TURISMO, REZAGO SOCIAL Y COVID-19. EL CASO DE OAXACA, MÉXICO
TOURISM, SOCIAL BACKWARDNESS AND COVID-19. THE CASE OF OAXACA, MEXICO
Christian Martínez Olivera
Maestro en Ciencias del Instituto Tecnológico de Oaxaca
Instituto Tecnológico de Oaxaca
México
[christianolivera26@gmail.com]
Luz Astrid Martínez Sánchez
Magíster en Derecho Fiscal y Administración Tributaria
de la Universidad Anáhuac
Universidad Anáhuac
México
[luzastrid.ms@gmail.com]
Karina Aidee Martínez García
Doctora en Ciencias en Desarrollo Regional y Tecnológico
por el Instituto Tecnológico de Oaxaca
Instituto Tecnológico de Oaxaca
México
[aidee1005@hotmail.com]
Andrés Enrique Miguel Velasco
Doctor en Ciencias en Planificación de Empresas y Desarrollo Regional
por el Tecnológico Nacional de México
Tecnológico Nacional de México
México
[andres.miguel@itoaxaca.edu.mx]
Para citar el artículo: Martínez, C., Martínez, L. S., Martínez, K. A., & Miguel, A. E. (2024). Turismo, rezago social y COVID-19. El caso de Oaxaca, México. Turismo y Sociedad, XXXIV, 361-391. DOI: https://doi.org/10.18601/01207555.n34.14
Fecha de recepción: 27 de septiembre de 2021
Fecha de modificación: 16 de marzo de 2022
Fecha de aceptación: 9 de septiembre de 2022
Resumen
La presente investigación analiza la relación entre la actividad turística y el rezago social en cinco municipios del estado de Oaxaca, México, en el periodo 2005-2020. Se propone como hipótesis que la actividad turística tiene un impacto positivo significativo en la reducción del rezago social. Además, se estudia el comportamiento de la actividad turística de los municipios analizados y su resiliencia a la crisis del COVID-19 durante el año 2020. Se utilizó una metodología cuantitativa por medio del diseño de una base de datos con información documentada, y se aplicaron métodos de estadística descriptiva y regresión lineal. Los resultados demuestran que existe una asociación positiva entre las variables analizadas, ya que, si la actividad turística mejora, tiene un efecto estadísticamente significativo en la reducción del rezago social. Además, la dinámica turística se comportó de manera heterogénea durante la pandemia, información valiosa para la toma de decisiones en la planificación de la etapa poscovid.
Palabras clave: turismo, Oaxaca, rezago social, COVID-19, resiliencia.
Abstract
This research analyzes the relationship between tourism activity and social backwardness in five municipalities in the state of Oaxaca in the period 2005-2020. It proposes as a hypothesis that tourist activity has a significant positive impact on the reduction of social backwardness. In addition, it studies the behavior of the tourist activity of the analyzed municipalities and its resilience to the COVID -19 crisis during 2020. It uses quantitative methodology through the design of a database with documented information, applying descriptive statistical methods and linear regression.
The results show that there is a positive association between the variables analyzed, since, if the tourist activity improves, it has a statistically significant effect on the reduction of social backwardness. In addition, the tourist dynamics behaved in a heterogeneous way during the pandemic. Valuable information for decision-making in the planning of the post-COVID-19 stage.
Keywords: tourism, Oaxaca, social backwardness, COVID-19, resilience.
1. Introducción
El turismo es considerado uno de los principales sectores económicos a nivel mundial, actividad que cobra relevancia por ser catalogada como un importante motor de crecimiento y desarrollo en constante expansión. El turismo se ha transformado a lo largo de los años, pero también lo ha hecho con el territorio y la calidad de vida de los ciudadanos que residen en los destinos turísticos. Sin embargo, durante el año 2020, a causa de la emergencia sanitaria generada por la pandemia de COVID-19, el turismo fue uno de los sectores más devastados ante el colapso económico, con consecuencias sin precedentes, principalmente en los países y las regiones con una economía dependiente de esta actividad, como en el caso del estado de Oaxaca, México, entidad que ha establecido como estrategia de desarrollo y principal eje económico al turismo. Por esta razón, se esperaba que el efecto de esta emergencia sanitaria en regiones con un alto rezago social en el estado de Oaxaca fuese desfavorable.
Referente al tema del turismo y su relación con el rezago social, se han realizado diversos estudios. Para el presente artículo se toman como referencias las investigaciones de Elías y Tuma (2009), Díaz y Llurdés (2013), y Ritchie y Crouch (2003). Por otra parte, en cuanto al efecto del COVID-19 en el turismo, se considera el estudio realizado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (United Nations Conference on Trade and Development [UNCTAD], 2021).
Por lo anterior, el presente artículo tiene como objetivo analizar la relación existente entre el grado de rezago social y la actividad turística en los municipios turísticos más importantes del estado de Oaxaca durante el periodo 2005-2020 (Figura 2). Se plantea la hipótesis de que, durante este periodo, la actividad turística mantuvo un alto efecto positivo y significativo en la reducción del rezago social de los municipios de estudio, de manera que demuestra ser un sector heterogéneo, sensible, pero altamente resiliente a crisis como la causada por el COVID-19. Por tal razón, el turismo ha contribuido así a mitigar los problemas generados por el rezago social en comparación con otros municipios que no tienen apoyo de este sector.
2. Marco teórico
2.1 El turismo como elemento para aminorar el rezago social
Para efectos del presente estudio, se tomará en cuenta la definición de turismo que propone la Organización Mundial del Turismo (OMT, 2008): fenómeno socioeconómico y cultural que supone el desplazamiento de personas a lugares fuera de su entorno habitual por motivos personales, profesionales o de negocios. Se considera, además, la idea central de que el turismo tiene un papel clave para un mejor conocimiento del territorio mediante la identificación de sus valores y el impulso de un mayor interés y la participación de la comunidad en su propio modelo de desarrollo (Díaz & Llurdés, 2013; Govers et al., 2008). Esta idea cobra sentido si, desde la perspectiva económica y de estilo de vida, se toma en cuenta el conjunto de transformaciones que ha experimentado la sociedad en los últimos años y que ha incidido en la definición y estructura del turismo.
De acuerdo con Bonilla (2013, p. 36), tres factores conforman la apreciación del turismo actual: una visión social del ser humano y su comportamiento con el ambiente; mejores y menos costosos medios de transporte; y el surgimiento de la tecnología como motor de cambio. Adicionalmente, estas nuevas tecnologías ayudan a promocionar, vivir y planificar el turismo de una forma distinta a la habitual, más directa y cercana al centro turístico.
