a que esta sentencia no se cumplió, el proceso estuvo siempre atado a una fecha límite: el mandato presidencial de Juan Manuel Santos.

Las voces autorizadas

La revisión de las fuentes citadas en los textos periodísticos analizados es importante en la medida en que el acceso al medio, definido por Yoon (2005) como un "estado de rutina", es funcional para los actores que compiten por el control de los encuadres noticiosos, pues sirven como estrategias para la construcción retórica de la realidad al reforzar los criterios de veracidad y credibilidad de la información (van Leeuwen, 2007; Hänggli, 2012). En la figura 3 se puede comprobar una misma jerarquización de las fuentes principales para ambos procesos de paz, si bien cambia el orden, se mantiene la preferencia por las fuentes consideradas de alto valor informativo: los actores de la noticia (gobierno y FARC-EP), los actores legitimados por su conocimiento (analistas/expertos) y aquellos que dotan de emocionalidad al relato (actor político). En ambos casos, el actor político ocupa un lugar privilegiado, esto se debe tanto a su estatus dentro del orden institucional que le concede un carácter de permanente interés periodístico, como al rol que cumple dentro del apalancamiento de los diálogos y de su posible implementación. Finalmente, de la figura 3 también se puede deducir la centralización en la cobertura de los procesos de paz, siendo evidente en el poco protagonismo o ausencia de voces relacionadas con los territorios aun cuando son los más afectados por el conflicto. Se evidencia aquí el compromiso político de Semana con las élites dirigentes del proceso de paz, mas no con otros tipos de actores que podrían aportar, desde el margen, su experticia sobre el tema de paz por su experiencia empírica en el conflicto.

Los valores en los medios proporcionan un marco de referencia para el entendimiento de un problema debido a que operan como "dispositivos heurísticos" que activan consideraciones propias de la audiencia, no de manera automática, sino al entrar en contacto con las predisposiciones del individuo (Shah et al., 1996; Entman, 1993). En síntesis, los valores funcionan como marcos para la activación de creencias compartidas (figura 4).

La obtención de estos valores asociados a los encuadres predominantes se realizó por medio del análisis del contenido enfocado en identificar la estructura latente de los encuadres noticiosos y la relación entre las palabras y los elementos clave de estos (Krippendorff, 1990; Tankard, 2001).

Si observamos los valores asociados a la cobertura del Caguán y La Habana respectivamente, encontraremos dos estados de ánimo opuestos. En el caso del Caguán, los valores que más suman son los negativos como "frustración/desesperanza", "desconfianza" y "miedo". En cuanto al valor "manipulación", solo existe para este proceso, y está estrechamente relacionado con el actuar de las FARC representadas como una guerrilla fortalecida militarmente frente a un gobierno débil sobre el cual ejercían constante presión: "Todo indica que la agenda del proceso de paz con ese grupo sigue siendo manejada por Marulanda y sus hombres", señalaba la revista el 3 de mayo de 1999; mientras que, en el segundo proceso de paz, se las mostró como una guerrilla debilitada militarmente al tiempo que se destacaba la capacidad estratégica del gobierno. De allí que el valor de "manipulación" esté asociado únicamente a las negociaciones del Caguán. En cuanto a La Habana, aunque aparecen valores negativos como "incertidumbre" o "injusticia", los valores que predominan en el cubrimiento son los de "confianza/esperanza", "expectativa", "triunfo/victoria". Este último está relacionado con un elemento particular del contexto en el que se desarrolló este proceso: el enfrentamiento Santos-Uribe. "Con estos dos problemas resueltos -justicia y verificación de la dejación de armas- Santos le ganó a Uribe el pulso de la paz" (Semana, 31 de enero de 2016).

Estos valores asociados a cada proceso indican dos perspectivas de narración de las negociaciones de paz, una cargada de optimismo (La Habana) que contrasta con la otra que se caracteriza por una lectura mucho más pesimista (Caguán).

