10.18601/01207555.n31.12
MÉTODOS PARA EVALUAR EL POTENCIAL DEL AVITURISMO EN SANTA MARÍA, BOYACÁ, COLOMBIA1
METHODS FOR ASSES THE POTENTIAL OF BIRDWATCHING IN SANTA MARÍA, BOYACÁ, COLOMBIA
Nadezhda Bonilla-S.
Especialista en Gerencia de los Recursos Naturales
Grupo de Ornitología, Universidad Nacional de Colombia (GOUN)
Colombia
[njbonillas@unal.edu.co]
Laura Gutiérrez García
Especialista en Gerencia de los Recursos Naturales
Secretaría Distrital de Ambiente, Bogotá
Colombia
[laegutierrezga@unal.edu.co]
1 Para citar este artículo: Bonilla, N. y Gutiérrez, L. (2022). Métodos para evaluar potencial del aviturismo en Santa María, Boyacá, Colombia. Turismo y Sociedad, XXXI, 227-280. DOI: https://doi.org/10.18601/01207555.n31.12
Fecha de recepción: 15 de julio de 2019
Fecha de modificación: 13 de marzo de 2020
Fecha de aceptación: 21 de julio de 2020
Resumen
Siendo Colombia un país megadiverso en flora y fauna, primer lugar en aves en el mundo, ofrece un gran potencial para el aviturismo como segmento especializado del turismo de naturaleza, lo que se constituye como una oportunidad económica para diversos municipios del país ante el aumento de visitantes interesados, como es el caso de Santa María en el departamento de Boyacá, reconocido por su riqueza en avifauna. En este artículo se evalúa su potencial, mediante entrevistas dirigidas a actores involucrados en el municipio y la selección de cinco senderos existentes, seguido de una evaluación multicriterio para decidir qué senderos se deben priorizar; los tres de mayor puntaje por sus atributos para el aviturismo son: Hyka Quye, Almenara y La Cristalina. Al calcular su capacidad de carga turística se observa que pueden ingresar 29, 55 y 14 visitantes/día respectivamente, en las condiciones actuales de los senderos. En el estudio se evidencia que existe un potencial para el aviturismo, sin embargo, se deben mejorar algunos aspectos de los senderos, por lo que es indispensable establecer lineamientos para prevenir y mitigar los efectos negativos sobre el medio natural para un mejor desarrollo de la actividad en el municipio.
Palabras clave: aviturismo; evaluación multicriterio; capacidad de carga turística.
Abstract
Colombia being a mega-diverse country in terms of flora and fauna, ranked as number one in the world in terms of birds, offers great potential for birdwatching as a specialized segment of nature tourism. Together with the increase in numbers of interested visitors, this could serve as an economic opportunity for several of the countries municipalities; for example, Santa María in Boyacá, recognized for its wealth of birdlife. In this article, we assess this potential, through interviews with the stakeholders involved and the evaluation of five existing trails, followed by a Multi-criteria Evaluation to determine which trails should be prioritized for their birdwatching attributes, being three, Hyka Quye, Almenara y La Cristalina. We also calculate their Tourist Carrying Capacity resulting in 29, 55 and 14 visitors/day respectively, in the current conditions of the trails. Based on this study, it is evident that there is a potential for birdwatching in the region, however, some aspects of the trails must make better and be established guidelines to prevent and mitigate negative effects on the natural environment in order to improve the quality of the activity.
Key words: Birdwatching; multi-criteria evaluation; tourism carrying capacity.
Introducción
La ornitología es una de las ramas de la biología dedicada al estudio de las aves desde su taxonomía, evolución, comportamiento, hábitat, entre muchas otras categorías (Avendaño et al., 2017b). En la historia de Colombia, desde los relatos incluidos en las crónicas de la conquista (siglo XVI), las expediciones botánicas (siglos XVII y XVIII) y estudios que llegan hasta nuestros días, se ha ampliado el conocimiento sobre este grupo biológico, aplicando metodologías como la colecta de especímenes para su identificación, preparación y descripción, hasta la observación directa incluyendo la grabación de vocalizaciones, todas ellas buscando dar respuesta a una pregunta específica de investigación (Avendaño, 2017a; Villarreal et al., 2006). Pero en los últimos años, la observación y el registro de las especies en su ambiente natural se ha convertido en una actividad de ocio, recreación y goce abierta a todas las personas (Sekercioglu, 2002). Por ello, el aviturismo se vincula a la categoría de ecoturismo especializado, el cual ayuda a la protección y conservación del entorno, y se convierte en un atractivo tanto para los observadores principiantes como para los expertos a nivel mundial (llamados birdwatchers o birders) (López, 2008), quienes se han interesado en adquirir planes turísticos relacionados con avistamiento de aves.
Ahora bien, para el desarrollo de esta actividad se deben considerar ciertas medidas para que sea sostenible a largo plazo, según las disposiciones de la Organización Mundial para el Turismo (OMT) (MINCIT, 2013), dado que existen repercusiones económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria y de las comunidades anfitrionas. Por ello, al ser una práctica que busca proteger la naturaleza y obtener recursos económicos, se debe realizar una planificación, gestión de la actividad en los destinos seleccionados e invertir en el mejoramiento o transformación de los servicios dirigidos al turista.
El punto de partida al analizar la posibilidad de que un país sea destino para la observación de aves es la evaluación de las siguientes competencias:
Otro punto a favor de países como Costa Rica, Perú y Ecuador es que gracias a su alta inversión y apoyo institucional, cuentan con guías especializados y bilingües, mientras que en Colombia se tiene una percepción baja de dicha preparación (Biocomercio Andino, 2013). Sin embargo, en los últimos 10 años se ha generado un interés gubernamental por promover la capacitación de guías locales en el turismo de naturaleza, a través de instituciones acreditadas como el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), para ofrecer otras alternativas laborales en las comunidades que habitan cerca de zonas turísticas. Estas iniciativas se han impulsado ante una oportunidad de mercado por el ingreso de divisas al país. En América Latina, un turista puede gastar entre 280 y 350 dólares diarios en un tour de avistamiento de aves, y en el país el costo promedio es de 184 dólares/día por tour, por debajo del rango de lo que los avituristas esperan gastar (Mojica, 2016; IDT, 2019).
