Covid-19 y Agenda 2030: el progreso de los ODS 8 y 13 en los países latinoamericanos miembros de la OCDE*

COVID-19 THE 2030 AGENDA: THE PROGRESS ON SDGS 8 AND 13 IN LATIN AMERICAN COUNTRIES THAT ARE MEMBERS OF THE OECD

Mariangela Rueda Fiorentino**
Paulo Coronell***

* El presente es un artículo de reflexión que presenta avances de investigación del área de Cooperación Internacional del Programa de Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte.

** Doctora en Cambio Social y Político, Universidad de Florencia (Italia). Docente investigadora, Universidad del Norte (Colombia). [mfiorentino@uninorte.edu.co]; [https://orcid.org/0000-0002-3550-7149].

*** Estudiante de octavo semestre, Programa de Relaciones Internacionales, Universidad del Norte (Colombia). [delcastillop@uninorte.edu.co]; [https://orcid.org/0009-0001-9225-8732].

Recibido: 22 de enero de 2024 / Modificado: 20 de febrero de 2024 / Aceptado: 22 de febrero de 2024

Para citar este artículo: Rueda Fiorentino, M. y Coronell, P. (2024). Covid-19 y Agenda 2030: el progreso de los ODS 8 y 13 en los países latinoamericanos miembros de la OCDE. Opera, 35, 81-94. DOI: https://doi.org/10.18601/16578651.n35.05


Resumen

La Agenda 2030, con sus diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible, se constituye en una planeación universal y ambiciosa que mantiene el objetivo central de erradicar la pobreza abordando las distintas áreas del desarrollo sostenible. Sin embargo, desde 2020, los efectos de la pandemia del covid-19 significaron un desafío para el cumplimiento de las metas pactadas. De hecho, desde su inicio, los efectos de la pandemia ocasionaron que los avances hacia el logro de los ODS retrocedieran por primera vez en 2021. Este artículo utiliza los datos del Informe de Desarrollo Sostenible SDG Index para analizar el estado de cumplimiento de los ODS 8 y 13 en los cuatro países latinoamericanos miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Se evidencian resultados mixtos que comprometen el logro de las metas pactadas.

Palabras clave: Objetivos de Desarrollo Sostenible; covid-19; OCDE; América Latina.


Abstract

The 2030 Agenda, with its seventeen Sustainable Development Goals (SDG), constitutes a universal and ambitious plan that maintains the central objective of eradicating poverty by addressing various areas of sustainable development. However, since 2020, the effects of the Covid-19 pandemic have posed a challenge to the achievement of the agreedupon goals. In fact, since its inception, the impact of Covid-19 has led to setbacks in the progress towards achieving the SDGs, with a notable regression in 2021. This article utilizes data from the Sustainable Development Goals Index report to analyze the compliance status of SDG 8 and SDG 13 in the four Latin American countries that are members of the OECD. Mixed results are evident, compromising the attainment of the agreed-upon targets.

Key words: Sustainable Development Goals; covid-19; OECD; Latin America.


A MODO DE INTRODUCCIÓN

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fueron aprobados en el año 2015, en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas, como una hoja de ruta para la promoción del desarrollo a nivel internacional en los siguientes quince años. Como lo afirma Alonso (2017), esta agenda universal y ambiciosa, al igual que su experiencia antecesora, los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), mantiene el objetivo central de erradicar la pobreza y amplía su enfoque hacia otras áreas como la desigualdad y la protección social, el consumo responsable, la paz, entre otras (Anexo 1). Desde su promulgación en 2015 hasta la actualidad, los Estados han demostrado distintos grados de cumplimiento frente a las metas pactadas. Los datos muestran que los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) son quienes, en el escenario precovid-19, habían logrado los mayores avances frente a los ODS, ubicándose en los primeros lugares de cumplimiento (Rueda-Fiorentino, 2019). En este mismo escenario, otras regiones como América Latina, Asia y África avanzaban lentamente. Luego de 2020, y en general, el progreso en los objetivos de desarrollo se vio afectado negativamente por la pandemia del covid-19. El coronavirus o covid-19, que fue detectado inicialmente a finales de 2019 en Wuhan (China), es una enfermedad infecciosa causada por el virus SARS-CoV-2. Su aparición y rapidez en el mecanismo inmediato de contagio en la escena global fueron determinantes en su definición como pandemia desde la Organización Mundial de la Salud (OMS); dicho fenómeno trajo consigo retos en la dinámica económica y social, los cuales se han mantenido cuatro años después de su aparición1 (Organización Mundial de la Salud, s. f.; Sarpong, 2021). A inicios de 2024, la OMS advirtió un incremento sustancial en el número de infecciones de covid-19 reportadas a escala global, con un aumento del 52% en un mes: entre el 20 de noviembre y el 17 de diciembre de 2023 se reportaron 850.000 nuevos casos. Para la OMS, la tendencia continuará en los próximos meses (Naciones Unidas, 2024).