Así pues, el turismo es un elemento importante en el modelo económico global, que a través del tiempo ha logrado adaptar su estructura en función de los constantes cambios que la misma sociedad ha tenido. Y, a pesar de que existen considerables discusiones en cuanto a su conceptualización, no hay duda alguna de que es un motor económico fundamental, con un efecto dominó en el resto de las actividades comerciales, que además impulsa el desarrollo social y regional. Por tal razón, es necesario el diseño de estrategias que permitan que los beneficios del turismo tengan una mejor distribución y lleguen a todos los actores que participan en el modelo económico de las actividades turísticas.
El turismo, desde una perspectiva económica y social, se ha convertido en un importante factor de desarrollo para los países por el valor que se otorga a las distintas actividades relacionadas con el ocio y la recreación (Gambarota & Lorda, 2017, p. 348). Para Morillo y Coromoto (2011), si se toma en cuenta que el turismo tiene el potencial para promover el crecimiento económico y la inversión, entonces una oferta turística planificada puede ayudar a los pueblos a salir de la pobreza, lo que a su vez se traduce en oportunidades de empleo, distribución e impulso de otras actividades. Esto se logra si se otorga una ventaja a cada región para emplear sus recursos disponibles a largo plazo, de manera adecuada y en armonía con el medio ambiente, con el objetivo de diversificar la economía local por medio del ingreso de divisas. Desde una perspectiva teórica, convergen tres teorías que ofrecen una explicación descriptiva de la relación entre el turismo y el desarrollo social, estas son la teoría de los polos de crecimiento, la teoría del desarrollo endógeno y la teoría de las ventajas comparativas y competitivas.
Respecto a la teoría de los polos de crecimiento, esta se originó en la década de los cincuenta del pasado siglo, en los trabajos de Perroux, Myrdal y Hirschman, y se basa en la teoría del desarrollo polarizado, que orientó las políticas de desarrollo regional en años posteriores (Lozano & Ramírez, 2007). De acuerdo con Perroux (1988), el polo de crecimiento es un conjunto de elementos territoriales que tienen la capacidad de inducir el crecimiento en otro conjunto, así se puede generar una dialéctica de la estructura económica y social que tenga por efecto aumentar la complejidad del conjunto y ampliar su retorno multidimensional. En otras palabras, esta teoría se refiere a que el potencial, en este caso turístico, de una determinada región impulsa efectos en términos de inversión, empleo, educación, tecnología, entre otras actividades, situación que beneficia a otras regiones cercanas. Esta teoría sigue siendo válida en la actualidad, cuando se parte de impulsos corporativos que conceden oportunidades para regiones que cuentan con los recursos, pero no con los instrumentos para el aprovechamiento de sus riquezas (Lara et al., 2013).
En esta línea, Muñoz et al. (2012, p. 444) agregan que, aunque el turismo es capaz de generar ingresos y fomentar infraestructuras, por sí solo no es un factor de desarrollo, pues se necesitan políticas apropiadas para promover el uso sostenible de los recursos humanos, culturales, naturales y físicos desde una perspectiva local. En concordancia, la teoría del desarrollo endógeno es un paradigma de crecimiento económico que surgió como contraposición al desarrollo exógeno y fordista, y está asociada al desarrollo local. Para Vázquez (2007), se estructura cuando la comunidad local utiliza el potencial de su región para liderar el proceso de cambio estructural, impulsado por la creatividad y la capacidad emprendedora en el territorio, con el objetivo de obtener un beneficio en común.
En este argumento, son los actores locales los agentes que planifican, orientan y ejecutan las estrategias de desarrollo hacia la formación de redes productivas y vinculadas al entorno, en este caso turístico, para competir en un mundo globalizado (Elías & Tuma, 2009, p. 73), pero procurando un turismo corresponsable con la propia comunidad, conservando sus valores históricos y culturales para el combate del rezago social y utilizando las potencialidades turísticas locales.
Además, parte como un modelo que se basa en un cambio estructural de abajo hacia arriba, que les permite a las comunidades redescubrir su patrimonio como potencial fuente de recursos y tomar en cuenta las nuevas demandas turísticas relacionadas con la autenticidad y la búsqueda de la vuelta a los orígenes. Por tal razón, es necesario que las regiones con potencial turístico tengan presente que no basta con la inclusión de actores locales al círculo productivo, también es importante volver más competitiva su oferta turística. De acuerdo con Roldán (2019), para tener un sistema productivo basado en el turismo más competitivo, es necesario bregar en cinco principales dimensiones: la económica, la humana, la sociocultural, la político-administrativa y la ambiental.
En lo que atañe a la competitividad, Buendía (2013) argumenta que es una parte esencial para la mejora constante de las habilidades y la calidad de productos y servicios. El autor establece que en el sector turístico es determinante la productividad con la que la región utiliza sus recursos humanos, naturales y su capital físico. A saber, una amplia literatura se ha construido alrededor de la competitividad turística, pero se tiene como principal aporte la teoría de las ventajas comparativas y competitivas de Crouch y Ritchie (1999). Su principal argumento es que, para entender la competitividad de un destino en el largo plazo, es apropiado considerar dos elementos: la ventaja comparativa y la ventaja competitiva. La primera se refiere a los recursos del destino, como los recursos humanos y físicos; al conocimiento de los recursos; y a la disponibilidad de capital, infraestructura y recursos históricos y culturales. La segunda se relaciona con la capacidad de utilizar estos recursos de manera eficaz a largo plazo (Diéguez et al., 2011, p. 104).
Es importante comprender que la competitividad de un destino se determina por los factores de apoyo, la gestión del destino, la política pública, la planeación y el desarrollo del destino, así como también por factores de amplificación (Ritchie & Crouch, 2003, p. 142). Pero, sobre todo, es clave impulsar el entorno competitivo a nivel micro, para lo que es necesario incluir los elementos principales a los cuales un destino debe adaptarse para poder competir: residentes, empleados, medios de comunicación, instituciones financieras, empresas turísticas y turistas (Crouch & Ritchie, 1999).
En resumen, los tres enfoques teóricos expuestos permiten concebir que el turismo es un elemento que incentiva una dinámica económica importante y hace posible combatir el rezago social. Pero el turismo debe complementarse con herramientas de planificación gubernamental, social y ambiental para lograrlo, de lo contrario existiría un crecimiento, pero no así un desarrollo.