En Colombia, el aviturismo se ha postulado como un sector de desarrollo económico que puede brindar alternativas laborales para las comunidades a fin de evitar migraciones de los residentes que buscan nuevas oportunidades (Maldonado et al., 2016; Sati, 2018); también tiene ventajas socioculturales al incrementar la identidad cultural y la apropiación del territorio, creando formas de intercambio con los visitantes y revitalizando las tradiciones locales (gastronomía, folclor y cosmogonía) e impulsando mejoras en la infraestructura pública. Todo lo anterior incrementa la calidad de vida (Royo y Ruiz, 2009; Morales, 2014) y, a su vez, se convierte en un factor determinante en la conservación de los recursos naturales (Flores, 2007). Por ejemplo, un caso exitoso es la sierra de la Macarena (Meta), cuyo principal atractivo natural es Caño Cristales, donde la planificación y el apoyo de instituciones como Cormacarena, Parques Nacionales y Secretaría de Cultura, Turismo y Deporte, han promovido esfuerzos para que la actividad sea sostenible y traiga beneficios para la comunidad municipal de La Macarena, desde la capacitación y participación de los estudiantes de colegios en áreas involucradas en el sector turístico y la vinculación de la cultura como herramienta de apropiación, el aumento de los ingresos de los prestadores de servicios locales, hasta la promoción de este destino a nivel internacional por parte de diversas agencias de viajes (González y Vega, 2018). Sin embargo, para que destinos emergentes se conviertan en casos exitosos y sostenibles para el aviturismo se debe considerar que el contacto entre visitantes y anfitriones suele ser complejo y tener respuestas contradictorias, como el abandono de prácticas cotidianas y tradicionales que tienen un valor agregado, por adaptarse a las expectativas de los turistas cayendo en sobreexplotación o pérdida cultural, disputas y desorganización en la actividad, lo que aumenta la presión sobre el capital natural y más aún en ecosistemas frágiles (Bringas y Ojeda, 2000; Matos y Pérez, 2019; Puente et al., 2011).
Otros impulsos importantes a este sector son la vinculación de diferentes ejes de la población, desde economías locales hasta grupos académicos (científico) en el desarrollo de diversos eventos nacionales e internacionales, los cuales tienen un fin común: informar sobre la riqueza y abundancias de las aves, su protección y la importancia de la biodiversidad del neotrópico. Por ejemplo, el Congreso de Ornitología, Feria Internacional de las Aves-Colombia-BirdFair, Encuentro Nacional de Ornitología (ENO), Censo Neotropical de Aves Acuáticas (CNAA) y el Global Big Day; algunos creados desde 1983 y que continúan vigentes por su popularidad (ACO, 2013), que junto con programas del orden nacional como "Ecoturismo para la educación y la paz" y "Turismo comunitario para la paz" (Situr, 2019), nacidos desde la firma de los acuerdos de paz de 2016, y el proyecto de ecoturismo la Trenza del Valle de Tenza (Alfonso, 2010), han fomentado el turismo sustentable e incluyente ayudando a que se conozcan escenarios ecoturísticos casi vírgenes como resultado del conflicto armado, "pasando de ser destinos riesgosos a de ensueño" (Mojica, 2016). En ellos se vinculan departamentos del país por su potencial para el ecoturismo, dentro de los cuales se menciona al departamento de Boyacá, y municipios como Santa María que se reconocen como destinos imperdibles, sostenibles y con tejido social, donde se han impulsado 20 senderos ecoturísticos de la región. Ante tantas estrategias de promoción, nos cuestionamos si Santa María está preparada para el aumento de visitantes, tanto en su infraestructura turística como sostenibilidad ambiental.
A partir de este escenario, tomamos como caso de estudio el municipio de Santa María, Boyacá, para evaluar su potencial para el aviturismo, donde el amplio rango altitudinal y la influencia de la Amazonia la Orinoquia (piedemonte llanero) y fragmentos de bosque de la zona hacen que la riqueza de las especies sea alta, reportando en flora 345 angiospermas, 183 helechos, 121 orquídeas, entre otras, y en fauna 400 artrópodos, 47 mamíferos, 47 peces, 38 herpetos y 350 especies de aves (Amat-García, 2009; Campos et al., 2008; Corpochivor et al., 2019; Douglas et al., 2011; Giraldo et al., 2011; González y Betancur, 2013; Laverde y Gómez, 2016; Méndez y Murillo, 2014); estas cifras se han obtenido gracias a que las universidades, los centros de investigación y las autoridades ambientales han puesto su interés en conocer el entorno del municipio, haciendo que este se convierta en un destino para los amantes de la naturaleza, quienes pueden encontrar senderos accesibles desde la cabecera municipal, y beneficiarse de los servicios de alojamiento, alimentación y guianza proporcionados por los habitantes.
Teniendo en cuenta la biodiversidad en este municipio, se deben considerar algunos impactos negativos cuando se hace un ecoturismo sin planeación, porque mientras mayor sea la cantidad de turistas, mayor será el impacto que se produce, por ejemplo, las consecuencias sobre la perturbación de la fauna silvestre causada por el ruido de los visitantes o malas prácticas para atraer especies (uso de playback de forma excesiva y alimentarlos), daños al hábitat por creación de caminos alternos, extracción de flora-fauna silvestre de forma ilegal ante la falta de control, problemas por acumulación de residuos y generación de basura, entre otros, ponen en peligro los valores ecológicos de la zona en su propio potencial haciendo que pierda competitividad (López y Andrés, 2000).
De esta manera, se deberían identificar los senderos recomendados para el aviturismo y la cantidad de personas que podrían visitarlos sin afectarlos de forma negativa, por eso utilizamos metodologías de evaluación más focalizadas y articuladas para la planificación, como entrevistas semiestructuradas, evaluación multicriterio (EMC) y capacidad de carga turística (CCT). Para la EMC tomamos como referente a Franco et al. (2009), que realizaron su estudio en el Parque Nacional Nevado de Toluca (PNNT, México) para analizar las posibilidades de aprovechamiento recreativo-turístico, e identificaron las alternativas para iniciar el desarrollo de esta actividad de forma sustentable (involucrando a la comunidad campesina) a través de calificaciones cuantitativas, lo que permitió enfocarse en aspectos y acciones para evitar el deterioro del parque.
