10.18601/01207555.n23.08
TURISMO FLUVIAL: UNA ALTERNATIVA PARA FOMENTAR LA ACTIVIDAD TURÍSTICA EN LOS MUNICIPIOS RIBEREÑOS AL RÍO MAGDALENA. EL CASO DEL MUNICIPIO DE SUÁREZ (TOLIMA, COLOMBIA)1
RIVER TOURISM: AN ALTERNATIVE TO BOOST TOURISTIC ACTIVITY IN THE MUNICIPALITIES ALONG THE MAGDALENA RIVER. THE CASE OF SUÁREZ (TOLIMA, COLOMBIA)
Nicolás Galvis Rivera
Magíster en Planificación y Gestión del Turismo
Universidad Externado de Colombia
Colombia
[ngalvis1987@gmail.com]
1 Fecha de recepción: 19 de marzo de 2017
Fecha de modificación: 25 de septiembre de 2017
Fecha de aceptación: 10 de noviembre de 2017
Para citar el artículo: Galvis, N. (2018). Turismo fluvial: una alternativa para fomentar la actividad turística en los municipios ribereños al río Magdalena. El caso del municipio de Suárez (Tolima, Colombia). Turismo y Sociedad, XXIII, pp. 149-182. DOI: https://doi.org/10.18601/01207555.n23.08
Resumen
Debido a su enorme aporte social, cultural y turístico, en las últimas décadas, los ríos han adquirido mayor relevancia en el sector. Esto se evidencia, especialmente, en las zonas rurales, gracias a que su belleza natural es única y se entreteje con el paisaje cultural y la cotidianidad de los ribereños.
El objetivo de la investigación fue conocer los contextos y las potencialidades que ofrece el río Magdalena en el municipio de Suárez (Tolima) en lo que concierne al impulso del turismo fluvial en la región del Alto Magdalena, departamento del Tolima. Para el levantamiento de la información se emplearon cuatro técnicas: observación de campo, entrevista y comunicación oral, encuesta y técnicas de grupo. Adicionalmente, se realizó una caracterización de los atractivos turísticos y una evaluación de las variables que integran el producto turístico, para determinar si Suárez es un destino potencial, emergente o consolidado.
El hilo conductor de la investigación fue la planificación territorial del turismo, junto con el enfoque teórico de la valorización turística, en el que se analiza el turismo como un fenómeno social complejo y como medio para brindar oportunidades de trabajo y calidad de vida a los pobladores que habitan la ribera del río Magdalena.
Palabras clave: Río, planificación turística, valorización, turismo fluvial, participación comunitaria, navegación fluvial.
Abstract
In the last decades, rivers have become increasingly important from the point of view of their social, cultural value and as a tourist resource. This relevance is even more evident in rural areas where rivers have retained unique natural features that interweave with the cultural landscape and daily life of riparian inhabitants. The objective of the research was to know the conditions and potentialities offered by the Magdalena river in the municipality of Suárez-Tolima to promote river tourism in the region of the high Magdalena department of Tolima, this was done through the use of four techniques for the Information survey: field observation, interview and oral communication, survey and group techniques, in addition to the above a characterization of the tourist attractions of the municipality was carried out and an evaluation of the variables that integrate the tourism product to determine if the Municipality of Suárez-Tolima was a potential destination, emerging or consolidated.
In this context, tourism's territorial planing and the theoretical approach to tourism valorization were analyzed as a way of conducting research, analyzing tourism as a complex social phenomenon and as a means to provide job opportunities and quality of life the habitants living on the banks of the Magdalena River (Colombia).
Keywords: Rivers, tourist planning, valorization, river tourism, community participation, river navigation.
Introducción
La actividad turística es actualmente objeto de estudio por parte de diferentes especialistas debido a los cambios que provoca en las economías, los entornos y las sociedades (Cooper, Fletcher, Gilbert y Wanhill, 2007, citados en Machado, 2013, p. 71). En Colombia ha logrado un impacto económico lo suficientemente importante, hasta situarse como el segundo generador de divisas, después del petróleo y el carbón (Rozo y Garavito, 2016). No obstante, no se debe sobrevalorar el impacto negativo en el ambiente y en las comunidades locales, por lo que el turista requiere de una mejor oferta y de productos orientados hacia la conservación y la protección del patrimonio cultural y de las zonas naturales de gran fragilidad ambiental, así como hacia el respeto por los territorios y las comunidades indígenas. Por consiguiente, es necesario que la actividad turística establezca límites ambientales y sociales que permitan generar incentivos reales para la conservación y el desarrollo local (Machado, 2005).
Los ríos han ocupado un lugar central en la historia del hombre desde los albores de la civilización, e incluso desde antes, al proporcionar agua y fértiles llanuras aluviales, que permitieron a los grupos y asentamientos humanos el fomento de la agricultura y el comercio (Prideaux y Cooper, 2009) y que se han convertido en importantes recursos para el desarrollo de la actividad turística.
El turismo fluvial ha logrado posicionarse en diferentes zonas del mundo para consolidar una oferta de calidad, auténtica, diversificada y ajustada a las necesidades de los clientes. Sin embargo, en Colombia, dichas potencialidades no han sido aprovechadas de manera adecuada para el desarrollo en los ríos.
En este contexto, surge la necesidad de indagar por qué Colombia, a pesar de contar con los recursos necesarios, es decir, con ríos aptos para la navegabilidad fluvial, no ha podido consolidar una oferta de turismo fluvial que permita generar productos turísticos y nuevas alternativas de trabajo para la población ribereña.
Con base en lo expuesto, el objetivo de la investigación fue conocer las condiciones y potencialidades que ofrece el río Magdalena, uno de los principales afluentes en Colombia, para el impulso del turismo fluvial. Para esto, se delimitó el área de estudio y se abordó el caso del municipio de Suárez, ubicado en el departamento del Tolima, región del Alto Magdalena.
La investigación tuvo como hilo conductor el proceso de planificación territorial del turismo y el enfoque teórico de valorización turística. Se analizó el sector como un fenómeno social complejo y como un medio para alcanzar el bienestar económico y social de los habitantes de la ribera del río Magdalena.
El estudio se realizó bajo un enfoque cualitativo e inductivo de carácter descriptivo, a partir del análisis documental sobre el turismo fluvial, el río Magdalena y el municipio de Suárez. Después, las visitas de campo permitieron describir e interpretar la realidad del territorio, para conceptualizar la actividad turística desde una visión holística integradora. También se analizaron algunas posturas, conceptos y enfoques teóricos sobre valorización y planificación turística.
En este mismo orden de ideas, y con la intención de observar las potencialidades con las que cuenta el municipio de Suárez para desarrollar el turismo fluvial, se evaluaron las variables que integran el producto turístico. También se caracterizaron los atractivos naturales y culturales del municipio y se realizó una revisión documental sobre la implementación de diferentes productos de turismo fluvial en los principales ríos del mundo, para ejemplificar casos y modelos exitosos posibles de llevar a cabo según las características del río Magdalena. Finalmente, se analizaron las encuestas de percepción aplicadas a la comunidad local sobre el desarrollo de la actividad turística en su territorio y las entrevistas con expertos a nivel nacional, regional y local.