A este tenor, en México, el análisis del rezago social ha sido propuesto por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), y se ha medido por medio del "índice de rezago social" (IRS), que se basa en indicadores que miden la pobreza, el nivel de educación, el acceso a servicios de salud y a los servicios básicos, así como también los espacios en la vivienda (CONEVAL, 2021). Por su parte, Benita y Gómez (2016) mencionan que el IRS (1) establece diferencias respecto a los beneficios del desarrollo social entre áreas geográficas ubicadas en una misma región; (2) identifica grupos vulnerables; (3) identifica también grupos con buen desempeño en servicios educativos, de salud, vivienda y propiedad de activos, en comparación con otros grupos; y (4) es una medida de pobreza complementaria que utiliza el enfoque relativo. En el caso específico de Oaxaca, Moreno et al. (2020) concluyen que el mayor peso del rezago social recae sobre la calidad de la vivienda, el nivel educativo y la cantidad de población originaria.
En esta línea resulta trascendente el enfoque de un modelo de desarrollo localista con el fin de otorgar una mayor inclusión de la población en el uso y los beneficios de los recursos de su territorio, para combatir así el rezago social. En este proceso continuo de transformación, y considerando los constantes desafíos de la competitividad a nivel mundial, se requiere que todos los involucrados en la actividad turística -en especial, los actores locales- adopten estrategias encaminadas a mejorar la oferta turística local. Esto es así dado que el potencial turístico puede pasar a segundo plano en un sistema tan competitivo si la planificación y el capital humano no se encuentran lo suficientemente preparados para adaptarse a las demandas y necesidades del turismo internacional.
2.2 Resiliencia en el sector turístico ante nuevas pandemias
A lo largo de la historia, la humanidad ha experimentado diversas catástrofes, ya sean naturales o provocadas por el hombre, que han afectado de forma global o regional y que han puesto de manifiesto lo vulnerable que puede ser una sociedad en momentos difíciles. Además, se ha dejado en claro que el hombre prefiere una cultura de reconstrucción y no de prevención, lo que ha ocasionado considerables pérdidas humanas y económicas.
Recientemente, el mundo atravesó por un cataclismo sanitario que inició a principios del año 2020, provocado por el virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad conocida como COVID-19. Este síndrome respiratorio ocasionó una pandemia que puso en jaque a todo el aparato político y económico global, pues afectó a todas las actividades económicas, de manera que, dicho sea de paso, en un mundo globalizado tuvo un efecto dominó negativo en todos los sectores. En consecuencia, debido a las medidas de restricción impuestas en todos los países, el sector turístico fue uno de los más afectados por la pandemia.
De acuerdo con un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, 2021), las afectaciones en el turismo internacional y otros sectores vinculados conllevaron una pérdida estimada de USD 2,4 billones en 2020. Y, para el año 2021 se estimó, en el mejor de los escenarios, una pérdida de más de USD 2 billones en el PIB global. En 2021 se estimaba que las regiones más afectadas serían Centroamérica, África del Este y el Sudeste Asiático; por países, se creía que los más afectados serían Turquía, Ecuador y Sudáfrica. Para la OMT (2020), esta crisis fue tres veces superior a la crisis económica global de 2009 dado que, en comparación con 2019, la reducción en un 98 % del número de turistas internacionales generó la pérdida del sustento de entre 100 y 120 millones de personas que dependían directa y únicamente de la actividad turística.
En el caso de México, cerró el año 2020 con una caída del 46 % en el turismo internacional, puesto que recibió a 20 millones de turistas extranjeros menos en comparación con 2019, lo que supuso una pérdida de más de USD 13.000 millones (OMT, 2021). Esta situación ocasionó que se perdieran 247.295 empleos directos en el sector turístico; al respecto, las más afectadas fueron las mujeres, con un 58 % de la plantilla total de los trabajadores que terminaron desempleados (Tolentino, 2021). No obstante, en 2021, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2020) consideraba que, de continuar el escenario de incertidumbre y brotes de contagios, podría haber una pérdida de hasta 753.000 puestos de trabajo en el sector turismo para el año 2022.
A pesar de esto, un estudio realizado por la UNCTAD (2021) señala que México mostró resiliencia, ya que, aunque registró un 46 % menos en captación de turistas extranjeros durante 2020, fue el tercer país menos afectado de un grupo de 47 naciones. De acuerdo con dicha investigación, uno de los factores que influyeron fue que el Gobierno mexicano no cerró fronteras y estableció filtros menos estrictos; no obstante, indicó también que, según estimaciones, no se esperaba volver a los niveles de llegada anteriores al COVID-19 sino hasta 2024 o más tarde.
En lo que respecta a Oaxaca, el estado con el segundo mayor rezago social en el año 2020 en México, la actividad turística representa una de sus principales actividades económicas (CONEVAL, 2021; Secretaría de Turismo [SECTUR], 2019), por tal motivo, también padeció grandes afectaciones derivadas de las medidas de restricción sanitarias, que lo obligaron a cancelar sus principales eventos turísticos durante 2020. De acuerdo con Juan Carlos Castellanos, titular de la Secretaría de Turismo del Gobierno del Estado de Oaxaca, las pérdidas en el sector turístico en 2020 ascendieron a más de $6.819 millones (Guerrero, 2020a). Según cifras del gobierno estatal, la llegada de turistas registró una caída del 50,08 %, lo que significa que 1.250.000 turistas dejaron de visitar la entidad en 2020 (Guerrero, 2020b).
Asimismo, y de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOEN) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2021a), en el cuarto trimestre de 2020 en Oaxaca se registró una disminución de la tasa de participación económica del 61,4 %, sumado al 13,7 % de establecimientos que cerraron de forma definitiva por efecto de la pandemia (INEGI, 2021b).
En consecuencia, era necesario que existiera una colaboración entre autoridades federales, estatales, municipales y organizaciones empresariales para diseñar estrategias para la adaptación de todos los sectores económicos en función de las condiciones de la pandemia. En este contexto, los negocios se vieron en la necesidad de reinventar sus giros comerciales para hacer frente a las condiciones adversas derivadas de la suspensión de actividades no esenciales en todos los sectores; esto se logró por medio de la inclusión a sus modelos de negocio de servicios a domicilio o ventas en las diversas plataformas digitales. Según datos de la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), a raíz de la pandemia, 6 de cada 10 pymes empezaron a vender en internet, lo que representa un aumento del 94 % en comparación con el año 2019 (Meza & López, 2021).
Entre las políticas de apoyo del Gobierno mexicano a las empresas para afrontar la crisis se encuentran los programas "Tandas para el Bienestar" y "Crédito a la Palabra", sin embargo, ambos programas fueron insuficientes, ya que los montos de apoyo de $25.000 no lograron solventar los pagos de nómina, rentas o servicios como la energía eléctrica (Lichtle, 2020). En el caso de Oaxaca, en 2020 y 2021, el Gobierno estatal llevó a cabo la celebración de su principal festividad -la Fiesta de la Guelaguetza- de forma virtual, y esperaba una derrama económica de aproximadamente 1.411 millones de pesos mexicanos (Crónica de Oaxaca, 2021). No obstante, además de una débil dinámica económica, la llamada Guelaguetza Virtual estuvo marcada por negocios fraudulentos (Matías, 2021).
