DOI: http://dx.doi.org/10.18601/01207555.n19.05

PERCEPCIÓN DE LA COMUNIDAD DEL ARCHIPIÉLAGO DE BOCAS DEL TORO, PANAMÁ, SOBRE EL IMPACTO DE LA INDUSTRIA TURÍSTICA1

PANAMÁ, BOCAS DEL TORO'S COMMUNITY PERCEPTION ABOUT THE IMPACT OF THE TOURISM INDUSTRY

Mercedes Camargo Velandia

Ing. Ambiental y de Saneamiento. Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente - PUC. MSc. en Socioeconomía Ambiental - CATIE. Especialista en Prácticas del Desarrollo. [mcamargo@catie.ac.cr]

Para citar el artículo: Camargo, M. (2016). Percepción de la comunidad del archipiélago de Bocas del Toro, Panamá, sobre el impacto de la industria turística. Turismo y Sociedad, XIX, pp. 73-96. DOI: http://dx.doi.org/10.18601/01207555.n19.05

1 Fecha de recepción: 3 de septiembre de 2015 Fecha de modificación: 3 de noviembre de 2015 Fecha de aceptación: 15 de diciembre de 2015


Resumen

Desarrollar políticas públicas que impulsen el turismo y respondan al cambio climático exige el análisis de múltiples variables sociales, económicas y ambientales. En el contexto de la gestión de las zonas aisladas físicamente, como los archipiélagos, dicho análisis depende de conocer las características ambientales y las necesidades socioeconómicas de las comunidades locales que permitan reconocer las percepciones de los individuos. Este trabajo se centra en este aspecto social y se interesa en conocer la percepción de la comunidad sobre los impactos socioeconómicos y ambientales que ha experimentado en los últimos años como consecuencia del turismo que se está desarrollando en el archipiélago de bocas del Toro. En la investigación se realizaron 200 entrevistas durante 2013 en cuatro islas del archipiélago de Bocas que desarrollan actividades turísticas. Los resultados del estudio permiten caracterizar a la comunidad y conocer su percepción teniendo en cuenta que desarrollan actividades estrechamente ligadas al turismo y que este se desarrolla en un escenario altamente desregularizado, donde hay una débil capacidad de control y seguimiento por parte del Estado, lo que ha impulsado un proceso desordenado de construcción y ocupación del territorio.

Se concluye que la percepción de la comunidad local se encuentra dividida marginalmente a favor del desarrollo de la industria turística por una mayor conciencia de los costos y beneficios que el turismo ha traído. sin embargo, las voces de euforia inicial con la venta de casas y terrenos a extranjeros realizada en los años noventa han cedido espacio a una visión más crítica y más social. Los aspectos más positivos del desarrollo de la industria del turismo en este lugar son su aporte en el dinamismo de la economía local -en comparación con la situación de 1983- y la mejora en la infraestructura, que han resultado atractivos para que personas de otros lugares lleguen al archipiélago en busca de oportunidades de trabajo. Los encuestados no notan que haya un deterioro importante de los ecosistemas y reconocen que ellos no tienen una cultura ambiental para proteger las playas. La comunidad local utiliza y valora 14 servicios ecosistémicos, especialmente los de provisión, soporte y cultural, que forman parte de sus estrategias y medios de vida. Los operadores turísticos valoran seis servicios, específicamente de provisión, regulación y cultura, que están estrechamente ligados al desarrollo de la actividad turística, el acceso y la oportunidad de integrarse a la labor turística. También se descubre que las mujeres, en general, reciben menos ingresos que los hombres.

Palabras clave: Turismo sostenible, percepción de comunidades locales, impactos del turismo, turismo de naturaleza.


Abstract

In order to develop public policies that promote tourism and respond to climate change, it is require the analysis of social, economic and environmental variables. In the context of physically isolated areas such as islands, it depends on knowing the environmental characteristics and socio-economic needs of local communities to recognize the perceptions of individuals. This article focuses on the socials aspects and perception of the community about the socioeconomic and environmental impacts which has experien-ced in recent years as a result of the tourism that is developing in Bocas del Toro Archipelago. In the research 200 interviews were conducted during 2013 in 4 islands of Bocas where tourism activities are developed. The results of the study allow us to characterize the community and know their perception considering that they develop activities closely linked to tourism that are develop in a scenario highly deregulated and where there is a weak ability of control and monitoring by the state, which has driven a messy process of building and land use.

The final conclusion of the study is that most part of the community is in favour with the development of the tourism industry because of its benefits. However, the euphoria that caused the sale of houses and land to foreigners in the 90s have caused a more critical and social vision. The most positive aspect of the tourism development in the area is its contribution to the dynamism of the local economy in comparison with 1983; also the improvement of infrastructure which has made the archipielago more attractive to people from elsewhere and look for job opportunities. The interviewees do not see a relevant damage in the ecosystem, nonetheless they recognize that they don't have an environmental culture and knowledge to protect their beaches. Tour operators specifically assessed six service delivery, regulation and culture which are closely linked to the development of tourism. Access and opportunity to join the tour operator's field favor foreigners of African descent and indigenous, it also shows that women generally earn less than men.

Keywords: Sustainable tourism, perception of local communities, impacts of tourism, nature tourism.