Con el ánimo de generar una reflexión y futuras discusiones sobre el uso y aprovechamiento de los sistemas fluviales para el desarrollo de la actividad turística de manera participativa con la comunidad local, en este artículo se propone un esquema de planificación del turismo para el municipio de Suárez y se describen las principales conclusiones.
Metodología
La investigación se realizó bajo un enfoque cualitativo e inductivo de carácter descriptivo, humanista y flexible, que busca comprender la realidad a partir de datos o casos sin ideas preconcebidas (Taylor y Bogdan, 1987).
Los estudios descriptivos buscan explicar cómo son y cómo se manifiestan determinados fenómenos, situaciones o eventos; especificar las características y propiedades importantes de personas, grupos, comunidades o cualquier otro fenómeno que se vaya a investigar (Hernández, Fernández y Baptista, 2010).
El enfoque cualitativo permite entender el contexto de forma holística y con un alto grado de flexibilidad e interpretación, para hacer una aproximación global a las situaciones sociales, con el propósito de "explorarlas, describirlas y comprenderlas de manera inductiva" (Bonilla-Castro y Rodríguez, 2000, p. 70). Por lo anterior, "la investigación cualitativa es un proceso [en el que] las etapas se retroalimentan y se confrontan permanentemente" (Bonilla-Castro y Rodríguez, 2000, pp. 70-71).
La propuesta metodológica se apoyó en fuentes secundarias y primarias, mediante entrevistas a actores y expertos. Se hizo uso de cuatro técnicas para el levantamiento de la información: observación de campo, entrevista y comunicación oral, encuesta y técnicas de grupo. Los instrumentos de dichas técnicas fueron (a) diálogo y entrevista semiestructurada con actores claves; (b) observación participante en recorridos, reconocimiento del territorio y salidas de campo; (c) cuestionario tipo encuesta, por medio del cual se determinó una muestra exploratoria de la población económicamente activa del municipio, cuestionario que se aplicó a 70 habitantes de la cabecera municipal.
La investigación se enfocó, primero, en una mirada empírica, descriptiva y de carácter cualitativo a la realidad del territorio. Después, se realizó un contraste conceptual y se evaluaron las variables y los atractivos que pudieran integrar un producto de turismo fluvial. Por último, se planteó un esquema de planificación turística para el municipio y una reflexión con recomendaciones sobre el uso de los sistemas fluviales en la actividad turística que permitiera abrir espacios a otras reflexiones.
Ubicación y contexto del área de estudio
El municipio de Suárez, región del Alto Magdalena, departamento de Tolima, fue fundado en 1696
[…] con el nombre de Santa Rosa de Lima por Antón de Olaya y Carrillo, clérigo de la orden dominica Juan Bautista de Luna y Francisco Sánchez Ruiz, en un lugar ubicado aproximadamente a 1 km al oriente del río Magdalena y 1 km al norte de su asiento actual. […] En 1827 [fue] elevado a la categoría de aldea y fue durante muchos años paso obligado en la ruta del Camino Real Nacional hacia Neiva. (Secretaría de Planeación y TIC - Gobernación del Tolima, 2011, p. 16).
En 1854, un año después de ser totalmente destruida por un incendio, la aldea fue reconstruida "en terrenos donados por la señora Feliciana Lombo de Ricaurte, sobre la ribera del río, su lugar actual" (Secretaría de Planeación y TIC - Gobernación del Tolima, 2011, p. 16). La nueva ubicación representó un resurgimiento de la población, debido al comercio por el río y al paso de balsas, champanes y barcos de vapor hasta 1925 (Colombia Turismo Web, s. f.).
El 16 de mayo de 1903 la aldea fue elevada a la categoría de municipio, se fijaron los límites que subsisten hasta hoy y se nombró a su primer alcalde. En 1930, la Asamblea Departamental del Tolima le cambió el nombre en honor al ilustre expresidente don Marco Fidel Suárez, "en cuya presidencia, y sin haberse reconocido aún la independencia de Panamá, se encontró que esta población era el verdadero centro del país" (Colombia Turismo Web, s. f.).
La mayor parte del municipio es plana o ligeramente ondulada, se localiza en un pequeño relieve montañoso, con alturas de mil metros sobre el nivel del mar. El piso térmico se ubica en el clima cálido, en formación de bosque seco tropical.
El municipio cuenta con una ubicación estratégica en la región del Alto Magdalena, al oriente del departamento de Tolima (ver figura 1), a tan solo 160 km de la capital del país (Bogotá) y a 60 km de Ibagué, la capital de Tolima. Suárez presenta una temperatura promedio de 28 °C durante todo el año.
El municipio de Suárez posee la más importante cuenca del país, como es el río Magdalena (ver figura 2), además del río Sumapaz, que pasa por el norte y desemboca en el Magdalena. Existen también varias quebradas que se distribuyen por todo el territorio: La Honda, Agua Blanca y Batatas (Alcaldía Municipal de Suárez, 2012).
Suárez tiene una altitud de 290 msnm y una superficie de 186.7 km2. Su población es de 4.144 habitantes, según el último censo (de 2005), distribuida en 2.294 habitantes (55.36 %) en el área rural (integrada por 15 veredas al sur y al norte del municipio) y 1.850 habitantes (44.64 %) en la zona urbana (Alcaldía Municipal de Suárez, 2012).
Según datos del Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales (SISBÉN), la población del municipio era de 4.780 habitantes para el año 2009. Sin embargo, en la población comprendida entre los 20 y los 35 años existe una disminución debida a la migración a otros municipios para encontrar mejores oportunidades, según datos del Plan de Desarrollo Municipal 2012-2015 (Alcaldía Municipal de Suárez, 2012, p. 21).
La economía del municipio es mayormente agrícola. Se destacan productos como maíz, sorgo, algodón y frutales. En segundo renglón se encuentran la ganadería, la pesca y la avicultura, practicada por grupos familiares en el área rural. La generación de empleo puede atribuirse en mayor proporción a la Alcaldía Municipal, al Hospital Santa Rosa de Lima y a la institución educativa del mismo nombre.
La población económicamente activa se distribuye en rangos de edad entre los 15 y los 64 años. La mayor ocupación es el trabajo del campo de manera independiente o en época de cosecha. La proyección es lograr convertirse en el año 2020 en
[…] una municipalidad abierta al cambio y a las propuestas ciudadanas y empresariales que propendan [hacia el] fortalecimiento de su vocación agrícola y de aquellas que sienten las bases para implementar el ecoturismo bajo criterios de sostenibilidad y sustentabilidad, que creen oportunidades de empleo que mejoren las condiciones socioeconómicas de [los habitantes] de Suárez. (Alcaldía Municipal de Suárez, 2012, p. 32).
