10.18601/01207555.n30.06
DIVERSIFICACIÓN TURÍSTICA
TIPO DE CAMBIO Y DEMANDA TURÍSTICA INTERNACIONAL. EL CASO DE LA ARGENTINA1
EXCHANGE RATES AND INTERNATIONAL TOURIST DEMANDS. THE ARGENTINA CASE
Ariadna B. Tanana
Licenciada en Turismo de la Universidad Nacional del Sur Departamento de Geografía y Turismo de la Universidad Nacional del Sur
Argentina
[ariadna.tanana@uns.edu.ar]
Daniela A. Murello
Licenciada en Turismo de la Universidad Nacional del Sur Departamento de Geografía y Turismo de la Universidad Nacional del Sur
Argentina
[daniela.murello@uns.edu.ar]
1 Para citar el artículo: Tanana, A. y Murello, D. (2022). Tipo de cambio y demanda turística internacional. El caso de Argentina. Turismo y Sociedad, vol. XXX, pp. 107-126. DOI: https://doi.org/10.18601/01207555.n30.06
Fecha de recepción: 11 de marzo de 2020 Fecha de modificación: 15 de junio de 2020 Fecha de aceptación: 13 de julio de 2020
Resumen
El objetivo de este trabajo es analizar, desde la perspectiva turística, la relación del turismo receptivo y la evolución del tipo de cambio real multilateral turístico entre 2008 y 2018 en la Argentina. Se consideran los datos del ITCRMT y la llegada de turistas internacionales a la Argentina en el periodo 2008-2018. Se aplica el análisis de serie de tiempo para conocer el comportamiento secular, estacional y cíclico de las variables. La relación entre ellas se realiza a partir del análisis de los gráficos, considerando los momentos de inflexión en el comportamiento de las variables e interpretando las relaciones a la luz de los hechos socioeconómicos ocurridos entre 2008 y 2018.
Las variables presentan una tendencia relativamente estable y se identifica el componente estacional e irregular. En el período de estudio las variables no se asocian de forma directa durante toda la serie, aunque se observa un comportamiento semejante en diferentes momentos. Esto pone de manifiesto que el ITCRMT es una variable relevante en el comportamiento de la demanda internacional.
Palabras clave: flujos turísticos; ITCRMT; turismo receptivo; Argentina.
Abstract
The aim of this paper is to analyze from a touristic point of view, the relationship between receptive tourism and the evolution of the real multilateral tourism exchange rate between 2008 and 2018 in Argentina. ITCRMT data and the arrival of international tourists to Argentina in this period are considered. A time series analysis is applied to know the secular, seasonal and cyclic behavior of the variables. The relationship between them is based on the analysis and interpretation of the graphics, considering the turning points in the behavior of the variables and interpreting the relationships according to the socio-economic events between 2008 and 2018. In addition, tourist arrival variables were logged for two trimesters and compared to explore for ITCRMT effects.
The variables show a relatively stable trend and a seasonal and irregular component is identified. In the study period, the variables are not linearly associated, although similar behavior is evident at different times. This shows that ITCRMT is a relevant variable in the behavior of international demand.
Keywords: tourist flows; ITCRMT; receptive tourism; Argentina.
Introducción
El turismo es un fenómeno social y una actividad económica que representa en muchos casos una alternativa para alcanzar el crecimiento y, en un estadio posterior, el desarrollo de un territorio. En este sentido, se identifica un número creciente de destinos alrededor del mundo que se han abierto al turismo y, por lo tanto, han invertido recursos para su fortalecimiento. Durante las seis últimas décadas, el turismo ha experimentado una continua expansión y diversificación, convirtiéndose en uno de los sectores económicos de mayor envergadura y crecimiento en el mundo. Algunos indicadores que ilustran la evolución y tendencia del turismo son el número de arribos de turistas internacionales a un destino, la cuota de mercado que posee cada país, el gasto turístico total y los ingresos en términos de exportaciones que representa el turismo.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) (2019 a) señala que actualmente el turismo internacional a escala mundial implica el 29% de las exportaciones de servicios y el 7% de las exportaciones totales de bienes. Asimismo, los datos de la OMT exhiben que el 2019 es el séptimo año de crecimiento (4%) ininterrumpido del sector en el mundo. Los destinos emergentes están posicionándose cada vez mejor en la escena internacional, de modo que la región Asia y Pacífico lideró las estadísticas del período 2018, alcanzando el mayor crecimiento en llegada de turistas (7%) e ingresos por turismo (7%) (OMT, 2019 b). Por otro lado, la tendencia de la llegada de turistas internacionales en la última década es creciente tanto en el mundo como en la región Américas y la subregión América del Sur (figura 1).
Estos resultados se han obtenido gracias a la demanda sostenida de viajes a destinos de todas las regiones del mundo, incluyendo una firme recuperación de aquellos afectados por cuestiones de seguridad en años recientes. Asimismo, este crecimiento se vio propiciado por el repunte económico mundial, provocando una fuerte demanda de viajes en prácticamente todos los mercados emisores. Esto es un indicio acerca del crecimiento de la demanda turística internacional, la cual está condicionada por el contexto político y socio-económico del país de origen y destino.
