DOI: http://dx.doi.org/10.18601/01207555.n19.03

CONSTRUCCIONES SOCIALES DEL ESPACIO TURÍSTICO RECREATIVO. UN ESTUDIO INTERPRETATIVO SOBRE LAS PRÁCTICAS RECREATIVAS EN EL PARQUE NACIONAL MOLINO DE FLORES NEZAHUALCÓYOTL, MÉXICO1

SOCIAL CONSTRUCTIONS OF RECREATIONAL TOURIST SPACE. AN INTERPRETATIVE STUDY ON RECREATIONAL PRACTICES IN MOLINO DE FLORES NEZAHUALCÓYOTL NATIONAL PARK, MEXICO

Rafael Hernández Espinosa*, Carlos Monterrubio**

* Centro Universitario UAEM Texcoco, Universidad Autónoma del Estado de México. Av. Jardín Zumpango S/N, Fracc. El Tejocote, Texcoco, México. [rafa_he@hotmail.com]
** Centro Universitario UAEM Texcoco, Universidad Autónoma del Estado de México. Av. Jardín Zumpango S/N, Fracc. El Tejocote, Texcoco, México. [jcmonterrubioc@uaemex.mx]

Para citar el artículo: Hernández, R. y Monterrubio, C., (2016). Construcciones sociales del espacio turístico recreativo. Un estudio interpretativo sobre las prácticas recreativas en el Parque Nacional Molino de Flores Nezahualcóyotl, México. Turismo y Sociedad, XIX, pp. 37-48. DOI: http://dx.doi.org/10.18601/01207555.n19.03

1 Fecha de recepción: 20 de noviembre de 2015 Fecha de modificación: 18 de enero de 2016 Fecha de aceptación: 1.° de febrero de 2016


Resumen

Como cualquier otro espacio, los espacios turístico-recreativos se construyen socialmente, y dichas construcciones se generan en función de los significados, las prácticas e interacciones de quienes los visitan, principalmente. Desde esta premisa, este trabajo tiene como objetivo conocer las construcciones sociales, turísticas y recreativas de un destino en particular mediante la observación y el análisis de la experiencia, las prácticas y las interacciones sociales de sus visitantes. Los hallazgos se discuten a partir de un caso de estudio en el Parque Nacional Molino de Flores Nezahualcóyotl, México. A partir de las interacciones con el lugar y con los otros, el lugar es construido por los visitantes como un espacio de recreación familiar y de observación cultural, principalmente.

Palabras clave: Subjetividad, espacio vivido, lugar, interacción social, recreación.


Abstract

As any other space, tourism and leisure spaces are socially constructed; these constructions are generated according to the meanings, practices and interactions of those who visit the place. In this vein, this research aimed to identify the tourist and leisure social constructions of a particular destination by means of observations and the analysis of visitors' experiences, practices and social interactions. Findings are discussed on the basis of a case study in the Molino de Flores Nezahualcóyotl National Park, in Mexico. Based on interactions with the place and with other people, the place is mainly constructed as a family leisure space and a culture observation space.

Keywords: Subjectivity, experienced space, place, social interaction, leisure.


Introducción

Los estudios del ocio, la recreación y el turismo han contribuido desde hace ya varios años a la reflexión sobre el lugar turístico, principalmente desde los estudios geográficos, económicos y administrativos. En esos estudios ha prevalecido un enfoque epistemológico que privilegia la identificación y la cuantificación de los aspectos constitutivos del fenómeno turístico que se consideran más relevantes, tanto materiales como sociales. La finalidad fundamental ha sido contar con diagnósticos y estudios académicos que permitan valorar las condiciones, problemáticas y posibilidades de intervención para una mejor gestión del ámbito turístico.