Como señala Sanahuja (2020), la pandemia del covid-19 trasciende el ámbito sanitario y se constituye en una crisis de desarrollo, pues ha impactado las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y ambiental. Como se observará a lo largo de este documento, sus efectos globales significaron un retroceso en varios objetivos. Ya para el año 2021, el Informe de los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas reportaba que, como consecuencia de la pandemia, se habría evidenciado un aumento significativo en los niveles de pobreza y hambre crónica, y una pérdida sustancial de empleos de tiempo completo en todo el mundo. Además de la pandemia, es importante notar que otros factores, como el estallido de la guerras y conflictos globales en los años recientes han tenido también un impacto significativo en aspectos como la seguridad alimentaria y el acceso a energía asequible afectando igualmente el avance hacia el cumplimiento de la agenda (Sachs et al., 2023).

Este trabajo se concentra en la crisis de desarrollo que desencadenó el covid-19 y se plantea el interrogante general: ¿de qué manera la crisis sanitaria desencadenada por el covid-19 afectó la factibilidad de la Agenda 2030? Para responder a tal pregunta, se hace necesario delimitar el campo de observación en el análisis de estudio a los objetivos 8 y 13 en los países latinoamericanos miembros de la OCDE: Colombia, México, Chile y Costa Rica. Para ello, el artículo se organiza de la siguiente manera: el primer apartado se ocupa de los aspectos metodológicos; seguidamente, se aborda la cuestión de la factibilidad de la Agenda 2030 plasmando el escenario pre y pos-covid-19, para luego presentar la discusión a la luz de los casos de estudio; por último, se incluyen unas reflexiones finales a modo de conclusión.

METODOLOGÍA

Para responder a la pregunta que orienta el estudio, el presente artículo se basa en fuentes primarias y secundarias. La revisión de la literatura académica sobre el tema de interés complementa los datos primarios obtenidos del análisis de los Informes de Desarrollo Sostenible SDG Index (2019-2022), una herramienta que mide cada año el grado de cumplimiento de los Estados frente a los ODS (SDG Index, s. f.). Este índice calcula el progreso de las naciones de acuerdo con el cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, proporcionando unos puntajes del 0 al 100, donde 100 es un muy alto nivel de cumplimiento y 0 uno muy bajo (Sachs et al., 2022).

Al hacer un seguimiento a los reportes anuales del SDG Index se observa que, en general, desde su adopción en 2015, los países miembros de la OCDE son quienes se encuentran entre los principales implementadores de la agenda, mientras que los países del Sur global, como los de América Latina, avanzan lentamente. De allí la importancia de observar cuál ha sido el comportamiento de los países latinoamericanos miembros de la OCDE (Chile, Colombia, Costa Rica y México) con el fin de aportar reflexiones desde la región.

Vale la pena indicar cuáles fueron los criterios que se tuvieron en cuenta para la elección de dichos ODS. Dado que gran parte del retroceso en la lucha contra la pobreza en el marco del covid-19 se dio por la pérdida de empleos, se consideró relevante estudiar el comportamiento de los países seleccionados respecto al ODS 8, que corresponde a "Trabajo decente y crecimiento económico", y, según las Naciones Unidas, tiene como objetivo promover un crecimiento económico estable, sostenible e inclusivo (Parisiotto, 2023). Por su parte, el ODS 13, que corresponde a "Acción por el clima", tiene como propósito tomar medidas urgentes con el fin de combatir el cambio climático y sus efectos (Naciones Unidas, 2023); este ODS se eligió teniendo en cuenta que las consecuencias del covid-19 aumentan los efectos subyacentes al cambio climático comprometiendo la seguridad alimentaria y del agua, lo cual significa un riesgo aún mayor para la humanidad (Ingutia, 2021).