DISCUSIÓN. DESCRÉDITO EN EL CAGUÁN, LEGITIMIDAD EN LA HABANA: LA PAZ EN EL OJO DE LA REVISTA SEMANA

Los resultados brindados por este estudio comparativo entre el tratamiento informativo que la Revista Semana dio a los procesos de paz del Caguán y La Habana recalcan que el compromiso político del medio ha sido cambiante, y ha contribuido tanto a una cierta legitimación como a una deslegitimación de las negociaciones a partir del uso de los media frames, sus ítems constitutivos y los valores asociados a estos. Los resultados proporcionan evidencia empírica para afirmar que los marcos cognitivos presentes tanto en el contenido manifiesto como en el contenido latente del corpus analizado socavan la legitimidad del proceso de paz del Caguán mientras que, por otro lado, proporcionan una lectura legitimadora del proceso de paz de La Habana.

Con base en los resultados, encontramos que el cubrimiento del Caguán pone el acento sobre i) una autoridad (el presidente) cuyo liderazgo se ve desacreditado (énfasis en su carácter débil); ii) un reforzamiento de las categorizaciones negativas alrededor del enemigo (las FARC); y iii) un mantenimiento de la narrativa del conflicto que se expresa en la promoción de emociones negativas y en el fomento de un clima político adverso a la paz.

En cuanto a La Habana, i) se refuerza la legitimidad para negociar de la autoridad (el presidente) cuyas acciones o decisiones son justificadas; ii) se le reconoce un estatus político al enemigo (las FARC) para negociar, así como una voluntad de paz, y iii) se promueve el apoyo al proceso representado por el medio como la última oportunidad de la sociedad para alcanzar la paz.

Patrones de cubrimiento mediático similares

A pesar de estas diferencias en el juicio moral acerca de cada presidente y la atribución de responsabilidad para el fracaso o la victoria de los acuerdos de paz, cabe resaltar que la recurrencia de unos frames compartidos entre los dos procesos permite realizar un análisis comparativo, incluso si los ítems dentro de cada frame son propios de cada proceso. Además, el análisis pone de relieve unos patrones de cubrimiento mediático similares, pese a enmarcarse en una relación espacio-tiempo diferente. Estos son:

Si bien los patrones se mantienen en ambos procesos, el efecto en los media frames es distinto para cada uno, es decir que aunque los encuadres noticiosos alrededor de las negociaciones de paz descansan en las mismas estrategias comunicativas, el resultado en términos de legitimidad no es el mismo. Cinco factores inciden en este resultado: en primer lugar, la revista otorga una mayor visibilidad al proceso de paz de La Habana; en segundo lugar, se evidencia la presencia durante toda la cobertura de unos valores positivos para La Habana frente a unos valores negativos para el Caguán, lo que demuestra que la narrativa de la revista no obedeció tanto al desenlace de las negociaciones como al compromiso político del medio; dicho compromiso se refleja en un tercer factor, la credibilidad otorgada a Santos frente a la falta de credibilidad que rodea a la figura de Pastrana en el relato; en cuarto lugar, la promoción de encuadres oficiales asociados al proceso de paz de La Habana y, por último, los frames dominantes de cada proceso.

La visibilidad de las negociaciones y la credibilidad del presidente de turno como factores de legitimidad

Uno de los aspectos clave, en cuanto a cobertura, revela que el medio otorgó el doble de espacio por edición al segundo proceso de paz en comparación con el primero, pese a que este es recordado por su carácter mediático. Esto nos propone una primera lectura sobre la visibilidad de ambos procesos, ya que la relevancia otorgada por el medio no estuvo dada por las condiciones de la negociación (libre acceso a información vs. hermetismo), sino por sus avances. Sin embargo, la mayor visibilidad que dio la revista al proceso de La Habana constituye un factor de legitimidad de este, en la medida que lo convirtió en un tema público de importancia mayor, que el medio puso en la base de la acción social (Aerts y Cormier, 2009).

