DOI: http://dx.doi.org/10.18601/01233734.n34.01

Editorial

CARLOS ALBERTO RESTREPO RIVILLAS
Director de Investigaciones

Cada vez se hace un mayor énfasis en la importancia de la internacionalización en la educación superior. La formación en todos los campos requiere que los profesionales accedan y puedan entrar en contacto con las más recientes tendencias del conocimiento en cada tema, tanto desde el punto de vista de los principales debates teóricos como de las herramientas aplicadas a la práctica en cada sector.

Las razones para ello están relacionadas con dinámicas y fenómenos de diferente índole. Para empezar, la excesiva dependencia de nuestra economía de las actividades extractivas nos obliga a buscar nuevos sectores para articularnos mejor a los mercados internacionales. Sin embargo, al mismo tiempo, a escala global se observan dos grandes tendencias, una que busca regresar a los modelos proteccionistas y otra que aboga por ampliar los procesos de integración comercial y financiera de los países. Por ello, la formación del administrador debe poder incluir un estudio y comprensión clara de dichas dinámicas.

Un segundo elemento tiene que ver con los grandes problemas de pobreza y deterioro del medio ambiente que se viven en el ámbito global. Se hace necesaria una visión internacional de la formación del administrador porque las razones de dichos problemas, pero también las acciones para su solución, vienen gestándose y operando en niveles y ámbitos más allá de las regiones e incluso del país. Los grandes debates que hoy se vienen promoviendo en torno a temas como la sostenibilidad hacen que la internacionalización de los currículos sea una necesidad.

En tercer lugar, se encuentran la proliferación de conflictos sociales originados en la intolerancia, el racismo y los nacionalismos. La formación de los administradores demanda un enfoque global porque los conflictos están teniendo impactos muy importantes en la economía y la viabilidad de todos como especie. Por tanto, además de comprender muy bien los elementos que explican la productividad y la rentabilidad de las empresas, los estudiantes deben poder comprender los factores que están originando los conflictos políticos, religiosos y sociales que afectan su entorno.

Por ello, ante esta coyuntura, las empresas, y las organizaciones en general, buscan personas que, además de contar con solidez técnica en el uso del conocimiento, también posean habilidades blandas, iniciativa, tolerancia frente a la diferencia, adaptabilidad y una sensibilidad frente a lo cultural.

Abordar una estrategia de internacionalización para la formación del administrador de hoy tiene muchos componentes. Aquí se esbozan algunos de ellos. Se requiere formar profesionales conscientes de la necesidad de comprender la dinámica de los negocios, en la cual la competencia viene de cualquier parte, pero también el mercado está en cualquier parte. Más allá de los temas netamente técnicos de la formación de los administradores, se requiere mantener una formación interdisciplinaria en otras áreas que permita formar profesionales flexibles, con capacidad de adaptación, tolerantes de la diversidad en todas sus formas y con una mirada intercultural de los fenómenos empresariales. Dicha formación incluye sociología, ciencia política, relaciones internacionales, estudios culturales. La idea es que sean profesionales con competencias para desempeñarse en contextos extranjeros, ciudadanos que comprendan la complejidad de las dinámicas globales de tipo político, social, religioso, entre otras. Personas éticas, que piensen en red y que se sientan interpelados por debates que se dan mundialmente, no solo en lo ambiental, sino también en lo social.

Los recursos necesarios para ello son de diversa naturaleza. Está, en primer lugar, el aprendizaje y uso de un idioma no materno. Esto se complementa con traer al aula todos los recursos que la globalización ofrece para la educación hoy y aplicar modelos educativos acordes con las más recientes tendencias educativas en el mundo. Esto incluye utilizar, naturalmente, las nuevas tecnologías, pero también pensar nuevos tipos de experiencias de aprendizaje, en nuevos contextos. Además de lo metodológico, está lo relacionado con ajustes en los contenidos de los programas de formación que hagan atractivo y retador ingresar y permanecer en un proceso formativo. Otro elemento muy importante tiene que ver con el cuerpo de profesores que participan en el proceso. Es necesario que la preocupación por la incorporación de una mirada internacional en el proceso formativo provenga precisamente de los profesores. Son ellos los que, con las lecturas que proponen, los materiales que usan y los discursos que manejan en el desarrollo de las clases, tienen la mayor influencia en la formación de los jóvenes. Igualmente, se requiere un equipo administrativo de apoyo en el interior de la institución que esté conectado con lo que pasa en el mundo en términos de buenas prácticas y enfoques en la gestión. Así, el uso de idiomas, los contenidos, las metodologías, el cuerpo docente y el equipo administrativo son recursos esenciales sobre los cuales se podría construir una estrategia de internacionalización.

Sin embargo, es necesario pensar en los frentes de acción que permiten contar con dichos recursos. El primero es la formación. Para empezar, la formación de los profesores, pero también de los cuadros directivos y los equipos administrativos, es fundamental. Más allá de los temas propios de la especialidad de cada área, se requiere formación en idiomas, así como una actualización permanente de las tendencias de las ciencias y la gestión en cada ámbito. Un segundo elemento es la movilidad.

Ella se materializa en iniciativas para que los estudiantes salgan del país, pero también para que estudiantes de otras partes del mundo vengan al país. Del mismo modo, que los profesores e investigadores vayan a otras latitudes para aprender de lo que se discute y también llevar sus propuestas para ser debatidas en los espacios académicos y empresariales que correspondan, a lo cual se suma la venida de profesores extranjeros que compartan con la comunidad educativa local los debates que marcan la vanguardia en la escena global. Igualmente, está la movilidad de funcionarios que tengan la oportunidad de visitar otras instituciones, aprender de sus buenas prácticas y también comprender la forma como se está enfocando la gestión de la educación en el mundo.

Por tanto, los elementos mencionados de la dinámica global nos hacen pensar seriamente en la necesidad de la internacionalización del proceso formativo de los administradores de empresas en la actualidad. Como se ha indicado, se requiere contar con los recursos estratégicos para lograrlo y con estrategias claras para avanzar en su construcción. El desafío está planteado, y enfrentarlo será la tarea para estudiantes, profesores y gestores de la educación.