Para recapitular, el año 2020 fue el peor en la historia del turismo mundial. Las consecuencias se dieron a conocer en el corto plazo y continuaron en el mediano plazo como consecuencia de que el mundo no contaba con la preparación para afrontar una crisis sanitaria como la del COVID-19, que logró paralizar todo el aparato económico mundial. Y, a pesar de que algunos países comenzaron a regresar a una cierta normalidad poco a poco, lo cierto es que fue más grande la incertidumbre ante nuevos brotes o cepas del COVID-19 que la seguridad de regresar a una total normalidad. Por tal motivo, era necesario que el sector turístico lograra adaptarse a las condiciones de la pandemia, pero, sobre todo, que procurase una proyección de situaciones similares en el futuro, esto considerando la opinión de los expertos que afirman que las pandemias serán cada vez más constantes y duraderas.
2.3 La importancia de los estudios actuales sobre el turismo y el COVID-19
Con el paso de los años, ha quedado demostrado que el turismo es una actividad económica con alto grado de sensibilidad ante los conflictos de índole global o local (Félix et al., 2021). Por tal motivo, existe una extensa serie de investigaciones especializadas en temas que relacionan las diversas emergencias sanitarias que la humanidad ha padecido, así como los modelos de gestión de crisis en el sector turístico. En esta línea, la pandemia del COVID-19 ratificó lo débiles que son la estructura y las cadenas de bienes y servicios del turismo a nivel mundial, situación que dio paso a estudios que analizan y proponen estrategias para una rápida recuperación de los efectos negativos de la pandemia.
Para el contexto latinoamericano resaltan diversas investigaciones, entre ellas, la de Félix et al. (2021), quienes llevan a cabo una revisión de literatura sobre temas de pandemias y escenarios de crisis en el turismo. Según estos autores, las principales afectaciones de la reciente pandemia en el turismo mundial y latinoamericano se relacionan con el comportamiento psicológico y las preferencias del turista en un escenario poscovid. Por su parte, Rivas et al. (2021) analizan la situación del turismo en Chile en el año 2020; su estudio refleja datos del impacto visible de la pandemia, como la caída del 99,7 % en las llegadas de turistas y de un 45,2 % en el empleo de personal de los servicios turísticos. A esto se suma que en los destinos turísticos chilenos hubo acciones tanto de protesta como de rechazo a los visitantes en localidades que registraron pocos casos de coronavirus, lo que representó un desafío para los destinos turísticos, que requieren nuevos instrumentos de planificación para enfrentar las crisis (Rivas et al., 2021).
En esta línea, Pinargote y Loor (2021) indagan sobre las afectaciones de la declaratoria del COVID-19 en el turismo en Ecuador. Sus resultados determinan que la pandemia desencadenó la desaceleración económica en el sector hotelero local por la disminución de la demanda de estos servicios. Por su parte, Soto (2021) recopila las diferentes medidas tomadas por organismos internacionales, nacionales y el sector hotelero para afrontar la crisis del turismo en Colombia; sus resultados ponen de manifiesto que debía existir un trabajo conjunto entre organismos mundiales, gobiernos nacionales y el sector privado para manejar la crisis. Al respecto, y de acuerdo con la investigación de Amin-Blanco (2021), un factor que resultó determinante para la pronta recuperación no solo del sector turístico, sino de toda la dinámica económica mundial, fue la rápida carrera por la invención y el desarrollo de una vacuna contra el COVID-19, que llevó a la movilización y modificación de datos en un periodo muy corto.
En el caso de México, Zepeda et al. (2021) realizaron una investigación exploratoria de las políticas públicas implementadas por parte del Gobierno mexicano en respuesta a la pandemia y su impacto en el turismo. Los autores tomaron en cuenta las recomendaciones de organismos internacionales y concluyeron que la recuperación del turismo en México tendría un escenario con un futuro incierto. Desde una perspectiva similar, el estudio de Mojica et al. (2021) concluye que las empresas turísticas mexicanas enfrentaban un panorama de incertidumbre derivado del COVID-19, y que para recuperar su competitividad y lograr buenos resultados económicos sería necesario identificar estrategias que les permitiesen conectarse mejor con los consumidores, así como detectar y aprovechar oportunidades de negocio en la etapa poscovid.
Finalmente, para la CEPAL (2020) era necesario actualizar la gestión de este tipo de escenarios, donde eran vitales la disponibilidad, la compilación, el procesamiento y la comunicación de la información entre las diferentes agencias internacionales, nacionales y el sector privado. También era prioridad la elaboración de protocolos internacionales de acción más estrictos, basados en cuatro pilares: identificación de riesgos; reducción de riesgos; mejor capacidad para gestionar la crisis; y protección financiera para gobiernos, sector privado y hogares (Global Facility for Disaster Reduction and Recovery [GFDRR], 2021).
Hay que considerar, además, lo valioso de la creatividad de la población y lo útil que resultaron las tecnologías de la información y la comunicación en el desarrollo de la crisis, así como en el periodo poscrisis, sobre todo en el sector turístico, en el que fueron claves para acceder a la información, reservar servicios en cualquier momento y desde cualquier lugar, tener un mejor control del desplazamiento de los turistas y para el diseño de vías de tránsito con la adecuada bioseguridad. En el presente artículo se visualiza cuál fue el efecto de la pandemia sobre el turismo en los principales municipios turísticos de Oaxaca durante el año 2020.
3. Metodología
El modelo metodológico propuesto en la Tabla 1 menciona que la actividad turística analizada para el periodo comprendido entre 2005 y 2020 pudo tener una influencia en el rezago social, aunque se esperaba que esta relación tuviese un impacto positivo y significativo en la reducción del rezago social en los municipios de estudio. Metodológicamente, se elaboraron dos índices para el análisis correspondiente: por un lado, el índice de actividad turística (IAT) como la variable independiente y, por el otro, el índice de rezago social (IRS) como la variable dependiente. Ambos índices se elaboraron con una base de datos diseñada para la recopilación de información documentada de instituciones públicas y con base en el promedio de los indicadores que los conforman (Tabla 1).
Es importante señalar que la operacionalización de estos índices permitió medir el grado de actividad turística y rezago social de los municipios objeto de estudio. Los índices se determinaron mediante los valores relativos pertenecientes a los indicadores que los integran (Tabla 2). Se diseñó asimismo una escala con la que se evaluaron los valores previamente estandarizados, que quedaron de la siguiente manera: de 0,00 a 0,20 (muy baja); de 0,21 a 0,40 (baja); de 0,41 a 0,60 (media); de 0,61 a 0,80 (alta); y de 0,81 a 1,00 (muy alta).
