DOI: http://dx.doi.org/10.18601/01207555.n18.07

ECOTURISMO Y DESARROLLO COMUNITARIO: EL CASO DE “VALENTÍN NATURAL” EN EL SURESTE DE MÉXICO1

ECOTOURISM AND COMMUNITY DEVELOPMENT: THE CASE OF “NATURAL VALENTINE” IN SOUTHEASTERN MEXICO

Ricardo Isaac Márqueza, María Esther Ayala Arcipresteb, Jorge Luis Sandoval Valladaresc, Francisco C. Burgos Salazard, Marco Antonio Arteaga Aguilare, Angélica P. Isaac Márquezf, María Consuelo Sánchez Gonzálezg y Luis A. Manzanero Acevedoh

a Doctor en Ecología y Desarrollo Sustentable. CEDESU, Universidad Autónoma de Campeche. Campeche, México. [ricisaac@uacam.mx]
b Doctora en Geografía. Profesora e investigadora CEDESU, Universidad Autónoma de Campeche. Campeche, México. [maeayala@uacam.mx]
c Maestro en Ciencias en Agroecosistemas Tropicales. CEDESU, Universidad Autónoma de Campeche. Campeche, México. [jorge_sandoval@hotmail.com]
d Licenciado en Biología. Facultad de Ciencias Químico- Biológicas. Universidad Autónoma de Campeche. Campeche, México. [dna_franko@hotmail.com]
e Licenciado en Biología. Profesor e investigador CEDESU, Universidad Autónoma de Campeche. Campeche, México. [maarteag@uacam.mx]
f Maestra en Ciencias Biomédicas. Profesora e investigadora del Centro de Investigaciones Biomédicas, Universidad Autónoma de Campeche. Campeche, México. [anpisaac@uacam.mx]
g Doctora en Antropología. Profesora e investigadora del Centro de Investigaciones Históricas y Sociales, Universidad Autónoma de Campeche. Campeche, México. [maconsaglz@yahoo.com.mx]
h Maestro en Ciencias en Manejo de Recursos Naturales y Desarrollo Rural. Profesor e investigador CEDESU, Universidad Autónoma de Campeche. Campeche, México. [lamanza65@hotmail.com]

Para citar el artículo: Isaac, R., Burgos, F., Sandoval, J., etal. (2016). Ecoturismo y desarrollo comunitario: el caso de “Valentín Natural” en el sureste de México. Turismo y Sociedad, XVIII, pp. 117-135. DOI: http://dx.doi.org/10.18601/01207555.n18.07

Fecha de recepción: 17 de abril de 2015 - Fecha de modificación: 8 de septiembre de 2015 - Fecha de aceptación: 30 de septiembre de 2015


Resumen

Se presenta el estudio de caso de “Valentín Natural”, promocionado por el Gobierno mexicano como un proyecto exitoso de ecoturismo comunitario en el sureste de México. Desde la perspectiva de los pobladores locales, se describe la manera como el ecoturismo ha modificado sus condiciones de vida, particularmente como fuente de empleo y de ingresos para la población. Los resultados indican que más allá de la retórica oficial,“Valentín Natural” no puede considerarse como un caso de éxito. La actividad ecoturística no ha sido fuente de empleos ni de ingresos para la población, su participación ha sido limitada y sectores importantes han sido excluidos del proceso de toma de decisiones. Se concluye que se requieren políticas públicas coherentes de largo plazo que fortalezcan las capacidades locales y faciliten los recursos necesarios para consolidar los proyectos ecoturísticos de las comunidades rurales en un marco de sustentabilidad.

Palabras clave: Ecoturismo, desarrollo local, participación comunitaria.


Abstract

We present the case study “Valentin Natural ”promoted by the Mexican government as a successful community-based ecotourism project in southeast of Mexico. From the perspective of local people describe how ecotourism has changed their lives, particularly as a source of employment and income for the population described. The results indicate that beyond the official rhetoric “Natural Valentine” cannot be considered a success. Ecotourism has not been a source of jobsand income for the population, participation has been limited and important sectors have been excluded from the decision-making process. We conclude that for this kind of projects require consistent long-term public policies that strengthen local capabilities and provide the necessary resources to consolidate ecotourism projects in rural communities in a framework of sustainability.

Keywords: Ecotourism, local development, community involvement.


Introducción

México es uno de los principales destinos turísticos del mundo debido a la ventaja comparativa que le confieren su ubicación geográfica, la diversidad de paisajes, vías de comunicación, alta biodiversidad y su riqueza cultural y arqueológica (Pérez, Leyva y García, 2013). En 2013, el país registró una cifra récord en llegadas de turistas nacionales e internacionales, con 23.7 millones de visitantes (SECTUR, 2014), lo que coloca a México en el primer lugar de América Latina en materia de turismo, seguido de Brasil, Colombia y Costa Rica. El turismo es una de las principales fuentes de divisas y empleos para el país. La actividad turística representó el 8.7 % del producto interno bruto (PIB) nacional en 2013 y generó 2.3 millones de empleos ese año, lo que representa el 5.9 % respecto al total de los puestos en el país (INEGI, 2015).

No obstante, en los últimos 30 años, el desempeño de México dentro de los principales indicadores internacionales ha sido moderado frente al de otros países, en términos tanto de llegadas de turistas como de ingresos por turismo internacional (SECTUR, 2013). La situación de México es similar a la de otros países que siguen ofreciendo servicios orientados hacia el turismo convencional, caracterizado por ser masivo, aun cuando el mercado turístico mundial responde a la creciente demanda de un turismo más selectivo y de nuevas tendencias que se agrupan bajo la categoría de turismo alternativo (Marín, García y Daltabuit, 2012). Esta categoría agrupa actividades turístico-recreativas que las personas realizan durante sus viajes y estancias, las cuales, a pesar de una diversa temática, convergen en que el atractivo focal es la naturaleza (CESTUR, 2007). Las oportunidades que este tipo de turismo ofrece no han sido convenientemente aprovechadas pese a que representan un alto potencial de ingresos para el país. La mayor parte de la oferta turística de México se concentra en diez centros turísticos en la costa del Pacífico y del Caribe, en las tres principales ciudades del país y en algunas ciudades fronterizas, con un claro predominio del turismo de sol y playa (Brenner, 2006). El turismo alternativo es un segmento marginal y representa medio punto porcentual (0.62 %) del ingreso anual generado por la actividad turística en el país (SECTUR, 2006).