Esta visibilidad se acompaña de un reforzamiento de la autoridad de Santos y de un reconocimiento de la voluntad de paz de los actores de la negociación (gobierno y FARC). La percepción es entonces la de un líder que transmite "seguridad y aplomo", con capacidad para "impulsar la paz" (Semana, 10 de septiembre de 2012) y que "se juega su capital político" en ello:

El presidente Santos ha asumido un costo político muy grande tratando de ponerle fin a ese capítulo de la historia nacional. Esa convicción casi le cuesta su reelección. Lo han acusado de castro-chavista, de ser enemigo del Ejército, de querer entregarles el país a las FARC y de toda clase de etiquetas ajenas a su trayectoria y a sus intenciones. Aguantó esos chaparrones convencido de que el fin de la guerra es una carta que debe jugarse. (Semana, 15 de junio de 2014)

A diferencia de esta representación de Santos, la autoridad personal de Andrés Pastrana como presidente de la República durante las negociaciones del Caguán fue cuestionada, como lo revelan los ítems constitutivos de los frames de confrontación y atribución de responsabilidades. Al presidente se le atribuye un rasgo de personalidad "débil" (evaluación moral) y se le responsabiliza de "improvisar" y de "ceder" a las peticiones de la guerrilla "a cambio de nada". Del otro lado, se enfatiza en la capacidad bélica de las FARC y en su superioridad estratégica, lo que genera un desequilibrio/desventaja del Estado frente al "exogrupo" u oponente en la narrativa. De este modo, en el Caguán, las mismas formas de legitimación señaladas por van Leewen (2007) -autorización, evaluación moral, racionalización y mitopoiesis- son utilizadas para deslegitimar a los actores de la negociación.

Los encuadres noticiosos y los valores presentes en el contenido latente

El compromiso político de la revista con el proceso de La Habana y su falta de compromiso con el del Caguán pasan también por el cubrimiento que se realizó, poniendo el acento sobre una lógica del adversario y representando los diálogos como un asunto de ganadores y perdedores. El énfasis en la presión de las FARC sobre Pastrana o el uso del frame de valor "triunfo/victoria" para referirse a la paz de Santos como vencedora, mantuvo la centralidad del frame del conflicto en ambos procesos.

Llama la atención la ausencia de una transformación o cambio en los encuadres del medio a lo largo de las negociaciones. En el Caguán, Pastrana protagoniza una historia en la que empieza y termina perdiendo; desde el primer momento predominó una relación de fuerzas desiguales enfocada en la debilidad del presidente como rasgo personal, y en la fortaleza militar y estratégica de las FARC como su contraparte. Tampoco hay un cambio en los encuadres de La Habana, el medio hizo una apuesta por la paz de principio a fin, que se vio tanto en la intensidad de la cobertura como en la prevalencia del encuadre de resolución/salida del conflicto y en los valores asociados. El núcleo del conflicto se traslada al enfrentamiento Santos-Uribe, en donde el valor triunfo/victoria traza una delgada línea entre la búsqueda de una emoción positiva y la reafirmación de visiones antagónicas. Todo ello indica que el medio asumió una posición temprana acerca de ambos procesos influenciada por la relación de confianza/desconfianza con los actores involucrados en estos.

La jerarquización de la paz: los actores con voz autorizada

Tres fuentes fueron identificadas como de alto valor informativo para la revista:

  1. Las asociadas a la noticia o productoras de esta: actores de la negociación tanto del gobierno como de la guerrilla.
  2. Las legitimadas por los periodistas como voces autorizadas con capacidad para emitir una evaluación moral de los hechos: analistas y expertos.
  3. Las que se han insertado en las rutinas periodísticas de manera permanente y que le aportan emocionalidad al relato: actor político o económico.

El protagonismo de este último en la cobertura de ambos procesos de paz demuestra la presencia de unas rutinas periodísticas mecanizadas, en las que el acceso al medio no se distribuye de manera equitativa en la estructura social sino de manera jerárquica (Yoon, 2005). El resultado es la prevalencia de una mirada centro-periferia en la que dominan unas pocas fuentes consideradas de alto valor informativo que contribuyen a configurar el qué y el cómo pensar sobre la paz. Así, el reclamo por la falta de ritmo de las negociaciones (ítem del frame de las dificultades) puede leerse como la reproducción del discurso de Juan Manual Santos, quien desde el principio puso límite de tiempo para llegar a unos acuerdos; mientras que mostrar la paz de Santos desde el frame de valor "triunfo/victoria" es en realidad la reproducción de los frames que hicieron parte de las campañas presidenciales del año 2014 y que buscaron dividir el espectro político entre amigos y enemigos de la paz, siendo la reelección de Santos símbolo de la "victoria de la paz".