Una variable de interés es el tipo de cambio, ya que ante una variación en la relación cambiaria entre los países (origen-destino) es probable que en el mediano plazo el precio de los bienes y servicios también varíe. De este modo, la fluctuación del tipo de cambio tiene efectos diferenciales, es decir que puede favorecer a unos y perjudicar a otros. En la actividad turística ante una depreciación de la moneda -en términos reales- se entiende que el destino adquiere una ventaja competitiva; pues conforme a las características del mercado emisor, se presume que los turistas internacionales experimenten un aumento de su poder adquisitivo y, por tanto, se modifique su restricción presupuestaria.
La Argentina se configura en el mercado mundial como un destino emergente, y en el ámbito nacional el turismo representa el cuatro complejo exportador según el último informe del sector. En lo que respecta al turismo receptivo, los principales mercados emisores de turistas son Brasil, Europa y países del resto de América. No obstante, tiende a verse un predominio de los turistas provenientes de países limítrofes sobre el resto de los mercados (Ministerio de Hacienda, 2019).
Históricamente, y en particular en los últimos años, el país ha devaluado su moneda en más de un 100%. Desde la perspectiva del turismo, esta situación resulta "favorable" para atraer a turistas procedentes de países con monedas más fuertes frente al peso argentino y desanima a los residentes a viajar al exterior. En ese sentido, el tipo de cambio multilateral turístico aparece como una medida razonable para conocer la relación entre los precios mundiales y nacionales y por lo tanto identificar el grado de competitividad en el plano internacional. Pues, si bien se pueden considerar las relaciones bilaterales del tipo de cambio real, se cree pertinente utilizar el cambio multilateral ya que el turismo se fundamenta en los desplazamientos desde un punto de origen a uno de destino y en una escala de trabajo nacional los destinos emisores son variados (Díaz, Rule y Yoma, 2010; Molina, Perona y Pussetto, 2013). Igualmente, se entiende que la competitividad de un destino no está relacionada unilateralmente por la variación del tipo de cambio (efecto precio), sino, por el contrario, forma parte de un conjunto más amplio de variables que inciden sobre ella y que no se abordan en el presente trabajo.
Los interrogantes que guían el presente estudio son ¿Cómo ha evolucionado el tipo de cambio multilateral turístico? ¿Cuáles han sido los acontecimientos socioeconómicos más importantes de los últimos diez años en la Argentina? ¿La devaluación del peso argentino motiva el aumento de la llegada de turistas internacionales a la Argentina? De aquí se desprende el objetivo del trabajo: analizar, desde la perspectiva turística, la relación del turismo receptivo y la evolución del tipo de cambio real multilateral turístico entre 2008 y 2018 en la Argentina.
1. Marco conceptual
Figuerola Palomo (en Bosch, 2010) considera que a partir de la compra de un servicio, cuyo pago se desprende de la renta del consumidor, el turismo se configura como un hecho económico y social. En este sentido, el encuentro entre la oferta y la demanda turística se materializa a través del consumo de productos y servicios tendientes a satisfacer las necesidades y expectativas que motivan a los sujetos a desplazarse fuera de su espacio de residencia habitual por un período mayor o igual a un día e inferior a un año.
El uso de conceptos o expresiones tales como "industria turística" o "turismo: la industria sin chimeneas" no resulta acertado en el marco de la aceptada teoría desarrollada por Clark (en Boullón, 2006), según la cual los sectores económicos se clasifican en primario, secundario y terciario. El primero se vincula con la producción-extracción de materias primas y, el segundo con los procesos industriales, cuyo objetivo es la transformación de las materias primas o productos intermedios en bienes de consumo más complejos. El turismo, si bien se desarrolla a partir de los recursos y atractivos naturales y culturales, no es una actividad de carácter extractivo o productivo, por ello no pertenece al sector primario. A su vez, la actividad turística tampoco forma parte del sector secundario, ya que se fundamenta en la prestación de servicios, de modo tal que se corresponde con el sector terciario.
En la escala internacional, la definición de industria que propone el Sistema de Cuentas Nacionales reafirma la negativa de conceptualizar al turismo como una industria. "Una industria consiste de un conjunto de establecimientos dedicados a clases de actividades idénticas o similares" (Comisión Europea et al., 2008: 101). Sin embargo, el turismo involucra en su dinámica y desarrollo un conjunto heterogéneo de actividades: transporte, alojamiento, entretenimiento y gastronomía, entre otros; razón por la cual, el análisis económico del turismo "[…] no puede derivarse del sistema tradicional de Contabilidad Nacional y, por lo tanto, tampoco de las Cuentas Nacionales" (Varisco, 2005: 69). Porto (2004) acuerda con esta visión ya que considera que un sector se define como un producto homogéneo y en el caso de la actividad turística, la demanda agregada de bienes y servicios es satisfecha por medio de una oferta heterogénea. En consecuencia, a partir de una norma internacional de Naciones Unidas, se ha creado la Cuenta Satélite de Turismo (CST) para medir y analizar al turismo como una actividad económica independiente de las demás cuentas. La CST considera el comportamiento de la demanda turística en relación con la oferta y se compara la oferta turística con respecto a otras actividades económicas, a los fines de conocer la participación relativa del turismo en el conjunto de la economía (Altamira Vega y Muñoz Vivas, 2007). El objetivo último de la CST es propiciar la generación de datos confiables de la oferta y demanda turística para el diseño de estrategias orientadas a fortalecer el crecimiento de la actividad.