El ecoturismo surgió a finales de la década de los ochenta como resultado directo de la aceptación mundial a favor de prácticas productivas más sostenibles y con menor impacto al medio ambiente (Guerrero, 2010). No existe consenso sobre el carácter distintivo del ecoturismo ni de la medida en que se diferencia de otras formas de turismo alternativo (Carballo, 1998). Consecuentemente, se usa de manera indiscriminada para referirse a cualquier actividad turística que se lleva acabo en un ambiente natural (WTO, 2001). Generalmente, se acepta que el ecoturismo es más amplio y complejo que el turismo de naturaleza, ya que, a diferencia de este último, no se basa en los intereses ni en las motivaciones particulares de los turistas, sino que responde a una propuesta planeada por las poblaciones locales para alcanzar objetivos ambientales, sociales y económicos. Una de las definiciones más ampliamente adoptadas de ecoturismo es la que propone Ceballos-Lascuráin (1994, p. 4):

    Aquella modalidad turística ambientalmente responsable consistente en viajar o visitar áreas naturales relativamente sin disturbar, con el fin de disfrutar, apreciar y estudiar los atractivos naturales (paisaje, flora y fauna silvestres) de dichas áreas, así como cualquier manifestación cultural (del presente y del pasado) que puedan encontrarse ahí,a través de un proceso que promueve la conservación, tiene bajo impacto ambiental y cultural, y que propicia una participación activa con beneficios socioeconómicos de las poblaciones locales.

Para Ruiz (1997, pp. 7-8), el ecoturismo “es la expresión económica del deseo de conocer y visitar espacios naturales de manera ordenada y responsable”; el autor enfatiza en que el ecoturismo “busca minimizar los impactos ambientales, respeta y contribuye activamente a la conservación de los ecosistemas y genera ingresos para la población local”. Puede considerarse como un turismo de naturaleza que promueve la conservación y el desarrollo sustentable (Boo, 1992 citado en Kiss, 2004). El ecoturismo está sujeto a diferentes interpretaciones que varían en función de las motivaciones y los enfoques bajo los cuales se define el concepto. El ecoturismo ha eludido así una definición única porque intenta describir una actividad, imponiendo por delante una filosofía y exponiendo un modelo de desarrollo (Ziffer 1989, citado en Ceballos-Lascuráin, 1996).

Respecto a los objetivos que el ecoturismo persigue, la mayoría de las definiciones apuntan hacia cinco que resultan fundamentales: la protección de las áreas naturales, la generación de recursos económicos, la participación, la construcción de capacidades locales y la educación ambiental (Guerrero,2010). El ecoturismo es concebido, por lo tanto, como una actividad económica que promueve tanto la sustentabilidad como el bienestar social, al tiempo que diversifica la economía en el ámbito rural (Pérez, Leyva y García, 2013). La falta de una definición clara y de uso común se ha convertido en una limitación importante para el entendimiento y la instrumentación del ecoturismo. A pesar de ello, el ecoturismo ha recibido un fuerte impulso como una alternativa que genera beneficios económicos a la población rural, a cambio de preservar y hacer un manejo sostenible de la naturaleza y de la actividad turística (WTO, 2001).

México cuenta con un gran potencial para el desarrollo de proyectos ecoturísticos gracias a la elevada biodiversidad que alberga y a la cercanía que tiene con importantes mercados ecoturísticos, como son Estados Unidos y Canadá (Guerrero, 2010). Además, cerca del 10 % del territorio nacional se encuentra bajo alguna modalidad de conservación debido a una política que durante las últimas décadas ha favorecido la declaratoria de áreas naturales protegidas (Bezaury-Creel y Gutiérrez, 2009). Esto ha beneficiado la aparición de numerosas iniciativas ecoturísticas como alternativa para gestionar el desarrollo sustentable de las comunidades rurales, particularmente de aquellas ubicadas en las áreas naturales protegidas. De esta manera, el ecoturismo se ha integrado al portafolio de opciones para fomentar un uso diversificado de los recursos naturales y desincentivar las prácticas productivas que se consideran negativas desde el punto de vista de la conservación de la biodiversidad (Isaac-Márquez, 2004).

La Secretaría de Turismo de México tiene un registro de más de 800 proyectos productivos de diversa índole en todo el país, que vinculana las comunidades rurales con el desarrollo ecoturístico, y prácticamente se puede encontrar oferta de turismo ecológico en todos los estados de la República mexicana (SECTUR, 2006). No obstante, no se tiene información precisa para determinar cuántas de estas iniciativas cumplen en la práctica con los criterios para calificar como programas o destinos de ecoturismo. Por otra parte, la mayoría de los proyectos ecoturísticos instrumentados en México no han podido consolidarse y superar el esquema de subvención o se han quedado en la etapa de la planificación (Carballo, 2001). Yanza (2012) estima que solo 5 % de los proyectos ha llegado a ser viable económicamente.

Una de las regiones con mayor potencial ecoturístico del país es la denominada Selva Maya, integrada por los estados de Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán, ubicados en el sureste de México,que comprende un área de 241 784 km2. Junto con el Petén de Guatemala, conforma actualmente, después de la Amazonia, la frontera de bosque tropical más extensa de América (Challenger 1998). La Selva Maya es una región de alta prioridad para la conservación de la biodiversidad y ha sido receptora de múltiples iniciativas ligadas a la conservación, la promoción del ecoturismo y el desarrollo social (Primack, Bray, Galletti y Ponciano, 1998). La zona guarda una gran importancia histórica derivada de la civilización maya, y natural por el grado de conservación de sus ecosistemas de selva tropical, lo que resulta muy atractivo para el mercado turístico global (Boege y Carranza, 2009). Por tal motivo, se han desarrollado proyectos ecoturísticos como alternativa económica para el aprovechamiento racional y adecuado de los recursos naturales y para mejorar la calidad de vida de los pobladores de la región (Marín, García y Daltabuit, 2012). Sin embargo, debido a que las experiencias desarrolladas en su mayoría no han sido sistematizadas ni evaluadas, se desconocen los impactos que su instrumentación ha tenido sobre las comunidades.