Por su parte, el CCT, según Cifuentes et al. (1999), define el máximo nivel de uso que una zona puede mantener según el número de visitantes, tomando en cuenta su capacidad biofísica y de manejo respecto a la actividad turística y su desarrollo; esta metodología fue utilizada en la Reserva Biológica Carara en Costa Rica (Cifuentes, 1992), el Parque Nacional Galápagos en Ecuador (Cayot et al., 1996), el Refugio de Vida Silvestre "La Marta" en Costa Rica (Acevedo Ejzman, 1997), el Parque Nacional Marino Fernando de Noronha en Brasil (Mitraud, 1998), y áreas de uso público del Monumento Nacional Guayabo en Costa Rica (Cifuentes et al., 1999). Estos estudios permitieron obtener una aproximación a la intensidad de aprovechamiento de las áreas, que requerían decisiones de manejo. Aunque esta herramienta ha sido implementada (en su mayoría) en zonas de reserva o parques naturales, en el contexto del municipio de Santa María, con sus senderos establecidos, resulta de vital importancia para la planificación que requiere el ecoturismo y la observación de aves.
En este artículo exponemos una combinación de métodos que nos permiten identificar los senderos (alternativas) que se deben priorizar en Santa María para el desarrollo del aviturismo, realizando entrevistas semiestructuradas (para obtener información primaria), construyendo una EMC y calculando la CCT como indicador de sostenibilidad; estas metodologías han sido adaptadas a cada uno de los atributos y características de la zona para ofrecer resultados que aporten a la planeación de esta actividad.
Métodos y resultados
Área de estudio
El municipio de Santa María, perteneciente al departamento de Boyacá, se localiza en la vertiente oriental de la cordillera Oriental, en la parte alta de la cuenca del Orinoco (cuencas de los ríos Batá, Guavio y Lengupá), la cabecera municipal (04°51'48'z"N y 73° 16' 04"W) se encuentra a 160 km de la capital del departamento (Tunja) y a 156 km de la capital de Colombia (Bogotá), a 3 horas y media de viaje por carretera de esta última (Campos, Uribe y Aguirre, 2008). Esta cercanía invita a conocer el municipio con poco esfuerzo de desplazamiento (figura 1).
Santa María se encuentra a 850 m s.n.m., con una temperatura promedio de 21°C; según el sistema de clasificación de las Zonas de Vida Natural de Holdridge (1947) se encuentra en bosque muy húmedo-Montano Bajo (bmh-MB) y bosque pluvial premontano (bp-PM), donde se observan algunos relictos de bosque primario y áreas cubiertas con rastrojo y gramíneas que permiten la regulación de caudales generados por las precipitaciones, manteniendo áreas de protección y conservación de bosques para evitar la erosión e inestabilidad del suelo y, a su vez, disminuir arrastres de material por las lluvias (Alcaldía Municipal de Santa María, 2003). Gracias a ello, estas zonas albergan gran diversidad, como el caso de la avifauna, donde han sido reportadas 350 especies (Laverde y Gómez, 2016) desde el año 1998, proceso iniciado por el grupo de Sistemática Animal de la Universidad Nacional de Colombia, posteriormente enriquecido por visitas de otras universidades e interesados en este grupo taxonómico a lo largo de los años (Laverde y Gómez, 2016).
En el municipio existen varios senderos ecológicos, de los cuales seleccionamos cinco por tener acceso desde la cabecera municipal de Santa María: Hyka Quye, Almenara, La Cristalina, Cascada 70 y Cachipay (figura 1). Respecto a la cantidad de avifauna reportada en cada uno de estos senderos existen registros en la plataforma E-bird y la Guía de Aves de Santa María (Laverde y Gómez, 2016); así, en Almenara pueden ser observadas 169 especies, 109 en La Cristalina (incluyendo la zona aledaña del río Batá), 64 en Hyka Quye y 116 especies en el casco urbano y alrededores, para un total de 276 especies de aves (ver Anexo). Dentro de los registros se tienen especies de interés para la conservación por su rareza en distribución, siete que están en alguna categoría de amenaza (IUCN, 2017) y nueve especies endémicas o casi endémicas (Acevedo-Charry et al., 2020; Chaparro et al., 2013). Por ejemplo, se reporta el periquito aliamarillo (Pyrrhura calliptera), el cual es endémico y se encuentra vulnerable (VU), restringido a los departamentos de Boyacá, Cundinamarca y Casanare (Renjifo et al., 2002), o el periquito alipunteado (Jouit stictopterus) reportado por Laverde y Gómez (2016), que está en categoría de VU y cuya historia de vida es escasa, siendo la principal amenaza para estas especies la deforestación y fragmentación de su hábitat (Renjifo et al., 2014), que se atribuye al aumento de los asentamientos humanos y al desarrollo vial (De la Zerda y Rosselli, 2002).
Metodología
La base metodológica de la investigación son las herramientas para la planificación en la gestión de los recursos naturales aplicadas por Franco et al. (2009), Cifuentes (1992) y Cifuentes et al. (1999), desarrolladas en dos etapas: primero, un diagnóstico a partir de entrevistas a actores implicados y visitas de campo en los senderos, a fin de construir una EMC para definir criterios y atributos para priorizar las alternativas (senderos) con mayor potencial; y segundo, un cálculo de la CCT de cada sendero priorizado a fin de establecer el número máximo de visitantes que pueden ingresar diaria y anualmente (figura 2).
Entrevistas semiestructuradas
Fueron dirigidas a los grupos implicados en el turismo del municipio con el fin de identificar y caracterizar los prestadores de servicios (hoteles, restaurantes y personal a cargo de visitas) e inventariar los senderos cercanos para obtener la información sobre sus características y dar respuesta al análisis de criterios para el avistamiento de aves. En total entrevistamos a 14 personas involucradas.
En cuanto al servicio de alojamiento (tabla 1) existen cuatro hoteles: La Esmeralda, Los Almendros, El Dorado y Finca La Isla, estos se encuentran dentro de la cabecera municipal. Los cuatro están más cercanos al sendero La Cristalina, para acceder a los otros senderos se debe ir en vehículo.