Definiciones, características, oportunidades y gestión del turismo fluvial
En Colombia, el sector turismo experimenta un proceso de crecimiento que no se había registrado anteriormente, caracterizado por la llegada de viajeros no residentes; ingresos en la balanza de pagos; inversión extranjera en el sector de comercio, hoteles y restaurantes; y un alto dinamismo en la construcción de hoteles en los últimos años (Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, 2014, p. 15).
En este sentido, el turismo se constituye en uno de los grandes dinamizadores de la economía nacional, hasta tal punto que en el año 2015 aportó al PIB 5.200 millones de dólares representados en generación de nuevos empleos y divisas; el sector comercio, restaurantes y hoteles creció a una tasa del 5 % con respecto al año anterior y aporta el 12.1 % en la producción nacional. Así mismo, durante el cuatrienio 2011-2014 se crearon 235.000 nuevos empleos (Revista Dinero, 2015).
En este contexto, ante la necesidad de dar respuesta a las nuevas tendencias del turismo internacional de atender turistas cada vez más exigentes, que demandan una oferta de productos innovadores, especializados, sostenibles e incluyentes con la comunidad local, el Gobierno nacional ha creado, por medio del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, el Plan Sectorial de Turismo 2014-2018, denominado "Turismo para la Construcción de la Paz" (Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, 2014).
El objetivo del Plan es
Posicionar a Colombia como destino turístico sostenible y sustentable, reconocido en los mercados mundiales y valorado en los mercados nacionales por su multiculturalidad y megadiversidad, con oferta altamente competitiva, que lleve a su máximo nivel a la industria de los viajes y al turismo como potenciador del desarrollo regional y constructor de paz. (Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, 2016, p. 32).
Una de las líneas estratégicas de dicho plan es la competitividad del sector turístico regional y territorial, en el que sea posible concretar acciones enfocadas en el aprovechamiento responsable de la diversidad natural, étnica y cultural del país (Departamento Nacional de Planeación, 2014).
El Plan de Desarrollo Turístico del Tolima del año 2012 establece que una de las principales vocaciones y oportunidades turísticas del departamento es el desarrollo de la ruta del río Magdalena, gracias a los componentes naturales, sociales y culturales con los que cuenta. Sería una ruta con un gran potencial, por lo que es necesario consolidar una red fluvial que articule a los diferentes municipios que la integran y realizar inversiones en infraestructura, competitividad y calidad para la prestación de los servicios turísticos (Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, 2012).
Diversas culturas en el mundo han desarrollado sus pueblos alrededor de un río. En el caso colombiano, el río Magdalena es considerado la arteria fluvial más importante del país y ha sido epicentro del desarrollo económico y forjador de la identidad de varias poblaciones aledañas a sus cauces. Con una longitud de 1.540 km, nace en la laguna de Magdalena, ubicada en el páramo de las Papas, jurisdicción del departamento del Cauca, en la región de los Andes conocida como el macizo Colombiano, y desemboca en el mar Caribe, en Bocas de Ceniza, departamento de Atlántico (Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena, 2015).
El río Magdalena ocupa el 24 % de la superficie continental del país. En su área de influencia habitan cerca de 28 millones de colombianos ubicados en 726 municipios de 18 departamentos, y en ellos los grandes centros urbanos del país: Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, Barranquilla, Cartagena, Pereira, Manizales, Ibagué y Neiva (Departamento Nacional de Planeación, 2013). La cuenca genera el 86 % del PIB del país, el 70 % de la producción hidroeléctrica y el 95 % de la termoeléctrica; asimismo concentra el 75 % de la producción agropecuaria y el 95% de la producción cafetera. Esta cuenca está "constituida por 31 ríos principales y numerosos afluentes, en ella operan 23 corporaciones autónomas regionales y cuatro departamentos administrativos ambientales" (Arteta, Moreno y De León, 2015, p. 211). El Magdalena alberga en su cauce una gran diversidad de peces, alrededor de 200 especies reconocidas, de las cuales el 55 % son endémicas, lo que lo convierte en una de las cuencas más importantes en América del Sur desde el punto de vista biogeográfico.
Así mismo, la región donde se encuentra ubicado el municipio de Suárez sobresale por ser "un territorio con planicies, montañas y colinas que forman un paisaje de gran belleza y diversidad" (Ministerio de Cultura, 2008, p. 5), bañado por el río, "donde se localizan pueblos coloniales llenos de historia, grandes monumentos y edificaciones que recuerdan el pasado de una nación" (Ministerio de Cultura, 2008 p. 5), un territorio que es testigo del nacimiento de la historia económica del país y donde se consolidó, por medio de sus puertos fluviales, su historia moderna (Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena, 2015).
No obstante, el acelerado deterioro y la contaminación de la cuenca tienen en alerta a las autoridades ambientales y a las instituciones de control a nivel regional y nacional (DNP, 2013). Lo anterior se debe a que, aunque los primeros pobladores que se asentaron en las riberas del río desarrollaron la horticultura de la yuca y el maíz, fabricaban piezas de cerámica y aprovecharon la pesca sin deteriorar el ambiente, su entorno se ha transformado en el último siglo debido a las actividades extractivas y productivas, tanto, que actualmente el 70 % de sus ecosistemas se encuentra intervenido, por lo que lamentablemente hoy es considerado el mayor contaminante del mar Caribe (Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena, 2015).
A pesar de que esta importante arteria fluvial ha prestado servicios económicos y ambientales a la nación, ha sido testigo de la indiferencia de un país que ha vivido a sus espaldas, como quiera que se prefirió apostar por otros medios de transporte. A pesar de ello, se han realizado numerosos esfuerzos para reactivar la navegación. Según la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magadalena (Cormagdalena, por sus siglas), en los últimos años se ha construido una visión productiva en torno al río que ha generado proyectos enfocados en mejorar su navegabilidad, el desarrollo comercial y a activar el turismo y su capacidad en las poblaciones ribereñas, para así establecer encadenamientos productivos de pequeña o mediana escala que contribuyan a la diversificación de las actividades productivas y económicas de sus habitantes.
En este orden de ideas, en una sociedad que es cada vez más urbana se empieza a hablar de turismo rural, ambiental, activo o fluvial, conceptos diferentes, pero complementarios, que tienen en común ofrecer una alternativa al turismo tradicional de sol y playa.
Algunas instituciones gubernamentales han presentado este tipo de turismo como la gran posibilidad de desarrollo de zonas que experimentaron una evidente reducción en las dinámicas económicas que tradicionalmente daban sustento a su población, hasta el punto de caer en el abandono del sector productivo y estatal (Mateos y Llamazares, 2006).
El turismo fluvial ha demostrado tener una aceptación mayor en las comunidades receptoras debido a que la oferta que se genera en un municipio o región impacta de manera directa e indirecta a los diferentes negocios de servicios turísticos: hoteles, restaurantes, agencias de viajes y artesanías, entre otros (Mateos y Llamazares, 2006).