1. Introducción

El interés del Gobierno panameño en impulsar el turismo con el objetivo de dinamizar la economía se inició en 1993. El primer inventario de atractivos turísticos en el país se hizo durante los años 1991 y 1993, con el apoyo de la Organización de Estados Americanos. El Plan Maestro de Desarrollo Turístico Sostenible 2007-2020 es la hoja de ruta que las actuales administraciones han seguido para impulsar esta actividad económica, pero ha recibido críticas por el énfasis economicista que maneja y porque no tiene en cuenta aspectos socioculturales y medioambientales en los territorios donde se desarrolla la actividad (Estrada, 2012).

Pero el desarrollo del turismo, como lo han estudiado diversos investigadores (Nel Io Andreu y Pérez, 2007; Carlsen y Butler, 2011; H. García, Aledo y Ortiz, 2010), incluye impactos positivos y negativos en las comunidades locales. Esta investigación tuvo como objetivo analizar los impactos ejercidos por la industria del turismo sobre la comunidad local y los ecosistemas del archipiélago de Bocas del Toro.

2. La especialización de la economía en los países en desarrollo

El estudio hecho por Bekerman y Sirlin (1999) expone que la especialización de la economía de un país se da en aquellos sectores que cuenten con costos relativos menores, por lo tanto, los sectores que tengan ventajas comparativas se vuelven internacionalmente competitivos. En esa misma línea de pensamiento, De Escalona (2011) explica que un país tiende a especializarse en el turismo de playa porque cuenta con una alta demanda internacional, requiere mano de obra no calificada y un muy bajo nivel tecnológico (o ninguno), lo que le permite ser más eficiente en la administración de sus recursos naturales.

Según Garau (2005), existen evidencias empíricas que demuestran que los países especializados en turismo tienen un crecimiento más acelerado que otras economías, por esta razón, se relaciona el turismo con los efectos positivos en las economías emergentes. Este autor asegura que, en territorios insulares como Islas Baleares y Canarias, en España, se ha podido comprobar que, pese a experimentar un aumento de turistas por décadas, las comunidades locales tienen un ingreso per cápita menor que otras provincias en el interior de España y, por lo tanto, bajos niveles de calidad de vida. El estudio concluye que la especialización en el turismo en pequeñas comunidades isleñas no produce el desarrollo socioeconómico que se espera, aun cuando se da el crecimiento del sector turístico.

La UNEP (2012) expone que lo característico del turismo es verlo no en su integridad ni como fenómeno social, sino como una actividad productiva. Esta visión ha dejado por fuera algunos costos ocultos, como las fugas, que son las ganancias, los impuestos, salarios y pagos hechos fuera del área de acogida. Los paquetes turísticos todo incluido tienen una fuga de casi el 80 %, asociada con los gastos que van a las compañías aéreas, a los hoteles y a otras empresas internacionales, no a las empresas ni a los trabajadores locales, situación presente en el archipiélago de Bocas del Toro.

Entre otros impactos negativos que la UNEP (2012) señala están las inversiones en infraestructura que deben hacer los gobiernos locales y los residentes por medio de los impuestos para mejorar los aeropuertos y las vías que permiten que el turismo siga creciendo, algunas veces a costa de la reducción de la inversión en otras áreas. El aumento de los precios de la canasta familiar, debido a la presión por la demanda que hacen los turistas, afecta más a los residentes porque en muchas ocasiones sus ingresos no aumentan de la misma manera; prueba de ello es el creciente inconformismo por parte de la comunidad local del archipiélago de Bocas del Toro, como lo expresó un encuestado: "Hace 8 años usted vivía con 300 dólares, todos antes teníamos el mismo nivel, pero después comenzaron a verse las brechas" (L. Díaz, comunicación personal. 2013). Un aspecto asociado con el desarrollo turístico es el aumento del precio de la tierra a causa de la demanda de bienes raíces. Según Condo, Inman y Turner (2001), en la zona turística del archipiélago de Bocas del Toro, los habitantes tradicionales ya no son dueños de las tierras porque vendieron su propiedad a extranjeros y ahora son empleados en los negocios, hoteles o supermercados que se establecieron; de hecho, se calcula que el 80 % de la operación turística es manejada por foráneos.

Según el informe de competitividad de 2013, Panamá se posicionó como el país más competitivo en materia turística de América Latina durante la transición 2012-2013 (World Economic Forum, 2013). Según la ATP (2013), aproximadamente 2,5 millones de turistas arribaron al país durante el año 2011 por los diferentes puntos de ingreso, lo que representó 2.916 millones de balboas en divisas, superando así los ingresos recibidos por el peaje del Canal de Panamá (1.781 millones) y la zona franca (1.071 millones) juntos. La evolución del aporte a la economía nacional panameña puede verse en la figura 1.

En diversos estudios hechos en las últimas dos décadas (G. García y Sancho, 1999; Nik Rozilaini y Badaruddin, 2010; Nogué i Font, 1992; Obiol y Pitarch, 2011; Ríos y Barbosa, 2012), se han demostrado los problemas asociados con el turismo en diferentes destinos y la necesidad de conocer la actitud de los residentes al respecto para garantizar un grado de sustentabilidad del destino turístico.

En un estudio hecho recientemente por Hernández y León (2013), estos autores consideran que la especialización en el turismo en economías insulares es viable solamente si la comunidad local tiene comportamientos generosos y si su preferencia por el consumo de los bienes comunes es inferior a la tasa de regeneración ambiental. Se reconoce que el ritmo de regeneración ambiental es lento, como en el caso de la recuperación de los manglares y la población de peces; las tasas de preferencia del consumo de esos bienes por parte de la comunidad local son altas, entonces, el papel del Estado es intervenir con políticas que incrementen artificialmente el valor ambiental del lugar por medio educación ciudadana e instrumentos económicos que eviten el deterioro ambiental.