UNA ENCRUCIJADA: ENTRE EL ANÁLISIS Y LA OPINIÓN POLÍTICA

Como se ha demostrado a lo largo de este trabajo, se puede hablar de un compromiso político de la Revista Semana, tanto en la labor de legitimación del proceso de paz del presidente Santos como en la de deslegitimación del proceso anterior de Pastrana. Es claro que la legitimidad no está dada exclusivamente por el (los) medio(s) de comunicación y que en ella median múltiples factores, sin embargo, estos intervienen a través de la activación o el estímulo de marcos de interpretación a partir de los cuales se delimitan, entienden y discuten determinados temas en la sociedad.

En efecto, los dispositivos de encuadre presentes en los media frames, no solo orientan el qué pensar sobre un tema, sino también el cómo sentir sobre el mismo. En la cobertura de Semana sobre los procesos de paz encontramos valoraciones asociadas a la frustración, la esperanza, la incertidumbre, la expectativa, el miedo, la injusticia, entre otras, orientadas a promover sentimientos y puntos de vista en las audiencias; una delimitación de los temas de la paz centrada principalmente en las controversias/polémicas, así como la presencia de juicios morales a partir de los cuales se califican las acciones o la personalidad de los actores de la noticia.

Finalmente, vemos cómo el medio asume la posición de un juez en la medida en que aporta información tratada y con una amplia carga de opinión a partir de la cual proporciona un calificativo para el problema y sus consecuentes recomendaciones de tratamiento. El empaque de interpretación o análisis que sirve para la entrega de la noticia, en realidad evita que los ciudadanos reciban información precisa, pues esta ya ha sido previamente filtrada, consciente o inconscientemente, para promover una interpretación particular (Mario Morales, comunicación personal, 21 de noviembre de 2017).


NOTAS

1 Tienen origen en la década de los sesenta. Nacen como autodefensas campesinas y en 1966 se constituyen formalmente como guerrilla. Con los años, las FARC se convirtieron en la guerrilla de mayor envergadura militar en el continente (Echandía, 2006).
2 Si bien el análisis de los compromisos económicos de la revista excede el alcance del presente artículo, resulta relevante destacar la influencia que Felipe López Caballero, hijo y nieto de expresidentes y propietario de la revista hasta el año 2020, ejerció tras bambalinas en la determinación de la agenda de Semana, teniendo en cuenta su cercanía con el poder político y económico. En cuanto a los intereses económicos de la revista, podría argumentarse lógicamente que estos reflejan los intereses políticos, sin embargo, ese no es el objeto de esta investigación.
3 Hasta 2020, año en que fue adquirida por el grupo financiero Gilinski y desde el cual se han venido implementando cambios estructurales en su formato, la Revista Semana se caracterizó por no tener Editorial, esto hizo que la sección Nación adquiriera especial relevancia pues en ella se publicaba el grueso del análisis político y de los reportajes que le permitieron forjar su fama.
4 A excepción de ciertas coberturas especiales, los artículos de la Revista Semana no aparecen firmados por los periodistas del medio, lo que permite que este estudio se centre en los media frames, excluyendo del análisis las columnas de opinión y caricaturas que, al estar individualizadas, dificultan la diferenciación entre los encuadres promovidos por el autor y aquellos promovidos por la revista.
5 Presidente de Colombia entre 2002 y 2010. Llegó a la Presidencia con la promesa de derrotar a las guerrillas por la vía militar. En 2013 se convirtió en la cabeza de la oposición al gobierno de Juan Manuel Santos y al proceso de paz que se adelantaba con las FARC.


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Referencias de artículos periodísticos

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Revista Semana (31 de enero de 2016): ¿Se abre paso un pacto político? [impreso]