Existen dos establecimientos que ofrecen servicios de alimentación, como prestadores de apoyo directo para el avistamiento de aves, el restaurante Polideportivo y el restaurante de la Finca La Isla (tabla 2).
El municipio cuenta con tres prestadores de guianza para avifauna y biodiversidad (tabla 3), Descubrir ONG, el guía Adrián Pinzón con su equipo y finalmente Manakin Nature Tours S.A.S. Los dos primeros son locales y el tercero, con oficina en Bogotá, es operador turístico especializado en observación de aves para Colombia.
Senderos
Hyka Quye (900 a 1.200 m s.n.m., 2,5 km de recorrido) y Almenara (1.100 a 1.500 m s.n.m., 5 km de recorrido) ubicándose aproximadamente a 25 minutos desde la cabecera municipal en transporte vehicular, se encuentran en una zona privada de la hidroeléctrica AES-Chivor, donde se requiere un permiso para el ingreso y tener un guía local para realizar el recorrido. Cuentan con 65 especies de aves registradas, incluidas 8 migratorias y una en estado vulnerable, y 169 especies de aves (19 migratorias, 3 vulnerables y 1 endémica), respectivamente (Laverde y Gómez, 2016); este último sendero es el más apetecido por la empresa Manakin Nature Tours S.A.S. para llevar a los avituristas. Se estiman 5 horas para realizar el total del recorrido (número de especie vs. distancia), donde existen atractivos como caídas de agua (cascadas y quebradas) y abundancia en flora y fauna, que ofrece una experiencia de paisaje totalmente natural. Los dos senderos presentan un terreno con bajo porcentaje de inclinación (≤ 10% pendiente), lo que hace que sean de fácil acceso para cualquier tipo de visitante. Estos no cuentan con servicios sanitarios, alimentación, hospedaje ni infraestructura (señalización o equipos) relacionada con los senderos. La empresa realiza cada 8 años un mantenimiento con una duración mínima de 6 meses, para garantizar que se encuentren en buenas condiciones (uso de gravilla) para el tránsito de peatones y carros.
La Cristalina (700 a 900 m s.n.m., 2 km de largo) está ubicada en predios privados, el ingreso por persona cuesta $3.000 para residentes y $5.000 para turistas nacionales e internacionales, dinero usado para el mantenimiento. El recorrido inicia en la finca La Isla, que se encuentra a 20 minutos a pie desde el Parque Central, está finca ofrece servicios sanitarios, hospedaje y alimentación para los turistas que visitan este sendero. El terreno presenta tramos con media y alta dificultad de acceso debido al porcentaje de inclinación (≥ 10% pendiente). Se encuentran zonas boscosas, potreros con fines pecuarios y acceso a fuentes de agua, que brindan diversidad de recursos asociados a aumentar la riqueza de aves y variedad de paisaje para los visitantes, donde se han identificado 42 especies de aves, entre ellas 7 migratorias (Laverde y Gómez, 2016). Además, cuenta con equipamiento básico como mapas, señalética y estructuras de apoyo como barandillas, cuerdas y peldaños para zonas de media y alta dificultad de acceso.
Los últimos dos senderos, Cachipay (830 a 870 m s.n.m., 3 km de trayecto) y Cascada 70 (1.000 a 1.450 m s.n.m. y 3 km) se encuentran en zonas de libre acceso al público, con baja dificultad de acceso y de recorrido; Cachipay cuenta con especies comunes y poco comunes por su tipo vegetación (bosque secundario, borde de bosque y potreros), mientras que la Cascada 70 ofrece contemplación del paisaje, caminatas de bajo impacto, deportes extremos (torrentismo por su cascada de 150 metros de altura) y observación de especies de aves comunes. Por tanto, no son muy recomendables para avituristas exigentes; no cuentan con equipamiento asociado al ecoturismo, pero los guías ofrecen interpretación del sendero (tradición oral de la región) que puede ser interesante para los visitantes.
Evaluación multicriterio (EMC)
Esta evaluación fue adaptada de Franco et al. (2009), donde se definen dos grupos de criterios, intrínsecos (elementos encontrados en la naturaleza) y extrínsecos (proporcionados para desarrollar y ofrecer un servicio), estos a su vez están constituidos por atributos, que son mencionados en la tabla 4. Todos ellos fueron sometidos al método de jerarquías (Saaty, 1990), ya que los datos son cualitativos y deben transformarse en cuantitativos en una escala común de 1 a 10, donde 10 se divide en el número de opciones del atributo, como si se tratara de una evaluación de única respuesta, y cada opción tiene un puntaje donde la calificación de 10 es un estado deseable y 1 el menos favorable para desarrollar la actividad de turismo de naturaleza (tabla 4).
Con lo anterior, se tomaron los cinco senderos seleccionados y se sometieron al sistema de calificación de atributo, siendo 10 el valor máximo posible, concluyendo el proceso de normalización (Vij), lo que ayuda a identificar cuáles son los atributos con mayor relevancia entre los senderos (tabla 5).
Paralelamente, se le asignó un peso final (Wj) a cada atributo (método de ponderación) para reflejar su importancia respecto al aviturismo, utilizando el orden jerárquico que compara atributos para establecer su importancia o preferencia. Para obtener este Wj se debe primero calcular un peso base (wj):
Para obtener la suma del Atributo i y la suma total, se usó el axioma reciprocal donde se compararon pares de atributos utilizando una escala de referencia de 1 a 9, donde 1 indica igual importancia entre los dos atributos, 3 favorece levemente un atributo sobre otro, 5 da importancia fuerte de uno sobre otro, 7 muy fuerte favorecido, 9 un atributo es absoluto y totalmente favorecido sobre otro, siendo valores intermedios 2, 4, 6 y 8 (Osorio y Orejuela, 2008). Por ejemplo, c1) Fauna (Aves) es 3 veces más importante que el Gradiente del sendero (b1), y este último es 3 veces menos importante que la presencia de aves Así, se construye una matriz donde todos los atributos se contraponen y al final se suma el puntaje de cada atributo para generar wj (tabla 6).