El turismo receptivo se configura como uno de los flujos comerciales de mayor valor, captando la atención de los tomadores de decisión ante su contribución en la balanza de pagos. En este sentido, la actividad turística puede ser el componente principal de la estrategia económica de los destinos, tanto en países de economías consolidadas como en países emergentes (Fayed y Fletcher, 2002). A su vez, el fortalecimiento del sector turístico puede favorecer el desarrollo territorial en tanto se gestione desde una visión estratégica de articulación entre lo público, lo privado y lo colectivo. En efecto, algunos de los beneficios que se pueden alcanzar son la generación de empleo -uno de cada 10 empleos se deriva de la actividad turística-, la protección del ambiente, la mejora de la infraestructura local, la preservación y puesta en valor de los elementos culturales identitarios y del patrimonio local, entre otras cuestiones.
Brohman (1996) (citado en Altamira Vega y Muñoz Vivas, 2007) afirma que el crecimiento de la actividad turística incide positivamente sobre las variables macroeconómicas de las regiones receptoras. El autor señala, entre otras cuestiones, el aumento en la tasa de empleo directo, indirecto e inducido; el incremento de la tasa de actividad económica del país, el aumento en la recaudación tributaria y, por lo tanto, el incremento de los ingresos del sector público en sus diferentes niveles; así como también el aumento del nivel de actividad económica ante el efecto multiplicador del gasto turístico y su contribución a la Balanza de Pagos Nacional (Panosso Netto y Lohmann, 2012).
Los flujos o corrientes turísticas refieren al movimiento bidireccional de un conjunto de personas que toman la decisión de viajar, desplazándose desde su lugar de residencia a un destino turístico. En este sentido, se constituye un canal continuo de desplazamientos con fines turísticos cuyo volumen es cambiante y se relaciona con algunas de las siguientes variables: conformación del grupo de viaje, disponibilidad de tiempo libre, ingreso, medio de transporte utilizado y motivación (Wallingre y Toyos, 2010). La temporalidad o estacionalidad es una característica de los flujos turísticos sujeta al grado de intensidad con el cual se desplaza el mayor volumen de la demanda. De este modo, es posible identificar momentos del año en los que las corrientes turísticas son mínimas e incluso nulas. Los factores que explican en mayor medida la estacionalidad son de carácter climático, sociológicos, psicográficos y culturales. Los flujos son susceptibles de ser analizados a diferentes escalas (internacional, regional, nacional) desde una perspectiva cuantitativa como cualitativa, lo cual resulta menester para la toma de decisiones en el ámbito público y privado y para la implementación de políticas turísticas conforme a las características del mercado local, regional o nacional.
Existen diversos factores que pueden motivar o condicionar el movimiento de los flujos turísticos internacionales, entre los cuales el tipo de cambio se posiciona como uno de los factores de mayor importancia dada su incidencia en el poder de compra y consumo turístico de los visitantes. El tipo de cambio es reconocido como un factor explicativo en la estimación de la demanda turística, así como también es una variable de interés en el análisis de los precios relativos, de hecho, el costo de vida en un destino depende de los precios y del tipo de cambio vigente (Santana Gallego, Ledesma Rodríguez y Pérez Rodríguez, 2010).
Las devaluaciones se pueden abordar desde dos teorías: expansiva y contractiva. Conforme a la primera (tradicional) se asume que las devaluaciones tienden a mejorar el balance comercial ante el aumento de la demanda extranjera e interior, que a su vez dinamiza la producción interna y favorece el saldo de la balanza comercial. Por su parte, la teoría contractiva comienza a instalarse hacia fines de 1970 por Krugman y Taylor (1978), quienes establecen que en el corto plazo la devaluación puede no tener los efectos que generalmente se asumen por la teoría tradicional. En ese sentido, afirman que la consecuencia de la devaluación ante un déficit de tipo estructural es la contracción económica en lugar de la sustitución; de modo que no solo se reduce la producción y por tanto el empleo, sino también se redistribuyen los ingresos del trabajo al capital. En línea con ello, la distribución del ingreso se da principalmente en relación con la transferencia de recursos de los sectores con alta propensión marginal a consumir a sectores con elevada propensión marginal a ahorrar, disminuyendo el volumen de demanda agregada. Por ello, ante escenarios de devaluación se deben generar medidas que alienten el consumo (Wahren, 2015). Pese a las expectativas subyacentes a la devaluación de una moneda, los efectos en la economía dependen de las especificidades del contexto político, social y económico de cada territorio.