No obstante, en el transcurso del desarrollo de los estudios del turismo han surgido también perspectivas interesadas en las dimensiones cualitativas que conciben el fenómeno turístico como un proceso de construcción social y cultural. Partiendo de la premisa de que toda actividad humana es una actividad social y de que la actividad social implica símbolos y significados para poder ser social, estas perspectivas sostienen que el turismo, o más específicamente la actividad turística, es una actividad significante. De ahí se deriva que el espacio turístico se construye a partir de practicarlo como tal mediante sus usos.

Tomando como base esta perspectiva, en este trabajo nos planteamos la siguiente pregunta: ¿cuál es el proceso por el que las personas dan sentido recreativo y turístico a un lugar y cómo contribuyen a construirlo como tal cuando lo visitan? De tal suerte, en el texto se desarrollan algunas reflexiones derivadas de una investigación de corte empírico que tomó como caso de estudio el Parque Nacional Molino de Flores Nezahualcóyotl, dentro del municipio de Texcoco, estado de México.

Esta investigación se desarrolló desde un diseño metodológico cualitativo, cuyo objetivo principal fue analizar la construcción social y simbólica del lugar como un espacio turístico recreativo, a partir de las prácticas e interacciones de sus visitantes. Con esta investigación se pretende mostrar cómo se producen el lugar y sus atractivos mediante la experiencia, las prácticas y las interacciones sociales. En este sentido, la experiencia del visitante y sus explicaciones son importantes como recursos para comprender la imagen e idealización del lugar. Se propone que, más allá de los métodos de valoración basados en cuestionarios y encuestas, un abordaje útil para conocer los significados depositados en el espacio, vinculados a la valoración de sus principales atractivos, debe enfatizar en una dimensión simbólica y subjetiva. Así, la perspectiva interpretativa constituye un marco epistemológico y teórico-metodológico ideal para indagar esas dimensiones en los estudios del turismo.

El presente artículo se ha estructurado de la siguiente manera: en primer lugar, se describe el contexto adoptado para el análisis, el Parque Nacional Molino de Flores Nezahualcóyotl, su historia y carácter turístico recreativo en la actualidad. Se ofrece también una discusión de la literatura especializada como marco teórico para la presente investigación; particularmente se revisa la relación entre los significados, los sujetos y sus comportamientos con respecto a los espacios. En segundo lugar, se presentan algunos hallazgos preliminares que ayudan a comprender el proceso de construcción turístico-recreativa de este lugar, en particular desde la perspectiva de sus visitantes. Finalmente se presentan las conclusiones e implicaciones prácticas correspondientes.

El Parque Nacional Molino de Flores Nezahualcóyotl

Ubicado a 4 km al oriente de la cabecera municipal de Texcoco, estado de México, el Parque Nacional Molino de Flores Nezahualcóyotl está constituido por los vestigios de una importante exhacienda de la época colonial. En 1567, la Corona española concedió una merced real para el establecimiento de un obraje de telas al pie del río Coxcacuaco (Espinosa Olivares, 2012). A partir de entonces, y durante los próximos tres siglos y medio, este lugar dio albergue a una variedad de actividades productivas -como el cultivo de cereales, la molienda de trigo y la producción de pulque-, experimentando así una serie de transformaciones físicas y convirtiéndose en una de las haciendas más importantes de la región central de México (Fernández Landero y Vázquez García, 2014). A principios del siglo XX, a pesar de la agitada situación social y política que el país experimentó bajo la demanda de los movimientos revolucionarios, hubo efectos trascendentales en cuanto a las formas de producción y de propiedad de la tierra, que provocaron la declinación de grandes empresas hacendarias. Así, los terrenos y las construcciones de la hacienda Molino de Flores entraron en un período breve de abandono, posteriormente fueron expropiados por el gobierno federal y finalmente fueron declarados como parque nacional en 1937, mediante un decreto emitido por el presidente Lázaro Cárdenas. El documento correspondiente menciona que el conjunto de elementos arquitectónicos y naturales ubicados en la exhacienda "significan un importante factor de atracción para el turismo", por lo cual "es conveniente conservar y mejorar su actual belleza para fomento del turismo y solaz de los habitantes de Texcoco y de los turistas que buscan lugares interesantes como allí los hay" (Departamento Forestal y de Caza y Pesca, 1937, pp. 12-13).