2.1 Turismo de naturaleza, el clima y la vulnerabilidad al cambio climático

El turismo de naturaleza ha tenido un incremento del 5 % en los últimos diez años, y según la OMT, dos terceras partes del total de los turistas extranjeros y nacionales visita al menos un área protegida durante sus viajes a América Latina y al Caribe, pero actualmente el capital natural y la riqueza biológica se encuentran amenazados por los impactos que la variabilidad climática puede provocar (Budowski, 2001; World Tourism Organization, 2009).

El turismo de naturaleza requiere de espacios cuidados y de belleza escénica. Los turistas, cada vez más concientizados y educados, están dispuestos a pagar más por visitar lugares bien conservados y que les permitan disfrutar de actividades pasivas (playas, cruceros, pícnics, caminatas, ciclismo) y activas (buceo, snorkel, avistamiento de tortugas, ballenas, surf, senderismo, montañismo) con la naturaleza. En el primer caso, las inversiones se hacen en infraestructura, mientras que en el segundo, el foco de atención es el ecosistema en sí (Drumm, 2009; González, León y Padrón, 2006; OMT, 2010).

Existe una clara relación entre el clima y los ecosistemas terrestres y marinos, que sufren transformaciones a medida que las condiciones climáticas van cambiando (Alfaro y Quesada, 2011; Aragón, Colque y Rosales, 2012). En Centroamérica hay estudios que evidencian las afectaciones que tanto las comunidades como los ecosistemas han experimentado en los últimos años a causa del cambio climático, y pronostican un futuro poco alentador a largo plazo (CEPAL, 2011 y 2012).

Las islas y algunos países en desarrollo son clima-dependientes porque su oferta turística está basada en su clima tropical (OMT, 2009), situación que los hace más vulnerables a los efectos que las variables climáticas puedan tener sobre ellos y a la sinergia que se establece entre el ambiente y los pobladores locales. Los territorios insulares de Latinoamérica se caracterizan por un reducido tamaño, una alta densidad poblacional y una especialización en el turismo, junto con unos recursos naturales limitados (Garau, 2005).

Las playas, los manglares y los arrecifes de coral ofrecen diversos servicios ecosistémicos a las comunidades que habitan en las islas, por ejemplo: el suministro de comida que satisface necesidades fundamentales para el ser humano; la regulación del clima y del ciclo hidrológico; la aparición de enfermedades y, por último, servicios culturales, que son los bienes intangibles que se perciben del ecosistema (MEA, 2003). Se espera que, debido a sus características biofísicas y culturales, cada punto del planeta será impactado de forma diferente por el CC y la VC; esto, aunado a la pérdida de servicios ecosistémicos, reducirá la calidad de vida de las comunidades con capitales erosionados o degradados. En la figura 2 se pueden evidenciar las relaciones que existen entre los servicios que los ecosistemas brindan y el uso que el sector turismo hace de ellos, así como también la sinergia que producen.

La clara influencia que el desarrollo de las actividades turísticas tiene sobre los ecosistemas y los servicios que estos prestan a las comunidades locales da cuenta de la importancia de una adecuada planificación y de un control del tipo de turismo que se implementa en áreas sensibles, como los ecosistemas marino-costeros.

2.2 Presiones de las actividades turísticas sobre los territorios

Las actividades turísticas tienen impactos, costos y beneficios sociales, ambientales y económicos sobre los lugares donde se desarrollan los proyectos. Entre los beneficios se pueden incluir los siguientes: aumento del empleo (se requiere mano de obra no calificada y existe un alto número de empleos para mujeres); mejoramiento económico y social de las comunidades locales, que contribuye a evitar la migración de los locales; intercambio cultural por la llegada de extranjeros, que enriquece el acervo cultural del lugar; y condiciones favorables para la inversión extranjera directa (Fernández, Grill y Laumann, 2011; Garau, 2005; Gómez, Kandel y Morán, 2008).

La OMT ha incluido entre los impactos negativos los siguientes: emisiones de gases efecto invernadero a causa de los viajes aéreos y terrestres; alto consumo de energía para refrigeración y otros servicios; aumento del valor del suelo para desarrollar complejos turísticos; consumo de agua; crecimiento rápido y poco ordenado de las poblaciones a causa de la migración; generación de residuos sólidos y líquidos, algunas veces no tratados; el hecho de que, en ocasiones, se pierden tradiciones culturales del lugar y el que algunas veces la comunidad local sea despojada de su tierra por falta de títulos (Rivera-Monroy et al., 2004; Timothy, 2012).

3. El archipiélago de Bocas del Toro: un destino turístico emergente

El archipiélago de Bocas del Toro, ubicado en el extremo norte de Panamá, sobre el mar Caribe, está compuesto por 9 islas, más de 50 cayos y 75 islotes, en un área de 220 km2. El clima es predominantemente húmedo, con lluvias todo el año. Hay dos períodos de menor precipitación (marzo, septiembre y octubre), cuando llueve en promedio 131 mm; por el contrario, los meses de mayor precipitación son julio y diciembre-enero, con promedios de 416 mm (Holdridge, 1987), pero actualmente estos valores extremos han ido en aumento a causa de la variabilidad climática.