En el sector turístico la devaluación de la moneda de un país se considera a priori un hecho favorable para incentivar, por un lado, el flujo de la demanda turística internacional hacia ese destino, ya que se entiende que los productos nacionales resultan menos costosos para los extranjeros; y por otro para dinamizar el turismo interno, en tanto los destinos internacionales se encarecen para los residentes. Al mismo tiempo, esto último tiende a perjudicar el sector turístico de otros mercados receptores. Sin embargo, a pesar de que en términos de precio el destino resulta competitivo en el mercado internacional y puede esperarse un aumento en la llegada de turismo internacional, es importante complementar la competitividad del destino desde aspectos cualitativos basados en la calidad de la planta turística, profesionalización de los prestadores de servicios, mejora de la infraestructura y la conectividad, entre otras cuestiones.
2. Marco situacional
A continuación se presenta una síntesis de la evolución de la actividad turística en la Argentina y las decisiones en materia económica y hechos relevantes vinculados a la fluctuación del tipo de cambio en el país.
El turismo en la Argentina comienza su desarrollo hacia finales del siglo XIX por un segmento acotado de la demanda que manifestaba sus preferencias por destinos con atractivos naturales y recursos paisajísticos. No obstante, en la década de los años veinte, ante el proceso de movilidad social, el período de entreguerras, la invención del automóvil y la construcción de la red vial troncal, el turismo comienza a tornarse una actividad de mayor demanda por los sectores medios de la sociedad (Osow, 2006). En la década de los años treinta la ciudad de San Carlos de Bariloche comienza a fortalecerse como uno de los centros turísticos internacionales de mayor importancia del país. Asimismo surgieron: Puerto Iguazú (Misiones), San Martín de los Andes (Neuquén), Esquel (Chubut) y El Calafate (Santa Cruz), entre otros. Estos destinos en la actualidad atraen gran parte de la demanda turística internacional. Entre 1946 y 1955, ante las políticas del Estado benefactor, se instala el concepto de movilidad social ascendente, propiciando el acceso al turismo social para el sector asalariado. Por ello, paralelamente, el Estado facilitó la construcción de hoteles y caminos para la mejora de la conectividad, así como también en los años 1948 y 1949 se construyeron respectivamente los aeropuertos Jorge Newbery y Ministro Pistarini, y en 1950 se creó la compañía aérea de bandera Aerolíneas Argentinas (Wallingre, 2013).
Hacia mediados de la década de los años cincuenta, Mar del Plata se configura como el principal destino masivo de sol y playa producto del creciente número de turistas que frecuentaron el balneario, situación que se mantiene hasta la actualidad. Aunque no debe olvidarse su origen como destino de la elite porteña entre fines del siglo XIX y las primeras tres décadas del siglo XX (Bertoncello, 2006). Por otro lado, hacia fines de la década los años setenta -período de gobierno de facto- el turismo social quedó reducido a las unidades turísticas Embalse Río Tercero y Chapadmalal.
En esta etapa el objetivo del gobierno se orientó a la atracción del turismo internacional, lo cual se tradujo en un proceso de modernización de la planta turística y la puesta en valor del patrimonio histórico-cultural del país. En este sentido, la celebración del Mundial de Fútbol en el año 1978 resultó de suma relevancia para la continuidad de este proceso de transformación y crecimiento del turismo receptivo.
A partir de 1983, con el retorno a la democracia, el turismo continuó su crecimiento por un período de 20 años (1982 y 2002), con un incremento de 133%. No obstante, durante este mismo período se vivió un proceso de inflación que alcanzó su máxima expresión en 1989, cuando la variación promedio de precios durante ese año fue de 3079 % (hiperinflación). Además, la devaluación de la moneda fue del 4771°%, lo cual obligó en primer lugar al cambio del símbolo monetario en 1983 de peso ley a peso argentino y en 1985 de peso argentino al austral (Cámara Argentina de Comercio y Servicios, 2018). A los fines de contrarrestar los efectos de la inflación, producto de la aplicación de las políticas keynesianas, se implementó la Ley de Convertibilidad en 1991 (paridad cambiaria austral-dólar estadounidense). Esto implicó una desaceleración en el crecimiento del turismo receptivo. En el año 2002, ante una nueva devaluación de la moneda nacional (poscrisis), debido al abandono del régimen de convertibilidad, se reactiva el crecimiento del turismo receptivo (Ministerio de Economía de la Nación, 2003; Gardella, Lupo y Aguayo, 2005).
En el año 2003 se produjo una recuperación pronunciada de la economía nacional, finalizando el período con una tasa de crecimiento del 8,7%. Con respecto al turismo, Wallingre (2013) afirma que en el país comenzaron a crecer los segmentos de demanda internacional orientados a la práctica del turismo urbano y de naturaleza. Así mismo, el Estado reconoce los impactos positivos del turismo en la economía y lo declara un sector estratégico. Esto se constituye en el año 2005 en una política ante la sanción de la Ley Nacional de Turismo 25.997 y la elaboración del Plan Federal Estratégico de Turismo Sustentable 2016 (PFETS) (Torrejón, 2008). Estas medidas se deben contextualizar en un escenario económico de mayor estabilidad, dado que la tasa de crecimiento del país fue para el año 2005 de 9,2%, aumentó el salario real y los indicadores de desempleo urbano, pobreza e indigencia disminuyeron (Ministerio de Economía de la Nación, 2006).