Así, entonces, los apartados que siguen realizan una breve discusión sobre la factibilidad de la agenda en el escenario pos-covid-19, concentrándose en el análisis de los datos reportados por el SDG Index en los objetivos y países antes mencionados.

SOBRE LA FACTIBILIDAD DE LA AGENDA 2030

Los 17 objetivos que constituyen la Agenda 2030 se interrelacionan y abordan diferentes temáticas y desafíos urgentes que enfrenta el mundo, los cuales buscan encaminar a los Estados y a la comunidad internacional hacia un futuro sostenible que sea equitativo para todos. Según el Informe de Desarrollo Sostenible 2022 (Sachs et al., 2022), dentro de la Agenda 2030, el desarrollo sostenible se entiende como un enfoque integral que tiene como objetivo equilibrar las tres dimensiones del desarrollo siendo estas: el desarrollo económico, el bienestar social y la protección del medio ambiente. En este sentido, el desarrollo sostenible busca satisfacer las necesidades actuales de las personas sin llegar a comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades (Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, 1987).

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible son, por tanto, una responsabilidad adquirida de los Estados que se han propuesto trabajar por ellos coordinando esfuerzos que integren sus metas de desarrollo nacional con las metas globales a partir de distintas iniciativas de cooperación (Rueda-Fiorentino 2019).

En ese mismo orden de ideas, Alonso (2017) define la Agenda 2030 como "una agenda comprehensiva, ambiciosa y universal, que parece adecuadamente diseñada para afrontar buena parte de los problemas de desarrollo que padece el mundo actual" (p. 20). Por estas mismas características, se requiere un esfuerzo colectivo y sostenido para su realización, es decir, además de su implementación, es fundamental que los gobiernos y los demás actores del sistema internacional asuman la agenda, le den seguimiento y evalúen los resultados (Alonso, 2017).

No obstante, desde el año 2020 las graves consecuencias de la pandemia del covid-19 sobre la economía mundial han interrumpido y estancado significativamente la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, poniendo en peligro los avances hacia su cumplimiento y socavando los esfuerzos de los Estados y demás actores involucrados (Rydz-Żbikowska, 2022). De hecho, la incertidumbre generada con la pandemia aumentó significativamente las preocupaciones ya existentes sobre su factibilidad y su capacidad para ser un instrumento de desarrollo eficaz (Santos-Carrillo et al., 2020).

A este punto, es necesario retomar las afirmaciones de Alonso (2017), quien destaca que ya desde el momento de su concepción, este conjunto de metas globales para el desarrollo se ha destacado por su complejidad y ambición frente a los resultados que se plantea obtener. Por este motivo, se hace necesario partir de una breve aproximación hacia el progreso general que la Agenda 2030 había obtenido antes del surgimiento del covid-19, para luego poder contrastar el escenario pospandemia y, de este modo, dar paso a las reflexiones que se observan a la luz de los casos de estudio.

Como lo indica el Informe de Desarrollo Sostenible (Sachs et al., 2022), durante el período 2015-2019, el mundo estaba progresando lentamente en los ODS a una tasa de 0,5 puntos por año. En 2020, año en que fue declarada la pandemia, se presentó por primera vez un retroceso en el promedio global del Índice SDG Index con respecto al año anterior. Esta disminución, según los datos del informe, fue impulsada en gran medida por el aumento de las tasas de pobreza y desempleo tras el estallido del covid-19 (Sachs et al., 2021).

Los efectos negativos del covid-19 pudieron y pueden observarse aún en todas las esferas: social, económica, sanitaria y política, representando así un gran desafío frente al cumplimiento de los objetivos plasmados en la Agenda 2030. En una investigación reciente se plantea cómo antes de la pandemia había un progreso paulatino frente al cumplimiento de los ODS, mientras que, luego del covid-19 se evidenció un retroceso, que afectó especialmente a los ODS relacionados con el medio ambiente, la economía, la energía y el transporte (Nundy et al., 2021).

En cuanto a los ODS sobre los cuales se concentra el presente trabajo, el Informe de las Naciones Unidas (2019) muestra un progreso mixto respecto al ODS 8. A nivel mundial, la tasa de desempleo había disminuido hacia el año 2018, pero seguían existiendo desafíos relacionados con las condiciones laborales y salariales, además de la brecha de género y la desigualdad económica global (Naciones Unidas, 2019).