Este lugar ha sido calificado como un área de importancia biológica (hotspots) en Panamá por su alta biodiversidad y por la fuerte amenaza que enfrenta (Guzmán, Barnes, Lovelock y Feller, 2005; Guzmán y Guevara, 1998; STRI, 2012; Heckadon, 1993). El antiguo Instituto Panameño de Turismo (IPAT) (1993) ya vislumbraba el potencial que tenían las islas para el turismo de sol y playa por su belleza escénica, aunque en años más recientes, el Instituto de Turismo de Panamá (2008) afirmó que las islas de Bocas del Toro habían logrado proyectar una imagen engrandecida con respecto a una realidad que no corresponde a las expectativas de los turistas.

En el análisis comparativo de competitividad de destinos hecho por la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP), el archipiélago de Bocas del Toro sigue posicionado en el mercado internacional por la belleza de sus playas (ATP, 2011). El estudio también reconoce que la mayoría de los viajeros llegan referenciados por otros y que el turismo se ha desarrollado de forma espontánea, desordenada y sin planeación alguna.

Desde 1993, la población del archipiélago de Bocas del Toro se ha ido adaptando a nuevos medios de vida vinculados al turismo; los cambios se han dado de forma muy rápida y han producido la dependencia a la actividad, como lo evidencia la figura 3. Las comunidades que habitan las islas consideran que tienen poca capacidad de gestión para incidir en las políticas turísticas impulsadas por el Gobierno nacional y en el modelo económico que se les ha impuesto (Gómez, Kandel y Morán, 2008). En los periódicos locales quedaron registradas las marchas y protestas sociales en contra de varios proyectos de marinas y hoteles que han sido aprobados en Ciudad de Panamá durante el período 2008-2013 sin previa socialización, lo que ha llevado a una constante tensión entre inversionistas y locales que no ha podido ser resuelta por la autoridad local, que es permanentemente cuestionada (Burica Press, 2008; Estrada, 2012; Rivera, 2013).

Los estudios hechos por la Heckadon (1993) evidenciaron los problemas de infraestructura, económicos y sociales que aquejaban el lugar en ese entonces y trataron de buscar alternativas a la dependencia del distrito de Bocas del Toro al cultivo del banano. Pero las dificultades siguen presentes en la actualidad y ahora son más fuertes por el desarrollo sin planificación del turismo, como expresaron los actores claves en las entrevistas (deficiente gestión de residuos sólidos, extracción de arena en las playas, sobreexplotación del recurso pesquero, bajo nivel de conciencia ambiental por parte de la población). Otra presión externa presente en el archipiélago desde hace varios años es la inversión asociada con la industria inmobiliaria de segunda residencia destinada a extranjeros, la cual ha producido conflictos entre la comunidad local y los inversionistas por la tenencia y ocupación de la tierra, situación que ha llevado a denuncias por parte de organizaciones no gubernamentales indígenas (ATP, 2011).

La falta de investigación e información sobre las opiniones y actitudes de los residentes acerca del impacto sufrido por el turismo es un elemento necesario en el análisis y diseño de la planificación y de las políticas públicas de desarrollo local. La evaluación de las ventajas del turismo se mide siempre con indicadores macroeconómicos, como su contribución en el producto interno bruto, pero se hace necesario empezar a evaluarlas con otro tipo de instrumentos para conocer el impacto a nivel local en cada territorio.

4. Metodología

El objetivo de esta investigación es conocer la percepción de la comunidad local de las islas del archipiélago sobre el impacto del turismo en su sociedad y los ecosistemas. Los estudios hechos por varios investigadores (Jordan, 2008; Reid y Heckadon, 1980; Spalding, 2011) sobre la percepción particular que los criollos, indígenas y extranjeros, respectivamente, tienen de la vivencia en las islas han sido tomados en cuenta y han permitido conocer las características de cada comunidad, pero no permiten ver los cambios que han tenido en los estilos de vida a través del tiempo.

El carácter exploratorio de la investigación se debe a la incertidumbre que se tiene del tema. El estudio adopta la definición hecha por el antropólogo Jafar Jafari (1989, p. 432), según la cual "el turismo estudia las prácticas del hombre lejos de su lugar frecuente, de la industria que satisface sus necesidades y de los impactos del hombre y de la industria sobre el entorno sociocultural de los residentes, sobre su economía y el medio ambiente", entendiendo que las actividades turísticas ya han tenido un proceso de desarrollo en el archipiélago de Bocas del Toro.

La investigación se realizó en dos fases de enero a mayo de 2013. En la primera se utilizó la entrevista semiestructurada con informantes claves para conocer la situación general del turismo en el archipiélago; en la segunda se elaboró y aplicó una encuesta a 200 personas distribuidas en cuatro islas (Colón, Carenero, Bastimentos y Popa), lugares que han desarrollado actividades turísticas durante los últimos 20 años. Se hizo un muestreo sistemático cada 18 casas y se aplicó la encuesta a la persona que estuviera en el lugar y que fuera mayor de 18 años. En la tabla 1 se presentan los objetivos y los instrumentos utilizados en cada fase de la investigación.

Las entrevistas de la primera fase permitieron tener una visión general que serviría de insumo para la elaboración de la encuesta; además, se conformaron dos grupos focales con emprendimientos turísticos locales en playa (Bluff e isla Popa), con el objetivo de identificar aspectos particulares, como el aprovechamiento de servicios ecosistémicos por parte de las comunidades locales.

La muestra se distribuyó de forma proporcional según la densidad poblacional de cada isla: Colón (49 %), Carenero (23 %), Bastimentos (22,5 %) y Popa (7,5 %). Durante el proceso se entrevistaron personas que viven algunos días en las islas, pero cuya residencia permanente está en otro lugar, como isla Solarte (2 °%) y Almirante (3 °%), que queda en el continente.