Por otra parte, el análisis del presente estudio tiene un enfoque cuantitativo, de tipo correlacional y explicativo, para el cual se utilizaron herramientas de análisis de software estadísticos, como el programa ibm spss Statistics v21 para obtener la relación existente entre el IAT y el IRS. La hipótesis planteada se comprueba con el análisis de correlación, la cual se acepta siempre y cuando se cumplan los siguientes parámetros: si es superior a 0,60, con una significancia menor o igual a 0,50. De acuerdo con la metodología de Sepúlveda (2008, p. 32), se efectuó la estandarización para el análisis y la unificación de los datos, que pueden presentar una relación positiva (ecuación 1) o negativa (ecuación 2).
Ecuación 1
1. f(x)= (x-m)/(M-m)
Ecuación 2
2. f(x)= (x-M)/(m-M)
Donde:
x = valor de la variable o indicador en un periodo determinado; m = valor mínimo en un periodo determinado; M = valor máximo en un periodo determinado.
Para la aceptación o el rechazo de la hipótesis, se realiza el análisis de correlación y regresión entre el índice de actividad turística como la variable independiente y el índice de rezago social como la variable dependiente, utilizando el coeficiente de correlación de Pearson. La hipótesis se aceptará si el valor porcentual R2 de la regresión es superior a 60 % (Tabla 2), con una significancia menor o igual a 0,05.
4. Resultados
El estado de Oaxaca, cuyo nombre proviene de la palabra náhuatl "Huaxyacac", que significa "sobre la nariz de los guajes", se encuentra ubicado en la región suroeste de México. Tiene una accidentada orografía y una extensión territorial de 92.452 km2 que lo convierten en el quinto estado más extenso del país. El estado está dividido en 8 regiones y 30 distritos, que cuentan con 570 municipios, los cuales representan el 24 % del total del país (Figura 1). De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2020), el estado de Oaxaca registró una población de 4.132.148 habitantes en el año 2020, de los cuales el 69 % se considera indígena y el 31,2% es hablante de alguna lengua originaria1. Al respecto, Sigüenza (2015) argumenta que en el estado se tienen registrados 18 grupos étnicos: mixtecos, zapotecos, triquis, mixes, chatinos, chinantecos, huaves, mazatecos, amuzgos, nahuas, zoques, chontales, cuicatecos, ixcatecos, chocholtecos, tacuates, afromestizos y tzotziles.
Ordóñez y Rodríguez (2008) consideran que el estado presenta una compleja heterogeneidad ambiental, de allí su alta biodiversidad, gran riqueza de ecosistemas y las más de 12.500 especies de flora y fauna que allí habitan, con el 69 % del territorio cubierto por bosques y selvas. Cuenta, además, con una gastronomía de renombre mundial por la diversidad de sabores y combinaciones en sus platillos típicos tan elaborados; de hecho, Oaxaca recibió el título de mejor destino gourmet de México por la revista Food and Travel México en 2018; entre sus principales platillos y bebidas se encuentran el mole, el caldo de piedra, los tamales, el chocolate, el tejate, el mezcal y los dulces regionales (El Universal, 2018).
Existen diversas expresiones culturales en Oaxaca, pero su principal atractivo turístico es la Fiesta de la Guelaguetza, que tiene reconocimiento mundial. El término "Guelaguetza" se deriva del vocablo zapoteco guendalezaa, que significa "ofrenda, presente o cumplimiento", y tiene su origen de la época prehispánica, tiempo en el que comenzó como un ritual a los dioses antiguos en un lugar denominado Daninayaaloani, que significa "cerro de bella vista" (Archivo General del Estado de Oaxaca [AGEO], 2021).
Mendoza (2017) argumenta que también son parte importante de la cultura oaxaqueña las siguientes tradiciones2: la Noche de Rábanos, el Día de Muertos, las Velas Istmeñas y la Feria del Mezcal, a las que se suman otras que son propias de cada municipio y tienen un ambiente de tipo religioso, como las llamadas fiestas patronales o mayordomías. Por su parte, los pueblos mágicos de Capulálpam de Méndez, Huautla de Jiménez, Mazunte, San Pablo Villa de Mitla, San Pedro y San Pablo Teposcolula se han convertido en un atractivo para el llamado turismo rural o ecoturismo. Por su parte, Domínguez y Sánchez (2019) sostienen que los centros de playa de interés nacional e internacional -como Bahías de Huatulco, Ventanilla, Puerto Ángel y Puerto Escondido- y las artesanías -como los denominados alebrijes- ofrecen un alto interés para el turismo. Y en el caso específico de Juquila, este municipio destaca por su turismo religioso a lo largo de todo el año, pero de manera especial en diciembre.
Sus ventajas en materia de recursos naturales, biodiversidad, rica gastronomía y amplia cultura, incluido el turismo religioso, le permiten a Oaxaca contar con un gran potencial turístico. De acuerdo con Botello (2020), el turismo es considerado la segunda actividad económica más importante de esta entidad federativa, solo por detrás de la agroindustria. Además de los diversos atractivos con los que cuenta, es un imán de inversiones: solamente en el año 2019, Oaxaca fue el estado con la mayor participación en nuevas inversiones en México (Sánchez, 2020). No obstante, el reto más importante que ha tenido Oaxaca a lo largo de los años ha sido convertir sus ventajas turísticas, sujetas a los vaivenes del mercado y la economía, en una herramienta para combatir el rezago social de su población.
Como se expresó en párrafos previos, 2020 ha representado el peor año en la historia reciente del turismo internacional como consecuencia de las restricciones que los países impusieron ante la pandemia de COVID-19. En el caso de México, fue a partir del 24 de marzo de 2020 que las autoridades federales dieron a conocer la "Jornada Nacional de Sana Distancia" y decretaron la suspensión inmediata de las actividades no esenciales (Patiño & Cruz, 2020). Sin embargo, y de forma inédita, los viajes internacionales a México no se restringieron, de manera que el país se convirtió en un oasis para los turistas internacionales en medio de la pandemia por no existir restricciones tan estrictas como en otros países (González, 2021). En el caso de Oaxaca, el 15 de marzo de 2020 el gobernador de la entidad anunció la suspensión de actividades no esenciales, así como el cierre de hoteles, playas y actividades afines al sector turístico (Patiño & Cruz, 2020).