Según el Informe SDG Index (Sachs et al., 2022), en general, el avance en los ODS ha sido frenado en parte por el impactante retroceso en el ODS 8, ya que este representa progreso en la consecución de metas socioeconómicas, retrocediendo a niveles prepandémicos hasta la actualidad debido a las medidas sanitarias adoptadas en el contexto del covid-19; por esto, se vio un aumento de las tasas de desempleo en los países de ingresos más bajos, así como la reducción del comercio a nivel global y el aumento del trabajo informal y precario (Sachs et al., 2022). Así mismo, Kenny (2020) expone cómo en el año 2020 se reportaron más de 300 millones de personas que perdieron su trabajo, proponiendo incluso una mayor recesión que la observada durante la crisis de 2008-2009.

Con relación al ODS 13, la Organización de las Naciones Unidas indica cómo antes de la pandemia del covid-19 se habían logrado unos cuantos avances en la formulación y adopción de políticas y medidas cuyo propósito era combatir el cambio climático, además se observaba un alza en la implementación de tecnologías amigables con el ambiente; sin embargo, se evidenciaba una lucha internacional irregular contra el cambio climático, con financiación insuficiente, intereses mixtos, enorme deforestación, consumismo y producción comercial insostenible (Naciones Unidas, 2023). El SDG Index 2021 muestra que los objetivos relacionados con el medio ambiente son aquellos con menores avances; incluso, se observan tendencias negativas y alarmantes que sugieren un estancamiento en el progreso de estos (Anexo 2).

Contrariamente a lo que sucedió con el ODS 8, Nundy et al. (2021) exponen cómo la cuarentena llegó a tener un cierto efecto positivo frente al cumplimiento del ODS 13, ya que gracias a la restricción de la actividad humana se observó una reducción en las emisiones de carbono, en la polución del aire y en la emisión de gases de efecto invernadero, lo que resultó en un notable avance hacia la consecución de este objetivo. Sin embargo, el Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2022 evidencia que, aunque se ha visto un esfuerzo internacional por avanzar hacia la sostenibilidad, especialmente por parte de los países de mayor ingreso, quienes han adoptado diferentes compromisos climáticos y han realizado transiciones a energías renovables, los descontrolados patrones de consumo actuales han agravado la producción de gases de efecto invernadero, la polución del aire y las emisiones de carbono; esto ha estancado o ha generado progreso insuficiente en la consecución del ODS 13, proponiendo la necesidad de tomar acción inmediata para combatir el urgente cambio climático y sus efectos (Sachs et al., 2022).

Al abordar en primera instancia el panorama general, se observa que los países que han mantenido avances sostenidos frente al cumplimiento de los 17 ODS en su conjunto han sido aquellos con mayores niveles de desarrollo (Rueda-Fiorentino, 2019). En la tabla 1, se observa que en el escenario pre y pospandemia (2019 y 2022), las diez primeras posiciones del ranking elaborado por el SDG Index son ocupadas por países europeos miembros de la OCDE.

Los diez países que se muestran en la tabla son aquellos que han logrado avances significativos con relación al cumplimiento de las metas pactadas en los 17 ODS. Como se observa, los lugares del ranking se mantienen con pocas modificaciones, siendo un grupo de Estados con un nivel de desempeño relativamente constante. En general, los miembros de la OCDE son aquellos que están más cerca de lograr los objetivos, comparados con otros grupos de países, sin embargo, como lo muestra el Informe de 2021, ninguno parece poder lograr los 17 ODS en el plazo establecido (Sachs et al. , 2021).

Por su parte, los países de América Latina y el Caribe enfrentan desafíos significativos en varios de los objetivos y metas. De manera particular, se resaltan los esfuerzos necesarios para reducir las desigualdades de ingresos, promover la innovación y mejorar la infraestructura. También, resulta necesario desvincular el crecimiento económico del impacto ambiental negativo, como lo enfatiza el desempeño deficiente de la región en los ODS que poseen un marcado componente ambiental (ODS 12 al 15) (Sachs et al., 2021). En este panorama contrastante, el siguiente apartado analiza el desempeño de los cuatro países latinoamericanos miembros de la OCDE, con especial atención en los ODS 8 y 13, con el fin de aportar algunas reflexiones sobre la factibilidad de la Agenda y los resultados esperados a 2030.