Diferentes proyectos de turismo fluvial en el mundo constituyen un ejemplo que debería ser emulado por otras regiones y territorios que se proponen hacer uso de sus sistemas fluviales en la actividad turística. Una multiplicidad de factores ha favorecido el incremento de flujos turísticos hacia las regiones y zonas rurales con amplio potencial para el desarrollo del turismo fluvial. Esto ha generado que las instituciones gubernamentales, sin olvidar el uso social que pueden tener los espacios hídricos, empiecen a implementar políticas para la planificación turística y el ordenamiento territorial, para minimizar los impactos y desequilibrios que el turismo pueda producir (García, 2004, pp. 239-255).
Además, los ríos han ocupado un lugar central en la historia de la humanidad, tanto, que en muchos países actúan como fronteras limítrofes y, aunque se dividen al ser utilizados para tal propósito, también se conectan mediante su papel de corredores de transporte fluvial (Prideaux y Cooper, 2009).
Los ríos han estado estrechamente asociados con las grandes ciudades. Las primeras civilizaciones florecieron en las orillas de los grandes ríos: el Indus, el Nilo, el Tigris, el Eufrates, el Mekong, el Rin, el Danubio, el Yangtzé y el Amarillo; y en la era contemporánea se han convertido en un importante recurso turístico. En algunas regiones, las ciudades y sus paisajes culturales se entretejen con la vida del río para crear ambientes urbanos únicos, mientras que en las zonas rurales y en las regiones menos desarrolladas se han conservado las características naturales de los ríos para crear interés en torno a ellos y practicar el ecoturismo y las caminatas contemplativas, entre otras actividades (Prideaux y Cooper, 2009).
En consecuencia, los ríos atraen porque conservan gran parte de su belleza y ofrecen oportunidades para la pesca, paseos en bote y otras formas de recreación. Los turistas también encuentran oportunidades en los paisajes modificados, donde les es posible realizar cruceros fluviales y actividades recreativas, así como disfrutar de los paisajes culturales río-urbano (Prideaux y Cooper, 2009).
Sin embargo, los ríos han demostrado fragilidad y sensibilidad a la intervención humana, dado que muchos sistemas ribereños presentan considerables riesgos y afectaciones en los ecosistemas debido a los altos índices de contaminación producto de la construcción de presas y otras formas de intervención.
Con base en lo anterior, es importante precisar que, así como sucede en el resto del mundo, la actividad turística en Colombia ha mostrado "crecimiento en los últimos años y es un pilar que estimula el [desarrollo] económico" (OMT, 2013, citado en Tribiño, 2015, p. 132), pero también "aspectos negativos, principalmente en aquellos territorios donde su desarrollo ha sido espontáneo y sin planificación" (Mazón, 2001, citado en Tribiño, 2015, p. 132).
Según datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT, 2008), el turismo de cruceros ha sido uno de los segmentos de mayor crecimiento en los últimos 20 años. Esta evolución ha presentado "cambios fácilmente identificables, tanto en las estructuras de los navíos como en el propio concepto de lo que es un crucero turístico. Una combinación de transporte, alojamiento y entretenimiento hace de los cruceros verdaderos resorts marítimos y/o fluviales" (Amorim, Andrade, Frederico y Umbelino, 2012, p. 1.051).
Los cruceros fluviales surgen como alternativa para diversificar "la oferta turística local, y muchos destinos ya asocian su imagen al sector" (Amorim et al., 2012, p. 1.051); Europa, Francia y España son los principales exponentes. Golden y Brown (2006) plantean que, "a pesar de que esa actividad es considerada popular entre los europeos, un número creciente de americanos está descubriendo los lugares a través de los ríos". Los turistas de cruceros fluviales son, por lo general, adultos de más de 55 años "que buscan itinerarios de dos noches a dos semanas", además de las comodidades "y el confort ya conocido y ofrecido por los cruceros". Un paseo por los ríos de Europa, como el Sena y el Danubio, "es otra forma de percibir un mismo lugar mediante el paisaje itinerante" (Amorim et al., 2012, p. 1.051).
Es conveniente señalar que la región del Alto Magdalena se caracteriza por su difícil navegabilidad para fines comerciales debido al tamaño de las embarcaciones. Las experiencias se citan a manera de ejemplo para dar a conocer el potencial turístico de otros ríos del mundo, pero no porque sean el referente que se deba implementar, dado que existen otro tipo de productos fluviales igualmente llamativos y más acordes con las condiciones y las características de los ríos en Colombia (ver tabla 1).
El turismo fluvial brinda una experiencia auténtica de conexión con la naturaleza y la cultura de los ríos. Además, es posible realizar paradas para descubrir pueblos, islas y paisajes, conocer la historia y saborear la gastronomía local. Adicionalmente, cerca de los canales fluviales es posible encontrar lugares donde practicar actividades y recorridos turísticos que complementan la navegación (Guagua, 2013).
En efecto, existen buenas razones para que los gobiernos y las autoridades locales presten atención al desarrollo de las actividades relacionadas con el desarrollo del turismo fluvial, dado que los gobiernos se benefician de los impactos positivos y fiscales del gasto que realizan los turistas. Esto puede convertirse en una estrategia que justifique planificar adecuadamente el turismo en el territorio y tener bases sólidas para una apropiada toma de decisiones en torno a la construcción de un producto turístico (Van Balen, Dooms y Haezendonck, 2014).
En este mismo sentido, durante el trabajo de campo se evidenció que en el río Magdalena se desarrolla un turismo espontáneo, casi que informal, con muy pocos operadores, sobre todo en la parte alta. Además, presenta una oferta poco competitiva debido a que es gestionado por pequeños operadores locales que no tienen capacidad de gerencia y comercialización. En razón a ello, los estándares de calidad de la prestación del servicio son bajos. Así mismo, muchos de los malecones están bajo la administración de los municipios ribereños, en los que aún no se ha constituido una figura administrativa que permita cobrar algún tipo de impuesto por embarcación. Tampoco ha sido posible calcular los impactos económicos con cifras precisas, ya que la información no se encuentra registrada.
A título ilustrativo, se revisará a continuación el caso del turismo fluvial europeo, con el propósito de mostrar algunas cifras, características, oportunidades y limitantes, así como retos del desarrollo del turismo fluvial.
Según cifras de la Asociación Internacional de Líneas de Crucero (CLÍA, por sus siglas en inglés, 2012), se evidencia que la industria del turismo fluvial experimentó un crecimiento anual del 10 % entre 2007 y 2012. El mayor crecimiento se produjo en las vías navegables de Europa Occidental.
El auge del turismo fluvial en Europa dio lugar a la saturación de los puertos más populares durante la temporada alta, sobre todo en los puertos que están ubicados en los ríos Danubio y Rin. Por esa razón, estos últimos han tenido que invertir en la ampliación de sus instalaciones en los muelles y así permitir un crecimiento sostenible (Van Balen, Dooms y Haezendonck, 2014).