En este punto se multiplican los wj por 0,4 para intrínsecos y 0,6 para extrínsecos, a fin de obtener el peso de cada variable. Al obtener el peso de cada atributo final (Wj) se realiza una sumatoria tanto de intrínsecos como extrínsecos, la cual debe ser igual a 1 para cada grupo, esto indica si los cálculos y la escala fueron correctamente implementados (tabla 7).
Finalmente, el peso del atributo total (Wj) se multiplica por el valor normalizado (Vij), y se obtienen los valores para cada sendero, como se muestra en la tabla 8.
Una vez se obtuvo el valor ponderado por cada atributo en cada alternativa se sumó cada grupo de criterios para constituir los valores totales de intrínsecos y extrínsecos (tabla 9); de la sumatoria de estos dos grupos se obtiene el valor final de cada alternativa (ri).
Donde: ri = nivel final de cumplimiento del objetivo de la alternativa i; Wj=peso del criterio final j; Vij = el valor ponderado de la alternativa i en el criterio j.
Estos pasos generan un orden de preferencia o priorización sobre los senderos, como se muestra en la tabla 9.
Los valores obtenidos para ri, permitieron seleccionar tres senderos que tienen potencial para prestar servicios en función de la observación de aves: Hyka Quye, Almenara y la Cristalina (tabla 9).
Capacidad de Carga Turística (CCT)
Calculamos la capacidad de carga turística (CCT) de los tres senderos priorizados, adaptando la metodología de Cifuentes (1992) y Cifuentes et al. (1999), a fin de establecer el número máximo de visitantes que pueden ingresar. La CCT tiene tres niveles: capacidad de carga física (CCF), capacidad de carga real (CCR) y capacidad de carga efectiva (CCE).
Para los cálculos se tomaron los siguientes supuestos: el trayecto se debe hacer en un solo sentido, la superficie disponible de manera lineal del sendero debe ser de mínimo de 2 m de ancho (S), el espacio requerido por persona (sp) es de 1 m2 para moverse libremente, y para realizar una visita cómoda un visitante puede hacer el mismo recorrido varias veces en un día (NV) (tabla 10).
CCR = CCF(FCx)
Donde: FCx son 8 factores de corrección: Factor de correlación social (Fcsoc), Brillo solar (Fcsol), Precipitación (Fcpre), Cierre temporal (FCtem 2017 y FCtem habitual), Accesibilidad (FCacc), Erodabilidad (FCero), Anegamiento (FCane) y Disturbio de fauna (FCaves). Estos factores fueron aplicados en la mayoría de los senderos (tabla 11).
En la tabla 11 se observan los valores de corrección respecto a las limitantes obtenidas en cada sendero. Los valores más cercanos a 0 son más limitantes debido a que al multiplicarlos el resultado de la capacidad de carga por sendero se reduce. Como anotación, en el estudio obtuvimos que el factor más limitante correspondiente al FCsoc para los tres senderos es de 0,09, el cual tiene en cuenta el control del flujo de visitantes por grupos que pueden estar simultáneamente en el sendero.
Ante la importancia del factor FCaves, se consideraron las especies en alguna categoría de amenaza (CA), y como limitante la época reproductiva de dichas especies, entendida desde el cortejo hasta la anidación, como el momento más sensible del comportamiento de las aves con relación con la perturbación que le genera la presencia de un turista (tabla 12), pero se debe aclarar que no se logró calcular para La Cristalina, ya que no se contaba con registros de especies en CA.
En cuanto a los cierres temporales hay de dos tipos que se aplicaron en los tres senderos, uno por periodo de mantenimiento, que para Hyka Quye y Almenara se efectúa cada 8 años con duración de 6 meses (se realizó por última vez en 2017), y en La Cristalina 24 horas en el año. El segundo es considerado como cierre rutinario o habitual (de acuerdo con los horarios de ingreso establecidos en los senderos).
El equipamiento (Eq) está compuesto por 14 a 19 variables y el personal de trabajo (Pers) por 4 a 5 variables. La calificación se realizó según la relación entre la cantidad existente (cantidad A) y la cantidad que se considera como óptima (cantidad B). Por ejemplo, el sendero La Cristalina, cuenta con 3 señalizaciones (A) y según la distancia y dificultad el número óptimo sería 3 (B), con lo cual el nivel de satisfacción óptima para esta variable es (3/3), luego este resultado se suma a lo obtenido en las demás variables.
Los senderos Hyka Quye y Almenara no cuentan con el equipamiento suficiente para prestar el servicio turístico, dado que no tienen baños de uso público, señalización, sistema interpretativo, croquis ni equipo de intercomunicación. En cuanto a la cantidad de personal requerida, en los tres senderos se obtuvo el mismo valor promedio (tabla 13), ya que el servicio de guías lo realizan los mismos prestadores en los tres lugares. Dos de los prestadores no cuentan con guías bilingües y solo uno tiene un profesional con formación en educación ambiental.
Una vez se obtienen los valores en porcentaje de la CM y multiplicando por la CR de cada sendero, tenemos la Capacidad de Carga Efectiva (CCE):
Los resultados obtenidos en cada sendero respecto a las variables de la fórmula de CCE, se encuentran en la tabla 13.
Donde NV es un supuesto propuesto por Cifuentes (1992), del que ampliamos su descripción en el cálculo de CCF. Así, finalmente determinamos la capacidad de carga turística diaria y anual que puede soportar cada uno de los tres senderos (tabla 14).
Discusión
Ante la existencia de un mercado creciente en aviturismo para Colombia (Sánchez y Tsao, 2015), Santa María tiene el potencial para ofrecer servicios que satisfacen las condiciones que requiere la actividad por tener recursos naturales interesantes para el turista. No obstante, ¿está preparado ante un posible aumento de observadores de aves? El desarrollo y la ejecución de diferentes metodologías nos ayuda a ampliar el panorama sobre esta pregunta.
Entrevistas y visitas
En cuanto a los prestadores de servicios de alimentación y alojamiento ubicados en la cabecera municipal existen condiciones que podrían mejorarse tales como, unificar las tarifas y realizar adecuaciones según la normatividad en cuanto al servicio sanitario, instalaciones físicas (pisos, fachadas, etc.) y protocolos de manipulación de alimentos. Adicionalmente, aquellos que aún no se han inscrito en el Registro Nacional de Turismo de Colombia deberán hacerlo, dado que esto es obligatorio para todos los prestadores que operen en el país. Se debe aclarar que no todos están dispuestos a hacer ese tipo de inversión o cambios en tarifas, menú o en la infraestructura, porque no cuentan con los recursos económicos o no les interesa cambiar para atraer a personas no habituales (turistas), ya que obtienen la rentabilidad esperada con sus clientes cotidianos.