RESULTADOS A LA LUZ DE LOS CASOS DE ESTUDIO

Al revisar el Informe sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019, se puede observar que la región de Latinoamérica y el Caribe tenía un puntaje promedio de 67,1 antes de la pandemia del covid-19, el cual se ha mantenido relativamente estático, puntuando en el Informe de 2022 en un promedio regional de 69,5 (Sachs et al., 2022).

Desde antes de la crisis del covid-19, aunque en la región había avances en áreas como la reducción de la pobreza, la igualdad de género y la educación, una cantidad significativa de los Estados latinoamericanos y del Caribe enfrentaban desafíos múltiples frente a la implementación de la Agenda 2030 con respecto a ámbitos tales como la desigualdad socioeconómica, la falta de acceso a servicios básicos y la degradación ambiental, entre otros (Ayuso, 2022). Así mismo, Ayuso (2022) resalta los esfuerzos significativos realizados por los gobiernos de la región y la sociedad civil para abordar los diferentes desafíos, especialmente la adopción de estrategias de implementación de la Agenda 2030, tales como proponer políticas de protección social, programas de ayuda para empresas y trabajadores afectados, entre otras.

Luego de China y Europa, América Latina fue la tercera zona en convertirse en el epicentro de la pandemia durante 2020 (Tassara y Rueda Fiorentino, 2021). El covid-19 amplificó las vulnerabilidades sociales, económicas y sanitarias en la región, y la alejó mucho más de la meta que ya parecía difícil, el cumplimiento de los ODS. En este contexto, Colombia, Chile, México y Costa Rica representan un escenario particular, pues su estado de avance hacia el cumplimiento de las metas de la Agenda es relativamente comparable al avance de la región latinoamericana. Sin embargo, estos países son también miembros de la OCDE, en donde, como se verá a continuación, se encuentran por debajo del promedio general de cumplimiento.

Como ya se ha mencionado, los Estados pertenecientes de la OCDE están comprometidos con la implementación de los ODS realizando avances significativos en diferentes áreas, sin embargo, es importante mencionar que el progreso varía entre los países y los objetivos específicos. Para demostrar lo anterior, utilizando la información del SDG Index del año 2022 (Sachs et al., 2022), se calculó una media del cumplimiento general utilizando los puntajes obtenidos por los 38 Estados miembros de esta organización; con base en esta información se estableció que el promedio general de cumplimiento es de 79,4 (Sachs et al., 2022).

Así las cosas, mientras que entre los países miembros de la OCDE el promedio general de avance hacia los ODS es de 79,4, América Latina y el Caribe se ubican diez puntos por debajo con un promedio general de avance de 69,5. En este marco, de los cuatro países observados, Chile es aquel con mayor puntaje (77,81) en el cumplimiento de la Agenda 2030; sigue Costa Rica (73,76), México (70,20) y, finalmente, Colombia (70,13) (Sachs et al., 2022).

Los cuatro países latinoamericanos miembros de la OCDE tienen avances y retrocesos frente a la consecución de los 17 ODS. Este panorama se observa con mayor detalle en relación con los ODS 8 y 13 (tablas 2 y 3).

Según los datos reportados por Sachs et al. (2022), respecto al ODS 8 existen retos importantes por resolver. Al comparar los datos reportados por el SDG Index, previos al estallido del covid-19 (Sachs et al., 2019) se pudo constatar que, luego de la pandemia, uno de los retrocesos más significativos en este objetivo es el de la relación empleo-población, especialmente en Chile, Costa Rica y Colombia, en donde existió un retroceso de al menos cuatro puntos en el valor de este indicador al comparar las cifras de 2019 y 2020. Situación contraria a la identificada en el caso de México, en el cual se observa un aumento de 0,02 en dicha relación. En otros de los indicadores relacionados con este objetivo se observa un comportamiento estático en los cuatro países, manteniendo los mismos resultados en las mediciones de 2019 y 2022, es el caso de aquellos que se relacionan con el número de adultos con cuenta en banco o institución financiera o los accidentes mortales de trabajo incorporados en las importaciones. Finalmente, los cuatro países muestran menores avances frente al indicador que mide la disminución del porcentaje de jóvenes sin empleo, educación o formación. El objetivo a largo plazo para este indicador es un valor de 8,1 y los países observados se encuentran muy por encima de la cifra, con un valor entre 18,4 (en el caso de Chile) y 28,8 (en el caso de Colombia).