La economía argentina durante cinco años consecutivos (2003-2007) fue la de mayor crecimiento en la región de Latinoamérica. No obstante, en el 2008 la capacidad productiva del país alcanzó su límite y se inicia un proceso inflacionario impactando, en los años subsiguientes, en la caída de los precios relativos de la economía; la falta de ajuste del tipo de cambio, ante el incremento de los precios internos y el aumento de la tasa de desempleo, de pobreza e incremento del empleo informal (Soldatich, 2013).
En el año 2009 la economía nacional comienza a presentar síntomas que responden a la crisis económico-financiera mundial desencadenada en el 2008, ante la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers, el más grande de Estados Unidos (Calixto, 2016). La Argentina se vio afectada fundamentalmente por la crisis en términos comerciales, ya que hubo un descenso de los precios internacionales de los commodities exportadas, así como también la generalización de expectativas negativas por parte de los mercados y de la sociedad (Abeles, 2009). Estos síntomas se reflejaron en la fuga de capitales, la depreciación del peso argentino, el aumento de la inflación y de la deuda pública (Dabat, 2012). En el 2010 la economía comenzó a recuperarse, ya que experimentó un crecimiento del 10,4%. No obstante, la inflación fue cercana al 25%, y a partir de este año comienza a decrecer el saldo del comercio exterior, lenta pero persistentemente, alcanzando en el 2015 un déficit de 4313 millones de dólares (Gallo, 2017).
Hacia fines del año 2011 se instrumentó el llamado "cepo cambiario" ante la inminente fuga de capitales, lo cual implicó que todas las operaciones cambiarias debían autorizarse previamente por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Luego, en mayo del 2012, las medidas de intervención del Estado en el mercado de divisas se extendieron al sector turístico, a través de la Resolución General 3333/12. Esta norma estableció que los residentes argentinos que realizaran viajes al exterior debían informarlo a través del sitio virtual de la AFIP, a los fines de que el organismo determinara el monto en pesos validado para la compra de moneda extranjera (AFIP, 2012; Wainer y Schorr, 2014). En agosto del mismo año se limitó la venta de dólares para el turismo, de modo que la autorización de la AFIP solo podía solicitarse con siete días de antelación al viaje y se implementó la aplicación del 15% de recargo a las compras realizadas con tarjeta de crédito o débito por turistas argentinos en el exterior, en concepto de Ganancias y Bienes Personales. Este monto se actualizó a 20% en marzo de 2013, volviendo a aumentar en diciembre del mismo año un 15%. Es decir que el recargo pasó de 20 a 35%, aunque en enero de 2014 se retrotrajo nuevamente a 20% (Ámbito, 2014; Scarpinelli, 2015).
La consecuencia directa del cepo fue el surgimiento de un mercado cambiario paralelo, conocido como "dólar blue", lo cual impactó negativamente sobre la competitividad del país. Así mismo, a principios del 2014 la moneda nacional (oficial) se depreció 26% con respecto al mes anterior y 64% con respecto al mismo mes del año 2013, lo cual repercutió a posteriori en el aumento general de precios (CEPAL, 2014; FMI, 2016).
En diciembre de 2015, ante la asunción de un nuevo gobierno, se decide desregular el mercado cambiario, eliminando el cepo y el impuesto al turismo emisivo. Como consecuencia de ello se produce la devaluación del peso argentino en el orden del 40% e inicia en la Argentina un lento proceso de recesión económica. Durante el 2016 se registró una baja del 6% de la actividad económica, afectando a los diferentes sectores de la economía, tales como construcción, industria manufacturera, agricultura, ganadería y pesca; minería, intermediación financiera y comercio. Con respecto a la fluctuación del tipo de cambio, entre 2015 y 2018 ocurrió un aumento del 300%, es decir pasó de $ 9,85 a $ 39,78. A continuación se resumen los hechos de carácter económico de mayor relevancia referenciados anteriormente (véase la figura 2).
3. Metodología
El presente estudio es de enfoque cuantitativo y alcance correlacional, ya que tiene por objetivo conocer el grado de relación entre las variables Índice del Tipo de Cambio Real Multilateral Turístico (ITCRMT) y llegada de turistas internacionales, lo cual permite identificar cómo se comporta la última variable ante cambios en el comportamiento de la primera. Los datos empleados son de carácter secundario. Por un lado, se toma la serie temporal 2008-2018 del ITCRMT (por trimestre), cuyos datos se obtuvieron de la página oficial del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Para el mismo período se considera la llegada de turistas internacionales a la Argentina (por trimestre) a través de los aeropuertos Ministro Pistarini y Jorge Newbery, obtenida de la Encuesta de Turismo Internacional (ETI), operativo turístico realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y el Ministerio de Turismo y Deporte. La hipótesis del trabajo es: (H1) la variación positiva del tipo de cambio real multilateral de la Argentina implica el incremento del flujo turístico internacional al país.