En la encuesta se preguntó, en una escala de 1 a 4, el grado de acuerdo (4) o desacuerdo (1) sobre una serie de afirmaciones de la actividad turística. La encuesta se dividió en cuatro bloques: 1) trataron entonces de buscar la caracterización del turista que llega al archipiélago; 2) efectos del turismo en el ecosistema marino costero de las islas2, 3) impactos del turismo en las comunidades locales y 4) variabilidad climática y capacidad adaptativa local.

Por tratarse de una investigación cualitativa, se utilizó InfoStat como programa estadístico para trabajar tablas de frecuencia y de contingencia que permiten verificar la asociación entre variables dependientes e independientes que sean relevantes para la investigación. También se implementó la prueba de Wilcoxon para muestras independientes (Di Rienzo et al., 2011).

La encuesta se aplicó a 200 personas (103 hombres y 97 mujeres), con una edad promedio de 40 años. Se les solicitó identificar el grupo étnico al que pertenecen (57 % afrodescendientes, 35 % indígenas y 8 % extranjeros3). El nivel educativo de la muestra fue bastante diverso, pero se destaca que el 4 % (8 personas) dijo ser analfabeta, el 20 % (40) terminó la primaria, el 25 % (48) culminó la secundaria y el 15 % (28) tiene algún año de universidad. Se identificaron 69 categorías de ocupaciones en la muestra, y de estas, 40 estaban vinculadas al turismo (80 personas, que representan el 40 %); el 19,5 % de las personas encuestadas eran amas de casa. El 6,5 % de la muestra declaró estar desempleada en ese momento y el 6 % eran jubilados. Los hogares de los encuestados estaban conformados, en promedio, por 4 personas. El ingreso promedio de los hogares fue de 300 balboas/mes.

5. Resultados y discusión

Como se detalló en la metodología, la investigación tuvo dos fases y en cada una de ellas se obtuvo información que ayudó a construir el escenario general donde se desarrolla la actividad turística en el archipiélago. Se presenta a continuación la información sobre cómo son valorados los servicios ecosistémicos por la comunidad y por los operadores turísticos, los tipos de operadores turísticos que existen y los servicios turísticos en infraestructura con los que cuentan las islas. Más adelante se describen los hallazgos de la percepción en cada uno de los bloques de la entrevista.

En las entrevistas semiestructuradas con los informantes clave4 y los dos grupos focales, se identifican los servicios ecosistémicos (SE) utilizados por las comunidades locales. Estos servicios son los beneficios obtenidos del ecosistema por las comunidades y la sociedad en general (Millennium Ecosystem Assessment, 2003), por lo tanto, son valorados de diferente forma por los grupos étnicos presentes en el archipiélago y por los operadores turísticos. La clasificación se hizo según la evaluación de los ecosistemas del milenio.

Las comunidades locales utilizan -y valoran-14 servicios ecosistémicos distribuidos entre los diferentes grupos, especialmente los de provisión, soporte y cultural, que forman parte de sus estrategias y medios de vida. Los operadores turísticos se concentran en los 6 servicios que están estrechamente ligados al desarrollo de la actividad turística, destacándose los siguientes: provisión, regulación y cultural (ver tabla 2).

En el archipiélago hay 7 operadores turísticos registrados ante la ATP, que ofrecen los servicios de playa, avistamiento de delfines y tortugas, pesca, buceo, snorkel y fotografía. Existen 4 organizaciones de turismo comunitario (Anaboca, Timorogo, Aliatur, Meringobe) que ofrecen senderismo en manglares y bosque tropical, artesanías, alimentación y hospedaje, avistamiento de aves, ranas, murciélagos y tortugas, así como también bailes tradicionales. Estas organizaciones no tienen la fortaleza aún de atraer turistas durante toda la temporada alta, de manera que algunos turistas llegan por recomendaciones hechas por otros o por la información divulgada por medio de las tecnologías de la información y la comunicación en Internet5.

Según datos de la alcaldía, en las islas existen 69 negocios de alojamiento (hoteles, hostales, hospedajes, cuartos, con una capacidad de 1.890 camas) que tributan el 10 % de sus ingresos al Ministerio de Economía y Finanzas; 36 restaurantes, 23 bares o sitios donde se expende licor; y 3 marinas donde llegan embarcaciones de diferentes banderas y calados6. Según los datos proporcionados por la oficina de la ATP en la isla, se calcula que en 2012 llegaron 225.000 turistas y que, en promedio, los turistas gastan 450 balboas durante su estadía, lo que aportaría a la economía panameña aproximadamente 100 millones de dólares anuales, y la alcaldía recibe del Gobierno central 9.000 balboas al mes, que representan el 10,8 % del total del presupuesto municipal anual, que es de 993.000 balboas.

5.1 Análisis socioeconómico de la muestra

Al analizar estadísticamente la muestra, se encontró asociación significativa con un valor de Chi Cuadrado MV-G2 (25,51) y (p = 0,0045) entre el grupo étnico y los ingresos del encuestado. El 56 % de los indígenas encuestados tiene los ingresos más bajos, entre 100 y 200 balboas al mes. El 68 % de los afrodescendientes de la muestra obtiene entre 300 y más de 500 balboas, y el 44 % de los extranjeros obtiene más de 500 balboas (ver figura 6). El salario mínimo en Panamá para 2012 era de 490 balboas, y según la ANAM (2011), el 98,4 % de la población indígena en Panamá está catalogada como pobre o muy pobre.