Dentro de este contexto, el presente estudio tiene como finalidad contribuir al análisis del impacto comunitario de los proyectos ecoturísticos en el sureste de México, por medio del estudio de caso del proyecto denominado “Valentín Natural”. Esta iniciativa ha sido desarrollada en la comunidad de Valentín Gómez Farías, en el municipio de Calakmul, y ha sido promocionada por las autoridades gubernamentales como una de las experiencias más exitosas de turismo comunitario en el estado de Campeche (Moguel, 2013). El estudio se dirige a describir, desde la perspectiva de los pobladores, la manera como el ecoturismo ha modificado sus condiciones de vida. De manera particular, se aborda el papel que el ecoturismo ha desempeñado como fuente de empleo y de ingresos para la población, además de describir el proceso de planeación y desarrollo de la iniciativa ecoturística. Finalmente, se plantean algunas consideraciones acerca de los supuestos del ecoturismo y su aplicación en el proyecto“Valentín Natural”.

Contexto ambiental y socioeconómico del municipio de Calakmul

El municipio de Calakmul es una zona de alta diversidad biológica que se localiza en el estado de Campeche y colinda con la República de Guatemala en el sureste de México. Tiene una extensión de 1 680 580 hectáreas, de las cuales el 43 %, es decir, 723 185 ha, corresponde a la Reserva de la Biosfera de Calakmul (RBC) (Boege y Carranza, 2009). La RBC representa la mayor extensión de bosque tropical de México y alberga una rica diversidad biológica (86 especies de mamíferos, 50 de reptiles, 400 de orquídeas y 358 de aves), además de un patrimonio arqueológico de más de 7000 estructuras prehispánicas, lo que permitió que en 2014 recibiera de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación (UNESCO) el título de Patrimonio Mixto de la Humanidad (natural y cultural), el único en México, el cuarto en Latino américa y el número 31 en el mundo con ese reconocimiento (Santana, 2014).

El municipio de Calakmul se ha convertido en una de las zonas de más rápido crecimiento poblacional en el país. Desde su declaratoria formal como municipio en 1996 al presente, su población se ha incrementado en aproximadamente un 40%, pasando de 18 902 habitantes a 26 882 en 2010, debido a procesos de colonización espontánea (Boege y Carranza,2009). Hoy la población del municipio se estima en aproximadamente 29 767 habitantes (CONAPO, 2014). Las condiciones de vida de los pobladores son particularmente difíciles, pues, por lo general, carecen de los servicios públicos elementales, padecen una grave escasez de agua durante la época de secas (4-6 meses) ya que no existen cuerpos de agua superficial, hay problemas de comunicación por el mal estado de los caminos existentes y las actividades productivas se encuentran muy limitadas debido a los suelos pedregosos y delgados, así como a la dependencia de un temporal muy irregular en cuanto a la cantidad de lluvia que se registra y a su distribución estacional (Boege y Carranza,2009). Por otra parte, el establecimiento de la RBC en 1989 significó, para los pobladores, limitaciones legales para el uso de sus tierras, debido a la normatividad ambiental para conservar la biodiversidad del área natural protegida (Isaac-Márquez, 2004).

La relevancia ambiental de la RBC ha permitido al municipio ser receptor de un flujo considerable de iniciativas con financiamientos nacionales e internacionales tendientes a garantizar la conservación del área natural protegida, entre las que se encuentran las siguientes: 1) el ordenamiento territorial y ecológico dentro de las comunidades, para el establecimiento consensuado de áreas forestales permanentes para un aprovechamiento forestal sustentable; 2) el uso múltiple de los recursos fuera de las áreas forestales permanentes mediante sistemas de uso sustentable de la tierra (agroforestería, agricultura permanente, apicultura, ganadería semiestabulada y huertos familiares, entre otros) que permitan detener la deforestación y elevar los niveles de sustentabilidad de las actividades productivas desarrolladas en las áreas actualmente deforestadas, así como la reincorporación de las superficies improductivas; 3) la gestión para la dotación de servicios básicos para las comunidades (tales como educación, salud, agua y caminos); 4) campañas de educación ambiental para concientizar a la población de los beneficios que conlleva la conservación de los bosques y 5) el fomento de actividades complementarias generadoras de ingresos económicos, como las artesanías y el ecoturismo (Isaac-Márquez, 2004). En diferente medida, estas iniciativas han mejorado las condiciones de vida en Calakmul, pero los niveles de marginación siguen siendo muy elevados (CONAPO, 2010).

Desarrollo turístico de Calakmul

De acuerdo con Strasdas (2000), Calakmul sobresale, desde el punto de vista turístico, por sus extensos sitios arqueológicos en un entorno natural declarado como área protegida. El principal atractivo es el complejo de ruinas de Calakmul, que se ubica dentro de la RBC, y desde cuya pirámide más alta puede apreciarse un bosque continuo hasta Guatemala. Aunque la civilización maya tiene una gran importancia cultural, los pobladores de la mayor parte de las comunidades del municipio son originarios de otras regiones del país y, por lo tanto, no comparten las tradiciones, los saberes, los estilos de construcción ni las formas de organización propias de la cultura maya, razón por la cual, desde la perspectiva cultural, la región tiene un bajo potencial turístico. No obstante, las formas de uso tradicional de los recursos de la selva (por ejemplo, la extracción de chicle) y los proyectos de agricultura y agroforestería que se han instrumentado en la región pueden ser de interés turístico. Desde el punto de vista de la naturaleza, Calakmul es reconocida en especial por su ornitofauna, cuya observación resulta relativamente fácil.

El turismo en Calakmul se ha desarrollado principalmente por medio de proyectos turísticos locales, económicamente marginales y promovidos básicamente por organizaciones no gubernamentales para la protección de la naturaleza y el desarrollo comunitario (Strasdas, 2000). En 2014, Calakmul recibió 59 375 visitantes por el atractivo que representan los sitios arqueológicos (INAH, 2015). El flujo de turistas tiene picos máximos durante dos periodos al año: el primero de noviembre a abril, y el segundo entre julio y agosto. Los meses restantes pueden considerarse de temporalidad baja para la actividad turística. Feldman (2009) describe el perfil de los turistas extranjeros y nacionales que visitan Calakmul. Para el caso de los visitantes extranjeros, se trata de personas en un rango de edad entre 25 a 35 años, de origen europeo, que vienen en pareja por periodos de viaje mayores a 15 días en el país, cuya mayor parte del tiempo la ocupan en la península de Yucatán. Estos visitantes tienen una estancia de uno a tres días en Calakmul, planean sus viajes por medio de Internet y libros de guía de viaje, utilizan auto rentado como medio de transporte y realizan un gasto promedio de USD 50 a USD 150 diarios, poseen un nivel cultural elevado, educación universitaria y disfrutan realizar actividades culturales para entender el entorno de la región. Por su parte, el segmento de visitantes nacionales tiene un rango de edad entre 25 a 35 años, son principalmente familias con menores; son turistas de paso sin pernocta y utilizan como medio de transporte auto propio. Su gasto promedio es entre usd 25 y USD 100.