Otro tema relacionado con estos prestadores se refiere a su capacidad de innovación, en cuanto a implementar tecnologías limpias que ayuden a aminorar impactos sobre el entorno o generar nuevas alternativas como valor agregado. Por ejemplo, las duchas de los hoteles son con agua fría y el adecuar un sistema de calentamiento del agua puede tener costos adicionales para el hotel, pero el visitante estará dispuesto a pagar un poco más para acceder a este servicio (Maldonado et al., 2016). En este sentido, se debe analizar a fondo qué tipo de adecuación puede usarse y que sea de tecnología limpia; por ejemplo, para el tema del agua caliente se puede pensar en invertir en paneles solares, pero no sería una respuesta funcional a este tipo de tecnología debido a la alta nubosidad y precipitación constante que se presenta en la región (Alcaldía Municipal de Santa María, 2003; Ideam, 2017). De esta manera, antes de tomar decisiones que impliquen invertir recursos económicos en mejorar sus negocios, se deben considerar diversos aspectos y soluciones plausibles para que realmente sean rentables.
Respecto a la organización, planificación y capacitación de los prestadores de guianza local (Descubrir ONG y Adrián_equipo), como mencionamos, están buscando programas de formación turística para prestar una mejor atención a los visitantes, pero carecen del dominio de una lengua extranjera, que en la actualidad es necesario ante la creciente demanda de avituristas internacionales, ya que ayudaría a la comunicación y el manejo del grupo y, a su vez, a crea oportunidades para expresión e intercambio cultural (Royo y Ruiz, 2009; Morales, 2014).
Otra debilidad que revelaron nuestras entrevistas fue la poca promoción de los servicios ofrecidos por los guías locales y la unificación de sus tarifas, lo que genera competencia y conflictos para captar a los visitantes de la región. Entre los detalles revelados sobre estos, Descubrir ONG, al ser el único legalmente constituido, es avalado por el municipio (Alcaldía) para desarrollar diferentes actividades como charlas a estudiantes, excursiones a colegios, acompañamiento a universidades y guianza especializada, pero no cuenta con el suficiente personal para ejecutarlas, lo que disminuye la satisfacción del visitante y trae consecuencias a nivel de credibilidad. Esta percepción de baja organización y poca integración desmotiva a las empresas privadas y dueños de fincas que estuviesen interesados en promover el aviturismo en sus predios (por ejemplo, la hidroeléctrica AES-Chivor). Un posible alivio a la tensión entre ellos, es, en primera instancia, buscar la legalización del equipo de Adrián Pinzón para descentralizar las diferentes actividades asociadas a la guianza y, en segunda instancia, que se desarrollen líneas de especialización según el enfoque del visitante, por ejemplo, los grupos de universidades (objetivo científico-académico) pueden estar a cargo del equipo de Adrián Pinzón, quien nos expresó que tiene predilección por esta línea, y las actividades de educación ambiental pueden estar a cargo de Descubrir ONG, mientras que los grupos de observación de aves pueden ser asignados entre ellos con una previa coordinación por temporadas.
EMC
Al momento de elegir los senderos por priorizar fue necesario escoger los criterios y los atributos para evaluar, tomando en cuenta aquellos recursos naturales que se pueden apreciar en ellos (intrínseco) y las condiciones o el estado de estos en relación con la experiencia de los visitantes (extrínseco). La Almenara es la mejor alternativa en relación con avifauna, ya que se pueden hallar especies en estado de amenaza, endémicas y poco comunes, presenta buenas condiciones del terreno por su dificultad media, pero las características del recurso hídrico en el recorrido no son un foco para considerarlo un atractivo para el aviturista. Hyka Quye es similar en muchos de los atributos de La Almenara en cuanto a las condiciones del terreno, pero cuenta con menos especies atractivas en aves, aunque el componente hídrico sí ofrece una belleza paisajística.
La Cristalina, por su parte, no ofrece especies raras y el recorrido presenta algunas dificultades en las condiciones del terreno, tiene registros de aves migratorias, ofrece belleza escénica por la zona del mirador, el espejo de agua genera un atractivo adicional y cuenta con algunas zonas con infraestructura de apoyo para realizar el recorrido (barandas, peldaños y cuerdas), ya que algunos tramos pueden ser algo inestables por el barro o la formación de lama en las superficies del sendero en época de lluvias.
De las alternativas restantes, Cachipay no cuenta con componente hídrico, en la Cascada 70 solo se encuentran especies de aves comunes y la actividad turística se realiza con poco control, teniendo en cuenta que es un sendero de uso público y sin vigilancia, donde algunas personas la emplean para lavar automóviles, lo que puede generar contaminación y turbidez en la cascada.
En la aplicación de todos los atributos elegidos fue necesario hacer un ajuste en el caso particular del atributo d1 -Ancho del recurso hídrico- (ancho de ríos y quebradas) que propusimos inicialmente, pero en la visita en campo observamos su poca relevancia, ya que no influye sobre el aviturismo y este no aplica para todos los senderos por la ausencia de corrientes de agua. Por lo cual este atributo solo se expone en la caracterización inicial para evidenciar los recursos presentes, pero se descarta para los siguientes procesos metodológicos (normalización de variables, peso de atributos y la sumatoria lineal ponderada).
La valoración de los recursos turísticos (peso de atributo final Wj) permite reconocer la importancia de cada variable observable, para ello se definieron valores de ponderación de los atributos que reflejan la importancia relativa, mediante la escala de Saaty (1990) y los procesos subsecuentes para obtener los pesos de cada atributo, y se formuló el supuesto de que los criterios intrínsecos representaban el 40% (0,4) y los extrínsecos el 60% (0,6) del peso total, como lo aplican Franco et al. (2009). Esta distribución de porcentajes se sustentó en la necesidad de enfocarnos en los criterios que implican infraestructura y servicios para el desarrollo de la observación de aves y al dar un porcentaje mayor a las intervenciones antrópicas podemos ver su efecto directamente en los resultados ponderados, ya que la implementación de elementos se hace más sensible si reciben una buena o mala puntuación por ejecución. Este seguimiento debe hacerse por la fragilidad de los ecosistemas y el delicado manejo de los recursos, de esta forma se intenta que la intervención sea sustentable con el ambiente. En contraste, los elementos naturales (intrínsecos) por sí mismos se encuentran presentes y no van a ser objeto de cambio, por eso su porcentaje es menor.