El ITCRMT (CEI, 2014), a partir de la variación del tipo de cambio real, mide el poder de compra de las monedas extranjeras en la Argentina y se le considera un valor adimensional. En este sentido, desde la perspectiva del turismo, se entiende que la Argentina como destino turístico internacional es más competitiva al devaluarse o depreciarse su moneda.
El ITCRMT es el resultado de la relación de intercambio entre una canasta de monedas, del conjunto de países representativos de los principales mercados emisores de turistas, y la Argentina. Particularmente, la construcción del ITCRMT que elabora el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires incluye el dólar estadounidense, el real (Brasil), el peso chileno, el euro, la libra esterlina (Reino Unido), el guaraní (Paraguay), el nuevo shekel (Israel), el peso mexicano y el peso uruguayo. En síntesis, el ITCRMT revela la evolución de la competitividad turística del país en términos del valor del peso argentino con respecto al de los principales mercados emisores de turismo. Este índice se interpreta conforme al siguiente criterio: ante una variación positiva del mismo se entiende que el peso argentino se devalúa o deprecia; mientras que una variación negativa supone la apreciación de la moneda nacional.
En relación con los métodos y técnicas empleadas, en primer lugar, se aplica el análisis de serie de tiempo para conocer el comportamiento secular, estacional y cíclico de las variables ITCRMT y llegada de turistas internacionales. Una serie temporal es la sucesión de observaciones de una variable tomada en diferentes instantes de tiempo; de modo que es una técnica aplicada para estudiar los cambios en la variable y predecir su comportamiento a futuro. Estas observaciones se denotan por {y (t1), y (t2), ..., y (tn)} = {y (t): t Î T Í R} con y (ti) el valor de la variable y en el instante t1 (Arrellano, 2001).
Una serie de tiempo se caracteriza por la suma de los componentes secuencial, estacional, cíclico e irregular:
El análisis de las series de tiempo de las variables: llegada de turistas internacionales e ITCRMT se realizó a partir de la aplicación del esquema aditivo, ya que las oscilaciones en el interior de la serie son relativamente constantes. En este sentido, los componentes de la serie se obtuvieron partiendo de la siguiente expresión:
Y = Tendencia + Estacionalidad + Ciclo + Irregularidad
La relación entre las variables desestacionalizadas se realiza a partir del análisis e interpretación de los gráficos construidos. Para ello se consideran los momentos de inflexión en el comportamiento de las variables y se apela a la interpretación de las relaciones a la luz de los hechos socioeconómicos ocurridos en el período de estudio. Además, con el fin de establecer la existencia real del efecto devaluación-depreciación de la moneda sobre el aumento de la llegada de turistas internacionales, se realiza la comparación de esta última variable con la del ITCRMT desfasa en dos períodos (trimestres).
4. Resultados
A continuación se presentan, en primer lugar, los resultados obtenidos de la aplicación del análisis de serie de tiempo del ITCRMT y de la llegada de turistas internacionales al país; en segundo lugar, las relaciones establecidas entre las variables objeto de estudio y su vínculo con la evolución de la actividad turística en la Argentina y las principales decisiones en materia económica, relativas a la fluctuación del tipo de cambio en el país presentadas en el marco situacional.
5. ITCRMT
El componente secular de la variable presenta una tendencia relativamente constante en el período analizado (figura 3). El valor medio del ITCRMT es 249,24, mientras que los mínimos y máximos de la serie son respectivamente 201,4 (trimestre 3 de 2015) y 326,3 (trimestre 3 de 2018) (véase figura 4). Por otro lado, se presenta la componente estacional en el interior de la serie (figura 5; tabla 1), de modo que el ITCRMT presenta valores por encima de la tendencia durante el primer trimestre, mientras que en los trimestres segundo y cuarto los valores del ITCRMT están muy por debajo de ella. Este comportamiento reflejaría que durante el primer trimestre el peso argentino tiende a depreciarse-devaluarse, experimentando en los períodos subsiguientes una relativa apreciación con respecto a la tendencia. Sin embargo, la figura 6 muestra que la serie desestacionalizada no tiene una variación significativa con respecto a la original; lo que evidencia la presencia del componente irregular. En síntesis, como es esperable, una variable de estas características no responde a un comportamiento estacional; además, en esta serie no se refleja el componente cíclico.
6. Llegada de turistas internacionales a la Argentina. Período 2008-2018
La tendencia secular de la variable llegada de turistas internacionales a la Argentina en el período 2008-2018 es relativamente constante (figura 7). La serie muestra un movimiento total de 26.696.804 de turistas internacionales. El promedio anual de la variable arroja que el flujo del turismo receptivo en el país es equivalente a 2.426.982 turistas por año en la última década. La serie no presenta componente cíclico, aunque muestra el componente estacional (figura 8). La tabla 2 presenta los factores estacionales medios o Índices de Variación Estacional (IVE) de cada trimestre, de lo cual se encuentra que durante los trimestres primero y cuarto del año la llegada de turistas internacionales al país es superior a la tendencia, mientras que en los trimestres segundo y tercero el flujo de turistas se ubica por debajo de ella.