En la actualidad, este lugar es un importante espacio recreativo para los habitantes de Texcoco y de los municipios aledaños, así como para visitantes del Distrito Federal (Fernández Landero y Vázquez García, 2014). Estudios recientes estiman que anualmente el parque recibe entre 208.000 (Tudela-Mamani et al., 2011) y 250.000 visitantes (Fernández Landero y Vázquez García, 2014). Entre sus principales atractivos están los vestigios arquitectónicos de la antigua hacienda, como la capilla del Señor de la Presa y los edificios principales, así como una zona recreativa con servicio de asadores, mesa-bancos, estacionamiento y sanitarios. Existe también una serie de servicios para la recreación, como paseos a caballo y cuatrimoto, y espacios gastronómicos administrados por los habitantes de las comunidades vecinas. Se programan asimismo eventos culturales. Todo ello contribuye a la conformación de una dinámica económica importante para el municipio y una oferta recreativa para los habitantes de la región oriente de la zona metropolitana de la Ciudad de México en general.

En relación con lo anterior, algunos estudios, como los citados anteriormente, plantean que este lugar posee un potencial turístico importante y que, por lo tanto, es pertinente la generación de conocimientos útiles para contribuir a una mejor gestión del parque y de su patrimonio. Por ello, la investigación presente, de la cual se exponen algunos resultados a continuación, pretende contribuir de manera complementaria a la generada por aquellos estudios, con un enfoque que indague en profundidad por las experiencias de los usuarios, para lograr así una mayor comprensión de su valoración por parte de estos.

Prácticas sociales, espacio y recreación

Desde mediados de la década de los setenta, cuando los estudios socioculturales del turismo comenzaron a incrementarse considerablemente, una de sus principales áreas de interés se ha dirigido a las experiencias de los turistas y sus relaciones con los residentes locales (Cohen, 1984). En los años ochenta, Erik Cohen (1984) señaló la existencia de tres dimensiones de estudio en dicha área: las percepciones, las actitudes y las interacciones. Por su parte, Craig W. Colton (1987), por ejemplo, reseñó un conjunto de trabajos desarrollados desde esta área desde los cuales pueden identificarse las premisas básicas del interaccionismo simbólico -corriente sociológica acuñada en la década de los sesenta por Herbert Blumer (1982 [1969])- y que pueden sintetizarse de la siguiente manera: 1) los seres humanos actúan sobre las cosas desde la base de significado que tienen para ellos esas cosas, 2) el significado de tales cosas se deriva o surge de la interacción social que se tiene con los miembros del grupo social y 3) estos significados se manejan y se modifican por medio de un proceso interpretativo en la relación de la persona con las cosas que encuentra. Entre los aportes de esta perspectiva a los estudios de la recreación y el turismo, Colton (1987) señaló los siguientes: a) el significado que un sujeto deposita en una actividad determina si es o no una actividad recreativa, y esa es su base de acción durante dicha actividad; b) la misma actividad recreativa puede ser clasificada diferencialmente de acuerdo con la situación, las interpretaciones y los significados que los participantes le den; y c) los individuos se comportan de acuerdo con la base de significados o definiciones que tienen para varias actividades y situaciones, por ejemplo, las actividades de recreación. En resumen, podemos decir que el interaccionismo simbólico es una corriente teórica atractiva para la reflexión sobre el ocio, la recreación y el turismo, pues permite destacar la importancia de los significados y la naturaleza subjetiva de dichas áreas en la acción social, así como sus consecuencias.