Teniendo en cuenta lo anterior, según el orden de preferencia de la tabla 9, observamos que Hyka Quye tiene el mejor puntaje dentro de la sumatoria de los criterios intrínsecos (cobertura, condiciones del terreno y atractivo-aves); Almenara ocupa el segundo lugar, compartiendo similares características de Hyka Quye. De igual forma, gozan de buenas condiciones de acceso y sus distancias respecto al tiempo para la observación de aves es adecuada para su desarrollo pleno. En cuanto a La Cristalina, aunque tenga el recorrido más corto (2 km) y no está en la mejor condición, posee un potencial importante por su avifauna y su componente hídrico, ocupando el tercer lugar. Respecto a los atributos de infraestructura, servicios y seguridad, los senderos mejor calificados son Hyka Quye, Almenara y La Cristalina. Dado lo anterior, estos tres senderos fueron seleccionados como las mejores alternativas para el aviturismo, con valores finales de 7,8, 7,3 y 6,4 respectivamente (tabla 9), por lo cual calculamos sus capacidades de carga turística (CCT) para el desarrollo de la actividad con enfoque de sostenibilidad.
Entre tanto, la Cascada 70 no obtuvo alta calificación para la observación de aves dada la predominancia de pastizales comparado con coberturas boscosas y por su corto recorrido, pero ofrece un turismo de aventura gracias a su cascada de más de 200 m de altura. En su lugar, se recomienda la opción de Cachipay por ofrecer mejores condiciones para los avituristas.
CCT
En la determinación de la CCF en los tres senderos se evidenció que el número máximo de visitas permitidas por día es bajo (tabla 10) comparado con los resultados obtenidos por Cifuentes et al. (1999) en los senderos Montículos y Natural (correspondientes a 7.834 y 10.950 visitas/día) en el Monumento Nacional Guayabo en Costa Rica, a pesar de que la superficie disponible era menor respecto a los tres senderos de este estudio. Esto se debe principalmente al tiempo fijado para desarrollar avistamiento de aves en cada sendero, siendo de mínimo 5 horas comparado con 1,5 horas para realizar senderismo en el monumento Guayabo. Adicionalmente, con ello se calculó el número de veces que un mismo visitante puede realizar el recorrido, quien busca una mayor confortabilidad en la visita (Cubillos et al., 2013; Cifuentes, 1992) y que responde en especial a las expectativas de los observadores Hard Core o Twitchers, quienes están dispuestos a viajar largas distancias o repetir algunos recorridos para ver aves "raras" o para aumentar su "lista de chequeo", ya que su principal satisfacción proviene de ver las aves y no de otras actividades (Usaid y Audubon, 2016; PromPerú, 2014).
Ahora bien, al aplicar los factores de corrección en cada sendero priorizado, el factor de mayor limitante fue el FCsocial, el cual considera el control del flujo de visitantes por grupos; para el caso del avistamiento de aves se fijó un tamaño de seis personas, siendo un valor promedio a la capacidad de supervisión de un guía y la distancia entre grupos (66 metros) (SEO/BirdLife, 2011), lo que redujo el número de personas que pueden transitar en grupos simultáneamente en el sendero.
El FCsol y FCpre no afectan significativamente, dado que las extensiones del recorrido sin cobertura vegetal son muy cortas y las lluvias no son intensas o duraderas, lo que no afecta al visitante ni la actividad de las aves que se vería reflejado en el desempeño del aviturista, acelerando o disminuyendo su ritmo (Cubillos et al., 2013). El FCacc no fue aplicado en Hyka Quye y Almenara dado que no presentan inclinación o pendiente, y no hay erosión (FCero) ni anegamiento (FCane) debido a los mantenimientos constantes que realiza AES-Chivor. En contraste, estos tres factores sí se tuvieron que aplicar al tercer sendero, La Cristalina, dado que existen algunos tramos del recorrido con dificultad alta y media en el acceso (1.495 km con dificultad de los 2 km del recorrido); existen zonas con condiciones de anegamiento y niveles medios de riesgo de erosión, pero la comunidad espera mejorar a medida que sigan aumentando las visitas.
Los cierres por mantenimiento en los dos senderos de la hidroeléctrica fueron factores limitantes que redujeron en un 51% el número de visitas/día que pueden realizar en un año habitual, por ser de mínimo seis meses continuos. Al ser un largo periodo de tiempo y con una capacidad de carga turística ya fijada para un año, este número máximo de visitas se podrían redistribuir matemáticamente en los meses restantes en los que sí se permitiría el ingreso. En este sentido, planteamos aumentar el tamaño de los grupos de personas que los visitan, pasando de seis (supuesto inicial) a un máximo de doce personas/visita, ya que el ancho de los senderos permite realizar este ajuste, aunque se debe considerar si este aumento es apropiado para el guía y los clientes, y que no se afecte la fauna y la flora durante el recorrido, como recomienda SEO/BirdLife (2011). Se debe resaltar que estos cierres no son una limitante permanente, no obstante, es importante que a los prestadores de servicios se les informe de la programación de estos cierres para que se anticipen a no ofertar los planes turísticos durante estos periodos, para evitar problemas logísticos y la mala reputación del destino.