Las actividades que prefieren realizar los turistas en Calakmul, después de la visita a las zonas arqueológicas, son, por orden de importancia, las siguientes: observación de flora y fauna, caminatas por la selva, deportes de aventura y turismo rural (Feldman, 2009). Sin embargo, la deficiencia de los servicios turísticos en general (restaurantes, hoteles, servicios de apoyo como transporte, guías capacitados e información turística), así como la falta de oferta de actividades turísticas de contacto con la naturaleza y deportes de aventura limitan la afluencia de turistas, además de su tiempo de permanencia y de pernocta en Calakmul (Feldman, 2009).

Metodología

El área de estudio se limita a la comunidad ejidal2 de Valentín Gómez Farías, localizada a cinco kilómetros de la cabecera municipalde Calakmul, en el sur del estado de Campeche (figura 1). Cuenta con una población de 336 habitantes y una superficie de 1500 hectáreas. El ejido fue establecido por decreto presidencial el 2 de agosto de 1973, y tiene un padrón de 28 ejidatarios con derechos de uso de la tierra.

La investigación se realizó durante el periodo de junio a agosto de 2014 por medio del enfoque metodológico de estudio de caso (Arzaluz, 2005), para lo cual se utilizaron técnicas cualitativas (entrevistas semiestructuradas) y cuantitativas (encuesta). Se realizaron entrevistas semiestructuradas a informantes claves de la comunidad de Valentín Gómez Farías con el ánimo de conocer el proceso de planeación y desarrollo de la iniciativa ecoturística. En el universo de informantes claves se consideraron a los comisarios ejidal y municipal, a los líderes locales, a los técnicos asesores, así como a lresponsable del proyecto ecoturístico “Valentín Natural”. El guion de la entrevista se centró sobre la concepción del proyecto, su implementación, los resultados obtenidos y los factores asociados. A partir de las entrevistas, se describen la historia y el devenir de la actividad ecoturística de la comunidad, así como el proceso por el cual esta actividad fue consolidándose. Para tal efecto, se consultó también material documental disponible de “Valentín Natural”, proporcionado por el responsable técnico del proyecto.

Se aplicó una encuesta a los pobladores de la comunidad de Valentín Gómez Farías (n= 39) respecto a las condiciones de vida de la unidad familiar, que incluye información sobre su composición, características socioeconómicas, estrategias productivas, participación en la actividad ecoturística y la perspectiva sobre el proyecto “Valentín Natural”. Para la aplicación de las encuestas, se realizó el cálculo de una muestra representativa de la población tomando como unidad de análisis al hogar y con base en la información obtenida del Censo de Población y Vivienda 2010 (INEGI, 2010). Los hogares encuestados fueron seleccionados de manera aleatoria, y se aplicó la encuesta al jefe de cada hogar o a la persona responsable de este al momento de la visita. Con base en los resultados obtenidos, se describe el papel que ha tenido el ecoturismo como fuente de ingresos y de trabajo en la comunidad, el grado de involucramiento y participación de los pobladores en la gestión de “Valentín Natural”, la perspectiva de los pobladores con relación al proyecto y la manera como este ha influido en la conservación de los recursos naturales de la comunidad.

Resultados

Antecedentes del Proyecto Ecoturístico Valentín Natural

Las tierras del ejido Valentín Gómez Farías fueron objeto de una deforestación selectiva durante la mayor parte del siglo pasado por grandes empresas, lo que prácticamente acabó con la existencia de especies forestales de valor comercial. Cuando los actuales habitantes llegaron a colonizarlas a principios de los años setenta, se encontraron con una selva descremada de especies valiosas y, por lo tanto, sin opciones de aprovechamiento forestal. Sin embargo, el interés de los colonizadores por las tierras no radicaba en su riqueza forestal, sino en la posibilidad de transformar las áreas forestales en campos agrícolas. Durante los años setenta y ochenta,las tierras del ejido tuvieron un cambio de uso del suelo intensivo para realizar actividades agrícolas y ganaderas. Para tal efecto, los ejidatarios contaron con financiamiento gubernamental, lo que permitió que se llegaran a deforestar hasta 150 hectáreas de selvas al año. No obstante, los resultados obtenidos no fueron los esperados, debido a que los suelos no son aptos para las actividades agrícolas. En 1990, el ejido obtuvo apoyo gubernamental para la mecanización de una superficie de 19 hectáreas, pero nuevamente los suelos delgados y poco fértiles no permitieron su aprovechamiento agrícola (ATFP, 2010).

A partir de los años noventa, con la asesoría de la RBC y una organización no gubernamental, los ejidatarios comenzaron a plantearse esquemas de uso del suelo enfocados en la conservación como alternativa para aprovechar las tierras del ejido. La comunidad fue receptora de diversas iniciativas de conservación de los recursos naturales, tales como agricultura y apicultura orgánica, reforestación, agroforestería, educación ambiental, entre otras, dentro del marco de los proyectos generados para el manejo de la RBC y operados por organizaciones no gubernamentales. Estas iniciativas fueron instrumentadas en la comunidad debido, en gran parte, a la ventaja comparativa que le confiere su cercanía a la cabecera municipal, y fueron bien recibidas porque representaban apoyos extraordinarios para los habitantes en la forma de jornales, insumos (plantas, herramientas, fertilizantes) y capacitación. De esta manera, los ejidatarios obtenían un beneficio directo de sus tierras, que prácticamente se encontraban sin uso productivo debido a que su aptitud es preferentemente forestal. Dentro de este contexto, en 1993, el ejido acordó destinar una superficie de 700 hectáreas, casi la mitad de las tierras del ejido, exclusivamente a la conservación de la fauna silvestre. En 2000, esta superficie fue registrada legalmenteante el Gobierno Federal como una Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) de tipo no extractivo, para proyectos de conservación y actividades ecoturísticas (ATFP, 2010).