De acuerdo con el Tablero COVID-19 de la Secretaría de Salud de México (CONACYT, 2021), en el contexto de la pandemia y al cierre del año 2020, los municipios de estudio registraban los siguientes datos de casos confirmados acumulados: Oaxaca de Juárez, 8.204 casos; Santa María Huatulco, 336; San Pedro Mixtepec Dtto. 22, 277; Santa Catarina Juquila, 43; y Santa María Colotepec, 74. En cuanto a las defunciones, Oaxaca de Juárez presentaba 463; Santa María Huatulco, 27; San Pedro Mixtepec Dtto. 22, 30; Santa Catarina Juquila, 5; y Santa María Colotepec, 6.
Como resultado, y de acuerdo con el Sistema de Información Turística Estatal de Oaxaca (SECTUR, 2021), la llegada de turistas a los municipios de estudio en el periodo analizado registró sus niveles más bajos en 2020 (Figura 3). Asimismo, y después de un comparativo con el año 20063, en 2020 Juquila registró menos turistas, con una reducción del 5,53 %, seguido de Santa María Colotepec (4,4 %), San Pedro Mixtepec (3,74 %), Oaxaca (2,13 %) y Huatulco (1,21 %). Por otra parte, en comparación con la crisis financiera que surgió en 2007, pero que se desató y extendió por todo el mundo durante el año 2008, la llegada de turistas fue también menor en 2020; así las cosas, la reducción del número de turistas fue del 8,20 % para Juquila, del 7,31 % en Santa María Colotepec, del 4,2 % para Oaxaca, del 3,96 % en San Pedro Mixtepec y del 2,62 % para Huatulco.
Respecto a la ocupación hotelera (Figura 4), el porcentaje en la mayoría de los municipios de estudio hasta el año 2019 se estableció por arriba del 28 %, a excepción de los años 2009 (26 %), 2010 (27 %) y 2011 (25 %) en San Pedro Mixtepec, y en Santa María Colotepec en 2009 (27 %). Sin embargo, y en comparación con el año 2019, el porcentaje de ocupación en 2020 registró tasas de decrecimiento muy altas en todos los municipios de estudio: Oaxaca de Juárez (64 %), Huatulco (57%), San Pedro Mixtepec (54 %), Juquila (61 %) y Santa María Colotepec (56 %).
Por otra parte, el promedio de estadía de los turistas es otro indicador relevante en la dinámica del sector turístico. Al respecto, en la Figura 5 se observa la dinámica de este indicador en los municipios de estudio: Oaxaca de Juárez, San Pedro Mixtepec y Santa María Colotepec fueron los municipios que registraron oscilaciones de 2005 a 2020, sobre todo de 2007 a 2011. En cuanto al contexto de la pandemia, Oaxaca de Juárez fue el único municipio que resultó afectado, pues presentó una tasa de decrecimiento del 16 % durante 2020; de otra parte, en el resto de los municipios existió un ligero incremento en la estadía turística.
En cuanto al gasto promedio de los turistas, la Figura 6 ofrece un panorama de este indicador a lo largo del periodo de estudio. Hasta el año 2019, Oaxaca de Juárez tenía un promedio de gasto de $1.603; en Huatulco era de $2.741; en San Pedro Mixtepec, de $939; en Juquila, de $315; y en Santa María Colotepec, de $497. Un aspecto por resaltar es que fue evidente el decrecimiento del gasto promedio en todos los municipios en los años 2008, 2014 y 2017; por el contrario, el promedio registró un crecimiento considerable en todos los municipios en 2015 y 2019. Sin embargo, en el año pandémico, y en comparación con 2019, hubo claras tasas de decrecimiento en cuanto a este indicador en Oaxaca de Juárez (30,2 %), Huatulco (16,9 %) y San Pedro Mixtepec (13,9 %); no obstante, Juquila y Santa María Colotepec registraron tasas de crecimiento del 2,4 % y del 7,8 %, respectivamente.
Con relación a lo anterior, la derrama económica obtenida en promedio de 2005 a 2019 fue de $3.198 en Oaxaca de Juárez, de $4.562 en Huatulco, de $877 en San Pedro Mixtepec, de $312 en Juquila y de $225 en Santa María Colotepec (Figura 7). Además, 2015 y 2019 fueron los años con la mayor derrama económica registrada en los municipios de estudio, en contraste con lo registrado en 2008, 2014 y 2017, cuando hubo una caída en este indicador en todos los municipios. Es importante señalar que San Pedro Mixtepec y Santa María Colotepec fueron los municipios con la menor derrama económica obtenida de 2005 a 2020. Igualmente, y en comparación con 2019, el año 2020 también registró altas tasas de decrecimiento en este indicador; al respecto, Oaxaca de Juárez fue el más afectado, con el 74,93 %, seguido de Juquila (70,20 %), Huatulco (65,65 %), San Pedro Mixtepec (60,54 %) y Santa María Colotepec (50,12 %).
En relación con la población económicamente activa, datos del INEGI (2021a) arrojan que Oaxaca de Juárez fue el municipio mejor posicionado en este aspecto de 2005 a 2019 (Figura 8), con un promedio de más de 100.000 personas ocupadas, con un ligero decrecimiento de 2012 a 2015 y un repunte desde 2016 hasta 2019. En el caso de Huatulco y Puerto Escondido, ambos registraron datos similares, pues tuvieron un crecimiento constante del 4,6 % y del 3,9 %, respectivamente, durante todo el periodo. En cuanto a Juquila y Santa María Colotepec, fueron los municipios que registraron menos de 11.000 personas ocupadas en ese tiempo. Resulta asimismo importante señalar que, en comparación con el año 2019, en 2020 todos los municipios objeto de estudio registraron tasas de crecimiento en este aspecto: Juquila (8,26 %), Santa María Colotepec (5,32 %), Huatulco (4,50 %), San Pedro Mixtepec (4,49 %) y Oaxaca de Juárez (3,1 %).
En lo que atañe al índice de rezago social, resultados del CONEVAL (2021) identifican a Juquila con un grado de rezago social alto, que lo posicionó en el lugar 370 de 2.469 municipios de México en el año 2005; en 2010 ocupó la posición 459, en 2015 se ubicó en el puesto 548 y en 2020 llegó al lugar 490 (Figura 9). Enseguida se encuentra Santa María Colotepec, que registró un grado de rezago social medio en 2005, bajo en 2010, de nueva cuenta medio durante el año 2015 y bajo en 2020. En cuanto a San Pedro Mixtepec y Huatulco, ambos municipios registraron un grado bajo en el periodo de estudio. Respecto a Oaxaca de Juárez, presentó un grado muy bajo de rezago social en todos los años de estudio, razón por la cual se ubicó a nivel nacional entre los 400 municipios con un índice de rezago social muy bajo. Sin embargo, en el año 2020, y en comparación con 2015, se registró un aumento en el rezago social principalmente en Puerto Escondido, con una tasa de crecimiento del 22,19 %, seguido de Santa María Colotepec (21,18 %), Huatulco (8,54 %), Juquila (2,28 %) y Oaxaca de Juárez (2,07 %), así que sus posiciones bajaron a la 291, 197, 116, 58 y 41, respectivamente.