Aunque las construcciones del espacio pueden diferir entre los individuos y entre grupos de individuos (Preston-Whyte, 2001), en años más recientes, algunos estudiosos han comenzado a destacar la importancia de estudiar la intersubjetividad de las interacciones, no solo entre visitante y residente, sino también entre los propios visitantes, para lograr así una mejor comprensión del proceso de configuración del espacio turístico. Por ejemplo, David Crouch (2000) ha propuesto que los espacios devienen en lugares para el ocio y la recreación en la medida en que se practican y vivencian como tales por el sujeto y su corporeidad sensorial. De acuerdo con este autor, los lugares del ocio y la recreación implican encuentros con su dimensión material y metafórica, encuentros en los cuales toman parte también los otros sujetos presentes; en este sentido, son lugares identificados, elaborados, reelaborados, muchas veces competidos y negociados. Este reconocimiento remite a los enfoques fenomenológicos e interpretativos que desde la sociología y la psicología social se han preocupado por la interacción social en el campo del ocio, la recreación y el turismo.

En un sentido similar, Scott McCabe y Elizabeth H. Stokoe (2004) han propuesto dar más importancia a las prácticas y a los métodos que los visitantes de lugares turísticos elaboran para significar y usar el espacio. Para estos autores, desde una perspectiva etnometodológica se puede mostrar la importancia de centrarse en cómo las personas hablan sobre el lugar, la gente y sus actividades. Este tipo de análisis ayuda a descubrir las formas en las cuales los actores sociales, mediante sus explicaciones, producen y reproducen representaciones de sus acciones de manera tal que sean inteligibles para los demás (McCabe, 2001).

La etnometodología, tal como la propuso Harold Garfinkel (2006), parte del supuesto de que las personas constantemente elaboran explicaciones para dar cuenta de las situaciones cotidianas; dichas explicaciones se centran principalmente en las acciones de las personas. Estas acciones tienen una cualidad indexical, es decir, su significado depende del contexto. La investigación etnometodológica se dirige, entonces, al análisis de los métodos utilizados por las personas para resolverse la vida cotidiana. Así, según Garfinkel, el hecho social no es un objeto estable, sino el producto de la actividad continuada de las personas que ponen en práctica su saber-hacer, sus procedimientos y reglas de conducta (Garfinkel, 2006). Las actividades reiteradas en un grupo social se transforman en prácticas sociales que tienen un sentido y un significado disponible para los miembros del grupo.

Ahora bien, de acuerdo con lo anterior, podríamos decir que, en la diversidad de prácticas sociales, algunas se hallan dentro del ámbito del ocio, la recreación y el turismo; en ese sentido, serían prácticas sociales recreativas o, en otros términos, actividades recreativas entendidas como prácticas sociales. Los elementos definitorios de estas prácticas derivan de las categorías socioculturales referentes a lo recreativo. La literatura especializada en este ámbito concibe la recreación como aquella acción motivada por la intención de obtener experiencias diferentes de las que comúnmente se adquieren en los tiempos constreñidos por las obligaciones (Monterrubio, 2011).

La recreación, como actividad sociocultural vinculada al ocio, se define especialmente desde una dimensión temporal. No obstante, dado que las acciones no pueden darse en un vacío social ni material, es importante destacar la inevitable existencia de una dimensión espacial, reflejada en una amplia variedad de espacios "producidos" para dichas actividades. Estos espacios pueden ser denominados espacios recreativos. La perspectiva de esta investigación mantiene que el espacio no puede ser definido ni teorizado a priori de las prácticas que lo conforman. En este sentido, sostener que dichos espacios son producidos implica tomar en cuenta que no se constituyen únicamente por su dimensión física y material, sino, principalmente, por su dimensión simbólica, la cual se consuma en el uso y la práctica del espacio mismo. Como sostiene Carlos A. Rico (2002), el carácter recreativo de un espacio deriva del carácter de la vivencia. En ello va implícito el tránsito del espacio físico al espacio lúdico, el tránsito del espacio al lugar (Crouch, 2000; Rico, 2002). Adicionalmente, debe tenerse presente que, como se ha evidenciado en estudios previos (Preston-Whyte, 2001), los espacios recreativos como constructos sociales no son estáticos ni mucho menos permanentes, sino que se transforman con el paso del tiempo, con ello, sus construcciones no son siempre las mismas; las construcciones sociales y otros factores -en ocasiones ajenos a los actores sociales- suelen transformar e incluso desaparecer usos y significados anteriores de los espacios y dar pauta a nuevas construcciones y usos.