A pesar de la popularidad del turismo fluvial, este no se limita únicamente a Europa, ya que muchos otros puertos y ríos de todo el mundo han experimentado un creciente interés (Prideaux y Cooper, 2009); esto ha generado una serie de necesidades, oportunidades y desafíos para las autoridades portuarias (Van Balen, Dooms y Haezendonck, 2014).
Es así como los operadores de cruceros fluviales europeos trabajan constantemente en el desarrollo de nuevos itinerarios, con rutas que les permitan atraer nuevos clientes (Van Balen, Dooms y Haezendonck, 2014). La oferta incluye puertos en ciudades que no están ubicados a lo largo de los itinerarios populares, pero que son conocidos lo suficiente, por lo que atraen un significativo número de clientes. En la estrategia se observa un enfoque más radical, que incluye, por ejemplo, a los ríos Amazonas y Mekong.
Según Van Balen, Haezendonk y Domms (2014), existen varios retos que las autoridades portuarias y los gobiernos locales deben tener en cuenta a la hora de desarrollar el turismo fluvial. El primero de ellos corresponde a la ubicación y la calidad del muelle. Al respecto, es importante que los administradores de los puertos se cuestionen si los beneficios de la actividad turística son más altos que los costos de inversión, ya que muchos de ellos son industriales y a menudo carecen de las instalaciones y las prestaciones que exige la industria del turismo fluvial, por lo que con frecuencia se requieren inversiones considerables para convertirlos en una parada obligada del itinerario.
Además, es importante considerar que el turismo no solo impacta la actividad económica, también es un fenómeno que promueve otra clase de encuentros de orden social, simbólico, ambiental, cultural, entre otros, que no siempre son positivos para los involucrados (González, 2010).
En la tabla 2 se ilustra la oferta de productos turísticos de los principales ríos de Sudamérica, Centroamérica, Norteamérica, Europa, África y Asia.
Como se observa en la tabla 2, la mayoría de los ríos comparados cuentan con un producto de cruceros fluviales, con condiciones aptas de navegabilidad y una inversión considerable en embarcaciones e infraestructura. Con respecto al resto de los productos, es posible implementarlos a corto plazo y cuentan con un notable éxito comercial.
Así mismo, en la mayoría de los productos y ríos considerados, existe un gran involucramiento y aporte de la población local, apalancados por el trabajo de los touroperadores y de las agencias mayoristas e inversionistas, que respetan el ambiente, la cultura, las costumbres y resaltan los elementos históricos, aquellos que muchas veces se ven reflejados en el diseño de las embarcaciones.
Enfoque conceptual
Al comparar los diferentes casos de turismo fluvial en el mundo, se reconocen componentes del desarrollo inherentes a los procesos de planificación, valorización, participación comunitaria, inversión e infraestructura.
Según los objetivos planteados en la investigación, se construyó un marco conceptual que ilustra cómo la planificación territorial del turismo y su valorización pueden aportar instrumentos y argumentos de base al momento de implementar un desarrollo en torno al río.
El turismo ha demostrado ser un agente dinamizador de la economía y de las relaciones sociales entre los pueblos en los más diversos entornos. La comunidad internacional acepta sin discusión sus efectos en la generación de empleo, la contribución al PIB, la dinamización de las exportaciones, la redistribución del ingreso y la mejora de la calidad de vida de las localidades receptoras (Grupo de Investigación Turismo y Sociedad, 2012).
En relación con la cultura, se destaca su aporte en la conservación del patrimonio, el intercambio con otras culturas, la puesta en valor del patrimonio local y la afirmación de la identidad cultural.
En el campo ambiental, es un instrumento de valoración de la naturaleza que promueve la educación, la sensibilización, el respeto y el uso racional de los recursos naturales (Grupo de Investigación Turismo y Sociedad, 2012).
En este mismo sentido, como fenómeno social complejo, el turismo ha tenido implicaciones territoriales profundas, dado que su oferta se basa especialmente en procesos de valoración de los espacios naturales y culturales y en las diferentes maneras como los actores sociales se articulan para la dinamización y la gestión de la actividad (Grupo de Investigación Turismo y Sociedad, 2012). Pero estos beneficios se pueden convertir fácilmente en desventajas y en altos costos para las localidades, los municipios o regiones completas cuando no se cuenta con enfoques teóricos, conceptuales y metodológicos ni con los instrumentos necesarios que permitan planificar y proyectar de manera ordenada el desarrollo turístico.
Esto significa que, dado el crecimiento del turismo en el país durante los últimos años y sus impactos en las comunidades y territorios, se hace necesario analizar qué otros efectos puede tener su desarrollo (Tribiño, 2015). Ante esto, autores como Boullón, Molina y Rodríguez (1984) plantean que el sector ha sido muy cuestionado, pues, aunque efectivamente su carácter productivo es importante en una comunidad, no hay que omitir sus efectos sociales, ya que en él intervienen múltiples acciones territoriales que tienen influencia en los procesos y en las dinámicas sociales, que, a su vez, generan impactos en la valorización territorial.
Bustos (2008) plantea que los procesos de transformación y reestructuración territorial son asuntos de gran complejidad que involucran a la sociedad, en los cuales la acción privada y la pública se articulan en diversas formas de gobernanza que permiten interpretar los procesos de valorización territorial con la acción turística. Por lo tanto, "más allá del deber ser de la planificación tradicional, es necesario interpretar [el] turismo como un proceso continuo, complejo, construido y producido por acciones intencionales" (Bustos, 2008, p. 89) y consecuencias no intencionales de diversos actores.
López (2007), por su parte, sostiene que es fundamental observar que la valorización turística y la planificación territorial son instrumentos necesarios para lograr la apropiación de un espacio cultural o natural por medio de los procesos de valoración, pues son estos el punto de partida del desarrollo de la actividad turística.
Esto significa que la organización de los territorios y la adecuación de lugares para las actividades turísticas suponen un proceso de valorización que apele en gran medida a los instrumentos de políticas públicas o privadas del desarrollo territorial. De igual forma, implican un proceso de organización y planificación del territorio para identificar cuáles son los recursos, tanto ambientales como socioculturales, con el objetivo de hacerlos más comprensibles para los turistas y visitantes, darles mayor valor de uso y velar por su protección y preservación (López, 2007).
En este orden de ideas, la valorización turística debe ser examinada como un conjunto de intenciones y acciones que generen, perpetúen o reorienten los usos turísticos y, por lo tanto, comerciales de un lugar (Decroly, 2010). La valorización turística
puede tener un carácter deliberado o incidental. En el primer caso, los actores pretenden precisamente generar o perennizar la frecuentación turística. En el segundo, pese a fijarse otros objetivos, influye en las representaciones o en los usos turísticos de un lugar. La valorización puede tener lugar tanto en el propio lugar (in-situ) como fuera del mismo (ex-situ). (Decroly, 2010, citado en De Myttenaere y Rozo, 2010, pp. 56).