5.2 Percepción sobre el tipo de turista que visita el archipiélago de Bocas del Toro

De las respuestas del primer bloque se puede deducir que los habitantes del archipiélago perciben que los visitan, en su mayoría, grupos de jóvenes (42 %), seguidos de mochileros (17 %) y parejas (16 %). Así mismo, el 94 % de los encuestados está de acuerdo con el hecho de que la principal motivación de los turistas en el archipiélago es su belleza natural, pero al preguntarles si perciben que los foráneos vienen atraídos por la vida nocturna, también está de acuerdo el 57 %. Según los encuestados, la mayoría de los turistas que visitan el archipiélago son extranjeros (97 %).

5.3 Percepción local del impacto turístico sobre los ecosistemas

Las afirmaciones del segundo bloque iban dirigidas a saber cuál es la percepción de los pobladores locales sobre el impacto que causa el turismo en los ecosistemas marino-costeros (playa, manglares, corales). El 44 % de los encuestados (88 personas) percibe que el desarrollo de proyectos turísticos deteriora uno de los tres ecosistemas de la siguiente forma: corales (34 personas), manglares (31 personas) y playas (23 personas).

El 78,5 % de los encuestados (157) está de acuerdo o muy de acuerdo con la afirmación "el turismo ayuda a proteger los recursos naturales". Se discriminó de la siguiente forma: se protegen las playas (72); animales (63); plantas (12) y agua (10).

El 79 % de los encuestados está de acuerdo con que el turismo sí ayuda a proteger los recursos naturales (ver figura 7). Se encontró asociación significativa con un valor de Chi Cuadrado MV-G2 (17,93) y (p = 0,0218) entre el grupo étnico y la percepción de la protección que brinda el turismo. Según sus respuestas, los indígenas y los afrodescen-dientes de la muestra perciben que el turismo sí ayuda a proteger los recursos naturales; por el contrario, los extranjeros encuestados están en desacuerdo y muy en desacuerdo con esa afirmación.

En la afirmación sobre si hay movilización de fauna de un lugar a otro para aumentar su atractivo, el 58,8 % de la población consultada no percibe tal situación. El 83 % de la población local entrevistada acepta tener actitudes poco amigables con el ambiente y dejar basura en las playas y los sitios que visita; por el contrario, el 64 % considera que los turistas no lo hacen y que valoran o respetan las playas más que los locales.

Los locales tienen una percepción dividida (50 %) frente al hecho de que el aumento de visitantes a los mismos lugares (bahía de Los Delfines, Playa Estrella, Isla Pájaros, Red Frog), a causa de los tours que son ofrecidos a diario, ha ocasionado una disminución de las poblaciones de animales en esos sitios.

La población se encuentra dividida, 51,5% (103) marginalmente a favor de que el deterioro ambiental de las islas sería igual si su economía no se basara en el turismo; por el contrario, el 47 % (84) percibe que el deterioro ambiental sería menor. Para esta variable se encontró asociación significativa con un valor de Chi Cuadrado MV-G2 (15,50) y (p = 0,0167) entre la respuesta y el grupo étnico. En el gráfico Biplot se puede apreciar que la mayoría de los indígenas de la muestra está de acuerdo con que el deterioro sería menor si el desarrollo económico no se basara en el turismo, mientras que los extranjeros encuestados están muy de acuerdo con la afirmación; por el contrario, los afrodescendientes están en desacuerdo, pues para ellos, el deterioro ambiental sería igual si no existiera el turismo (figura 8).

5.4 Percepción local del impacto turístico sobre las comunidades

En el tercer bloque se solicitó a los entrevistados calificar, con base en una escala de Likert (1 a 5, donde 1 es poco importante y 5 es muy importante), la importancia de los problemas sociales que están asociados con el turismo y que se habían identificado con los expertos, a saber: manejo integral de residuos sólidos; alcantarillado; prostitución, venta y uso de drogas; pérdida de fauna silvestre; pérdida de tradiciones y costumbres isleñas; costo de la vida; aumento del precio de la tierra y desplazamiento de comunidades locales. Las comunidades locales de las islas perciben que los problemas más importantes para ellos son, en su orden, el costo de la vida (85 %), los residuos sólidos (73 %), el aumento del precio de la tierra (71 %), el alcantarillado (56 %) y el uso y la venta de drogas (54 %). El primer diagnóstico, realizado en 1993, dejó en evidencia que la comunidad estaba preocupada por el aumento de basuras y aguas residuales (Condo, Inman y Turner, 2001), situación que no ha encontrado solución y que provocó acciones de hecho por parte de la ciudadanía en noviembre de 2012 y marzo de 2013.

Frente a la percepción del aporte del turismo a la integración de las organizaciones, empresas y comunidades, según las respuestas obtenidas, el 65 % de la muestra cree que el turismo sí ayuda a ese objetivo. El 57,5 % de la muestra percibe que las tradiciones y costumbres isleñas se han ido perdiendo por el desarrollo del turismo.

En cuanto a las preguntas sobre las actividades a las que se dedican y la mejoría de la economía familiar, el 58 % de los encuestados asegura haber cambiado de actividades y que estas ahora están más ligadas al turismo que 10 años atrás. Para la variable de la economía familiar, se encontró asociación significativa con un valor de Chi Cuadrado MV-G2 (11,32) y (p = 0,0232) entre la respuesta y la edad; en el gráfico de barras (figura 9) se puede apreciar que los jóvenes (18 a 30 años) han notado más la mejoría que los adultos (30 a 50 años), y que los mayores (50 a 88 años) no perciben que su economía familiar haya mejorado en los últimos 10 años. También es interesante anotar que el 59 % de la muestra percibe que las actividades que no tienen que ver con el turismo en las islas han disminuido, lo que refuerza el hecho del aumento de la dependencia económica local a esta actividad.