La construcción social de los espacios turísticos y recreativos ha formado parte de la agenda de la investigación turística en los últimos años, aunque los contextos han sido principalmente dentro de países desarrollados y poco se conoce de dichas construcciones en el caso de países en vías de desarrollo. Ejemplo de los trabajos existentes es el de Thomas Thurnell-Read (2012), quien analizó las construcciones de los destinos y las prácticas turísticas colectivas en el caso de turistas británicos en viajes prenupciales en Europa del Este. Con base en su estudio, el autor propone que debe existir una diferenciación entre el lugar y el espacio turístico recreativo, que, aunque evidentemente asociados, pueden diferenciarse en términos de cómo un destino es imaginado, así como en qué significados se le atribuyen (lugar) y cómo este es experimentado física y socialmente en el momento (espacio). En su caso de estudio, la ciudad de Krakow (Cracovia) es construida por ciertos grupos como un espacio de diversión, juego y liberación de las normas sociales. El autor concluye que existe una asociación entre la construcción imaginada de los destinos a los que se viaja y las prácticas espaciales que se desarrollan ya en el destino; esto ilustra la naturaleza dinámica del espacio turístico que es producido y reproducido por medio de las prácticas de los turistas, por un lado, y las de otros grupos que ocupan el mismo espacio, por el otro.

Por lo tanto, al pensar los espacios turístico-recreativos -como el Parque Nacional Molino de Flores Nezahualcóyotl- desde una perspectiva que podemos denominar fenomenológica-interpretativa, se reconoce la importancia de tomar en cuenta el ámbito de las interacciones entre los actores que los usan y los practican como tales, así como la subyacente negociación de sus significados, que se reflejan en los testimonios de las experiencias subjetivas.

Aproximación metodológica

Como se indicó anteriormente, el presente estudio tiene como objetivo conocer cómo se producen turística y recreativamente un lugar y sus atractivos mediante la experiencia, las prácticas y las interacciones sociales que se hacen presentes, todo ello a partir del caso del Parque Nacional Molino de Flores Nezahualcóyotl. Se optó por utilizar una metodología cualitativa por considerar que una investigación empírica cualitativa mayor acerca de los tipos de performances y prácticas que los turistas realizan ayudaría a construir un entendimiento profundo de los diversos significados y producciones del espacio turístico (Edensor, 2000). Para lograr dicho objetivo, se adoptaron dos técnicas de investigación que permitieran el marco epistemológico ideal para el estudio: la observación participante y entrevistas en profundidad. Como Jorgensen (1989) reconoció en su obra Participant observation. A methodology for human studies, la observación participante como método de investigación es excepcional para el estudio de los procesos, las relaciones entre las personas y los eventos, así como para los contextos socioculturales en los que la existencia humana se hace presente. Esta técnica es particularmente muy apropiada cuando el objeto de estudio está muy asociado con los significados y las interacciones humanas y cuando es de interés comprender dichos significados e interacciones desde la perspectiva de aquellos que los construyen. La observación participante y las entrevistas en profundidad han mostrado ser de utilidad en estudios previos sobre la construcción de los espacios en contextos turísticos (Edensor, 1998; Thurnell-Read, 2012).

Por su parte, la entrevista permite explorar en profundidad la subjetividad de los actores sociales y obtener información detallada sobre esta. La estructura de las entrevistas es lo suficientemente flexible para cubrir los temas según el informante, para explorar completamente sus respuestas y permitirle al investigador reaccionar ante las respuestas espontáneas de los informantes (Legard, Keegan y Ward, 2003).