Este es un resultado esperable, ya que la demanda turística se caracteriza en términos generales por su comportamiento estacional explicado por causas de índole natural e institucional (Ramón y Abellán, 1995; Durieux Zucco, Moretti y Lenzi, 2013). En el caso de la Argentina, los trimestres primero y cuarto del año coinciden con el período de vacaciones escolares y laborales, la estación estival y con ello mejores condiciones climático-meteorológicas para el disfrute del tiempo de ocio a través de la práctica del turismo y la recreación.
La figura 9 presenta la serie desestacionalizada de la variable llegada de turistas internacionales a la Argentina (2008-2018), cuya comparación con la figura 7 muestra un patrón estacional del turismo receptivo de la Argentina, dada la concentración de la demanda turística en los trimestres primero y último de cada año. Esto es consistente con los resultados obtenidos por Carruitero (2010), quien analiza la estacionalidad del turismo receptivo del país para el período 1995-2010. Así mismo, se identifican momentos de inflexión que no responden al componente estacional, sino a un componente irregular vinculado con eventos que han afectado al destino en términos de la llegada de turistas internacionales.
7. Relación entre el ITCRMT y la llegada de turistas a la Argentina (2008-2018)
En la figura 10 se presentan los datos trimestrales desestacionalizados del ITCRMT y la llegada de turistas internacionales a la Argentina. Para el caso del ITCRMT, se trata de una curva relativamente estable que presenta momentos marcados de devaluación-depreciación del peso argentino en los años 2009, 2014, 2016 y 2018. No obstante, el año 2015 se configura como un punto de inflexión ya que las curvas de ambas variables se intersecan en enero de ese año. El 2009 fue un año de devaluación debido a los efectos colaterales de la crisis financiera a nivel mundial del año 2008. Por su parte, la depreciación-devaluación del 2014 está vinculada con el impuesto al turismo emisivo, medida que se incorporó en el 2012 y que tuvo vigencia hasta fines del 2015. Además, entre el 2016 y 2018 el tipo de cambio nominal en el país tuvo un incremento del 300%, cuestión que se vio reflejada en la depreciación de la moneda nacional.
La llegada de turistas representa una curva más fluctuante en términos comparativos respecto a la curva del ITCRMT, dado que las variaciones en el turismo receptivo resultan más pronunciadas. El año 2009 en particular presenta una marcada tendencia negativa producto de la caída en las llegadas de 244.595 turistas (-15%), el mayor descenso registrado en toda la serie. Además, durante el 2009 se produjo la epidemia de la gripe A o del virus H1N1, que afectó al continente americano. No obstante, en los años 2010 y 2011 el incremento del turismo receptivo fue equivalente a 565.361 turistas, de modo que el descenso del 2009 se duplicó durante los dos años subsiguientes. Posteriormente, a partir del 2012 hasta el 2016 se presenta una tendencia decreciente en la llegada de turistas internacionales, aunque en el 2014 se observa un leve crecimiento del turismo receptivo, cuya variación porcentual es positiva (3%) con respecto al 2013 y 2015. Para esos años, la variación es negativa (-7%). Por último, entre fines del 2017 y principios del 2018 se observa una tendencia creciente del turismo receptivo en la Argentina.
A pesar de que la moneda se ha depreciado-devaluado en sucesivas ocasiones, la llegada de turistas no aumentó exponencialmente. La Argentina, como destino turístico, en el período analizado se ha vuelto competitiva en términos de precio en el mercado turístico internacional, más no se advierte un aumento significativo en el flujo de turistas captado. Esto es reflejo de la ausencia de relación directa entre las variables consideradas, ya que se identifica que la llegada de turistas internacionales y el ITCRMT presentan un comportamiento polinómico. En este sentido, y bajo la premisa basada en que la demanda turística está condicionada por múltiples factores, se establece que la sensibilidad o cambios experimentados en los flujos turísticos responde diferencialmente a la magnitud de las variaciones acontecidas en el contexto del sistema turístico y su entorno.
En el caso de la Argentina se observa, en términos anuales, que las fluctuaciones destacadas para ambas variables son coincidentes en el tiempo (2014, 2016, 2018), es decir que ante las variaciones positivas del ITCRMT se encuentra un incremento en la llegada de turistas internacionales; a excepción del año 2009 en el que los efectos de la gripe A superaron al factor devaluación-depreciación. Sin embargo, también se presentan momentos a lo largo de la serie en los que ambas variables no presentan un comportamiento directo o similar.
Por otro lado, considerando que la relación en el tiempo no es inmediata entre las variables debido a que la decisión de viajar está signada por una brecha temporal en relación con el destino elegido y la distancia con respecto al origen, se cree conveniente incorporar una comparación entre el ITCRMT y la llegada de turistas desfasada en dos períodos (trimestres). Es decir, se busca identificar el efecto de la depreciación-devaluación de la moneda nacional en relación con el volumen de llega de turistas internacionales en los seis meses posteriores. En función de los resultados obtenidos, es complejo determinar la existencia de una tendencia homogénea a lo largo de la serie debido a las variaciones pendulares en períodos cortos del tiempo. No obstante, se identifican a continuación momentos de la serie en los cuales las variables se relacionan tanto de forma directa como inversa.