Frente al ODS 13, el escenario evidenciado en los reportes permite cuestionar el posible cumplimiento del objetivo en el plazo estipulado (tabla 3). Chile tiene desafíos considerables sumamente relevantes que solucionar, con un puntaje estancado o aumentando a menos del 50% de lo que se requiere para alcanzar la meta, incluso con un porcentaje de avance inferior al ODS 8. Para el caso de Colombia, el reporte del SDG Index muestra que quedan desafíos importantes. En Costa Rica y México se encuentran desafíos moderados, evidenciando un puntaje que va mejorando, sin embargo, este sigue siendo insuficiente para cumplir el objetivo.

México ha mejorado su puntuación en las emisiones de CO2 por la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento, mientras que para todos los demás indicadores se muestra que los países han empeorado o mantenido su comportamiento alejándose de cumplir la meta de 0 emisiones a largo plazo. El mayor desafío para los países sigue siendo el de disminuir las emisiones de CO2 incorporadas en las exportaciones de combustibles fósiles (kg per cápita), en donde cada uno de ellos se encuentra significativamente alejado de la meta a largo plazo establecida, que es cero. Al ser un indicador que solo se mide en este Informe para los países miembros de la OCDE, Costa Rica no cuenta con datos disponibles en los reportes al momento de las mediciones (Sachs et al., 2020; 2022).

Para este ODS, contrariamente a lo sucedido con el ODS 8, resultó un reto la disponibilidad de los datos para favorecer la comparabilidad y establecer la tendencia frente al avance en las metas pactadas. Lo que debe resaltarse es que ya desde antes del inicio de la pandemia, los informes de 2019 en adelante llamaban la atención sobre el lento avance generalizado hacia la consecución de las metas relacionadas con el medio ambiente, como lo es el ODS 13.

REFLEXIONES FINALES: A MODO DE CONCLUSIÓN

Las consideraciones realizadas hasta ahora permiten aportar las siguientes reflexiones sobre los efectos de la pandemia del covid-19 frente al cumplimiento de los ODS.

  1. Los avances limitados o incluso estancados en el ODS 8 significan un reto frente al progreso en el avance de las metas socioeconómicas mundiales ya que las condiciones socioeconómicas se extienden a los demás ODS.
  2. En el ODS 19 se observó una mejoría inicial, sin embargo, su progreso resulta insuficiente, lo que ha llevado a las Naciones Unidas a proponer medidas urgentes para frenar daños irreversibles que ya se pueden observar, tal como el alza de los niveles del mar, fenómenos meteorológicos más extremos y la deforestación masiva (Naciones Unidas, 2023).
  3. Se puede sostener que la pandemia del covid-19 afectó de manera negativa la factibilidad de la Agenda 2030 ya que, a partir del estado actual de los ODS 8 y 13, se logra determinar la necesidad de recuperar el progreso pre-pandémico o una estabilidad, necesaria para lograr un verdadero avance.
  4. En el ODS 8, Chile, Costa Rica y Colombia experimentaron un retroceso significativo de al menos cuatro puntos en la relación empleo-población después de la pandemia, según los datos comparativos entre 2019 y 2020. Por su parte, México mostró un aumento de 0,02 en dicha relación durante el mismo periodo. Asimismo, todos los países analizados muestran un progreso insuficiente frente al indicador que mide la disminución del porcentaje de jóvenes sin empleo, educación o formación.
  5. Respecto al ODS 13, Chile enfrenta desafíos considerables y relevantes en su cumplimiento, con un puntaje estancado o aumentando a menos del 50% de lo necesario para alcanzar la meta. Asimismo, Colombia también enfrenta desafíos importantes según los datos comparativos de 2019 y 2022. Costa Rica y México tienen desafíos moderados, con mejoras en los puntajes, pero aún insuficientes para cumplir el objetivo.
  6. Actualmente, el progreso sigue estático y el año 2030 continúa acercándose, por lo cual es necesaria una acción inmediata y coordinada de los Estados frente a los compromisos pactados. Al respecto, las consideraciones que ha planteado este texto llevarían a profundizar las reflexiones sobre los niveles de cumplimiento de la Agenda en el Norte y el Sur global, y sobre cuáles podrían ser los factores internos y externos que afectan el logro de las metas pactadas.

NOTA

1 Hasta mayo de 2023 se habían registrado alrededor de 767,4 millones de casos en todo el mundo, y hasta junio de 2022 más de 6,3 millones de personas habían fallecido a consecuencia del covid-19 (Statista, 2023).


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