Con base en lo anterior, se realizaron observaciones in situ durante marzo y noviembre de 2015. Se llevaron a cabo visitas frecuentes al parque, principalmente durante los fines de semana (sábados y domingos) y en menor medida en los demás días de la semana, en horarios diurnos. Las observaciones se focalizaron en cuatro categorías preestablecidas en una guía de temas: actores, acciones, interacciones y escenario-lugar, y se registraron mediante notas etnográficas. También se realizaron veinte entrevistas a visitantes del lugar entre abril y noviembre de 2015. Debido a la dificultad que implica realizar entrevistas a los visitantes de un espacio público, especialmente un lugar recreativo, los informantes fueron contactados mediante la técnica bola de nieve y las entrevistas se desarrollaron en diversos lugares, como en sus hogares, espacios de trabajo y el mismo parque. El criterio principal para la selección de los informantes fue que hubieran visitado más de una vez el lugar. Se procuró establecer un equilibrio entre hombres y mujeres, así como entre jóvenes y adultos.

Prácticas turístico-recreativas en el Parque Nacional Molino de Flores Nezahualcóyotl

En este apartado presentamos un acercamiento interpretativo sobre las prácticas sociales que permiten que el espacio del Parque Nacional Molino de Flores Nezahualcóyotl sea continuamente reproducido como un lugar recreativo. En nuestras indagaciones de campo se identificaron algunas actividades recreativas por parte de los visitantes y que cumplen dicha función, sin embargo, aquí se presenta únicamente el análisis de aquellas que se consideran las más significativas. Cabe señalar que la dinámica del lugar está sujeta al ciclo temporal semanal y que, por lo tanto, existe una diferencia importante en cuanto a la cantidad y el tipo de visitantes que acuden los fines de semana con respecto a los que asisten los demás días. Entre semana, la concurrencia al Molino de Flores es menor, y regularmente acuden a visitarlo grupos de jóvenes y parejas, mientras que el fin semana (sábados y domingos) la afluencia de visitantes es mucho mayor, siendo concurrido principalmente por grupos familiares. Las prácticas de los visitantes que se analizan a continuación se hallan insertas en una serie de actividades características de lo que se hace allí los fines de semana. Según los testimonios, estas prácticas incluyen el ingresar caminando por el pórtico principal de la exhacienda, deambular entre los vestigios arquitectónicos, observarlos, dirigirse a la capilla del Señor de la Presa, alimentarse -ya sea en el área gastronómica o en algún área verde de los alrededores-, dar un paseo a caballo, comprar algún "recuerdo" o artesanía, convivir con la familia o los amigos y finalmente retirarse.

La razón de presentar en este análisis únicamente dos de estas actividades o prácticas recreativas se sustenta en que, en primer lugar, ambas aparecen como las más relevantes para los informantes y, en segundo lugar, porque las dos actividades suelen establecer diferencias entre dos tipos de visitantes que se distinguen por sus intereses específicos: un interés de recreación familiar, por un lado, y un interés "cultural", por el otro. Al primer tipo pertenece la práctica de convivir con la/en familia, mientras que al segundo le compete la de observar e interpretar el patrimonio.

Convivir en familia

La convivencia con la familia es uno de los aspectos que predomina en los testimonios de los entrevistados acerca de las actividades que realizan en sus visitas al Parque Nacional Molino de Flores Nezahualcóyotl. Este lugar es concebido por la mayoría de los informantes como ideal para un día de campo, apto para disfrutar en familia, donde una de las actividades más importantes de dicha práctica es la comida, es decir, la reunión familiar para compartir los alimentos y conversar. Los siguientes testimonios muestran este elemento, además de brindarnos otras imágenes interesantes:

[La última vez] fue para para convivir entre familia, en el cumpleaños de mi hermano, entonces eso fue cuando, pues, bueno, han sido en realidad varias cosas por las cuales hemos ido, entonces una de ellas sería el cumpleaños de mi papá... porque a él le gusta mucho eso, bueno, en realidad a nosotros nos gusta mucho eso, de árboles, mucho... este, estar respirando ahora sí que aire puro, ¿no? O sea, evitar todo lo... discusiones, todo eso, o sea, olvidarte de toda la rutina de, del día. (Ernesto, 30 años, habitante de Texcoco, estado de México).