Por lo tanto, realizar un proceso de planificación turística es a menudo complicado debido al gran número de actores implicados. La mayoría de las veces la planificación se dirige al medioambiente, a la ordenación del territorio, a los transportes, a la movilidad, al turismo, pero en muy pocas ocasiones tiene en cuenta todos los problemas de un determinado territorio (De Myttenaere y Rozo, 2010, pp. 147-165).
Sin embargo, la planificación territorial del turismo es una de las nuevas estrategias para la gestión pública y el cumplimiento de las políticas territoriales y turísticas, en la que es inevitable su relación con el paradigma de la sostenibilidad y la ordenación del territorio, debido a que, como plantea López (2007):
El turismo es, sobre todo, una práctica social de naturaleza espacial que es generadora de actividades económicas y que ha dejado de ser marginal para convertirse en estructural. De hecho, se ha proyectado sobre las diversas dimensiones del conjunto de la sociedad a pesar de los contrastes entre los países y entre los grupos sociales de los mismos. (Vera, 1997, p. 401, citado en López, 2007, p. 52).
De igual forma, las iniciativas turísticas en los territorios necesitan modelos de desarrollo adecuados a las características fisiográficas, naturales-paisajísticas, ambientales, socioeconómicas y culturales de los espacios, que permitan, por medio de su cohesión, un desarrollo equilibrado y sostenible. Además, "se debe[n] abandonar el antropocentrismo y la idea de superioridad natural del hombre" y cambiar por una "noción mucho más humilde, centrada en la coexistencia del hombre [con] la naturaleza" (Antón y González, 2005, p. 21).
Cabe agregar que "la ordenación del territorio va más allá de la mera delimitación de zonas y representa […] una opción indispensable de consenso social y económico, y un instrumento para la armonización territorial y la legibilidad espacial" (Antón y González, 2005, p. 15), por ello, se convierte en "un instrumento preventivo y/o atenuador de conflictos territoriales existentes o latentes" (Antón y González, 2005, p. 15). De manera general, "la planificación favorece la optimización de los beneficios de la puesta en marcha de la actividad turística, así como prevé y anticipa los posibles perjuicios" (Antón y González, 2005, pp. 15-16).
Por último, la Organización Mundial del Turismo (OMT, 2008) "reconoce que el turismo debe ser desarrollado y gestionado en una forma controlada, integrada y sostenible […] en esto radica la importancia de planificar un destino, para prevenir o evitar problemas mayores en el futuro" (Toselli, 2015, pp. 65-66). La OMT sostiene desde hace ya varios años que
la planificación territorial del turismo trae consigo varios beneficios y ventajas. Por lo tanto, la actividad turística puede generar importantes beneficios económicos sin ocasionar graves problemas ambientales o sociales, además de preservar los recursos y los atractivos de manera perdurable en el tiempo. (Toselli, 2015, p. 66).
Por eso, en los últimos años se ha consolidado el concepto de planificación territorial del turismo y se ha comprobado que la implementación de estos procesos trae beneficios a los destinos turísticos (Toselli, 2015, p. 66).
Resultados
De acuerdo con la metodología de investigación de la realidad del municipio de Suárez, se realizaron tres visitas de campo entre los años 2014 y 2015: observación, diálogo y cinco entrevistas semiestructuradas con actores claves. Se seleccionó una muestra exploratoria de la población económicamente activa, que para el citado municipio corresponde a un total de 2.749 habitantes entre los 15 y los 64 años. Como resultado, la fórmula arrojó una muestra de 71,127718, que se redondeó a 70 encuestas que se aplicaron para indagar sobre la percepción, la visión y la valoración de la comunidad sobre las potencialidades de desarrollo de la actividad turística en torno al río (ver anexo I).
A partir de la metodología del Centro de Investigación y Capacitación Turística (CICATUR-OEA), se realizó la caracterización y evaluación de los atractivos turísticos del municipio de Suárez (Tolima) (ver tabla 3); incluye imágenes de apoyo de algunos de los recursos evidenciados.
La metodología propone una clasificación de los atractivos con base en cinco categorías: (a) sitios naturales; (b) manifestaciones culturales; (c) folklore; (d) realizaciones técnicas, científicas, artísticas y contemporáneas; y (e) acontecimientos programados, que a su vez contemplan diversos tipos y subtipos. Después de identificar los atractivos en cada una de las categorías mencionadas, se propone una evaluación por jerarquización con base en cuatro niveles: "jerarquía (3) incluye los atractivos con calidad suficiente para generar una importante corriente turística internacional; jerarquía (2) atractivos excepcionales que pueden generar una corriente de turistas nacional o internacional, por sí solos o en combinación con otros […]; jerarquía (1) se otorga a los atractivos con algún rasgo llamativo [que pueden atraer corrientes turísticas locales]" (Varisco, Castelucci, González, Muñoz, Padilla, Campoliete y Bensany, 2014, p. 6); y jerarquía (0), para atractivos sin mérito suficiente para considerarlos en los niveles de las jerarquías anteriores, pero que igualmente forman parte del patrimonio turístico como elemento que puede completar a otros de mayor nivel en el desarrollo de complejos.
Los prestadores de servicios turísticos que existen en el municipio de Suárez son limitados. La oferta la componen dos establecimientos de alojamiento que son dos hostales ubicados en la cabecera municipal, uno de ellos presta también el servicio de restaurante; cerca al parque principal hay otro restaurante que presta los servicios de cafetería, asadero de pollo, menú del día y algunos platos a la carta; asimismo se encuentra una agencia de viajes que está ubicada en la ciudad de Ibagué, pero comercializa paquetes turísticos hacia el municipio de Suárez y recorridos por el río Magdalena desde hace diez años. Aún no hay guías turísticos en el municipio y, como se ha mencionado anteriormente, el transporte fluvial es espontáneo, no está formalizado y su servicio es, según la demanda, en pequeñas embarcaciones que se ubican en el malecón (ver tabla 4).
Según la metodología utilizada para el análisis de las variables que integran el producto turístico, la oferta de Suárez equivale al 0.60 % (ver tabla 5). Esto significa que el municipio posee un producto turístico emergente, es decir, que se encuentra en una etapa inicial, en la que se empiezan a recibir visitantes a partir de una oferta de atractivos (Valls, 2002).
Aplicación de la matriz
Para la evaluación de las variables que integran el producto turístico, en este caso de turismo fluvial, se utilizó una metodología propuesta por un grupo de expertos del Instituto de Investigaciones en Turismo de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina). Esta
consiste básicamente en aplicar un esquema en el que se consideran las variables inherentes a un producto turístico (superestructura, infraestructura, equipamiento turístico o planta y distribución/comercialización) y el grado de cumplimiento de las mismas para determinar si efectivamente se trata de un producto potencial, emergente o consolidado. (Conti et al., 2014, p. 1).