En conjunto, y por todo lo expresado en los párrafos anteriores, se puede afirmar que la pandemia del COVID-19 tuvo un fuerte efecto en el decrecimiento de la actividad turística y en el mantenimiento relativo del rezago social en los municipios de estudio durante el año 2020. La pandemia afectó de forma negativa la llegada de turistas, la ocupación hotelera, la derrama económica, a los que se suma el nulo combate contra el rezago social. Pero también influyó de manera positiva en el aumento de personas económicamente activas ocupadas en todos los municipios de estudio, y de manera heterogénea en (i) el promedio de estadía, pues, a excepción de Oaxaca de Juárez, el resto de los municipios registraron un crecimiento en este aspecto; y (ii) el gasto promedio, aspecto en el que Juquila y Santa María Colotepec registraron tasas de crecimiento, en contraste con las tasas de decrecimiento presentes en el resto de los municipios objeto de estudio.
En tal sentido, en la Figura 8 se puede visualizar la relación existente entre el índice de actividad turística (IAT) y el índice de rezago social (IRS) en los municipios de Oaxaca. Se observa que, en cuanto a Oaxaca de Juárez y Huatulco, y en términos de valor absoluto, sus IAT e IRS se encuentran por arriba de un valor de 0,500, de modo que es un indicador de resultados medios. En el caso de San Pedro Mixtepec, cuenta con un IAT apenas por arriba de 0,500 y un IRS por debajo de este, lo que resulta negativo si se considera que, cuanto más cercano se encuentre a cero, mayor rezago social hay. Un caso aún más complicado lo presentan Juquila y Santa María Colotepec, esto tomando en cuenta que ambos índices oscilan entre 0,250 y 0,400, es decir, están cercanos a cero, lo que indica que los resultados son apenas aceptables.
Es importante destacar que, al estudiar la relación de las variables con un análisis correlacional, Oaxaca de Juárez registra un IAT por debajo del IRS, lo que significa que es el único municipio donde la actividad turística ha tenido efectos favorables y significativos en el rezago social. Por su parte, Huatulco registra el IAT más alto de todos los municipios de estudio; sin embargo, su relación con el IRS, según el coeficiente de Pearson, se ubica por debajo de 0,650, lo que indica que, comparado con Oaxaca de Juárez, se puede argumentar que, en este caso, el efecto de la actividad turística en el rezago social es bajo. En una situación similar están San Pedro Mixtepec, Juquila y Santa María Colotepec, municipios en donde también se puede visualizar que el efecto de la actividad turística en el rezago social es débil. No obstante, se puede argumentar la existencia de una relación alta entre ambos índices, aunque esta sea mayor o menor según el municipio.
Por otra parte, en la Figura 11 se observa el comportamiento general del índice de actividad turística (IAT) y el índice de rezago social (IRS). La evaluación estadística entre el IAT y el IRS se puede observar en la Tabla 3. El coeficiente de correlación de Pearson de esta interacción tiene un valor de -0,468, con una significancia de 0,034, inferior a α = 0,05, lo que estadísticamente indica que existe una asociación entre el índice de turismo y el rezago social. Esto quiere decir que, en los municipios analizados, el turismo, cuando mejora, sí tiene un efecto estadísticamente significativo en la reducción del rezago social, en este caso, que ha contribuido a su mitigación en una proporción del 22 %, que puede considerarse baja según la R2 del modelo estadístico y los parámetros de la Tabla 2.
En este contexto, de acuerdo con datos del CONEVAL (2021), Oaxaca de Juárez registró un aumento en su nivel de rezago social en todo el periodo analizado: de 2005 a 2010, del 0,48 %; de 2011 a 2015, del 1,1 %; y de 2016 a 2020, del 2,1 %. En Santa María Huatulco, de 2005 a 2010 su rezago social disminuyó en un 7,88 %, de 2010 a 2015 aumentó un 0,6 % y de 2015 a 2020 también incrementó en un 8,5 %. En cuanto a San Pedro Mixtepec, de 2005 a 2010 su rezago social disminuyó un 5,2 %, de 2010 a 2015 volvió a bajar en un 1,6 %, pero de 2015 a 2020 aumentó un 8,5 %. En Santa Catarina Juquila, de 2005 a 2010 su rezago social disminuyó en un 3,72 %, de 2010 a 2015 se redujo un 6,3 %, pero de 2015 a 2020 aumentó en un 2,3 %. Finalmente, en Santa María Colotepec, de 2005 a 2010 se registró una reducción del 168 %, de 2010 a 2015 presentó una reducción de más del 33,5 % y de 2015 a 2020 tuvo un aumento del 21,2 %. En todos los municipios es claro que durante el año del COVID-19 (2020) se presentó un incremento del nivel de rezago social.
5. Discusión y conclusión
La hipótesis del presente artículo, según la cual la actividad turística tuvo un alto impacto positivo y significativo en la reducción del rezago social en los municipios objeto de estudio durante el periodo 2005-2020, se acepta, pero parcialmente, dado que su efecto favorable no fue alto, sino bajo, del 22 % según el análisis estadístico realizado.
Cuando el turismo decae, se espera un efecto negativo en el rezago social. Tal es el caso del confinamiento sanitario que durante el año 2020 afectó al mundo y que devastó todos los sectores económicos, entre los cuales uno de los más afectados fue el turístico, que prácticamente colapsó por la pandemia de COVID-19. De acuerdo con Mooney y Zegarra (2020), las consecuencias serían sin precedentes para los países que tienen una economía que depende en gran medida del turismo, incluyendo los costos sociales y laborales derivados de la pérdida de vidas y de productividad. Las consecuencias son evidentes, más si se toma en cuenta que, de acuerdo con el INEGI (2019), en México, durante el año 2019, los ingresos de la actividad turística representaron el 8,7 % del PIB nacional, de manera que este sector se convirtió en un catalizador para el crecimiento de la economía mexicana y de la creación de empleos. De igual manera pasó con el estado de Oaxaca, dado que su actividad económica depende de la dinámica turística.