Pues yo lo recomendaría como lo que a mí me sirve, un lugar familiar, para disfrutar a su propia familia, porque estás alrededor de gente agradable que hay ahí, bueno, a mí no me ha tocado una mala experiencia, estás recibiendo como energías buenas, que uno va a eso, a la calle a desestresarse y órale, otra vez volver a empezar la semana. O sea, es algo muy bonito que, que yo lo empleo en mi familia. (Esperanza, 48 años, habitante de Chicoloapan, estado de México).

Como se observa, ambos testimonios subrayan que el lugar se utiliza para recrearse, en el sentido de hacer una ruptura con la rutina cotidiana, actividad que se realiza generalmente en familia, pues es un "lugar familiar" que, por lo mismo, puede ser aprovechado para celebraciones familiares. El Molino de Flores, en este sentido, es concebido como un lugar familiar-recreativo. La etiqueta de "familiar" le atribuye al lugar las cualidades de ser agradable, tranquilo y seguro, y genera una especie de condición socioambiental que produce confianza. Dicha condición se reproduce con cada disposición hacia el otro, ya sea hacia el miembro del grupo o hacia los otros visitantes, pues el hecho de concebir el ambiente como familiar es propicio para adoptar actitudes acordes con el lugar para que este siga manteniendo dicha cualidad y así recursivamente (ver figura 1).

Por otro lado, en el primer testimonio se destaca la importancia del aspecto ambiental -asociado con la vegetación, los árboles y el "aire puro"- como elemento que da un plus a la experiencia de la convivencia familiar. La recreación, en este sentido, se vive a partir de lo no cotidiano, donde los elementos ambientales fungen como aspectos trascendentales que permiten la experiencia de una especie de recomposición de los vínculos familiares simultánea a la liberación de la rutina diaria.

Observar e interpretar el patrimonio histórico

En los registros de las observaciones sistemáticas, así como en varios de los testimonios de los informantes acerca de las actividades que realizan, se destacan también las acciones de observar e interpretar, sobre todo cuando se refieren al componente arquitectónico de la hacienda, de sus vestigios. El interés por el conocimiento histórico de lo que se observa, las formas arquitectónicas, los materiales, sus funciones, su estado actual, etc., se combina con una actividad interpretativa que utiliza recursos de lo imaginativo y lo vagamente conocido. Los testimonios siguientes son muestras de este aspecto:

(...) pero lo que sí no dejo de pasar siempre, o que pasemos siempre, es donde echaban todo lo que producían ahí, los ¿cómo le llaman? este. no, el molino propiamente y donde circulaba por ahí la materia prima a través del río subterráneo que tenía y que movía ahí, precisamente, los molinos. Esa parte siempre a mí me gusta visitarla y verla porque, vuelvo a reiterar, el caminar e ir viendo lo traslada a uno así a la época. cómo lo hacían, cómo lo manejaban. (Javier, 53 años, habitante de Chicoloapan, estado de México).
(...) se me viene a la mente todo lo que había ahí, que todo lo que hacían los hacendados, y a mí me gusta ir, como que tiene. hasta el panteón, de ver las tumbas ahí, que dicen el señorito fulanito de tal, así con miles de nombres. O sea, como que uno se traslada a ese momento y dice, ¿pero por qué les ponían tantos nombres? o ¿por qué tenían aquí su propia iglesia en esta hacienda? y hasta panteón y cosas así. Entonces, yo creo, en su momento ha de haber sido así, súper grande eso. Y ahora, como dice mi esposo, ya que nos han platicado más toda la historia, dices, no, pues sí, tiene una gran historia, que también hablaron de muertos y todo... sí, como que impacta. (Carmen, 50 años, habitante de Chicoloapan, estado de México).