A cerca de la perturbación a la fauna (enfocada en las aves) se considera que la época de reproducción, que comprende desde el cortejo (bailes, vocalización-cantos, leks o cualquier despliegue sexual entre machos y hembras), la construcción de nidos, la cópula y la anidación son los momentos más sensibles para las especies, momento en el que se encuentran especialmente expuestas y alertas ante cualquier estímulo, como la presencia de depredadores, competidores y vecinos, y si se suma el uso indiscriminado de playback (reproducir cantos o llamados de manera artificial para atraer aves) o el flash de cámaras fotográficas por parte de los observadores, pueden afectar el comportamiento de las especies, como mencionan Harris y Haskell (2013), quienes estudiaron los impactos del playback con dos especies cantoras del neotrópico (Thryothorus euophrys y Rufous antpittas), demostrando el cambio en el comportamiento vocal, aumento del estrés y gasto enérgico al dejar su actividad por responder al playback, lo que afecta de manera negativa a las especies. Lamentablemente, hacen falta más estudios sobre los impactos asociados al contexto del turismo sobre el comportamiento de las aves, sin embargo, es un aspecto que se considera relevante en la formulación del aviturismo, como se evidencia en diversos proyectos y guías de buenas prácticas (Ochoa, 2017; SEO/BirdLife, 2011). Así mismo, para nuestro caso de estudio, en los senderos se encuentran cuatro especies en estado de amenaza (Odontophorus strophium, Touit stictopterus, Pyrrhura calliptera y Pyroderus scutatus); se tuvo mayor consideración con ellas, porque acciones inadecuas pueden provocar que los individuos abandonen sus nidos, se desgasten por cuidar su territorio o cambien sus patrones de cuidado parental (Sekercioglu, 2002), lo que atenta contra la supervivencia de las especies.
Si bien es cierto que la época de reproducción de las especies en categoría de amenaza como factor limitante no es de los valores que más "repercuten" numéricamente: tres meses en el año para Hyka Quye (0,75) y seis para Almenara (0,42) (tablas 11 y 12), sí se considera relevante en términos de discusión y aporte informativo, tal y como sucede en el estudio de Cifuentes (1992), que toma en cuenta dos especies de aves susceptibles en la época de anidación (Ara macao y Cochlearius cochlearius) de cuatro y cinco meses limitantes obteniendo 0,33 y 0,42, y aunque el autor no detalla el trasfondo de por qué eligió estas especies (suponemos que por ser carismáticas o especies banderas para su región), en este caso se consideró apropiado elegir las especies que tuvieran una problemática en materia de su conservación, como parte de la necesidad de realizar el aviturismo de forma sustentable y planificada. Pese a la importancia de este factor, no se pudo aplicar al sendero La Cristalina, ya que no cuenta con registros de aves en alguna categoría, por lo cual se recomienda realizar muestreos continuos y rigurosos para la posible detección de estos individuos en el futuro, y así poder recalcular su CCE con datos más actualizados.
Finalmente, la CM limita en gran medida el desarrollo de la actividad, ya que el número de visitas diarias se reduce entre el 50 y 70% aproximadamente (tabla 13). Si esta fuese óptima, teniendo en cuenta las calificaciones de los criterios extrínsecos en la EMC y en los elementos que se tienen en cuenta en la CM, el número de personas que podrían ingresar diariamente pasaría de 29 a 56 en Hyka Quye, de 55 a 115 en La Almenara y de 14 a 31 en La Cristalina. Esto demuestra que, mediante la aplicación de estas metodologías, se pueden focalizar algunos esfuerzos de manera sustentable en los servicios prestados como mejorar señaléticas, servicios sanitarios y de emergencia, mantenimiento constante al recorrido y capacitación de guías en aviturismo, que podrán reflejarse en un aumento en el número de visitas que se pueden permitir en cada sendero sin afectar de forma negativa los recursos naturales.
Conclusiones
El municipio de Santa María tiene potencial para ofrecer servicios para el aviturismo ya que posee atributos como ecosistemas, fauna asociada y paisajes para la contemplación y la fotografía, que lo convierten en un atractivo a fin de que más visitantes lleguen a la región. Es importante analizar y evaluar el impacto que esto puede generar en el entorno natural y en la comunidad anfitriona.
Las entrevistas a los actores implicados (prestadores de servicio de alimentación, alojamiento y guianza) fueron la base inicial de información actualizada del sector turístico en el municipio y del estado de los atractivos naturales presentes, lo que permitió construir un inventario que define cuáles pueden mejorar y adaptarse a las exigencias del mercado en calidad dotacional que se desarrollen de manera sustentable. En cuanto al personal de guianza local especializado en aves, existen algunas falencias en la planificación y organización logística, en gran medida por desacuerdos y competencia. En contraste, tienen una excelente atención y gran iniciativa al buscar constantemente el mejoramiento de sus habilidades mediante capacitaciones que ayuden a formalizar sus actividades en el territorio.
Ante la existencia de varios senderos fue indispensable escoger aquellos que tuvieran un enfoque aviturista, donde la EMC permitió distinguir claramente aquellos con las mejores cualidades para la actividad y mostró atributos extrínsecos que poseen falencias en cuanto al equipamiento (señalización y servicios sanitarios), los cuales pueden ser superados con gran facilidad, si existen la inversión y la motivación.
La CCT funciona como una herramienta de planificación y decisión que los actores deben tener en cuenta para el manejo responsable de los senderos, considerando los factores que limitan la actividad. Por esta razón, es necesario la apropiación de estas herramientas de gestión ambiental y la aplicación de buenas prácticas a fin de que sean de bajo impacto para la naturaleza, especialmente para las aves.
Con estas metodologías se puede obtener toda la información sobre el estado y desarrollo de la observación de aves en un lugar que quiera ofertar sus servicios turísticos, lo que permite crear planes, programas y proyectos acordes con la situación de la región, que son la base para la gestión turística y pueden ser utilizados por los diferentes entes territoriales motivados en implementar este tipo de iniciativas en el país. Finalmente, este trabajo puede ser una herramienta replicable en otros estudios, aclarando que cada destino posee características particulares, por tanto, se debe adaptar según su escenario para que los resultados sean siempre acordes y reales.
Agradecimientos
A María Moreno Ballesteros, por la orientación, el apoyo y la paciencia. A la Asociación Selva la cual nos invitó a conocer el municipio. A Descubrir ONG, a Adrián Pinzón, a AES-Chivor, a la comunidad de Santa María, a Luis Eduardo Urueña (representante de Manakin Nature Tour) y a Diego Cueva, por brindarnos su tiempo e información: a la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y a todas aquellas personas (docentes, compañeros y familia) que nos brindaron su apoyo en la realización del presente trabajo.
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