En efecto,
la matriz está compuesta por un grupo de variables, cada una con una importancia del 25 % sobre el total, que [consolidadas integran] el 100 %. A su vez, estas variables están divididas en subvariables a las que se asignó un puntaje de 0 a 3 según el grado de cumplimiento de cada una (siendo 0 el menor grado de cumplimiento y 3 el mayor […]). La sumatoria de las valoraciones de las subvariables se divide por el máximo total posible, lo que da como resultado un ponderador que sirve como indicador del estado de la variable. A su vez, la sumatoria de los valores de las cuatro variables consideradas da como resultado un número de 0 a 1. (Conti et al., 2014, p. 6).
Este puntaje se dividió entre tres para obtener el subrango en el que se ubica ese número. "Se considera al patrimonio relevado un producto potencial (0 a 0.33), emergente (0.34 a 0.66) o consolidado (0.67 a 1)" (Conti et al., 2014, p. 6).
Por otra parte, las encuestas de opinión y percepción sobre la posibilidad de desarrollar el turismo fluvial aplicadas a la comunidad del municipio de Suárez (Tolima) reflejan el sentir y el pensar de quienes habitan en la cabecera municipal, a orillas del río. Cuando se preguntó sobre la posibilidad de desarrollar el turismo fluvial en su territorio, el 88 % de los encuestados expresó estar de acuerdo, mientras que el 7 % manifestó desacuerdo y un 4 % no está en desacuerdo ni de acuerdo (ver figura 3).
A la inquietud sobre cómo se valora el desarrollo de la actividad turística en el municipio, el 50 % considera que ha tenido un desarrollo negativo; para el 24 % no ha sido positivo ni negativo; el 12 % lo juzga positivo; el 6 % lo estima muy positivo y para el 8 % ha sido muy negativo (ver figura 4).
Finalmente, cuando se les preguntó a los encuestados si consideraban que el turismo trae beneficios al municipio, el 97 % contestó que sí y tan solo el 3 % dijo que no, como se observa en la figura 5.
En conclusión, la mayoría de las personas encuestadas manifiesta gran entusiasmo por el desarrollo de la actividad turística en torno al río Magdalena en el municipio de Suárez. Consideran que el turismo se traduce en beneficios para su municipio y para la población ribereña. De igual manera, durante la aplicación de las encuestas, algunos de los habitantes expresaron que se debería dar mayor uso y funcionalidad al malecón (ver anexo II) y realizar adecuaciones en los atractivos naturales, como el balneario Batatas y las cascadas El Salto. Así mismo, son conscientes de la importancia de las campañas de publicidad y de las actividades de promoción para atraer a más turistas.
Durante las visitas de campo y la aplicación de encuestas, también se observó que la población es consciente de lo poco que se ha hecho en el municipio por el desarrollo de este sector, y de problemas ambientales, sociales, económicos y políticos relacionados.
Igualmente, el involucramiento pasivo de la comunidad y de los prestadores de servicios turísticos en la toma de decisiones territoriales -lo que, según Ashley (1995), ocurre cuando la actividad turística se limita a la simple prestación del servicio y a la venta de recursos- ha llevado a que los gobernantes de turno administren bajo su criterio los destinos del municipio, sin tener en cuenta las necesidades de la comunidad ni las ventajas competitivas del territorio. Muestra de ello es la calificación negativa que recibió el ente territorial en la última evaluación de desempeño integral de municipios del Tolima para la vigencia 2015, en la que ocupó el puesto 44 de 47 municipios (ver tabla 6).
En la revisión documental de los planes de desarrollo departamental y municipal, así como de los estudios realizados por la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena (Cormagdalena), el Fondo Nacional de Turismo (Fontur) y el Departamento Nacional de Planeación (DNP), entre otros, se evidencia que la región del Alto Magdalena es una zona de difícil navegabilidad para fines comerciales y de carga, y que en ella no se han llevado a cabo estudios importantes en comparación con los que se han adelantado para el Bajo Magdalena.
El esquema de ordenamiento territorial del municipio, exactamente el artículo trigésimo séptimo, detalla una serie de acciones y proyectos encaminados a mejorar la infraestructura y el equipamiento municipal en cuanto al turismo. Este documento señala que se deben enfocar los esfuerzos en generar las condiciones adecuadas que permitan atraer a más turistas, y presenta una lista de proyectos por realizar, pero sin un propósito integrador; es decir, no existe en el municipio un plan de desarrollo turístico o un inventario de atractivos, como tampoco un plan de ordenamiento ecoturístico o una política pública para el sector, lo anterior solo por documentar la ausencia de un soporte que permita la adecuada planificación y gestión de la actividad turística. Dichas falencias se producen por el desconocimiento de las entidades territoriales, puesto que se equivocan al concebir el turismo solo desde el punto de vista economicista, y no como un sistema articulado, complejo y transversal a diversas implicaciones territoriales.
Durante la investigación, también se pudo constatar que en el municipio de Suárez existe una oferta espontánea de actividades en torno a un atractivo de valor y representatividad nacional (el río Magdalena), pero la demanda turística actual, tanto nacional como internacional, requiere de una mayor experiencia en la planeación de los viajes y mayores niveles de exigencia respecto a lo ofertado. Aunque puedan sentirse atraídos por una oferta espontánea, los viajeros requieren productos turísticos acabados, auténticos, sostenibles, equitativos, singulares y con participación de la comunidad local (Antón y González, 2005).
Este nivel de exigencia de la demanda turística implica no solo un ordenamiento territorial de los espacios con potencial turístico, sino también la implementación de modelos o metodologías de planificación turística basados en estrategias globales integradas, que potencien un desarrollo general.
Se presentan a continuación las entrevistas a expertos y actores claves a nivel nacional, regional y local, que permiten dilucidar los argumentos de las entidades involucradas en el desarrollo turístico del río Magdalena (ver tabla 7).
Con base en el análisis de las entrevistas, se observa que, a pesar de contar con ventajas, potencialidades y características únicas para desarrollar el turismo fluvial en el río Magdalena, Colombia no ha consolidado una oferta seria, con un producto turístico definido en torno a este tipo de atractivo. Por el contrario, se evidencian acciones aisladas por parte de diferentes entidades de los niveles nacional, regional y local que no han conducido a una propuesta consolidada para su implementación, como tampoco a soluciones reales y duraderas que redunden en la calidad de vida de las comunidades ribereñas.
De acuerdo con lo anterior, por medio de un proceso de valorización turística se podrían utilizar los instrumentos de las políticas públicas y empresariales para desarrollar el territorio. Esto significa que para impulsar el turismo fluvial es necesario identificar, mediante un proceso de organización y planificación territorial, los recursos socioculturales y ambientales que facilitan el acceso y hacen comprensibles los atractivos turísticos para los visitantes (De Myttenaere y Rozo, 2010). El desarrollo turístico no solo resulta de las características naturales y culturales de los lugares, también de la atención que prestan los actores locales, con el fin de sustraer los elementos más significativos y garantizar sus distintos usos, entre los cuales está el uso turístico.