En 2009, el ejido logró participar en el esquema de pago por servicios ambientales de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), lo que permitió a los ejidatarios recibir una compensación económica anual por la conservación de sus selvas por un periodo de cinco años (Herrera, 2014). Además, con apoyo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) y la CONAFOR, se han realizado actividades de reforestación, saneamiento, protección contra incendios, y prácticas de conservación y restauración de suelos, que han beneficiado también económicamente a los ejidatarios mediante la generación de jornales.

A partir de 2009, el ejido inició un novedoso programa de manejo de vegetación secundaria apoyado por una asociación civil, para propiciar la regeneración acelerada del bosque, con aclareos selectivos y la siembra de especies de alto valor comercial, tales como cedro (Cedrela odorata), caoba (Swietenia macrophylla), ramón (Brosimum aliscastrum), pimienta (Pimenta dioica), palma xiat (Chamaedoora elegans) y guano blanco (Thrinax radiata). Para tal efecto, los ejidatarios han delimitado un área que han denominado “de uso intensivo”, que tiene una superficie de 304 hectáreas, donde se ubican las plantaciones agroforestales y las áreas de reforestación que se establecieron en los años noventa, muchas de las cuales fueron abandonadas una vez que las iniciativas dejaron de ser apoyadas por las instancias promotoras externas a la comunidad. Los ejidatarios le han apostado al manejo de la vegetación secundaria como una alternativa para tener un uso productivo de sus tierras mediante aprovechamientos maderables y no maderables. Actualmente, el área de uso intensivo cuenta con 52 hectáreas de plantaciones comerciales bajo dosel, 50 hectáreas de módulos agroforestales y una hectárea de vivero forestal comunitario. El área de uso intensivo solamente ha generado recursos económicos por la producción de semilla de pimienta, para lo cual, el ejido cuenta con cerca de 25 000 árboles en producción en plantaciones agroforestales.

Como resultado de este proceso de gestión comunitaria a favor de la conservación, la mayor parte de las tierras del ejido están actualmente dedicadas a labores de conservación y de restauración ecológica (92%), mientras que los usos agropecuarios se limitan al 4 %de la superficie total del ejido (ATFP, 2010). Por esta razón, en 1999, el ejido recibió una distinción y un premio económico por méritosa la conservación de los recursos naturales (Herrera, 2014).

Proyecto Ecoturístico Valentín Natural

En 2008, por acuerdo de la Asamblea Ejidal, se organizó un Comité de Turismo Comunitario con la finalidad de aprovechar los recursos del ejido en actividades de ecoturismo, turismo rural y turismo académico, mediante el proyecto de denominado “Valentín Natural” (figura 2). El objetivo del Comité de Turismo Comunitario es mejorar las condiciones de vida de los habitantes por medio de la generación de ingresos económicos mediante el turismo comunitario, e indirectamente con la diversificación y comercialización de servicios y productos naturales de la comunidad. Dentro del comité participan los 28 ejidatarios de Valentín Gómez Farías como socios. Cada uno de los socios aporta las tierras ejidales cuyo usufructo le corresponde para la planeación y desarrollo de actividades turísticas. Acambio, las ganancias que se obtienen del turismo son repartidas de manera equitativa entre los socios del comité.

El comité es precidido por una directiva que se renueva por periodos de tres años. La dirección del proyecto ha estado, desde su inicio hasta el presente, en manos del presidente de la Asociación Regional de Silvicultores Productores Forestales de Calakmul A. C., agrupación que presta asesoría técnica en materia de aprovechamiento forestal a las comunidades del municipio de Calakmul. La sede de este organismo se encuentra en Valentín Gómez Farías, y el presidente de la asociación es residente y ejidatario de la comunidad. El perfil profesional del director ha sido un factor fundamental para que “Valentín Natural” tenga una visión empresarial de largo plazo y una capacidad de gestión de la cual la mayoría de los ejidatarios carece. Elcomité cuenta con un reglamento interno en el que se describen y regulan sus funciones, las cuales son básicamente de gestión de financiamiento y administración del proyecto.

El eje del proyecto de turismo comunitario es el aprovechamiento ecoturístico de la laguna Carolina, que se localiza en el área de conservación del ejido y que es una de las pocas lagunas naturales de Calakmul. Esta laguna es un atractivo natural que sustenta una rica diversidad de fauna silvestre y de vegetación nativa, como orquídeas, broméleas y aráceas (Herrera, 2009). Los ejidatarios se han dadoa la tarea de mantener este cuerpo de agua en las mejores condiciones ambientales posibles, destacando la limpieza de especies invasoras, el retiro de basura inorgánica y la prohibición de la extracción de agua para abasto a zonas agrícolas o ganaderas.

El proyecto “Valentín Natural” inició en 2009 con el acondicionamiento de la laguna Carolina, con una infrestructura que incluye dosáreas de acampado, una tirolesa, un mirador, senderos y un centro de reuniones, todo esto en un área de 81.7 hectáreas. La empresa ecoturística se limita a la renta de esta infraestructura a los turistas para que puedan observar la flora y la fauna de la región, así como para acampar. Las funciones que desempeñan los ejidatarios en la actividad ecoturística son básicamente de atención a los turistas, mantenimiento de la laguna y de la infraestrutura, pero sin incursionar en servicios de apoyo especializados, tales como guías, transporte e información turística. Para su establecimiento se contó con financiamiento de instancias gubernamentales como CONAFOR y CONANP. Actualmente se encuentra en proceso de construcción un centro de interpretación ambiental como punto de venta de productos naturales. A mediano plazo se pretende tener un centro de hospedaje de tres a cinco estrellas, con al menos 44 cuartos, un área de albercas y una planta potabilizadora de agua. En 2010, el grupo de” Valentín Natural” logró su certificación de la norma mexicana NMX-aa-133-SCFI-2006 para el desempeño sustentable y buenas prácticas de ecoturismo. Para ello, ha sido importante la capacitación por parte de CONANP y el municipio de Calakmul.