A partir del tercer trimestre del año 2008 se observa una relación relativamente directa entre las variables. Sin embargo, esta tendencia se altera en el tercer trimestre del 2009 cuando la relación se torna inversa como consecuencia de la epidemia sanitaria, dado que en los dos períodos anteriores el ITCRMT muestra signos de devaluación-depreciación; lo anterior permite suponer, en ausencia de tal evento, que la demanda turística hubiera aumentado. El segundo trimestre del 2010 también presenta una relación inversa entre ITCRMT y llegada de turistas.
Posterior a ello, las variables se relacionan de forma directa y en los trimestres en los que el ITCRMT se mantiene relativamente constante, el volumen de llegadas de turistas responde a un aumento o una disminución en función de la componente estacional dominante. Se debe recordar que los trimestres primero y cuarto del año tienden a concentrar en la Argentina el mayor flujo de la demanda turística internacional.
Durante el primer trimestre del año 2012 la relación entre llegada de turistas e ITCRMT es inversa, dado que en los dos períodos anteriores el tipo de cambio se aprecia y aumenta el número de turistas en el país. Luego, emerge nuevamente una relación directa con pendiente negativa hasta el segundo trimestre del 2013; aunque en el trimestre posterior (tercero del año 2013) aumenta el número de turistas internacionales, frente a un incremento en los seis meses anteriores del ITCRMT. Los próximos trimestres hasta el último período del 2014 presentan una relación inversa entre las variables. A partir del primer trimestre del año 2015 se manifiesta de nuevo la relación directa con pendiente negativa hasta el primer período del año siguiente. Hacia fines del 2017 se puede aproximar que las variables en consideración se comportan de manera relativamente semejante.
8. Conclusiones
Los resultados obtenidos en el presente trabajo no refutan ni aceptan en su totalidad la hipótesis planteada: "la variación positiva del tipo de cambio real multilateral de la Argentina implica el incremento de llegada de turistas internacionales al país". En la Argentina durante la década 2008-2018 se identifican momentos en los cuales las variables tienen un comportamiento semejante, pese a no manifestar una relación directa a lo largo de toda la serie. Esto pone de relieve que el ITCRMT, como variable macroeconómica, incide sobre el comportamiento de la variable llegada de turistas internacionales al país debido a su relación con la competitividad turística de la Argentina en el mercado internacional. Esto adquiere mayor relevancia si se considera que entre los principales socios comerciales de la Argentina, en términos turísticos, se encuentran los países limítrofes; pues en la planificación individual de viajes con fines turísticos la distancia entre el espacio emisor y receptor tiene un peso relativo. Así como también las relaciones en cuanto al tipo de cambio bilateral, es decir, qué capacidad de compra tiene el turista internacional en el país de destino, lo que también incide en el proceso de decisión.
Los resultados obtenidos son consistentes con hallazgos de Díaz, Rule y Yoma (2010), ya que estiman que existe una relación positiva entre las variables llegada de turistas internacionales y tipo de cambio real multilateral del turismo para el período 1995-2008. En ese sentido, también consideran que un tipo de cambio competitivo favorece al turismo receptivo y las exportaciones en concepto de servicios turísticos.
Por otro lado, a partir del comportamiento y las características de las variables consideradas, se cree interesante resaltar la conveniencia de analizarlas en escalas temporales inferiores a un año. Esto se relaciona con lo planteado anteriormente acerca de la distancia entre espacio de origen y destino de los desplazamientos con fines turísticos. Si bien el proceso de decisión de la demanda latente potencial es complejo y varía de un individuo a otro, se considera que los viajes que suponen menores distancias que recorrer se planifican en el corto plazo. Por ello, conocer el comportamiento de las variables en una resolución temporal pequeña puede resultar en una ventaja tanto para los decisores como para la oferta turística.
A partir de la relación entre el ITCRMT y la llegada de turistas desfasada en dos períodos (trimestre), solo puede aproximarse la existencia de momentos en el tiempo en los que las variables presentan un comportamiento directo tanto con pendiente negativa como positiva. Sin embargo, ello no representa una tendencia debido a las variaciones pendulares en períodos cortos del tiempo.
En virtud de lo expuesto, se reconoce que los flujos turísticos internacionales también se ven condicionados por factores de índole natural, cultural, política, social e institucional; de modo que en función de la magnitud de los cambios acaecidos en esos órdenes la demanda turística reacciona en consecuencia. En este sentido, la demanda turística de la Argentina no queda exenta a este tipo de comportamiento.
Para finalizar, se considera que el análisis bivariado presentado en este trabajo demuestra que la variable macroeconómica ITCRMT es relevante en el comportamiento de la demanda internacional. Lo cual pone en evidencia la importancia y necesidad de realizar un seguimiento en el largo plazo de la evolución de las variables e incorporar otros factores que permitan generar un análisis multivariado para explicar con mayor grado de precisión el devenir de la actividad turística en el país.
Agradecimientos
Este trabajo es un resultado preliminar del Proyecto Grupo de Investigación: "Destinos turísticos reflexiones teórico-metodológicas y estudios aplicados a distintas escalas", subsidiado por la Universidad Nacional del Sur.
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