Resulta interesante observar, en este tipo de testimonios, la puesta en juego de una serie de recursos interpretativos basados en conocimientos tanto generales como específicos del lugar. En este caso, los dos informantes anteriores señalaron haber participado en recorridos guiados, lo cual brinda información previa para elaborar una interpretación particular. Cabe señalar que un momento crucial para la producción del significado del lugar es precisamente la interacción con los guías. Sin embargo, este significado suele estar en permanente negociación en cada momento de intercambio de percepciones e interpretaciones personales en cada visita. De cualquier manera, es este interés "cultural" el que propicia un tipo de interacción y de prácticas sociales que construyen el espacio del Molino de Flores como un lugar turístico-recreativo; recreativo, dado que este interés no excluye el interés por la recreación familiar (ver figuras 2 y 3).

Una de las experiencias propiamente turísticas está relacionada con la sensación de verse sorprendido por lo que es percibido, observado. En este sentido, la actividad de recorrer el lugar, entre los vestigios arquitectónicos del Molino de Flores, con un interés por observar provoca en los visitantes no solo la mera acumulación de estímulos sensoriales, sino principalmente una actividad propiamente simbólica, reflexiva, en torno a lo que parece excepcional. Lo excepcional, en este caso, tiene la característica añadida de ser un producto histórico que guarda en los imaginarios de los visitantes un pasado glorioso, oculto aparentemente por su condición de ruinas y, a la vez, manifiesto por lo "interesante" de sus vestigios.

Consideraciones e implicaciones

En este trabajo se analizaron dos de las prácticas que llevan a cabo los visitantes del Parque Nacional Molino de Flores Nezahualcóyotl que, a partir de las interacciones con el lugar y con los otros, contribuyen a construirlo socialmente como un lugar turístico-recreativo. Estas prácticas sugieren que existen dos intereses principales que guían las actividades de los visitantes. Por un lado, un interés recreativo-familiar y, por el otro, un interés cultural. Se sostiene que el segundo tipo no necesariamente excluye al primero. Sin embargo, no parece ocurrir lo mismo con el interés recreativo-familiar, pues algunos testimonios y observaciones sugieren que este predomina, sin que se involucre precisamente un interés cultural para su visita. Por otro lado, aquellos informantes que muestran intenciones de conocer más en profundidad los datos históricos del Molino en general han tenido una aproximación a este a partir de visitas guiadas o con la lectura de folletos, por ejemplo. Ello tiene implicaciones importantes para definir una experiencia turística, pues confirma la premisa de que lo que se sabe afecta lo que se ve.

En cuanto a las contribuciones específicas de este trabajo, argumentamos que la exploración de los aspectos subjetivos y simbólicos permite comprender en mayor profundidad las actividades y prácticas de los visitantes de un espacio turístico y recreativo. En primer lugar, permite comprender de manera más profunda los fundamentos de las actividades realizadas en dichos lugares por parte de los visitantes. En segundo lugar, hace posible, de manera complementaria a los estudios que identifican y cuantifican dichas actividades, indagar en los procesos de formación de tales comportamientos dentro de la red de relaciones sociales y culturales en que participan dichos visitantes.

De tal suerte, consideramos como esencial explorar estos aspectos desde un enfoque fenomenológico-interpretativo para comprender mejor el proceso de construcción del lugar y con ello tener mejores instrumentos que sean útiles para quienes gestionan y administran este relevante lugar, pues de entrada se podría reflexionar sobre el importante papel que juegan los guías en el mantenimiento de la importancia histórica y, por ende, patrimonial de los lugares turísticos.


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