La laguna Carolina recibe en promedio de 80 a 100 visitantes al año en temporada alta (Semana Santa y verano), lo que genera una derrama económica anual de aproximadamente USD 980. El proyecto ecoturístico se encuentra lejos de alcanzar viabilidad económica, pues, de acuerdo con el estudio de factibilidad de “Valentín Natural” (Herrera, 2009), se requiere captar un promedio de 4800 turistas por año y generar ingresos anuales del orden de USD 32 000 para que sea económicamente rentable. Los recursos que se han obtenido hasta el presente se han destinado al mantenimiento de la infrestructura de la laguna Carolina, sin que se hayan obtenido utilidades para los ejidatarios. Únicamente cuatro socios participan de manera directa y de tiempo parcial en el proyecto ecoturístico, realizando labores de mantenimiento, operación y administración en la temporada alta.

Con base en la actividad ecoturística en la laguna Carolina, “Valentín Natural” pretende implementar en el futuro proyectos de turismo rural y académico en el área de uso intensivo del ejido con parcelas demostrativas de fácil acceso (figura 2), donde los visitantes puedan aprender las técnicas que los ejidatarios llevan a cabo para el manejo de la vegetación secundaria y la reforestación bajo dosel (Herrera, 2014). El objetivo es que los ejidatarios y los pobladores de la comunidad puedan realizar de manera independiente sus propios emprendimientos de turismo rural y obtener beneficios económicos bajo el auspicio de “Valentín Natural”, utilizando las tierras parceladas en el caso de los ejidatarios, o la zona urbana del ejido para el caso de los pobladores.

A corto plazo se plantea introducir al mercado a “Valentín Natural” como una marca de productos orgánicos asociados a la política de conservación del ejido y la actividad ecoturística. Se trabaja, en primera instancia, en dos vertientes: la apicultura y la producción de pimienta. La primera es una actividad que se realiza por un grupo de ejidatarios legalmente constituido, que requiere mejorar sus prácticas productivas; cuenta, además, con un grupo artesanal que produce miel orgánica de abejas nativas y sus derivados. En el caso de la pimienta, el ejido tiene una capacidad productiva importante en las plantaciones agroforestales. Los productos orgánicos marca “Valentín Natural” serán comercializados a los turistas en el Centro de Interpretación Ambiental que se construye en la comunidad, y se espera que en el futuro sean productos de exportación. Finalmente, el proyecto contempla un programa de mejoramiento de la infraestructura y de los servicios de la zona urbana, ya que representan la primera imagen que el turista recibe de la comunidad.

Sin embargo, el desarrollo de “Valentín Natural” no se ha llevado a cabo conforme a lo planeado, debido a que no se ha conseguido el financiamiento requerido. El estudio de factibilidad de “Valentín Natural” (Herrera,2009) establece una inversión promedio de USD 17 647 anuales en un periodo de cincoaños para consolidar el proyecto. De acuerdo con informes del responsable, de 2009 al presente se ha logrado obtener de diversas instancias un financiamiento total de USD 18104, es decir, en cinco años solamente se ha podido obtener la quinta parte de la inversión proyectada.

El ecoturismo como fuente de empleos y de ingresos

Se encuestó a un total de 39 hogares en la comunidad de Valentín Gómez Farías. Los hogares encuestados están integrados en promedio por 4.8 miembros. Poco más de la tercera parte de los encuestados son ejidatarios y el resto son pobladores, es decir, personas que habitan en la comunidad, pero que no tienen derecho a usar las tierras de lejido y que, por lo tanto, no participan dentro del Comité de Turismo Comunitario que dirige el proyecto “Valentín Natural” (figura 3). La mitad de los entrevistados (54 %) son varones, y el porcentaje restante (46 %) son mujeres. La edad promedio de los encuestados es 40.1 años.

La mayoría de los encuestados (77 %) sabe leer y escribir, y el restante 13 % es analfabeta. La mayor parte (70 %) son migrantes provenientes principalmente del estado de Tabasco, quienes llegaron buscando tierras para cultivar, con un promedio de residencia en la comunidad de 23 años. Poco más de la tercera parte (37 %) tiene estudios de nivel primaria, 42 % de nivel secundaria, 5 % de preparatoria y el restante 16 % no tiene estudios formales. Las principales fuentes de ingresos económicos de los hogares provienen del jornaleo en las comunidades cercanas, el trabajo asalariado sin base agropecuaria en la cabecera municipal y los programas gubernamentales.

De acuerdo con sus condiciones de vida actual, poco menos de la mitad (43 %) de los encuestados se considera pobre. La percepción de pobreza de los habitantes de Valentín Gómez Farías está basada en el acceso a la tierra, la propiedad de ganado y la participación en los programas gubernamentales de fomento a la producción y de combate a la pobreza. La mayor parte de los encuestados (71%) considera que sus condiciones de vida actuales han mejorado si se comparan con las de hace diez años. Esto se refleja, por ejemplo, en las condiciones de los hogares donde se dispone de los servicios básicos: agua entubada (100 %), baño (95 %) y servicio eléctrico (97 %). La mayoría de los hogares tiene, además, piso de cemento (90 %).

Los ejidatarios tienen en promedio una dotación de 34.5 hectáreas de las tierras comunales del ejido para su uso productivo. En promedio, los ejidatarios utilizaron en el último año 19.7 hectáreas de su dotación ejidal, de las cuales, la mayor parte (90 %) la dedicaron a usos relacionados con la conservación, la reforestación y la restauración. Solamente 10 % del uso del suelo de las parcelas es de carácter agropecuario (figura 4).

Una quinta parte (23 %) de los encuestados participa en el proyecto ecoturístico con un promedio de antigüedad de 8.3 años, principalmente como miembros del Comité de Turismo Comunitario, y en menor medida, trabajando en aspectos de mantenimiento y de gestió. La participación se limita al jefe de familia, y solo en un caso el hijo de un ejidatario ha colaborado como guía de turistas. Una proporción reducida de los encuestados (15%) recibió durante el último año ingresos económicos derivados del proyecto (promedio de USD 392), los cuales fueron utilizados principalmente para comprar artículos de consumo familiar. Sin embargo, estos recursos económicos no provienen directamente del ecoturismo realizado en la laguna Carolina, sino del programa de pago por servicios ambientales que los encuestados asocian al proyecto ecoturístico.

Poco más de una tercera parte (36 %) de los encuestados que no participan en el proyecto e oturístico no lo hacen debido a que no son ejidatarios, y el 64% restante por desconocimiento, falta de interés o por estar ocupados en otras labores. Sin embargo, una proporción importante (70 %) de las personas que no participan actualmente en el proyecto ecoturístico manifestó tener interés por involucrarse en este.