En consecuencia, es evidente que para que se posibilite el desarrollo de "la actividad turística en un territorio no basta con tener potencialidades y recursos o atractivos turísticos" (Galvis, 2016). En la actualidad, la planificación y la gestión del turismo son necesidades e instrumentos importantes "para lograr un verdadero desarrollo del turismo en el interior de los territorios y una adecuada articulación con las economías locales" (Galvis, 2016). Por lo tanto:
[…] el desarrollo turístico en los territorios debe abordarse desde una perspectiva integradora, en la que se analicen todos los posibles impactos y se tenga una participación activa de todos los organismos y de la población local, de manera que influyan directa o indirectamente en la toma de decisiones. (Galvis, 2016).
Esquema de planificación y gestión integral del turismo para el municipio de Suárez (Tolima)
Los lineamientos para la valorización turística de los territorios se basan en distintos mecanismos, entre ellos están los instrumentos de desarrollo territorial, cuyo objetivo radica en distribuir en el espacio, de conformidad con una estrategia determinada, el conjunto de las actividades económicas que operan en un territorio.
De Myttenaere y Rozo (2010, pp. 113-146) plantean que:
El desarrollo territorial se basa en dos enfoques de la planificación: (a) la planificación estratégica, que expresa la visión y las orientaciones económicas, espaciales o medioambientales para el desarrollo del territorio; y (b) los instrumentos de planificación espacial, que determinan las normas de ordenación y permiten dirigir el nivel jurídico y reglamentario del desarrollo de los territorios.
Luego del estudio y análisis de las variables relacionadas con el desarrollo turístico en el municipio de Suárez (Tolima), se evidencia la existencia de un turismo fluvial espontáneo. Con el fin de garantizar un equilibrio entre el desarrollo de la actividad turística y las características endógenas de los territorios implicados, se propone el siguiente esquema de planificación y gestión integral de la actividad turística (ver figura 6), el cual permitiría al municipio ser el pionero de este tipo de turismo fluvial en el país.
Conclusiones
El presente estudio plantea una serie de argumentos y posibilidades a partir de casos exitosos en otros ríos del mundo, que permiten tomar decisiones frente al desarrollo del turismo fluvial en Colombia.
El análisis bibliográfico ha permitido demostrar cómo el turismo fluvial desarrollado en diferentes regiones del mundo se ha convertido en una actividad dinamizadora. Gracias a ella, la comunidad y los residentes locales han volcado su mirada a los ríos y los sistemas hídricos que los componen. Esto se ha logrado porque los ríos conservan gran parte de su belleza paisajística y ofrecen la posibilidad de desarrollar actividades recreativas en un entorno natural. A su vez, esto se entreteje con las costumbres, la historia y la vida cotidiana de los habitantes de estas zonas rurales.
Sin embargo, el análisis conceptual evidencia que los ríos son sensibles a cualquier tipo de intervención humana y que en algunos casos se presenta una considerable afectación por la fragilidad de los ecosistemas. Por lo tanto, la valorización y la planificación turística son instrumentos necesarios para el ordenamiento y el adecuado uso del territorio donde se desarrolle o se piense gestionar la actividad turística, y así minimizar los impactos negativos y los desequilibrios que esta pueda generar.
Así mismo, el análisis de las condiciones y potencialidades del municipio de Suárez (Tolima, Colombia) para el impulso del turismo fluvial permite concluir que este es un destino emergente que presenta un potencial turístico moderado, con atractivos y recursos, tanto naturales como culturales, que cuentan con alto grado de representatividad nacional, capaz de gestionar y articular una oferta atractiva (ver anexo III).
De otra parte, con base en la opinión de algunos habitantes del municipio, fue posible establecer el gran interés y las expectativas que tiene la comunidad por desarrollar la actividad turística en el municipio. La mayoría está de acuerdo con que se realice un proceso de planificación en torno al río y algunos atractivos naturales del territorio para controlar los impactos y evitar la contaminación.
No obstante, pese a los proyectos que adelanta el Gobierno central para reactivar la navegación comercial y de carga, especialmente en la región del Bajo Magdalena, el país carece de productos turísticos innovadores que generen un diferencial en el mercado actual y que puedan gestionarse de manera integral para beneficio de la población local y de toda la cadena de valor del turismo. En este sentido, diseñar un producto de turismo fluvial en el río Magdalena abriría la posibilidad de beneficiar directa e indirectamente a las comunidades ribereñas y al municipio en su conjunto.
Sin embargo, la administración municipal no ha priorizado el turismo como opción de desarrollo regional. En consecuencia, los recursos económicos disponibles para estos propósitos y la baja capacidad de gestión ante el Gobierno departamental y nacional para hacer intervenciones en el mejoramiento de los atractivos, así como en la promoción de los destinos y en la realización de estudios que otorguen los insumos necesarios y lineamientos claros sobre cómo gestionar y liderar el desarrollo turístico local, se convierten en escollos evidentes para la dinamización de este tipo de iniciativas.
El diálogo que se tuvo con la comunidad ha permitido identificar la desarticulación y baja participación de los habitantes en las acciones de control político y en los mecanismos de participación ciudadana. Por ello, la acción colectiva para el desarrollo turístico con comunidades locales debe ser impulsada con recursos de uso común, como lo es el río Magdalena, ya que así se fortalecen los lazos entre los individuos que desean alcanzar un mismo objetivo (Ashley, 1995).
La actividad turística es una acción compleja que se interconecta con el todo, que no solo establece relaciones económicas, sino que también promueve otra clase de relaciones, por lo que es fundamental que se analice y entienda desde otras ciencias y disciplinas. Cada territorio, ecosistema, comunidad y cultura es diferente de las demás, por lo tanto, el turismo no puede ser siempre el mismo ni planificarse de igual manera, pues se habita en un sistema vivo de gran complejidad, como lo es la misma Tierra, donde toda acción generada por el ser humano trae una consecuencia positiva o negativa en el ambiente, todo depende de la forma como esta se despliegue.
Las opiniones de la comunidad y de los expertos dan cuenta de que la zona objeto de observación en este estudio tiene los insumos, las potencialidades y los atractivos necesarios para convertirse en un referente del turismo fluvial, cargado de experiencias culturales, gastronómicas y naturales que son atrayentes para el turista actual.
La región del Alto Magdalena, donde está ubicado el municipio de Suárez, posee grandes atributos para incentivar la navegación turística gracias al bajo caudal y a que no es una zona de navegabilidad comercial. Por lo tanto, el río Magdalena puede convertirse en un ícono colombiano y referente del turismo fluvial en el continente, siempre y cuando se logre estructurar un producto coherente y participativo, con un esquema de planificación y gestión articulado con los territorios que viven a orillas del río y un ente adecuado para su administración y gestión.
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