Para conocer la percepción que tiene la comunidad local sobre el efecto en los niños y jóvenes por el desarrollo del turismo, se incluyó una afirmación por medio de la cual se pudo establecer que el 71 % de la muestra percibe que hay cambios de conductas y costumbres en los menores de edad a causa del turismo.

Para el 76 % de la muestra, la comunidad de las islas está contenta con el desarrollo de la industria del turismo, y para el 66 % su comunidad es unida. Por otro lado, sí se han percibido cambios en la infraestructura del archipiélago y se cree que esta ha mejorado como consecuencia del desarrollo turístico de los últimos años. El 57 % de los encuestados considera que el movimiento migratorio hacia las islas es positivo, pero algunos piensan que eso "depende del tipo de personas que lleguen". Esta percepción es interesante porque, según García y Sancho (1999), a medida que las personas locales aprecian el nivel de demanda de los visitantes y hay una pérdida de capacidad de carga del destino turístico, la aceptación de los extranjeros disminuye.

Con las afirmaciones del numeral 6 se indagó por el efecto del turismo entre hombres y mujeres. Como resultado se encontró que los trabajos están bien diferenciados: los hombres son empleados en actividades operativas para el turismo (guías, boteros, vendedores ambulantes, en construcción), mientras que las mujeres se ubican en las actividades de comercio y servicios (aseadoras, camareras, cocineras, bar tender y cajeras en tiendas o supermercados); ninguna mujer entrevistada se desempeñaba entonces en labores como guía turística o botera. El 90,5 % de la muestra está de acuerdo con que hay más puestos de trabajo que antes; las opiniones están divididas a la mitad sobre la diferencia de salarios entre hombres y mujeres. El 63 % de la muestra estima que el trabajo ofrecido por la industria turística en el archipiélago es de buena calidad.

Al hacer la prueba de Wilcoxon para muestras independientes, se contrastó el ingreso que tienen hombres y mujeres (W1,197 = 8258 y p = 0,0007). Los hombres tienen un ingreso mayor que las mujeres, aunque la mitad de la población no lo percibe así.

El archipiélago de Bocas del Toro se ha caracterizado por ser un lugar en donde convergen muchas culturas, la permanente llegada de turistas, pensionados extranjeros, indígenas de diversas etnias, afrodescendientes y asiáticos; es de esperarse que cada una de estas comunidades tenga percepciones diferentes e intereses particulares sobre el uso de los recursos naturales y el desarrollo de la actividad turística.

Con el fin de identificar mejor las percepciones y encontrar coincidencias o contradicciones con los resultados de esta investigación exploratoria y la literatura actual sobre la temática de turismo, se realiza un cuadro resumen. Se puede ver que en las respuestas sobre los problemas socioambientales asociados con el turismo, el caso de Bocas del Toro refleja el mismo comportamiento que otros destinos de sol y playa, como Isla Margarita (Boadas, 2011) y las Islas Canarias (Garau, 2005).

6. Conclusiones

Los aspectos más positivos del desarrollo de las actividades turísticas en este lugar son su aporte al dinamismo de la economía local, en comparación con la situación en la que se encontraba en 1983, y la mejora en cuanto a la infraestructura, lo que ha hecho atractivo que personas de otros lugares lleguen al archipiélago en busca de oportunidades de trabajo. Los encuestados no notan que haya un deterioro importante en los ecosistemas y reconocen que ellos no tienen una cultura ambiental (acciones amigables con el medio ambiente) para proteger los ecosistemas marino-costeros.

Existe una clara diferenciación entre los beneficios que cada uno de los grupos étnicos de las islas del archipiélago de Bocas del Toro logra disfrutar del desarrollo de las actividades del turismo, como lo demuestran los análisis de correspondencias entre variables. Los indígenas siguen siendo el grupo más rezagado en los niveles de calidad de vida, pues en su mayoría no terminan la secundaria y su limitación en el dominio de una segunda lengua (inglés) no les ha permitido insertarse más en la fuerza laboral para obtener beneficios de la industria turística, por eso se sienten en desventaja y marginados por parte del Gobierno nacional y local. Esta situación evidencia que aún persiste una brecha socioeconómica que debe tratar de achicarse vía propuestas de desarrollo endógeno, o bien, con el acompañamiento de üng internacionales que tienen presencia en la zona y la presencia del gobierno.

Los operadores turísticos y los inversionistas turísticos en las islas utilizan y valoran 6 servicios ecosistémicos que están estrechamente asociados con la conservación de las playas, los manglares y los corales. Por esta razón, los pobladores consideran que el mayor atractivo turístico está relacionado con las playas y que la actividad turística ayuda a protegerlas. Por su parte, las comunidades locales utilizan y valoran 14 servicios ecosistémicos distribuidos entre los diferentes grupos, especialmente los de provisión, soporte y cultural, que forman parte de sus estrategias y medios de vida.

Hay percepciones divididas en la comunidad local marginalmente a favor del desarrollo de la industria turística por una mayor conciencia de los costos y beneficios que ha traído el turismo. La población ha pasado de la euforia de la venta de casas y terrenos a extranjeros de los años noventa a una visión más crítica y más social. Los movimientos de indígenas y criollos para evitar la expropiación de tierras de las que no tienen títulos, pero sí un derecho posesorio (consuetudinario), que en la práctica no es reconocido por el Estado, puede llevar a una polarización de las comunidades hasta llegar a un proceso de hostilidad contra el turista, sea este panameño o extranjero.