Entre los beneficios que los encuestados han obtenido por su participación dentro del proyecto “Valentín Natural” se destacan las oportunidades de capacitación, la generación de empleos y la conservación de la selva (figura 5). Una quinta parte (20 %) de los participantes no reconoce ningún beneficio derivado del proyecto, no obstante, son socios del Comité de Turismo Rural (figura 5). Para la comunidad, el principal beneficio directo que los habitantes identifican es la generación de empleos. Sin embargo, estos empleos son esencialmente los jornales que se generan por las actividades de restauración ecológica y el mantenimiento del área de servicios ambientales de la comunidad, y no precisamente de la actividad ecoturística. Desde la perspectiva de los encuestados, “Valentín Natural” ha sido un factor relevante para que el ejido prosiga con la gestión de sus tierras a favor de la conservación. La relevancia adquirida por la comunidad en esta tarea los ha beneficiado también con la aplicación de mayor número de programas de apoyo y la dotación de mejores servicios públicos por parte de los diferentes niveles de gobierno (figura 6). En contrasentido, la tercera parte de los encuestados (30 %) no identifica beneficio alguno derivado del proyecto ecoturístico para la comunidad.

Los encuestados consideran que “Valentín Natural” no ha modificado de manera significativa sus condiciones de vida. Los habitantes de Valentín Gómez Farías siguen dependiendo del jornaleo en las comunidades cercanas y del trabajo asalariado sin base agropecuaria en negocios y comercios de la capital municipal para satisfacer las necesidades económicas de la familia, dado que sus tierras no tienen aptitud productiva. Solo3 % de las personas con trabajo asalariado en la comunidad tiene su fuente de empleoen la actividad ecoturística. A pesar de esto, la mayoría (79 %) aprecia que el proyecto ecoturístico puede beneficiar a sus hijos en cuanto a oportunidades futuras de empleo y educación, siempre que haya mayor apertura y participación en él para los pobladores.

La mayoría (66 %) de los habitantes no se encuentra conforme con la gestión del proyecto porque este beneficia únicamente a los ejidatarios, marginando a los pobladores. La mayor parte de los habitantes de Valentín Gómez Farías no está conformada por ejidatarios, por lo tanto, no tiene acceso a las tierras del ejido ni puede participar dentro del Comité de Turismo Comunitario; además, es una mayoría excluida de los ingresos derivados del esquema de pago por servicios ambientales o de las oportunidades de empleo temporal (jornales) que se generan en los proyectos de restauración ecológica que se llevan a cabo en la comunidad. Entre los mismos ejidatarios existe una marcada inconformidad por la manera como se maneja el proyecto, ya que las decisiones las toma el presidente del comité de manera unilateral, sin consultar o tomar en cuenta a los demás ejidatarios, a quienes únicamente informa de las actividades realizadas.

La centralización en la toma decisiones ha generado en los actores de la comunidad, además de sentimientos de exclusión e inconformidad, la carencia de una visión consensuada del proyecto. Entre los habitantes de la comunidad existen tres visiones diferentes del llamado proyecto ecoturístico: 1) los ejidatarios con mayor antigüedad, que han ocupado puestos dentro de la asamblea ejidal y que comparten la visión integral de “Valentín Natural” como un proyecto de desarrollo comunitario; 2) los ejidatarios más jóvenes, cuya perspectiva se centra en los proyectos productivos (reforestación, manejo de vegetación secundaria, plantaciones) y los de conservación, que generan recursos económicos (pago de servicios ambientales), sin apreciar el componente turístico; y 3) la de los pobladores, para los cuales el proyecto se limita a la infraestructura ecoturística instalada en la laguna Carolina y su uso por parte de los visitantes. En un momento dado, esto puede afectar el desarrollo del proyecto, especialmente cuando la inconformidad alcance un nivel que motive el cambio de la directiva actual, la cual ha llevado la dirección de “Valentín Natural” hasta el presente.

Conclusiones

“Valentín Natural” es un proyecto ecoturístico relativamente reciente, que se encuentra todavía en fase de establecimiento. Surge como consecuencia de la necesidad de los ejidatarios de obtener beneficios económicos de las tierras del ejido que no tienen un uso productivo. Es el resultado de un proceso iniciado hace más de 20 años en la comunidad de Valentín Gómez Farías para dirigir el uso del suelo hacia la conservación, como alternativa ante los pobres resultados obtenidos en los emprendimientos agropecuarios. En esta trayectoria de cambio, la comunidad ha pasado de incursionar en proyectos específicos de conservación de corto plazo, financiados y dirigidos por instancias no gubernamentales, hacia esquemas de mediano plazo que requieren de un mayor grado de organización, participación y gestión comunitaria, financiados por el Gobierno Federal, tales como el pago de servicios ambientales y los programas de restauración ecológica. Aunque estas opciones han generado ingresos económicos a los ejidatarios por el uso de sus tierras, no son suficientes por sí solas para mejorar la economía y las condiciones de vida de los habitantes.

Para diversificar las fuentes generadoras de ingresos y empleos en la comunidad, “Valentín Natural” plantea una estrategia de manejo de usos múltiples del capital natural que se ha logrado conservar en las últimas dos décadas, teniendo como eje estructural la actividad ecoturística en la laguna Carolina. El proyecto ecoturístico parte con un componente de conservación bien consolidado en la comunidad, pero el desarrollo del ecoturismo comunitario requiere algo más que un entorno bien conservado (IICA, 2014). El ecoturismo demanda un proceso de planeación a corto, mediano y largo plazo, que propicie la participación de la mayor cantidad de actores posibles. Además, es necesario fortalecer las capacidades de los pobladores locales para el diseño de productos turísticos competitivos, así como para la gestión y ejecución de los proyectos. Es precisamente en estos aspectos en los que la mayor parte de los proyectos ecoturísticos encuentra las principales limitaciones que dificultan su consolidación (Daltabuit, Cisneros, Vázquez y Santillán, 2000; Orozco, Núñez y Virgen, 2008).