El análisis precedente permite determinar cuál fue el efecto de la pandemia en los municipios de estudio durante el año 2020, así como confirmar que la pandemia de COVID-19 tuvo un fuerte efecto en el aletargamiento de la actividad turística, aunque de forma heterogénea, puesto que hubo indicadores que se vieron afectados, principalmente en la disminución de la llegada turistas y la derrama económica, pero de manera paradójica se evidenció un aumento del número personas económicamente activas ocupadas en los destinos de playa, como Huatulco, San Pedro Mixtepec y Santa María Colotepec, esto último como resultado de las diversas ofertas de paquetes turísticos que ofrecieron las agencias de viaje y que fueron aprovechadas a pesar del riesgo que esto suponía. Lo contrario ocurrió en Oaxaca de Juárez y Juquila, destinos turísticos que no pudieron ofrecer una adecuada bioseguridad tanto a los turistas como a la población local.
El caso que llama la atención en el análisis realizado es el de Huatulco, pues a pesar de contar con una actividad turística al alza presentó rezago social de grado medio, lo que quiere decir que no existe una adecuada proporción entre los ingresos económicos provenientes del turismo y la disminución del rezago social. En el caso de Juquila, San Pedro Mixtepec y Santa María Colotepec, la relación que muestran los índices indica que, a medida que aumenta la actividad turística, el rezago social tiende a disminuir. En esta línea, Nahón (2017) sostiene que Oaxaca es uno de los estados con más contrastes en México debido a su prominente entorno natural, gastronómico y cultural, que converge con una sociedad caracterizada por el rezago social.
Por tal motivo, es necesario que estos municipios implementen un modelo de competitividad que les permita aprovechar de manera más eficiente sus potencialidades turísticas, diversificando la oferta turística para aumentar la dinámica de su actividad y, en consecuencia, disminuir su rezago social. Pero además hay que crear conciencia social de la distribución de los beneficios del turismo; es decir, la riqueza que este sector genera se concentra en unos cuantos actores tanto nacionales como de cadenas internacionales, lo cual le impide a la mayoría de la población mejorar su calidad de vida.
En este escenario, el turismo representa un sector productivo estratégico, estatal y de importancia para el ingreso y el desarrollo de la población, por lo tanto, son necesarias dos líneas de acción. Por un lado, se requiere que las autoridades correspondientes elaboren estrategias para la promoción tanto de sus principales atractivos turísticos como de las zonas donde el turismo se presenta en menor grado, pero que cuentan con el potencial de crecer en el mediano y largo plazo. Por otro lado, hay que diseñar políticas públicas con las cuales se asegure que el beneficio de la derrama económica derivada de la actividad turística sea justo, en función de la productividad, para todos los actores que participen en ella. Finalmente, y considerando que el sector turístico es muy sensible y en poco tiempo puede tener oscilaciones importantes, es urgente que se elaboren protocolos de prevención, contención y adaptación para afrontar condiciones adversas como la vivida con la crisis sanitaria.
En el caso de los municipios objeto de estudio, y habiendo hecho el análisis de correlación que demuestra que la actividad turística en estos municipios contribuye a reducir el rezago social, estos deberían de contar con una planificación a mediano y largo plazo, para así aumentar su efectividad como polos de desarrollo. No obstante, se sugiere implementar acciones para la población que se ve afectada por el rezago social y que habita en la periferia de las zonas turísticas, acciones principalmente relacionadas con la calidad de la vivienda, el nivel educativo y la inclusión de la población originaria. Además, se requiere impulsar un mayor acceso a los beneficios de la cadena de valor del turismo por medio de programas de empleo, capacitación y la creación de empresas personales o colectivas que les permitan mejorar su ingreso (Moreno et al., 2020).
Por tal razón, su infraestructura turística debe considerar un ordenamiento territorial adecuado para el desarrollo del turismo, puesto que para poder dar certidumbre a la inversión turística se requiere la tenencia de la tierra. Es necesario también implementar proyectos con efectos estratégicos y sustentables para mejorar la competitividad turística por medio de la certificación de habilidades y una bolsa de trabajo que sea coordinada con las instituciones turísticas correspondientes.
Se tiene que mejorar la conectividad por medio del mantenimiento y la construcción de nuevas carreteras, pero también hay que garantizar en todo momento la seguridad pública al utilizarlas. Es preciso que el beneficio de los ingresos económicos derivados de la actividad turística en estos municipios no quede en un número reducido de personas, sino que, teniendo la productividad como referente, se debe distribuir justamente con todos los que participan en el círculo económico de este sector. Se propone, además de una mejora salarial, que se respete la reforma aprobada en México en abril de 2021, la cual regula la figura del outsourcing o subcontratación, práctica que daña los derechos laborales de los trabajadores, que avala la evasión de impuestos y la defraudación, y que de alguna manera incide en que el rezago social no logre eliminarse en los municipios donde se presenta.
Al finalizar la pandemia, se debió considerar que el COVID-19 no ha sido el único factor que explica el rezago social, ni la actividad turística ha sido la única variable para frenarlo. Por ello, se debieron tomar en cuenta otros aspectos para generar estrategias que lograsen una recuperación económica en el menor tiempo posible. Como ejemplos están el cambio de dirección hacia una inclusión planificada en materia de salud en la actividad turística y las tendencias en el tema de sostenibilidad, que tendrán efectos de gran alcance para la configuración del turismo internacional hacia el año 2030. Igualmente, para el futuro es necesaria la inclusión de la tecnología, como la realidad virtual, para ofrecer alternativas al turista que se encuentra distanciado de su territorio durante el viaje y durante los confinamientos; esa misma tecnología podría ser utilizada para la recopilación de datos que direccionen de mejor manera la planificación en tiempos de contingencia y que a la vez permitan la toma de decisiones adecuadas con relación a las actividades que se realizan en el lugar de origen.
En conclusión, el análisis realizado muestra que la actividad turística tiene un efecto positivo significativo en la reducción del rezago social en los municipios donde existe. Lamentablemente, a pesar de su resiliencia, sus repercusiones favorables se vieron menguadas por los eventos derivados de la pandemia del COVID-19, por eso su mejoramiento debe planificarse, para prevenir las crisis desde el aspecto sanitario y hacer más efectivos sus beneficios en el futuro.
Notas
1 En el estado de Oaxaca, las principales lenguas originarias son zapoteco (33,6 %), mixteco (22,1 %), mazateco (14,9 %), mixe (9,5 %), chinanteco (8,9 %), chatino (4,2 %), triqui (1,5 %), huave (1,4 %), náhuatl (1,1 %) y cuicateco (0,9 %) (Dirección General de Población de Oaxaca [DIGEPO], 2018).
2 Para más información, se recomienda consultar Oaxaca Travel: http://www.oaxaca.travel/index.php/es/
3 Durante el año 2006, en Oaxaca se desarrolló un conflicto social que surgió como un movimiento magisterial y desencadenó una serie de eventos que paralizaron la economía estatal, incluido el sector turístico.
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