El avance de la dependencia económica de la comunidad local en el turismo, al transformarse sus medios de vida durante el tiempo, es contraproducente, pues fenómenos naturales, como tormentas o ciclones, y los patrones cambiantes del turismo pueden afectar drásticamente su economía familiar y local.

La clara inequidad de los ingresos que tienen hombres y mujeres, los grupos étnicos, así como la diferenciación de roles, permiten que las mujeres sean más vulnerables que los hombres a los efectos sociales negativos asociados con el turismo, como son el aumento del costo de la vida, la prostitución, la pérdida de tradiciones y costumbres y el aumento del precio de la tierra.

Aun cuando la comunidad local reconoce que la actividad turística es importante para el dinamismo económico de las islas, también es consciente cada vez más de los impactos que trae consigo. Es evidente que el grado de satisfacción de la comunidad por el desarrollo del turismo ha tenido una progresiva disminución en los últimos años por los conflictos que ha traído consigo.

La falta de gobernabilidad y la desconfianza entre los actores sociales han producido una fragmentación de acciones que no logra mantener en buena salud los ecosistemas, tan necesarios para el desarrollo de la actividad turística y los medios de vida de los pobladores.

7. Recomendaciones

El turismo debe entenderse como una actividad complementaria a las que se ejecutaban anteriormente en las islas. Es necesario hacer estudios etnográficos que permitan rescatar y fomentar las actividades tradicionales de los grupos indígenas presentes en el territorio, así como las costumbres y comidas tradicionales afrocaribeñas, sus tradiciones y arquitectura y el uso de recursos naturales de forma sostenible.

La investigación ha dejado al descubierto la percepción de los pobladores sobre los problemas sociales asociados con el turismo que consideran más importantes, por lo tanto, es recomendable que se realicen estudios sociales que contrasten esas percepciones y que se propongan acciones de control que logren minimizar los impactos negativos que el turismo trae consigo.

Se deben construir políticas públicas que contribuyan a la inclusión de las mujeres y a monitorear los problemas sociales que les afectan, así como la percepción que tienen de ellos, para evaluar los impactos que pueden traer las iniciativas de nivel nacional a nivel local.

Por tratarse de una investigación exploratoria, se logra tener un panorama muy general, que debe profundizarse con investigaciones más específicas y amplias. Es evidente que la comunidad del archipiélago es pluricultural, por consiguiente, cada una de las comunidades que lo conforman tiene intereses propios, algunas veces divergentes y otras convergentes, en el tema de los impactos sociales, ambientales y económicos que el turismo ha dejado en las últimas dos décadas.

Mejorar el nivel de educación ambiental de niños, jóvenes y adultos es una necesidad urgente con el objetivo de cambiar los patrones de conducta respecto al medio ambiente y a la responsabilidad individual que se tiene para conservar la riqueza de los ecosistemas marino-costeros (playas, manglares, corales), tan singulares en el archipiélago; esto se podría lograr con campañas educativas de largo aliento e involucrando a todas las comunidades en las jornadas de limpieza de playas, siembra de manglar y separación de residuos sólidos domiciliarios.

La capacidad de carga de los destinos turísticos de sol y playa es finita, por ende, no se puede esperar que el crecimiento de la industria sea ilimitado. Es improrrogable que se hagan las investigaciones de capacidad de carga en los lugares visitados frecuentemente por los turistas e identificar otros potenciales atractivos turísticos que tengan que ver con cultura, arquitectura y gastronomía, para diversificar así los tours que se ofrecen a los turistas, esto con apoyo de la Autoridad de Turismo de Panamá y la Autoridad Nacional del Ambiente.

El nuevo panorama que se presenta en el archipiélago es el resultado de la alternativa de desarrollo que se formuló desde 1983, la cual se propuso contrarrestar los altos niveles de pobreza y la dependencia de la industria bananera que tenía el territorio, por lo tanto, ahora se enfrenta a nuevos retos para sacar el mejor provecho y adaptarse a los desafíos que trae consigo.

Finalmente, se hace necesario que las diferentes entidades que están relacionadas con el capital natural del archipiélago y el turismo realicen acciones de manera conjunta para evitar la duplicidad de funciones e involucrar a la sociedad y empoderarla de su patrimonio cultural y ambiental. Es necesario permitir que la sociedad tenga influencia en la toma de decisiones sobre los grandes proyectos turísticos que están pendientes por realizar en el archipiélago, para evitar así que se sigan presentando la segregación y el aumento de costos y pasivos ambientales y sociales.


Notas

2 Para este estudio se consideraron como ecosistemas marino-costeros las playas, los manglares y los corales.
3 Se utilizó esta categoría para agrupar a los latinoamericanos, europeos y norteamericanos que han desarrollado actividades en las islas y que actualmente viven allí de forma permanente.
4 Instituto Smithsonian, Departamento Ambiental de la Alcaldía de Bocas del Toro, USAID -Programa Regional para el Manejo de Recursos Acuáticos y Alternativas Económicas-, Sea Turtle Conservancy, Autoridad de Turismo de Panamá, consultor independiente, ONG indígena.
5 Durante 2010, la UICN fortaleció la red de turismo comunitario de Bocas del Toro (Red Tucombo), la cual tiene una página en Internet y folletos publicitarios con la oferta de servicios turísticos en el distrito de Bocas del Toro.
6 Profundidad que la parte sumergida de una embarcación alcanza en el agua.

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