“Valentín Natural” es, en la práctica, un ejemplo notable de gestión comunitaria a favor de la conservación, pero con limitaciones importantes para ser considerado un caso exitoso de ecoturismo, como se promueve desde la esfera gubernamental. La conservación de los recursos naturales ha sido resultado de un proceso de gestión interna enfocado en la conservación y no en el desarrollo ecoturístico. Desde el punto de vista de la generación de empleos y de ingresos, los resultados son poco satisfactorios. El ecoturismo solamenteha generado un reducido número de empleos para la atención de los visitantes a la laguna Carolina y para el mantenimiento de su infraestructura. Esto se debe, por una parte, a que la demanda turística ha estado muy por debajo de la proyectada en el estudio de factibilidad y, por otra parte, a que no se ha logrado gestionar el financiamiento requerido para consolidar el proyecto, lo que ha restringido su oferta ecoturística en cuanto a infraestructura y calidad de los servicios. Estos dos factores se retroalimentan de manera negativa, pues la falta de una oferta ecoturística apropiada limita la afluencia de turistas y viceversa. Esto coloca el proyecto en una situación de vulnerabilidad desde el punto de vista económico, lejos de alcanzar viabilidad financiera. Además, no se ha conseguido formar los recursos humanos especializados que requiere el proyecto y que resultan estratégicos para ofrecer un servicio de calidad.

Desde la perspectiva de la organización, la toma de decisiones ha estado centralizada en el presidente del Comité de Turismo Comunitario, lo cual se aleja del ideal de participación e inclusión que subyace al concepto de ecoturismo. La centralización en la toma de decisiones ha generado en los habitantes de la comunidad sentimientos de exclusión e inconformidad, así como la carencia de una visión compartida del proyecto, debido principalmente a la falta de participación en su planeación y operación. Los habitantes comparten una necesidad de mayor democracia y participación en la toma de decisiones para mejorar la gestión del proyecto ecoturístico. La inconformidad se incrementa debido a que los pocos beneficios económicos generados por el proyecto se reparten de manera inequitativa, incluso entre los mismos ejidatarios, y se excluye por completo a los pobladores. Sectores altamente vulnerables de la comunidad, como las mujeres y los jóvenes, no tienen posibilidades reales de participar en el proyecto. Una proporción importante de los habitantes de Valentín Gómez Farías está interesada en involucrarse en el proyecto, pero no existen mecanismos de inclusión que le permita participar en este. Aunque los pobladores reconocen el proyecto y parecen valorarlo de manera positiva, carecen de información concreta sobre este, lo que, en muchos casos, se convierte en un obstáculo más para la participación.

Los resultados parecen indicar que el impacto comunitario de “Valentín Natural” no ha sido significativo. La economía de los hogares y de la comunidad sigue basándose en los trabajos asalariados sin base agropecuaria, los oficios y el jornaleo realizados en la capital del municipio y en las comunidades aledañas. Posiblemente, su mayor contribución hasta el momento ha sido apuntalar la estrategia de uso del suelo que históricamente ha seguido el ejido hacia la conservación, ofreciendo a los ejidatarios expectativas de generación de ingresos y empleo a mediano y largo plazo, en un proyecto que en el futuro beneficiará principalmente a sus familias.

Un aspecto positivo para resaltar es que “Valentín Natural” ha sido concebido como una estrategia de manejo diversificado de los recursos naturales del ejido, no como un proyecto comunitario de especialización económica en la actividad ecoturística. En este sentido, las experiencias comunitarias han señalado que lo importante no es solamente ampliar el rango de actividades que la comunidad puede desarrollar, sino también la manera como estas actividades son concebidas e implementadas en el conjunto de la estrategia de manejo de los recursos naturales (Silva, Vergara y Rodríguez-Luna,2012). Es poco probable que el ecoturismo pueda generar los empleos e ingresos que la comunidad demanda, por lo tanto, debe apreciarse como una actividad complementaria dentro de un esquema de uso múltiple de los recursos naturales y de diversificación de las actividades productivas, que permita generar oportunidades económicas alternativas y que, en conjunto, posibilite transitar hacia un desarrollo comunitario ecológicamente sustentable, socialmente equitativo y económicamente viable.

En este punto es importante destacar la carencia de una política de Estado en México para desarrollar el ecoturismo. Las comunidades se enfrentan prácticamente solas al desarrollo de estas iniciativas, ante la falta de visión, organización y planeación por parte de las diferentes instancias de gobierno. En el caso de Valentín Gómez Farías, las circunstancias coyunturales, más que las políticas de gobierno, han propiciado la iniciativa ecoturística.

Los resultados indican que la intervención del Estado está lejos de impulsar una participación activa de la comunidad e incentivar su capacidad creativa para el emprendimiento turístico, a pesar de que en el discurso político se ha presentado como un proceso de concertación y participación local incluyente, que promueve el desarrollo de la comunidad. El papel del gobierno se ha limitado al financiamiento de una infraestructura básica que justifica ante la sociedad su papel de promotor del ecoturismo, dejando de lado aspectos fundamentales tales como la capacitación para la operación, la mercadotecnia y la gestión del proyecto. Este vacío ha sido compensado generalmente por organizaciones no gubernamentales que han apoyado a las comunidades para el desarrollo y la consecución de los proyectos. Sin embargo, esto puede dar lugar a desviaciones importantes en el concepto del ecoturismo, cuando estas organizaciones dejan su papel de facilitadoras para convertirse en las operadoras del proceso. El ecoturismo, puede ser una actividad que potencialmente ofrezca mejores condiciones de vida a las comunidades rurales, no obstante, para que esto suceda, se requiere de políticas públicas que pugnen por el fortalecimiento de las capacidades locales y que faciliten los recursos económicos y materiales necesarios para su consolidación.

Agradecimientos

El presente trabajo fue realizado con financiamiento de Fondos Mixtos CONACYT-Gobierno del estado de Campeche, por medio del proyecto “Gestión de una economía verde para afrontar la problemática de los jóvenes nini en áreas rurales de alta biodiversidad del estado de Campeche”. Clave: CAMP-2011-C03 172290.


Notas

2 El ejido es un tipo particular de tenencia de la tierra producto de la Revolución mexicana (1910-1917). Fue concebido como un instrumento de estabilidad política y de justicia social para el acceso a la tierra. Hasta antes de la reforma de 1992, el artículo 27 de la Constitución establecía que el uso de la tierra ejidal debía ser de uso común y reglamentada por una asamblea en la que participaban todos los ejidatarios, es decir, los miembros con derecho a la tierra en el ejido, y utilizada como propiedad ejidal. Esto significaba que la tierra se entregaba solo en posesión, lo que implicaba prohibiciones para su venta, renta, traspaso u otorgamiento como garantía para un crédito.


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