DOI: http://dx.doi.org/10.18601/01233734.n32.01
Editorial
CARLOS ALBERTO RESTREPO RIVILLAS
Director de Investigaciones
Los países buscan alcanzar la prosperidad y mejorar las condiciones de vida de la población. En ese propósito, sin duda, algunos logran ser más exitosos que otros. Hoy en día hablamos de los países orientados a aprovechar recursos naturales, los orientados a la eficiencia productiva y los orientados a la innovación. Cada una de estas etapas tiene implicaciones importantes sobre el perfil de los sectores productivos que imperan en cada economía y el nivel de ingreso de la población.
Si bien países como Estados Unidos, Singapur, Alemania y Suiza ocupan los primeros lugares en competitividad, y le llevan una gran ventaja a Colombia, también es importante hacer notar que existen países vecinos que aún nos superan en diversos frentes. En particular, en nuestra región de Latinoamérica y el Caribe se destaca Chile como el primero de la región y ocupa la posición 33 en el ranking de competitividad. Más lejos están México en la posición 46, Uruguay en la posición 53, Costa Rica en la 55 y Colombia que ocupa el puesto 60, lo cual lo deja en el quinto lugar entre los países de la región. Así, Chile nos lleva más de 20 posiciones.
Chile se destaca como un país líder en la generación de contextos propicios para la competitividad, liderazgo que se ha mantenido ya por varios años. La pregunta que surge es, entonces, ¿cuáles con los factores que le permiten a Chile mantener una ventaja tan importante frente a los demás países de la región, especialmente respecto a Colombia?
Cada uno de los países es evaluado en cuatro grandes dimensiones: calidad del entorno, capital humano, mercados y ecosistema de innovación. En el interior de cada uno se precisan mediciones en aspectos más específicos. En ese sentido, en cuanto a la calidad del entorno se evalúan la calidad de las instituciones, la infraestructura, la adopción de las tecnologías de información y la estabilidad macroeconómica. Por su parte, el capital humano incluye la salud y las habilidades de las personas. En cuanto a la calidad de los mercados, los países son evaluados en sus mercados de productos, mercado laboral, sistema financiero y tamaño de los mercados. La evaluación de los ecosistemas de innovación incluye el dinamismo de los negocios y la capacidad de innovación.
Al hacer una comparación del desempeño de Colombia y Chile, se evidencia que este tiene un desempeño superior en casi todos los indicadores. Sin embargo, la brecha entre ambos países es leve en algunos aspectos y más pronunciada en otros. En cuanto a la calidad del entorno, ambos países tienen un desempeño similar en cuanto a la estabilidad macroeconómica. En lo que tiene que ver con el capital humano, el sistema de salud alcanza una evaluación similar. En lo relacionado con los mercados, ambos países tienen un desempeño similar en el mercado laboral. En cuanto al ecosistema de innovación, tienen una calificación muy similar, tanto en la dinámica de las empresas como en la capacidad de innovación.
Por otra parte, existen dimensiones en las cuales Chile aventaja de manera importante a Colombia. En cuanto a la calidad del entorno nos llevan una ventaja importante en las instituciones, la infraestructura y la adopción de las tecnologías de información. Los mercados resultan mucho mejor evaluados en Chile, especialmente en cuanto al sistema financiero y el mercado de bienes.
Los resultados muestran que Chile es el líder indiscutido en competitividad entre los países de Latinoamérica y Caribe. Específicamente, en términos relativos con Colombia, la ventaja de Chile no se encuentra en la forma en la cual operan las empresas o en la forma como interactúan los empresarios para generar dinámicas de innovación. La brecha fundamental entre estos dos países, y por lo cual Chile nos lleva tanta diferencia en el escalafón, tiene que ver con que ofrece un entorno mucho mejor para los negocios, tanto en sus instituciones, infraestructura y uso de las TIC como en la eficiencia de los mercados de factores y bienes.
Si Colombia realmente desea ser un actor relevante en el contexto regional, tanto para lograr atraer inversión extranjera directa (IED) como para alcanzar el objetivo de mejorar el ingreso y la calidad de vida de la población, debe lograr que los empresarios y el gobierno vean el entorno de los negocios como una dimensión que afecta a la competitividad. No es gratuito que los principales organismos multilaterales que evalúan estos temas le otorguen un peso muy importante en las mediciones.